
Camino jacobeo desde Muros y Noia, el gran tapado
Siempre nos han gustado ciertos eslóganes ingeniosos que, por su pegada, perduran, y entre ellos el que otorgó a la catedral de Palencia, que no suele encabezar listados de los grandes templos góticos, aquel halago de ser “la bella desconocida”. Pues bien, otro tanto cabría decir, en nuestra modesta opinión, del Camino de la Ría de Muros y Noia, ya que cabría calificarlo, según nos dedicaremos a demostrar, como el gran tapado de los itinerarios jacobeos, una ruta hermosa, equilibrada y completa para llegar como peregrinos a Compostela.
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La breve historia de la recuperación de esta vía tiene sus prolegómenos en la iniciativa desarrollada por los hosteleros de la ría, los cuales comprobando el éxito de otros caminos jacobeos gallegos se afanaron en reivindicar la validez de la que comenzaba en las villas medievales de Noia y Muros, que en tiempos pasados funcionaron como puertos receptores, respectivamente interior y exterior, de peregrinos llegados por mar.
En aquellos tiempos de reivindicaciones se cometieron, en nuestra opinión, dos errores: dirigir esta estrategia a la creación de un producto turístico, bajo la bandera de la Ría de la Estrella, y no perseverar, en el tiempo en que fueron reconocidos por la Xunta los caminos Portugués de la Costa y de Invierno (2016), cuando el viento soplaba a favor. Tanto es así que el camino de la ría de Muros-Noia iba a ser certificado, con el título quizá un tanto confuso de “Camino Inglés del Sur”, por quien tenía y tiene las competencias para hacerlo. Quizá, en aquella repesca, los ayuntamientos y otras fuerzas vivas de la comarca no estuvieron atentos ni a la altura, y desde luego no fueron conscientes de lo que se estaban jugando.
Valga esta introducción para señalar que el Camino de Muros y Noia estuvo a punto de ser declarado ruta oficial jacobea por la Xunta de Galicia, y que si no se llegó a buen puerto fue por desinterés, no porque careciese de elementos suficientes para demostrar su historicidad en pie de igualdad con los restantes 10 caminos certificados.
Más tarde el desdén se intentó corregir, y como primer logro a finales de 2020, lo cual tampoco supuso mucho más que la posibilidad de obtener la Compostela, se logró el reconocimiento por parte del Cabildo de Santiago. La ruta comenzó a aparecer en los registros de la Oficina de Peregrinación y la sorpresa saltó a finales de 2022: 1.255 personas habían completado el itinerario y recibido la Compostela; todo un bombazo, el futuro parecía prometedor.
A partir de aquel momento, desde la constituida Asociación de Municipios del Camino de la Ría Muros-Noia se elaboró una completa memoria documental, minucioso y meritorio trabajo de la empresa Tempos Arqueólogos, sobrada de argumentos históricos, toponímicos y viarios no encajados con calzador, como suele ser habitual entre la galería de aspirantes advenedizos deseosos de subirse al carro del éxito jacobeo, sino bien documentados y altamente representativos de los requisitos que debe tener un camino de peregrinación histórico en virtud de la Declaración de Saint-Jacques (1987), emitida por el Consejo de Europa. Entre ellos se cuentan algunos, bastante más numerosos de los que respaldan otros caminos oficializados, como la designación de Noia como Portus Apostoli en la propia carta fundacional, el desembarco de sendas nutridas expediciones de cruzados en el s. XII, la existencia de hospitales de peregrinos bien conocidos en Noia (dos, más un lazareto) y Muros, la presencia del santuario muradano de la Virxe do Camiño, el diario de viaje del mercader veneciano Pietro Querini en 1431 (valioso testimonio de la literatura odepórica) o una carta del emperador Carlos V, ya en el s. XVI, para que fuese liberado un grupo de peregrinos franceses.
