Camino Portugués de la Costa: Los 10 motivos del éxito
Quien repase, conforme a los datos de las compostelas entregadas, la evolución de los diversos caminos jacobeos en los últimos años, probablemente reparará en una circunstancia que llama poderosamente la atención: el rápido y espectacular crecimiento del Camino Portugués de la Costa.
Como primer dato recordemos que esta ruta, por la presión de Vigo y otros municipios pontevedreses, especialmente A Guarda, fue reconocida oficialmente por la Xunta de Galicia en 2016, y de consuno por la catedral de Santiago.
Al menos hasta 2019, dado que en el presente se están reajustando los flujos (digamos que volviendo a la «normalidad») tras el paréntesis Covid-doble Año Santo, la ruta que como variante comienza en Porto y conduce a Redondela para confluir de nuevo con el Camino Portugués Central, ha pasado de la modesta cifra de 2.600 peregrinos de 2016, que suponían el 0,94% del total, a los 22.292 de 2019, un 6,41% del total. Este crecimiento ha supuesto multiplicar, tan solo en tres años, la cantidad por 8,57. ¡Impresionante! Por cierto, en 2022 la cifra ha aumentado a 30.609 peregrinos, casi un 7% del total, por lo que se mantiene la dinámica ascendente. Respecto al Camino Portugués Central, con el que compite abiertamente, ya acapara un tercio de los peregrinos que hacen el Camino Portugués desde o pasando por la ciudad de Porto.
Aunque podemos intuir las causas de este éxito, si es que lo meramente cuantitativo cabe calificarse como tal, basta con darse un paseo por las redes sociales para entresacar, a partir de comentarios y opiniones, muchas de las claves objetivas y subjetivas que lo han propiciado. Ahora vamos a intentar ordenarlas y analizarlas.
1. Un camino completo de media distancia
En los últimos tiempos y dada la evolución del Camino de Santiago, cada vez concebido menos como ruta de peregrinaje y más como experiencia de senderismo, están triunfando los caminos de media y corta distancia. Pocos usuarios disponen de un mes o más tiempo para realizar los grandes itinerarios completos desde el Pirineo, Irún, Cataluña, Levante, Sevilla o Lisboa, por citar los principales puntos de partida del largo recorrido.
Es por ello por lo que el formato de un mes ha dado paso, entre los más andarines, al de medio mes. Entiéndanse los 15 días, o dos semanas, incluyendo viajes de ida y vuelta, paradas en la ciudad a la que se llega y de la que se regresa (en ocasiones diferentes) y al menos una jornada entera en Santiago.
Bajo la anterior premisa, el Camino Portugués de la Costa encaja bastante bien en la media distancia, ya que se puede realizar empleando entre 11 y 14 días. Y además se trata de un «camino completo», esto es, con unos 250 km de recorrido de Porto a Santiago y tu certificado, faltaría más. Sin embargo, si tan solo disponemos de medio mes ya no será fácil el poder llegar a pie a Fisterra y/o Muxía.
2. La accesibilidad
Aquí toca referirse a una circunstancia que convierte en imbatible a esta ruta: la presencia, en Porto-Maia, del Aeropuerto Internacional Sá Carneiro.
Esta terminal no es un aeropuerto cualquiera, sino con múltiples conexiones internacionales (supera las 100, la mayoría con ciudades europeas, pero también de América y África) y en el que operan varias compañías, no hacemos publicidad, de bajo coste.
Según el modelo consumista del presente, regido por el lema infantil del «lo quiero aquí y ya», pese a que vamos a realizar un viaje a cámara lenta, desearíamos suprimir los prolegómenos y el epílogo, y trasladarnos de súbito a la partida en los teletransportadores de Star Trek. Pero llegar al punto de inicio puede ser lento y engorroso cuando se elige un lugar en medio o al pie de las montañas (Somport, Roncesvalles, Saint-Jean-Pied-de-Port). Por el contrario, todo son facilidades cuando la ruta jacobea pasa a unos centenares de metros de un gran aeropuerto, ¡con las flechas amarillas guiándonos desde que abandonamos la terminal! Esto es algo único, que facilita por completo la llegada al Camino.
3. El imán del mar
Otro factor esencial, que también casa con las motivaciones de quienes conciben el Camino más como una experiencia turística que espiritual, es el tirón que tienen el mar y sus playas. Es algo que ya conocemos desde hace tiempo en el Camino Norte —en especial en su recorrido por la costa gipuzkoana y asturiana—, y que se ha convertido en el principal atractivo de la variante que, desde Porto, se ha subido a las barbas del Camino Portugués Central por Barcelos, Ponte de Lima, Valença y Tui.
