Camino Francés: ¿por San Xil o por Samos?

Las bifurcaciones, sean históricas u oportunistas, se suceden en los caminos jacobeos, y ante la disyuntiva de elegir una u otra, el peregrino debe de sopesar los pros y los contras, así como sus preferencias y circunstancias del momento, para no errar.

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Mapa en la guía Gronze de la etapa Triacastela - Sarria.
Mapa en la guía Gronze de la etapa Triacastela - Sarria.

Nos vamos hoy a Triacastela, quizá la más clásica encrucijada del Camino Francés por su antigüedad, que se remonta al propio origen de la ruta jacobea. Lo hacemos no para tomar partido, sino únicamente para comentar sobre todo las virtudes, y algunos posibles inconvenientes, de las dos variantes que conducen a Sarria.

La distancia y los perfiles

En el Camino, si algo se aprende rápido es que la línea recta, el itinerario más corto, no siempre es el más recomendable. Hacemos esta anotación previa porque en cuestión de kilómetros la cosa podría parecer clara: 17,8 km de Triacastela a Sarria por San Xil, y 25 km si vamos por Samos.

Si aplicamos una media de velocidad discreta, digamos de 3,5 km/h, pues posiblemente estaremos extasiados al disfrutar algunos de los paisajes más bellos entre los que nos ofrece la ruta en Galicia, si vamos por Samos ya sabemos que nos tocará caminar unas 2 horas más. A esta demora habrá que añadir la obligatoria parada en Samos durante la cual, además del repostaje, visitaremos el monasterio, o sea, al menos otra hora y pico.

Atendiendo a la orografía, por San Xil hay algo más de cuesta, ya que será preciso ascender 200 m hasta el alto de Riocabo (894 m), aunque una vez coronado será coser y cantar, todo cuesta abajo hasta Aguiada, punto de confluencia de ambos ramales.

El recorrido por Samos es en gran parte ribereño del Oribio, curso fluvial que al aproximarse a la capital de la comarca se conoce como Sarria. Por lo tanto, casi siempre avanza aguas abajo, con algunas tachuelas de poca monta antes de llegar a Samos, para acceder a Pascais o, ya hacia el final, entre Sivil y Perros, todo ello peccata minuta.

Podríamos comentar aquí también, como inconveniente a veces considerado, el tipo de firme. Pues bien, hay más asfalto, sobre todo arcén de la carretera LU-634, si elegimos ir por Samos, aunque con la habilitación de sendas paralelas, tanto de Triacastela hasta el desvío de San Cristovo do Real como, sobre todo, entre Samos y A Pontenova, el engorro y la falta de seguridad han sido en gran medida solventados.

Por San Xil, que tiene más caminos de tierra, el Camino solo coincide con algunos tramos cortos de carreteras y pistas locales; se concentran en la partida de Triacastela, en el monte de Santa Eirene hasta el alto de Riocabo y de Furela a Pintín.

Dada la política de esfuerzo mínimo para el peregrino que rige en la actuación del Xacobeo en Galicia, lo que conduce al drenaje, apisonado y homogeneización de la mayoría de las veredas antiguas, que adquieren ese aspecto de pista agraria o forestal permanentemente salida del trinque, el único camino que estaba un poco bravo, esto es, con guijarros sueltos y surcos generados por el agua, era el de A Pontenova a Pascais. La razón es que su recuperación fue tardía, pero es posible que ya haya sido «puesto en vereda» (pasamos por allí, por última vez, justo antes del Covid).

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El Valdescuro, en la variante de San Xil.
El Valdescuro, en la variante de San Xil.

Naturaleza, paisaje y patrimonio construido

Desde el punto de vista del paisaje ambas rutas son fantásticas. La de San Xil principia recorriendo el delicioso Valdescuro, con sus prados y bosque de ribera, y atraviesa áreas de gran belleza, por ejemplo las carballeiras o robledales de Pocara, que precede a Montán, y Calvor. Y de la ruta de Samos qué decir, pues casi toda va acompañada por el bosque en galería del Oribio, poblado por castaños, robles, chopos, álamos, fresnos y otras especies ripícolas, en alternancia con pastizales y tierras de cultivo, sobre todo en la parte Veiga de Reiriz y Sivil.

Los valores etnográficos, entre ellos la arquitectura popular, también son notables en ambas vías, con profusión de capillas, aldeas no siempre bien conservadas (alguna tan interesante como San Cristovo do Real), capillas, cruceiros, fuentes, muretes de piedra seca, pasales de invierno junto a los propios caminos, restos de enlosados, etc.

Galicia no es especialmente rica en grandes monumentos en su trayecto del Camino Francés: O Cebreiro, Samos, el casco antiguo de Sarria, Portomarín, el casco antiguo de Melide, algunos puentes y poco más hasta Compostela; nada que ver con Castilla y León, La Rioja, Navarra o Aragón. Acaso por ello, la existencia de una gran abadía benedictina en Samos, con su arquitectura de la Edad Moderna, y de la capilla prerrománica del ciprés, constituye un gancho irresistible para quien posea un mínimo de sensibilidad para apreciar el arte. De hecho, este es el motivo principal para que muchos decidan elegir dicha variante.

Por la vía directa de San Xil contábamos con la presencia de dos artistas: Arthur Manton, en A Balsa, y Antonio Bello, «el Alquimista», en Lousada (corto desvío); el primero se ha ido del Camino después de trece años, y el segundo ha fallecido, aunque su hijo, también artista, continúa durante parte del año conservando su legado y desarrollando nuevas iniciativas.

