Certificados jacobeos: 21 diplomas que no te puedes perder y 2 imposibles de conseguir
Tanto en la formación académica como en la vida, los títulos y los diplomas no solo sirven para engrosar currículums, sino también para ordenar nuestra cronología particular. Es el caso de la Compostela, diploma por antonomasia que acredita haber cumplido la peregrinación a la tumba del Apóstol, pero también una manera de evocar y poner fechas en la nebulosa de recuerdos de cada uno de nuestros periplos. Inspirados en la Compostela, existen otros certificados jacobeos menos conocidos, algunos de ellos auténticas perlas raras, que sin duda harán las delicias de muchos Homo caminensis.
Los y las amantes de coleccionar caminos tienen aquí un buen pretexto para apuntarse a nuevas rutas, sin necesidad de colapsar una y otra vez los 100 últimos kilómetros de los trazados tradicionales. Para ello hemos elaborado un breve inventario de dichos certificados, ya sean de carácter religioso, laico o meramente turístico, incluyendo también aquellos que podrían calificarse como simples papelitos o souvenirs; estamos convencidos de que más de uno se nos quedará en el tintero, por lo cual esperamos vuestra colaboración a través del foro y de las redes sociales para completar la lista.
Un poco de historia: del salvoconducto al diploma
Durante la Edad Media, época en que se institucionalizó el culto a las reliquias de santos y mártires, se produjo un afán desmesurado por visitar los templos, a menudo remotos, donde éstas se custodiaban. Así, entre las diferentes rutas europeas de peregrinación, a partir de los siglos X-XI acabarían destacando las que conducían a Compostela, en los confines del mundo conocido. Muy pronto surgió la necesidad de disponer de salvoconductos a lo largo del recorrido que demostraran la condición de peregrino, al objeto de garantizar su protección y hospedaje: en un primer momento se utilizaron como elemento identificativo insignias como la venera, la concha de una vieira, pero pronto se demostró —por la facilidad de falsificarlas— que no era un método infalible; ello obligó a la Iglesia a sustituirlas por nuevas credenciales o documentos, en especial las llamadas Cartas Probatorias, utilizadas a partir del siglo XIII durante el camino de vuelta a los respectivos países de origen, de las cuales deriva la actual Compostela; estas cartas también servían como justificante en el caso de reos que peregrinaban como método de redimir condena.
Para el trayecto de ida lo habitual era disponer de un simple escrito de presentación de la parroquia o del obispado, por supuesto en latín, que incluía un certificado de confesión y comunión, complementado casi siempre con un juramento a viva voz, pues en aquellos tiempos eran pocos los que sabían leer. Otros elementos para distinguir los verdaderos peregrinos respecto de aprovechados y truhanes podían ser la Cruz de Santiago, símbolo de una orden militar y religiosa creada para defender a los caminantes, y las speculae, sellos de plomo similares a medallas en relieve, que los peregrinos recibían en algunos puntos de la ruta y que cosían en el envés de sus capas.
El formato y contenido de los documentos probatorios emitidos por el Cabildo compostelano apenas evolucionó entre los siglos XVI y XX, mientras la peregrinación pasaba a ser un fenómeno cada vez más residual. El punto de inflexión —más bien el milagro— llegó durante la década de 1980 con el renacimiento del Camino de Santiago: la fórmula credencial + sellos + Compostela, tal como hoy la conocemos, es un invento reciente, fruto del primer Congreso Internacional de Asociaciones Jacobeas presidido por don Elías Valiña en 1987. En el Año Santo de 1993 la Xunta de Galicia creó el Xacobeo, empresa pública bajo la tutela de la Agencia de Turismo de Galicia, cuya campaña «Todos al Camino» tuvo como resultado la fijación de una distancia mínima —asequible a todos los públicos— para obtener la Compostela. En 2014 se modificó el diseño del documento, abandonando su imagen tradicional para incluir unas miniaturas del Códice Calixtino y del Breviario de Miranda, y es así como se ha mantenido hasta el día de hoy; a las puertas del Año Santo 2021-2022, previendo la avalancha de solicitudes, se decidió incorporar un sistema de registro online, con citas previas y códigos QR, al objeto de reducir colas y agilizar la entrega del certificado.
