Nueva guía Gronze del Camino Vasco del Interior

Nos complace anunciar que, tras casi un año de elaboración, podéis ya consultar la guía-web, completamente renovada, del Camino Vasco del Interior, en nuestra opinión una de las rutas jacobeas más atractivas de la península, que hemos distribuido en 9 o 12 etapas, según la variante escogida. A pesar de su importancia histórica y cultural (no en vano fue uno de los recorridos más utilizados por los peregrinos durante la Edad Media), la buena señalización y de disponer de una red suficiente de albergues y alojamientos, hoy por hoy podemos considerarlo un camino minoritario, relativamente poco conocido, idóneo para los que huyen de la masificación.

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Calzada medieval a través del hayedo, durante la etapa reina del Camino Vasco.
Calzada medieval a través del hayedo, durante la etapa reina del Camino Vasco.

También conocido como Camino del túnel de San Adrián o simplemente Camino Vasco, es un camino de Santiago que arranca en Irún, villa fronteriza en la desembocadura del río Bidasoa; la ruta atraviesa Guipúzcoa y Álava y enlaza con el Camino Francés ya sea en Santo Domingo de la Calzada (si utilizamos el ramal riojano, que pasa por Haro) o en Burgos (en caso de escoger el ramal burgalés o Vía de Bayona, que discurre por Miranda de Ebro, Pancorbo y Briviesca). Estamos ante un itinerario antiquísimo que destaca por su variedad de paisajes, que hará las delicias de peregrinos y senderistas, así como de los amantes de la cultura y la gastronomía.

La mayor dificultad —y también el mayor atractivo— de este camino es el ascenso de la sierra de Aizkorri, el macizo más elevado del País Vasco, una pared gigantesca que se interpone en nuestro recorrido y que marca la frontera entre Guipúzcoa y Álava: para superarla aprovecharemos el túnel de San Adrián, un pasadizo natural horadado en la roca caliza a más de 1000 metros de altitud que nos permitirá atravesar de forma mágica la montaña, de la misma manera que han venido haciendo los pastores con sus rebaños desde tiempo inmemorial y que hicieron también los ejércitos romanos hace dos mil años. Tanto el paso del túnel como el tramo siguiente, por una calzada medieval a la sombra de un hayedo fantástico, quedarán grabados para siempre en nuestra memoria.

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Grupo de senderistas atravesando el túnel de San Adrián.
Grupo de senderistas atravesando el túnel de San Adrián.

Un recorrido bimilenario

El origen de esta ruta se remonta al siglo I de nuestra era, durante la dominación romana de la península, cuando los ingenieros del Imperio construyeron el iter XXXIV ab Asturica Burdigalam, una calzada de carácter permanente que unía Burdeos con Astorga de la que aún hoy quedan vestigios. Esta infraestructura, nacida inicialmente para facilitar el desplazamiento de tropas y el transporte de minerales, acabó convirtiéndose en la principal vía de comunicación entre Europa y el oeste de la península; es por ello que siglos más tarde, bien entrada la Edad Media, los peregrinos procedentes de Aquitania y de otras regiones de Francia aprovecharon dicha antigua calzada —así como sus puentes— en su camino hacia la tumba del Apóstol, como demuestran las numerosas referencias jacobeas, restos de hospitales de peregrinos y templos con advocación a Santiago —y también a San Martín de Tours, el santo medieval por antonomasia— que encontraremos a lo largo del recorrido.

El apogeo del Camino Vasco se prolongó durante varios siglos: los historiadores consideran que esta vía debió ser la ruta terrestre más utilizada por los peregrinos entre los siglos IX al XII, en especial su tramo por la Llanada Alavesa (paso obligado hacia la meseta desde los valles del Oria y del Urola, pero también desde las tierras de Pamplona, al pie del Pirineo, donde convergían los trazados provenientes de los puertos de Somport, Siresa, Belagua, Roncesvalles y Otsondo); dicho eje jacobeo primigenio perduró hasta que el recorrido fue desviado —por determinados intereses políticos y económicos— hacia lo que hoy conocemos como Camino Francés, que discurre más al sur (por Estella, Logroño, Nájera y Santo Domingo de la Calzada).