De hecho, entre Porto y Redondela la traza nunca se aparta demasiado del litoral, e incluso avanza por paseos marítimos e, insólito en un itinerario que pretenda tener visos de historicidad, por los arenales y a través de pasarelas de madera que evitan dañar las dunas. Esto sí es algo único y específico de este camino y de Portugal, un modelo que ha dado buenos réditos de imagen, aunque ponga en tela de juicio la seriedad y el rigor a la hora de recuperar las verdaderas rutas de peregrinación.
4. Ciudades y pueblos con encanto
A nadie escapa el dinamismo de las poblaciones costeras, en las que la actividad económica secular, el comercio y ahora el turismo, han propiciado un desarrollo, y una mejora de las condiciones de habitabilidad y de recuperación del patrimonio, que en determinadas áreas del interior no siempre ha sido tan factible.
Si a lo anterior sumamos la presencia de algunos enclaves realmente atractivos, ya podemos entender que el mar no es un elemento aislado, sino que se ve complementado con el poder de atracción de los núcleos urbanos.
Sin entrar en detalles, no hay más que pensar en Matosinhos, Vila do Conde, Póvoa de Varzim, Esposende, Viana do Castelo, Caminha, A Guarda, Oia, Baiona o Vigo para darnos cuenta del ambiente, y de la riqueza histórica y monumental, que se pueden disfrutar en esta ruta.
5. Portugal y Galicia
Otro valor que considerar, sobre todo por parte de los peregrinos extranjeros, es la posibilidad de realizar un itinerario que recorre dos países. Cierto que aquí encajarían todos los caminos que parten de Portugal, pero como ya apuntamos, este es el de más fácil acceso.
6. Una buena promoción
Tampoco podemos ignorar que las câmaras municipales de esta ruta, con algunos concelhos urbanos que tienen capacidad de gasto y presión a nivel regional y nacional, se han movido bien y han sabido vender lo suyo.
7. Una red de acogida aceptable
Este es otro de los apoyos del Camino de la Costa, que no ha puesto el carro antes que los bueyes, sino que ha esperado a contar con una aceptable oferta de alojamientos para peregrinos antes de lanzar a los cuatro vientos su propuesta.
En tal sentido es meritorio el trabajo desarrollado por las asociaciones jacobeas, que gestionan con sus voluntarios algunos de estos albergues. Y también el interés puesto por algunos municipios y juntas de fregresía, tales los de Labruge, Vila do Conde, Marinhas, Caminha o A Guarda. A ellos hay que sumar la aportación del Xacobeo, con el estupendo albergue de Vigo, las Pousadas de Juventude y los numerosos albergues privados que han ido abriendo a medida que la ola crece.
8. Las agencias
Algunos operadores han visto un filón, fácil de gestionar por la buena oferta, en esta ruta, y han contribuido a que medre la bola de nieve.
9. Un clima suave
Sabido es que junto al mar no hiela ni siquiera en invierno, y que tanto la costa lusa norte como la costa de Oia a Baiona y la Ría de Vigo, destacan por la dulzura de sus temperaturas. Y llover, lo que se dice llover, ya no llueve como antes (sabiduría popular que encaja con los efectos del cambio climático).
10. El efecto llamada
Para acabar este decálogo, al que cualquiera podrá sumar sus consideraciones, hemos de asumir que en el presente el contagio es cada vez más rápido cuando algo se pone de moda.
A nadie escapa que el efecto llamada, el tradicional boca a boca, sigue siendo un elemento notable a la hora de elegir un camino u otro, sobre todo si la experiencia de los comunicadores y prescriptores ha sido satisfactoria.
Por otra parte hay países que sienten un especial cariño por el Camino de la Costa, por ejemplo los alemanes, que también son los principales usuarios, digamos casi colonizadores, de la Variante Espiritual de Pontevedra a Padrón.
Por lo tanto, el Camino de la Costa, junto al Camino Inglés, parece haberse convertido en una ruta de moda. Antes las modas pasaban, era su condición, pero ¿seguirá ocurriendo lo mismo ahora, o acabará esta ruta comiéndose al Portugal Central, y los caminos portugueses al Camino Francés? Hagan sus apuestas.
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