Puesto que muy pocos realizan hoy el camino de vuelta a sus casas, la Compostela moderna ha perdido su función como salvoconducto, convirtiéndose más bien en un premio o diploma para quien cumple la peregrinación y como recuerdo de la misma. Pero, como os decíamos, no es éste el único papelito que podemos recoger al final —o durante— los diferentes Caminos de Santiago.
Certificados que se entregan en Compostela
Empezaremos por aquellos documentos que se pueden solicitar tras llegar a Santiago de Compostela, unos más conocidos que otros:
La Compostela: sin duda el diploma más popular, el que todos los peregrinos noveles desean, pero que muchos caminantes curtidos ni siquiera se molestan en ir a recoger (se calcula que entre un 25 y un 35% de cuantos finalizan su camino prescinden del mismo). Es un documento gratuito y escrito en latín, que emite el Cabildo de la Catedral y que se entrega en la Oficina del Peregrino (calle Carretas, 33, por debajo del Parador de los Reyes Católicos), siempre de forma presencial e individual. Para obtenerla se exige una distancia mínima, que demostraremos mediante los sellos estampados en nuestra credencial: hay que haber realizado como mínimo los últimos 100 kilómetros a pie, o bien los últimos 200 kilómetros en bicicleta, utilizando alguna de las rutas reconocidas oficialmente. Esta distancia —francamente exigua, especialmente si la comparamos con la longitud de los diferentes caminos jacobeos que cruzan la Península, o con los miles de kilómetros que recorren aquellos que parten caminando desde sus casas en Europa Central o del Este— ha dado lugar a polémicas, pues a nadie se le escapa que la corta distancia sólo favorece a los tramos finales, que discurren íntegramente en Galicia, fomentando la turistización y masificación de los mismos. Además de publicar a diario el número de Compostelas entregadas, los datos que suministramos al Cabildo (sexo, edad, nacionalidad, lugar de inicio, mes escogido, etc.) sirven para la elaboración de estadísticas que pueden consultarse, y que constituyen un reflejo bastante fiel de la evolución del fenómeno jacobeo.
Certificado de bienvenida: es el diploma alternativo que se entrega a quienes declaran haber realizado el Camino por motivos diferentes a los religiosos o espirituales; los requisitos para obtenerlo son idénticos a la Compostela y también se recoge en la Oficina del Peregrino.
Certificado de distancia: documento creado en 2014 como complemento de los anteriores en el que se hace constar la fecha y el lugar donde comenzó nuestra peregrinación, el día que finalizó y los kilómetros realizados (mediante un cálculo estándar, sin incluir variantes ni rodeos); tiene un coste de 3 euros y se emite en papel a imitación de pergamino, de tamaño algo superior a la Compostela. Una característica interesante es que también puede solicitarse para aquellos caminos realizados con anterioridad, no importa en qué fecha, presentando la correspondiente credencial sellada.
Certificado de visita: sería más bien un souvenir para todos aquellos que deseen un recuerdo de su visita a la Catedral, ya sean peregrinos o no, sin necesidad de haber caminado; lo emite la Archicofradía Universal del Apóstol y se entrega en una oficina del mismo edificio de la calle Carretas, previo pago de 3 euros.
La Cotolaya o Franciscana: certificado creado en 2014 en conmemoración del 800 aniversario de la peregrinación de San Francisco de Asís, que viajó desde Italia a Compostela a principios del siglo XIII; es gratuito (si bien se aceptan donativos), lo entregan en la iglesia de San Francisco (rúa do Campiño de San Francisco, muy cerca de la plaza del Obradoiro) y, aunque en su día se editó una credencial franciscana propia, se puede recoger presentando la credencial general. El nombre de Cotolaya proviene de la leyenda de San Francisco y el carbonero Cotolai, quien acogió al santo en su casa y a quien le fue encomendada la construcción del actual convento.
