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Sin desperdicio hasta que llegas al Francés.

Es, sin ningún tipo de duda, una de las experiencias vitales que mantendré en mi memoria durante el resto de mis días. Es un cúmulo de sensaciones y un reencuentro con nuestro yo más puro, una forma de vivir que te hace abrir los ojos y en la cuál, aprendes y redescubres a cada paso.

El camino es espectacular, el paisaje de Asturias es extraordinario y el gallego también ,en el camino te empapas de naturaleza, durante el camino en incontables ocasiones escuchas el silencio, un camino mágico hasta Melide.

Diario de un peregrino: Camino del Salvador y Primitivo (José Coronil Román, 2016)

En una mañana, con una temperatura más bien fresca y desde la salida del albergue de las Carbajalas, por su derecha ya que no es necesario seguir las clásicas flechas, pues por haber estado allí con antelación, y conociendo el recorrido de ellas y donde me llevan, pues evito un rodeo y me situó delante de la catedral de León, en poco tiempo.

El camino es muy bonito. La naturaleza da esta fuerza para seguir adelante. La parte asturiana es más bonita. Lo encuentro duro, además no hay mucha gente, dato muy bueno, para mí. Es perfecto para ponerte a prueba en cada sentido, y conocerte.

Pese haberlo hecho en la primera quincena de agosto he de decir que la experiencia ha sido brutal. Encorajo a quien se lo esté pensando que lo haga. La parte asturiana es increíble y día tras día no te deja de sorprender. En Galicia el panorama cambia un poco y en Mélide, que es la conjunción de todos los caminos, ya ni hablamos. El resto genial.