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A propósito de Querini, no estamos hablando de un peregrino cualquiera, ya que el ilustre mercader veneciano era miembro del Consejo Mayor de la Serenísima República. Su nave, una carraca de 700 Tm, viajaba del Mediterráneo a Flandes, y en la recalada para someterse a reparaciones, ya que el buque había sido dañado por los temporales, el patrón aprovechó el tiempo para ir a caballo, con trece de sus oficiales, con el objeto de pedir una buena travesía al apóstol Santiago. No debió tomarse la encomienda muy en serio, ya que acabaría naufragando en el Canal de la Mancha y viviendo diversas peripecias, entre ellas la de descubrir el bacalao seco de las islas noruegas que, no hay mal que por bien no venga, acabaría comercializando y convirtiéndose en plato estrella de la cocina del Veneto. La vía terrestre de Muros a Compostela forma hoy parte de la Ruta Queriniana, y esta aspira a ser designada como Itinerario Cultural Europeo.
Hablamos, por lo tanto, de un camino del mar como el Camino Inglés, y en parte como el Camino del Norte, a cuyos puertos llegaron navíos de guerra y comerciales en los que también se embarcaron peregrinos, y cuyas tripulaciones circunstancialmente aprovecharon el atraque o la reparación de los barcos en los astilleros de la ría, o mientras estaban fondeados esperando viento favorable para proseguir la singladura, para acercarse a Santiago.
Uno de los máximos expertos en la peregrinación medieval y miembro del Comité Internacional de Expertos desde su fundación, el alemán Klaus Herbers, en un congreso celebrado en Ferrol (1996) sobre las peregrinaciones marítimas apuntó que “el lugar para hacer escala era […] la desembocadura del río Tambre, la ría de Noia… porque Santiago queda mucho más cerca de aquí que de A Coruña”.
Y todo lo anterior con la circunstancia de ser Noia, localidad clave de la ría, el puerto más próximo a la ciudad del Apóstol, del señorío de su mitra, una pequeña Compostela que vivió una fase de esplendor en los siglos XIV y XV. Poseedora de dos hospitales de peregrinos (Sancti Spiritus de Afora y de Adentro), una Rúa dos Concheiros en la partida del itinerario o una puerta “de la Peregrina”, en su iglesia de San Martiño, construida en el año santo de 1434, su portada de poniente ofrece una especie de síntesis tardía del Pórtico de la Gloria; en el templo las referencias jacobeas son numerosas, incluida una imagen devocional pétrea, del s. XIV, que representa a Santiago como maestro sedente con la tau, emulando al existente en la catedral compostelana y en otros templos receptores, así el de Santiago de A Coruña, ciudad que, por cierto, reemplazó a Noia como principal puerto de desembarco durante el s. XV.
Características y singularidades de la ruta
Vayamos ahora a la parte práctica, y a lo que ofrece este camino a los peregrinos que se animen a completarlo:
1. El primer dato a tener en cuenta es su cortedad, los 100 km raspados que exigía la normativa de la catedral para recibir la Compostela (ahora ha cambiado, consultad la web de la oficina del peregrino). En su día no cumplía el requisito de la distancia mínima el camino histórico de Muros a Santiago, por lo que se añadió un anexo, que se debía cumplimentar sellando debidamente la credencial, de 16 km entre Porto do Son, villa marinera de la cara sur de la ría, y Noia. Esta peculiaridad generaba un hecho inédito y hasta cierto punto cómodo: una posible pernocta, dos días seguidos, en Noia.
2. También es importante referir que las etapas diseñadas son bastante cortas, la más larga de 23 km, la más corta de 16 km. Esto, unido a un perfil sin grandes desniveles, pues el ascenso desde la costa a Santiago es bastante suave y progresivo, favorece que cualquiera pueda realizar el Camino, y que las mochilas puedan aligerarse de peso. De hecho, la ruta resulta perfecta para quien tan solo disponga de una semana: un día para el viaje de ida, cuatro o cinco para completar el recorrido, y otra jornada (o dos) para visitar Compostela y regresar.
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3. Otro elemento importante es el de la conectividad y accesibilidad a los puntos de partida. Está garantizada tanto por la presencia de Compostela, distante 38 km de Noia y 60 km de Muros por carretera, como por contar dicha ciudad con aeropuerto y estación intermodal. Además, una línea de autobuses, con bastantes servicios diarios, recorre el trayecto Santiago - Noia - Muros - Fisterra, y también conecta Noia con Porto do Son hacia Ribeira. El autobús facilita todo tipo de enlaces, tanto desde Santiago y A Coruña como desde Fisterra, entre quienes hayan realizado la Prolongación de Muxía-Fisterra.