La Perregrina o Compostela canina: es el certificado que expide desde 2018 la Asociación Protectora de Animais do Camiño (APACA) a los peludos que nos hayan acompañado en la peregrinación (en principio sólo perros), lo cual se acredita sellando en una credencial canina específica que puede conseguirse online por un importe de 3 euros. También han publicado el Codex Canini, un manual con consejos para peregrinar con tu perro. Más información: aquí.
Dedicatoria «in Vicarie Pro»: no es un documento en sí, sino una modalidad o mención adicional que pueden solicitar quienes realizan el Camino en substitución de otra persona, casi siempre un enfermo o un familiar difunto (los beneficios espirituales de peregrinar como superación del duelo son evidentes, y ello ha dado pie a numerosos libros y películas como la archiconocida The Way, de 2010); consiste en añadir una anotación al margen en la Compostela estándar, donde nos escribirán el nombre de la persona impedida o difunta por la cual se ha realizado la peregrinación. De hecho, en la Edad Media éste era uno de los principales motivos para ponerse en camino, y muchos percibían una remuneración por peregrinar en nombre de enfermos.
Compostela «in memoriam»: documento específico destinado a las familias de aquellos peregrinos que hayan fallecido durante la ruta, así como hospitaleros voluntarios fallecidos mientras desempeñaban su labor; también se concede en recuerdo de personalidades (investigadores, escritores, periodistas) que hayan destacado en sus respectivos campos en favor del Camino. Cada año la Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago publica el listado, bajo el nombre de «Peregrinos hacia la eternidad»; según dicho recuento, durante 2022 fueron diez los peregrinos y bicigrinos que perdieron la vida en el Camino, unos por accidente (atropellados), otros por enfermedad y varios de forma súbita.
Certificados de paso
Serían aquellos diplomas que pueden recogerse en puntos concretos durante la ruta, entre los cuales destacaremos:
La Ayeguina: documento que certifica haber culminado los primeros 100 kilómetros después de Roncesvalles, y que se entregaba hasta 2020 (cuando llegó la pandemia) en la localidad navarra de Ayegui, poco después de Estella. Su origen se remonta a los salvoconductos que emitía en época medieval el vecino monasterio de Irache y, aunque la distancia no nos acabe de cuadrar (los datos de los tracks y los kilómetros en los mojones no siempre coinciden), esperamos que pronto se recupere esta antigua tradición.
La Carta Peregrina: certificado de media distancia del Camino Francés que se entrega —con poco entusiasmo, todo hay que decirlo— en el Santuario de la Peregrina de la villa leonesa de Sahagún, previo pago de la entrada (3 euros); también suele utilizarse como diploma final del Camino de Madrid, que enlaza aquí con el Francés. Existe cierta controversia respecto a cuál sería propiamente el centro geográfico de la ruta, pues difiere si comenzamos a contar desde Roncesvalles o desde Saint-Jean-Pied-de-Port, lugar donde confluyen los itinerarios europeos; según se calcule, el hipotético ecuador del Camino Francés estaría en algún punto entre las localidades palentinas de Calzadilla de la Cueza y San Nicolás del Real Camino..., núcleos minúsculos, eclipsados ante el poderío medieval de Sahagún y su emporio cluniacense.
Testimonium Transiti: otro certificado de media distancia, en este caso de la Vía Lusitana (Camino Portugués, saliendo desde Lisboa) y que entregan en la localidad de Albergaria-a-Velha, final de la etapa 13 de nuestra guía, en concreto en el albergue de peregrinos Rainha Dona Teresa.
