Camino de San Benedetto, un encuentro con la belleza del paisaje y la espiritualidad

La primavera es, desde antaño, el tiempo más propicio para peregrinar, ya lo decía Chaucer en uno de sus cuentos de Canterbury, ciudad donde, por cierto, comienza la Vía Francígena. Pero hoy no vamos a hablar de la Francígena, el gran itinerario de peregrinación a Roma que recorre la mitad norte de Italia, sino de otra ruta, también transalpina y de peregrinos, que avanza por las regiones centrales de Umbria y Lazio: el Camino de San Benedetto.

mapa-benedetto.jpg

Mapa del Camino de San Benedetto.
Mapa del Camino de San Benedetto.

Hace unos días hemos regresado de recorrer esta vía completa, entre Norcia y Montecassino, y nuestra impresión ha sido de matrícula de honor, no exageramos nada. Adelantamos, antes de elaborar en detalle la guía para Gronze, que este itinerario aúna varios elementos que lo hacen especialmente atractivo, en particular para aquellos peregrinos, un tanto bregados, que busquen la tranquilidad, la belleza del paisaje y de los pueblos, la seguridad de que no se van a perder y, como categoría a tener muy en cuenta, la existencia de un estilo de acogida muy cálido, y a un precio más que razonable.

La puesta en marcha de esta ruta de peregrinación es relativamente reciente, pues comienza en 2009; tres años después se publicó la primera guía. En aquel entonces Simone Frignani, alma mater del proyecto, y además con las ideas muy claras al respecto de lo que debe de ser hoy en día un camino concebido para los peregrinos, fue desarrollando un plan conforme a las premisas ya conocidas de otras propuestas similares, siempre con los caminos de Santiago en el retrovisor. Pronto fue encontrando la colaboración de personas del territorio atravesado, en particular de algunos hospedadores, que entendieron perfectamente la dimensión de la ruta proyectada como un privilegiado agente para el desarrollo personal, social y económico (al respecto hemos de tener en cuenta que muchos de los pueblos de estas montañas están envejecidos y despoblados, pues sus habitantes se han trasladado a trabajar fuera). Dichos colaboradores son los amigos del Camino que inspeccionan cada año la traza, reponen la señalización y velan en todos los sentidos por nosotros, los peregrinos.

Obviamente, el argumento principal de la ruta es la vida y obra de San Benedetto, nuestro San Benito, fundador de una de las órdenes monásticas más importantes de la Iglesia Católica y además, por decisión en 1964 de Pablo VI, declarado patrón de Europa. En aquel mismo año fue reinaugurada, y bendecida por dicho pontífice, la nueva iglesia de Montecassino, monasterio en el cual el santo redactó su célebre regla monástica y que, lamentablemente, había sido devastado durante la II Guerra Mundial.

A San Benito siempre lo acompaña, en vida, milagros y devoción, su hermana melliza Santa Escolástica, que con él participó en la fundación de cenobios y también reposa y es venerada en Montecassino.

norcia.jpg

Norcia, partida de la ruta ante la basílica de San Benedetto.
Norcia, partida de la ruta ante la basílica de San Benedetto.

Pues bien, tenemos entonces un panteón, con las tumbas de San Benito y Santa Escolástica, en Montecassino, y esto implica la fijación de una meta, ello a pesar de que la ruta pueda ser realizada en ambas direcciones. Faltaba, por lo tanto, un lugar de partida lógico, y este no podía ser otro que Norcia, la localidad donde nacieron los dos hermanos santos a finales del siglo V (hacia 480).

Castigada por diversos terremotos, el último padecido en octubre de 2016 y del que aún son patentes los efectos, la población umbra de Norcia posee una basílica, dedicada a San Benedetto y actualmente en reconstrucción, que se convierte en inicio del camino. Como decía el impenitente peregrino boloñés Doménico Laffi, al respecto de su trayecto tras los pasos de San Antonio, haremos un viaje “de la cuna a la tumba”.

¿Y pasando por dónde? Pues aquí está la grandeza de la ruta, ya que, queridos amigos que ya estáis pensando en recorrerla, el Camino de San Benedetto sigue un trazado que prácticamente no se aparta de ese gran eje definido por la cordillera de los Apeninos. Una sucesión de cadenas montañosas, bastante más naturales y salvajes que Alpes o Pirineos, que se extienden de norte a sur por la península itálica. ¿Y esto qué implica? Pues en primer lugar que nos vamos a topar con perfiles de montaña, por momentos exigentes aunque sin superar alturas excesivas (el punto más alto de la ruta roza los 1.500 m, como en el Camino Francés), abundancia de bosques autóctonos caducifolios, numerosos burgos medievales encaramados en la falda de las montañas o coronando colinas, valles intercalados más humanizados y, en general, el dominio de los caminos con firme de tierra, incluyendo muchos tramos de sendas, y una escasa presencia de ciudades (en realidad, la única de cierto porte es Rieti).

Casi a mitad de camino, en el valle del Aniene, se encuentra el tercer pilar de esta vía de peregrinación: Subiaco. En los alrededores de esta localidad del Lazio, Benito vivió como ermitaño, y a lo largo de tres décadas llegó a fundar en sus alrededores trece pequeños monasterios, fruto de la agregación comunitaria de los eremitas que moraban en cuevas. En dicho lugar se libró, prodigiosamente, de dos intentos de envenenamiento practicando, el mismo, otros muchos milagros que le granjearon, a los ojos de los monjes y el pueblo, la aureola de la santidad.