El trazado del actual Camino Vasco recupera también otras rutas históricas, especialmente el Camino Real, fundado en el siglo XIII para trasladar la lana producida en el interior de Castilla hasta los puertos del Cantábrico (donde era embarcada hacia Flandes, lugar donde se manufacturaban los tejidos); esta autovía medieval atravesaba entre otras las villas fortificadas de Tolosa, Ordizia, Segura y Salvatierra, las cuales obtuvieron en el año 1256, bajo el reinado de Alfonso X el Sabio, grandes privilegios fiscales y comerciales, en especial el de celebrar mercados semanales.

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El río Oria a su paso por la villa de Tolosa.
El río Oria a su paso por la villa de Tolosa.

A partir de 2005, después de una enérgica campaña de promoción por parte de diferentes administraciones, el Camino Vasco del Interior renació como camino de peregrinación y, a la par, como ruta de senderismo que permitiría difundir los paisajes, la cultura y la gastronomía local. Ello no habría sido posible sin el magnífico trabajo realizado por las asociaciones jacobeas de las localidades o provincias por las que discurre (Guipúzcoa, Álava, La Rioja y Burgos), a las cuales hay que agradecer la señalización del recorrido y la apertura de varios albergues específicos para peregrinos.

Lo que no nos podemos perder

Las vistas de la bahía de San Sebastián desde la solitaria ermita de Santiagomendi, en mitad del monte y a apenas 200 metros del camino; las puestas de sol desde allí son maravillosas.

Las villas medievales de Tolosa, Ordizia, Segura y Salvatierra-Agurain; todas ellas fueron fundadas en el siglo XIII por Alfonso X el Sabio, rey de Castilla, al objeto de proteger la ruta comercial para el transporte de lana y cuero entre la meseta y los puertos del Cantábrico. 

El conjunto monumental de Igartza, a la salida de Beasain, que se mantiene tal cual era hace 500 años, con un puente y una presa sobre el río Oria, una gran casa-palacio, una ferrería y varios molinos de harina, movidos todos ellos gracias a la fuerza del agua.

Los quesos de oveja de la denominación de origen Idiazábal, sencillamente deliciosos.

Los bellísimos paisajes de la etapa reina que arranca en Zegama, con el paso del túnel de San Adrián en plena sierra de Aizkorri y el tramo inolvidable por una calzada medieval a través del hayedo; esta nos conducirá al punto más elevado del Camino Vasco, un collado en mitad del bosque a 1.143 metros de altitud. 

Las numerosas ermitas e iglesias medievales que jalonan la ruta, tanto en la Llanada Alavesa como en territorio burgalés, entre las que destacaremos la iglesia de San Martín de Tours en Gazeo, con sus pinturas murales, la basílica de San Prudencio en Armentia, y la iglesia de la Asunción en La Puebla de Arganzón.

El casco histórico de la ciudad de Vitoria y en especial la catedral de Santa María, joya de la arquitectura gótica que inspiró al escritor galés Ken Follet en una de sus novelas; a pocos metros tenemos el Museo Arqueológico de Álava, así como un fantástico Museo de Naipes dentro del mismo edificio, que no podemos dejar de visitar (ambos son gratuitos).

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Senda fluvial junto al río Ebro, a la salida de Briñas (La Rioja).
Senda fluvial junto al río Ebro, a la salida de Briñas (La Rioja).

En el ramal riojano, el pueblo amurallado de Salinillas de Buradón, la villa de Haro con sus bodegas de vinos de Rioja y, por supuesto, Santo Domingo de la Calzada y su catedral del Salvador, donde una jaula con un gallo y una gallina mantienen vivo el recuerdo —o la leyenda— del famoso milagro.

En el ramal burgalés o Vía de Bayona, el desfiladero de Pancorbo y las vistas del pueblo desde el castillo de Santa Marta (no en vano este lugar es conocido como el Machu Picchu de Burgos); en Briviesca, la iglesia del convento de Santa Clara y su retablo monumental; la hermosa ermita románica de Nuestra Señora del Valle, cerca del pueblo de Monasterio de Rodilla; y por supuesto la ciudad de Burgos, con su catedral y su casco antiguo, a cuya entrada confluye el Camino Vasco - Vía de Bayona con el Camino Francés.

Deseamos que la nueva guía os sea útil y que disfrutéis del recorrido en cualquiera de sus dos variantes, que por supuesto encontraréis también en nuestra app Gronze Maps.

Arquitecto, fotógrafo y redactor de guías