Otros certificados jacobeos, pero no en Compostela
Además de las seis rutas tradicionales que finalizan en Compostela (Francés, Primitivo, Norte, Inglés, Portugués y Plata-Sanabrés) existen muchos otros Caminos de Santiago, algunos con su propio diploma, entre los cuales estarían:
La Fisterrana: documento creado en 1997, similar a la Compostela pero laico y en gallego, que acredita haber realizado la prolongación del Camino hasta Fisterra, localidad de la costa atlántica que era considerada el Finis terrae, el fin del mundo conocido en la antigüedad. Para conseguirla podemos continuar sellando en nuestra credencial estándar o bien utilizar una credencial específica editada por la asociación Solpor (os la entregarán gratuitamente en la oficina del Xacobeo en Santiago).
La Muxiana: utilizando la misma credencial y aprovechando los mismos sellos del camino a Fisterra, os recomendamos caminar o pedalear hasta la cercana Muxía, localidad de la Costa da Morte que forma parte de la leyenda jacobea; el certificado —también laico, gratuito y en gallego— se entrega en la Oficina de Turismo.
La Salvadorana: certificado que acredita haber finalizado el Camino del Salvador, ruta histórica, dura y bellísima que une León con la capital de Asturias, tras cruzar la Cordillera Cantábrica; se entrega gratuitamente en la Catedral de Oviedo (incluye la visita al museo y a la Cámara Santa), y también puede obtenerse en el albergue municipal de peregrinos.
La Pedronía: se entrega desde 2010 a quienes llegan a la villa de Padrón, localidad al pie del Camino Portugués e intrínsecamente ligada a la tradición jacobea; también la pueden solicitar quienes vengan caminando desde Compostela, a sólo 24 kilómetros, así como desde la ría de Arousa (ruta conocida como Variante Espiritual, que rememora la Translatio, itinerario que según la leyenda siguieron los restos mortales del Apóstol en su periplo hacia Compostela).
La Traslatio Xacobea: otro diploma o souvenir que se entrega en Padrón, si bien éste sería específico para peregrinos en barco que realicen el recorrido marítimo-fluvial por la ría de Arousa y remonten el río Ulla hasta Pontecesures; para ello deben obtener una cartilla de navegación en el Club Náutico de O Grove y sellar en los diferentes puertos donde atraquen.
La Santiagueña Matritense: certificado que emite la Cofradía de Santiago Apóstol de Madrid y que se concede a aquellos peregrinos —mayormente de la capital o alrededores— tras finalizar su ruta, tanto si utilizaron el Camino de Madrid como cualquier otro itinerario jacobeo; se entrega los segundos domingos de cada mes durante un acto muy emotivo que se celebra en la cripta de la iglesia de Santiago y San Juan Bautista, en Madrid, al cual también asisten futuros peregrinos.
La Uclessiana: diploma del Camino de Uclés, ruta recuperada en 2010 por el incansable peregrino Manuel Rossi y que une la capital de España con el monasterio de Santiago en Uclés (Cuenca), lugar donde dicha orden militar y religiosa fijó su sede central a partir del siglo XIII. Gracias a la doble señalización, podemos realizar esta ruta en ambos sentidos.
La Perdonanza o Puerta del Perdón: documento religioso fruto de una bula otorgada por el papa Calixto III en el siglo XV, que se concede de forma excepcional —y sólo en Años Santos— a aquellos peregrinos gravemente enfermos que consigan llegar a Villafranca del Bierzo, cruzando la Puerta Santa de su iglesia de Santiago; tras el visto bueno del párroco, estos enfermos obtienen la indulgencia plenaria sin necesidad de continuar hacia Compostela.
La Olvidada: certificado que se entrega en la Oficina de Turismo de Villafranca del Bierzo a quienes acrediten haber realizado el Camino Olvidado, ruta que arranca en Bilbao —hay otro ramal desde Pamplona— y que recupera un itinerario antiquísimo a lo largo de la Cordillera Cantábrica, utilizado por los peregrinos europeos antes del siglo XII.
