Puente Villarente: Una oportunidad perdida

Parece que últimamente todos los males que afectan al Camino se concentran en León, ¿será acaso una maldición? La nueva entrega nos lleva hoy hasta Puente Villarente, con la obra del paso sobre el río Porma. El actor es aquí el Ministerio de Fomento, pero los permisos los tiene que conceder quien delimita y protege el BIC, o sea, la Junta de Castilla y León, que como ya hemos visto anteriormente –casos de Santa Marta de Tera, Foncebadón y Rabanal del Camino–, ha actuado con manifiesta desidia, cuando no auténtico desprecio, a la hora de proteger el patrimonio histórico y viario del Camino de Santiago.

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Obras en Puente Villarente
Obras en Puente Villarente

Sabemos que en el ministerio no se andan con chiquitas, y que sus ingenieros, máxime cuando les colocan el adjetivo “urgente” en un pliego, no son muy dados a florituras pro-Camino, ya que las mismas soluciones valen en León que en Melilla (hemos escrito Melilla, si, no Mansilla; mulas aparte).

Pues bien, en Puente Villarente han desaprovechado una gran oportunidad para rehabilitar la fábrica histórica, y han preferido aplicar y consagrar aquella solución antigua, de los años 60-70 de la pasada centuria, que recurre a los voladizos de hormigón para ensanchar las plataformas. Se hace así, según el informe técnico, para facilitar la fluidez del tráfico, ya que la anchura del puente no permitía el paso de dos vehículos al mismo tiempo. Tal perogrullada no es preciso que se reitere, pues de todos es sabido que los puentes históricos no fueron concebidos para el paso de camiones y tráilers.

Hace unos años, para mayor seguridad de los peregrinos y ante las quejas de las asociaciones del Camino, se construyó a la izquierda de la carretera una pasarela peatonal que, si bien obvia el paso tradicional, al menos solventa temporalmente la imposible convivencia de vehículos y peatones, deparándonos vistas inéditas sobre el puente. Esta actuación, sin embargo, no implicó que el puente histórico no debiera ser recuperado algún día también para el paso de peatones, algo que parecía próximo con la conclusión de la autovía.

Sin embargo no deja de resultar curioso que, tras años de atascos, la obra en este puente de la N-601 se haya realizado justo ahora, cuando la A-60 (León-Valladolid) ya ha sido concluida en este tramo, lo que relega a la nacional para los desplazamientos de proximidad. Al parecer la presión de los vecinos, cansados de esperar su turno de paso en el semáforo (el puente estaba regulado con circulación alterna, y en los pueblos no gustan de los semáforos), fue decisiva, y también la recurrencia de los accidentes, el último protagonizado por un camión que se llevó por delante la endeble baranda metálica.

Sobre el Porma hubo un paso romano (de Legio VII Gemina a Lancia), del que parecen restar algunos vestigios, aunque la fábrica actual se edificó en el Medievo, siendo además citada por el Códice Calixtino, llegando Aymeric Picaud a contar 20 arcos. Dados los daños causados por las frecuentes riadas, hubo de ser reparado, como la mayoría de los puentes antiguos, en muchas ocasiones a lo largo de la Edad Moderna, entre ellas para servir al paso del rey Felipe III con su corte, que lo cruzó en 1602 camino de León. En el siglo XIX se hizo una obra más sólida en 1816, y se le añadieron dos arcos en 1883, por lo que se puede decir que el puente que hoy conocemos, con 17 arcos y una longitud de 200 m a través de un trazado zigzagueante, acumula fragmentos desde la época romana hasta la contemporánea.

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Obras en Puente Villarente
Obras en Puente Villarente

La actual reparación de urgencia consiste en el reforzamiento de la plataforma y la colocación de unas barandas de seguridad en aluminio más propias de un viaducto de autopista, pero también se han hecho sondeos subacuáticos que reflejan el mal estado de la cimentación del puente y otras actuaciones de refuerzo de la estructura que inicialmente no estaban previstas, lo que ha encarecido el presupuesto inicial, que se ha elevado a 3,6 millones de euros. 

Visto lo anterior nos preguntamos si no hubiera sido entonces más oportuno haberse planteado la construcción de un puente nuevo a medio plazo, con variante que circunvale la localidad, y convertir al histórico puente en un paso monumental, reservado a peatones y ciclistas, como sucede en Hospital de Órbigo. Estas son las grandes obras públicas que merecería el Camino Francés de cara a celebrar el año santo, las que perduran, pero para magnas obras se necesitarían magnos gestores con visión de futuro, y de todos es sabido que en el panorama político, degradado día a día sin aparente remisión, estos ya son rara avis.

Sin un Don Suero que defienda el valor patrimonial del puente han triunfado, una vez más, los criterios puramente funcionales, ello pese a que el puente había sido catalogado como monumento, en sí mismo, además de pertenecer al ámbito BIC del Camino Francés de Santiago, como es sabido Patrimonio Mundial de la Unesco, algo que hay que repetir por si se ha olvidado.

Cualquier día también ensanchan Puente Fitero, regulado con otro semáforo, y otro tanto se pretendió hacer con el de Ponte Olveira (camino de Santiago a Fisterra), pero en este caso Patrimonio de la Xunta prohibió la obra por su grave impacto. Como se puede comprobar, no estamos ante un axioma universal, como muchas veces se pretende aducir bajo el peso de los irrefutables informes elaborados por técnicos competentes, ya que en otros lugares se han aplicado fórmulas diversas, más respetuosas con el patrimonio viario jacobeo. Acaso no nos hemos dado cuenta y resulta que León se ha convertido en algo así como Kansas city, aquella ciudad sin ley en la que todo valía.

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Obras en Puente Villarente
Obras en Puente Villarente

Periodista especializado en el Camino de Santiago e historiador