En términos prácticos, y teniendo en cuenta que la ruta suma 300 km, en el planteamiento de los organizadores se proponen 16 etapas, aunque los peregrinos bregados podrán reducir el tiempo a unas dos semanas, e incluso a algo menos si uno no se para demasiado. Como se puede comprobar la distancia es similar a la del Camino Francés desde León, a la del Camino Norte desde Avilés o, mucho más parecido por los perfiles montañosos, a la que separa Oviedo de Compostela en el Camino Primitivo. Reiteramos, sin embargo, que el trazado del Camino de San Benedetto es bastante más exigente que cualquiera de los anteriores, incluso que el Primitivo o el Camino de Invierno.

cascada-trevi.jpg

Una cascada, a pie de vía, en Trevi nel Lazio.
Una cascada, a pie de vía, en Trevi nel Lazio.

Llegar a Norcia no resulta complicado, se puede hacer desde Perugia utilizando líneas regionales de autobús o, más fácil, desde Roma tomando un tren hasta Spoleto, y luego un autobús a Norcia. Y la primera sorpresa surge al completar la primera etapa, casi forzada, hasta Cascia. Aquí encontramos otro gran centro de peregrinación, que se suma a la temática benedictina, en el santuario de Santa Rita, una mujer que cuenta con numerosos devotos en Italia y otros países católicos, incluyendo la del actual pontífice, León XIV. Rita no será el último santo con presencia en la ruta, habrá otros varios menos conocidos con sus vidas ejemplares, sepulcros y templos.

En cuanto al regreso, resultará más fácil todavía desde la ciudad de Cassino, emplazada a los pies de la abadía de Montecassino, que constituye una encrucijada viaria y ferroviaria con buses y trenes continuos a Roma o, en sentido sur, hacia Caserta o Napoli.

Una de las cosas que nos han sorprendido, muy gratamente, en este itinerario, es la completísima señalización de la que dispone: postes de dirección, a veces también de distancia, en la mayoría de las bifurcaciones y encrucijadas; carteles también específicos, de fondo marrón, en las poblaciones; la señal con el logo propio, una cruz con la B de Benito, pintada en cruces o confirmando la correcta marcha (en amarillo o rojo); marcas de senderismo de largo recorrido, a veces provistas de las iniciales SB de San Benedetto; flechas amarillas, ¡tal cual, como en el Camino de Santiago!; y, a mayores, diversos modelos añadidos por amigos de la ruta o ayuntamientos en formatos variados. Podríamos indicar que, de los caminos que hemos hecho en Italia, con diferencia es el mejor balizado, y por lo tanto en nada desmerece de lo que conocemos en los caminos de Santiago.

castel-di-tora.jpg

Señales del Camino en Castel di Tora.
Señales del Camino en Castel di Tora.

No podemos olvidar, además, otro hecho diferencial a constatar que ya hemos mencionado: la acogida. Los organizadores de la ruta han deseado que se convierta, ante todo, en una vía de peregrinos, y para ello han articulado una completa red asistencial, cierto que sometida a variaciones constantes, en la que existe un poco de todo. En primer lugar, es necesario hacer mención a la presencia de un buen número de albergues de donativo, sobre todo a partir del Lazio y gestionados por particulares, aunque también a cargo de alguna comunidad religiosa; van subsistiendo en esta fase aún, denominémosla así, inicial, aunque en algún caso han comenzado a cobrar cantidades fijas por la poca responsabilidad de algunos de los acogidos. Además, como también constatamos en el Camino de San Francesco, con el que comparte muchas similitudes, existen B&B, Affitacamere, hoteles y hospederías de conventos y monasterios que ofrecen un precio especial a los peregrinos acreditados (credencial debidamente sellada); estos precios suelen equivaler a un 50% de los habituales, y en los conventos, sobre todo femeninos, se suele proporcionar la media pensión por unos 35-40 €.

En razón de todo lo expresado, tan solo un adelanto a lo que vendrá, os invitamos a todos a descubrir esta ruta en Italia. Si bien en intensidad y nivel artístico no llega a competir con la Vía Francígena, el Camino de San Jacopo in Toscana o el Camino de San Francesco, de los cuales ya tenemos las guías completas en Gronze, sí vence a todos en la calidad del paisaje natural y rural, ciertamente espectacular, sin que estén ausentes la historia y el arte a través de numerosos elementos viarios y enclaves, ya que todos los fines de etapa resultan espectaculares: ahí están Norcia, Cascia, Monteleone, Leonessa, Poggio Bustone y Rieti, en esta etapa coincidiendo con la ruta franciscana, Rocca Sinibalda, Castel di Tora, Orvinio, Mandela, Subiaco, Trevi nel Lazio, Collepardo, Casamari, Arpino, Roccasecca y, por supuesto, la abadía de Montecassino.

En el itinerario benedictino viviremos una experiencia, además, muy distante de la masificación, pues si bien la concurrencia alcanza un nivel medio en ciertas épocas del año, sobre todo durante los fines de semana por la presencia momentánea de quienes realizan tramos cortos, nada tiene que ver con los abarrotes a los que estamos habituados en los caminos de Santiago más populares.

Por lo tanto, ya que pronto tendremos la guía completa y actualizada en Gronze, mucho ánimo, y ningún miedo (Italia es en todos los aspectos muy parecida a España o Portugal), para conocer una de las rutas de peregrinación más hermosas, evocadoras y sugerentes que se puedan hacer hoy en día en Europa. San Benito y Santa Escolástica se lo merecen, y vosotros también.

abadia-montecassino.jpg

La abadía de Montecassino, final del itinerario.
La abadía de Montecassino, final del itinerario.

Periodista especializado en el Camino de Santiago e historiador