La Jacobea Canaria: pocos saben que desde 1965 la iglesia de Santiago de los Caballeros en Gáldar (Gran Canaria) goza de los mismos privilegios que la catedral compostelana; allí finaliza este camino jacobeo entre volcanes que atraviesa la isla de sur a norte, sobre el cual publicamos en su día un artículo; además del diploma, la ruta cuenta con una credencial específica con un diseño muy bonito.
Certificado Universitario de Peregrinación: promovido por la Universidad de Navarra, es un diploma adicional que se otorga a los peregrinos universitarios a posteriori, tras completar su periplo; para ello es preciso solicitar antes de partir una credencial específica, donde deberá constar el sello del centro donde se ha estudiado, e ir sellando en todas las universidades que hay a lo largo de la ruta. Una vez finalizado el camino debe enviarse una copia escaneada a la organización y ésta os remitirá el certificado personalizado, por supuesto en latín, a vuestra dirección postal.
Certificado Dual Pilgrim: creado en 2015, se entrega a quienes hayan realizado las dos rutas declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco: el Camino de Santiago (en cualquiera de sus itinerarios) y el Kumano Kodo de Japón; el orden no importa, pero previamente deberemos solicitar una credencial dual, específica y gratuita, que dispone de casillas a ambos lados, uno para cada recorrido. Tras la finalización del Kumano Kodo podemos asistir a una ceremonia en el Centro del Patrimonio Kumano Hongu Taisha, durante la cual cada peregrino hace sonar el Taiko, un gong sagrado.
Dos diplomas imposibles de conseguir
Para finalizar con un toque de humor, nos referiremos a dos certificados del todo atípicos, uno porque ya no es posible conseguirlo, y otro porque aunque se hable de él, nunca ha existido:
La Zapatona: diploma muy personal que entregaba el añorado Juan Carlos Lema, más conocido como Zapatones (1954-2015), siempre rondando por la plaza del Obradoiro (que consideraba jocosamente «mi oficina, la sala de estar de Europa») con su barba blanca, ataviado de bordón, sombrero y capa marrón. Lo creó en 2004 y solía ofrecerlo a los peregrinos con quienes se fotografiaba, en especial aquellos que se declaraban impenitentes, borrachos, herejes o pícaros, siempre que lo solicitasen con educación, «gratis et amore», rubricando el documento con su firma y un sello de su propio cuño. Aunque para muchos fuese una bufonada, el invento tenía su gracia, pues era una alternativa libre y desenfadada frente a la Compostela oficial. Por cierto, se cuenta que durante una visita a la ciudad del anterior rey de España, quien siempre se alojaba en la mejor suite del Parador de los Reyes Católicos, el monarca invitó al indigente Zapatones a comer con él; a saber los secretos inconfesables que se debieron explicar, entre copa y copa de vino, ambos tocayos…
La «Compostelana»: a pesar de que muchos se empeñen tozudamente en llamarla así, este certificado no existe, es un fake, un error habitual propio de aquellos que no están Al Loro. Una compostelana sería, amigos míos, una señora o señorita natural de Santiago de Compostela, pero nunca el diploma que nos entregan al final del Camino, cuya denominación correcta es la Compostela, tal cual. A partir de ahora, cuando oigáis a algún peregrino despistado la frase «¿Dónde te dan la Compostelana?», le podéis preguntar si la quiere como souvenir o si es para pedirle matrimonio.
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¿Qué os parece? ¿Imaginabais una lista tan larga? Pues no acaba aquí, todavía nos quedan bastantes diplomas por comentar… En un próximo artículo repasaremos los certificados específicos de otras rutas no necesariamente jacobeas por España, Portugal, Italia y algunas del resto del mundo. Uno de ellos, la Lebaniega, seguro que ya lo conocéis…, pero hay muchísimos más, como veréis. Hasta pronto, y confiamos en vuestra ayuda para completar la lista.
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