Servicios

Ambas variantes, como sucede en todo el Camino Francés galaico, están bien provistas de todo tipo de negocios. Cierto que la oferta es mayor en la de Samos, localidad elegida como fin de jornada por algunos de los que bajan de O Cebreiro y entre quienes huyen de las etapas clásicas. Además, es bueno recordar que a unas centenas de metros de dicha ruta abre sus puertas uno de los mejores albergues de la red pública gallega que, sorprendentemente, nunca suele estar lleno: la Casa Forte de Lusío.

Dormir en el monasterio de Samos podría tener un especial encanto, pero su albergue no es lo que muchos suponen ni tiene nada que ver con, por ejemplo, el de Sobrado dos Monxes (Camino Norte). Para empezar se encuentra aislado de las dependencias conventuales, con acceso desde la carretera y al lado de una gasolinera, por lo que el contacto con la vida monástica es nulo. Además, sus instalaciones tampoco son para tirar cohetes, si bien no se puede negar que las pinturas murales que lo decoran, copias del Románico, son bonitas, y que al menos mantiene el espíritu del donativo con hospitaleros voluntarios.

Por su parte, A Balsa cuenta con el albergue El Beso, inaugurado en 2013 por la italiana Jessica y el holandés Marijn, actualmente gestionado por una pareja catalana que ha potenciado su inicial filosofía ecológica.

Si nos referimos a la comida, tienen mucho predicamento la parrillada del Hotel A Veiga (Samos) y el mesón de A Pontenova, donde entre otras especialidades de la zona se pueden probar las anguilas. Por San Xil está el restaurante de Casa Cines, en el que sobresalen sus carnes rojas gallegas.

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El albergue de la Casa Grande de Lusío, en la variante de Samos.
El albergue de la Casa Grande de Lusío, en la variante de Samos.

La decisión final

Recuerdo que cuando hicimos el Camino Francés a pie desde O Cebreiro, con Elías Valiña, en 1986, el gran promotor del Camino se manifestó públicamente a favor de la variante de San Xil, porque representaba mejor el espíritu peregrino de seguir los caminos reales más directos a la meta: lo otro, en suma, representaba una dimensión más curiosa, ahora diríamos turística. Paradójicamente, en aquella Semana de Estudios Históricos el grupo se fue por Samos, no resultaba difícil entender la razón.

Años después, cuando los amigos del Camino continuamos señalizando la ruta, reparamos que en Samos la traza histórica había sido cortada por un vecino de Foxos, quede aquí constancia, y que a posteriori el por entonces todopoderoso alcalde de Samos, Carlos Belón, se inventó la senda paralela al río que hoy conocemos, sin duda bonita pero no histórica, donde por cierto colocaron un monumento en piedra que se encuentra entre lo más kitsch que se pueda ver en el itinerario. El mismo prócer, sin duda crecido en su pequeño reino, pretendió urbanizar la vuelta del monasterio talando el arbolado autóctono para sustituirlo por camelias, que le parecían más cuquis, pero esto no lo tragaron en la Xunta.

Asimismo, más documentación para quienes vayáis por Samos, habéis de saber que antes que el Camino Francés fuese BIC en Galicia, la Diputación de Lugo, pese a las quejas y súplicas de las asociaciones jacobeas, asfaltó el hasta entonces camino de tierra entre Gorolfe y Perros, talando algunos castaños centenarios que había a la orilla, y así ha quedado desde entonces, niquelado. Por último, la ruta no cruza hoy la aldea de Teiguín, otra injusticia, sino que la rodea con la carretera.

Por lo tanto, y volvemos al asunto, si tienes prisa y te importan un bledo la historia y el arte, porque lo tuyo es correr para pillar cama en el albergue público de Sarria, tu variante es la de San Xil. Bromas aparte, para concluir nada mejor que remitirnos a lo que la propia guía de Gronze expresa, que consideramos muy atinado: «Ojalá todas las decisiones en la vida fueran como esta: tanto por San Xil como por Samos… ¡acertaremos!» No se puede resumir mejor, pero permitidnos que añadamos una segunda sentencia: ¡Volved y, en el segundo Camino, elegid la opción en su día no trillada!

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Monasterio de Samos
Monasterio de Samos

Periodista especializado en el Camino de Santiago e historiador

Comentarios
xico miguel
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Obrigado Antón pelo excelente artigo.
Bortx
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Lo hice por San Xil y al igual que tú recomiendas al año siguiente fui por Samos. Y me enamoré de esta segunda etapa. Sería el día, sería la compañía, sería el momento..... y ahora siempre es la etapa que más ganas tengo de que llegue... y mi preferida.
AC
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El tramo de San Xil es mas popular y no porque sea de menos distancia. Ojo con Lusio.. yo me quede alii una vez y tiene una historia negra.. era lugar de juicios finales durante la inquisicion.. hay muchos enterrados en Lusio. Hacian hueco y los tiraban en el hueco parados y llenaban el hueco con cal. La inquisicion que por cierto duro mucho tiempo.. Como albergue mal localizado. Pertenece a la Catedral de Samos. No tiene servicios, ni lugar para comprar alimentos. Es solitario y con mala calefaccion. Mejor Triacastela y luego Sarria.
qwerty272
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Tengo muy mala esperiencia por San Xil. Nevada en Cebreiro (31 de marzo a 1 de abril), mojado hasta los huesos camino de Triacastela, al día siguente elegí la peor alternativa para ese día: San Xil lloviendo a jarros y yo con mi carro (tres veces se salió una rueda e innumerables veces me quedé atascado). Mi record quedará para la posteridad, más de 6 horas para hacer 14 Km, llegué a San Mamede y allí me quedé. Una cosa buena, toda la etapa y cada vez que la recuerdo, me digo: tengo que volver a hacer el camino para hacer esa etapa por Samos.