4. La ruta está perfectamente balizada, lo podemos atestiguar tras haberla realizado hasta tres veces en diferentes épocas del año entre 2023 y 2024, con carteles y flechas amarillas sobre fondo azul. Además, en 2025 se ha instalado la nueva señalización, con un buen número de postes de madera, prácticamente en todas las encrucijadas, que incluyen el logo de la Vía Queriniana y distancias a Santiago. En este aspecto, nada que objetar.
5. El mantenimiento de los caminos es correcto por parte de los ayuntamientos, que son los encargados de limpiarlos cada temporada. La mayor parte de ellos están en uso (50% de tierra, y otro tanto para los hormigonados o asfaltados), por lo que la actuación se limita al desbrozado, o a la retirada de algún árbol que pueda haber caído sobre la vía. En algún tramo incluso se han realizado labores más ambiciosas de mejora, como entre Pontenafonso y Orro (Noia).
6. En cuanto al alojamiento, que es una de las condiciones que más motiva a los potenciales usuarios, este año va a ser inaugurado en Noia, en una antigua fábrica de curtidos, el primer albergue específico de peregrinos (ya está acabado y dotado). Además, para marcar un estilo de acogida desde el primer momento, será un albergue de hospitalidad tradicional en régimen de donativo y gestionado por hospitaleros voluntarios de la FICS. De cara al próximo año santo se pretende abrir al menos otros dos albergues, posiblemente uno en Toxosoutos y el segundo en Muros o Urdilde. Por fortuna, los fines de etapa habituales no son lugares sometidos a una gran presión turística (Cruceiro de Roo, Noia, Urdilde, zona de Os Ánxeles y Bertamiráns), por lo que es posible encontrar habitaciones en pensiones, hoteles o apartamentos a buen precio. En la ría la oferta de calidad es asimismo considerable, para todos los bolsillos y apetencias, y lo mismo cabe decir de los restantes servicios, entre ellos los de restauración.
7. La geografía recorrida por el itinerario permite conseguir un acabado equilibrio entre mar e interior, animados puertos y sectores en los que se suceden las playas conviven con zonas rurales con sus aldeas y cultivos, áreas más urbanizadas con otras solitarias entre praderas, bosques autóctonos o mixtos y espacios repoblados con pinos y eucaliptos. Frente a la monotonía de ciertos trayectos jacobeos en este, pese a su pequeñez, la variedad es notable.
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8. Hay determinados enclaves que deben ser citados por su atractivo: en primer lugar las villas de Muros y Noia, notables conjuntos históricos con una trama medieval y notables edificios góticos; a continuación Porto do Son, cuidada villa marinera que solo dista 4 km del castro más famoso de Galicia, el de Baroña; añadimos también los santuarios de la Virxe do Camiño, como en Pontevedra, o del mártir San Ourente de Entíns, de gran devoción, y a un paso de la ruta el de Santa Minia de Brión; y, por supuesto, el puente, en origen medieval, de Pontenafonso, en su época uno de los más largos del Norte de España; ya hacia el interior queda el monasterio de Toxosoutos con su vergel arbóreo y cascadas; y para concluir, en la rosaliana y dulce comarca de Amaía, el balneario do Tremo constituye una saludable invitación al relax.
9. Se trata, además, de un Camino con interesantes variantes, así la que bordea el mar por A Barquiña hasta Noia, con el enlace desde lo que fue una barquería bien documentada, o la que cruzando el medieval puente de Traba sigue de Noia a Toxosoutos por un interminable bosque de galería, en el que se suceden las ruinas de dos papeleras decimonónicas y bellos parajes con rápidos y cascadas.
10. Por último, nos atrevemos a afirmar, sin lugar a dudas, que el Camino ofrece la más armónica y hermosa entrada en Compostela, bien desde la Carballeira de San Lourenzo por la rúa homónima y la de As Hortas hasta el Obradoiro (Camino de Fisterra al revés), bien, más recomendable, por la variante de Ponte Sarela, con pasarelas y sendas fluviales hasta el Carmen de Abaixo, y de aquí al Obradoiro. Un regalo final que nos dejará un estupendo sabor de boca.
Por lo tanto, ya solo nos resta invitaros a conocer y, si os resultan sugerentes estos datos, a completar el Camino y divulgarlo. Pese a no ser un itinerario oficial pronto va a estar entre los más frecuentados, estamos absolutamente convencidos de ello por sus valores.
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