Una asociación en la puerta del Camino del Norte

La Asociación Jacobea de Irún-Bidasoa/Irun-Bidasoako Done Jakue Elkartea, con el título de «Jakobi», nació a partir de una escisión de la Gipuzkoana en 2013, en la que participaba como una delegación desde 2001. Entiendo que los comienzos siempre son difíciles. ¿Cuál fue la causa?

El inicial albergue de Irún, nacido en 2004 por cesión de un local municipal, fue creciendo a gran ritmo no sólo en número de peregrinos, sino en actividades varias en torno a la cultura Jacobea. También en asociados y simpatizantes. Ello empezó a requerir más decisiones locales que provinciales, y los socios refrendaron la nueva asociación en 2013, año desde el que somos una asociación independiente.

presidente-irun.jpg

Josín Galzakorta (dcha.) y Gonzalo Iñarra (izda.), respectivamente presidente y miembro de la directiva de la AACS de Irún.
Josín Galzakorta (dcha.) y Gonzalo Iñarra (izda.), respectivamente presidente y miembro de la directiva de la AACS de Irún.

Desde entonces, singladura en solitario. ¿Cuáles son los aspectos más relevantes de su actuación a favor del Camino y sus peregrinos?

El hospital de peregrinos, con capacidad para 60 personas, es el eje central de la asociación obviamente. Además editamos un boletín periódico (en papel y online), organizamos una Semana Jacobea en el mes de octubre en el Centro Cultural local, atendemos y ayudamos con peticiones especiales a grupos de peregrinos, señalizamos y mantenemos los caminos (Norte y Vasco de Interior), realizamos charlas en los colegios e institutos de la zona, etc.

Los albergues de peregrinos siempre están en el centro de las asociaciones que los gestionan, y con un nuevo proyecto más. ¿Qué ha supuesto el poder gestionar el nuevo albergue para la asociación, Irún y el Camino del Norte?

Un salto cualitativo importante. Pasamos de 46 plazas a 60, a una ubicación a pie de Camino en un edificio aislado, y con unas dependencias, que incluyen un patio, muy amplias y acogedoras. Todo gracias al apoyo del Ayuntamiento de Irún, que sigue ofreciéndonos su apoyo hasta la fecha.

Entendemos que estar en una de las «puertas del Camino» de la península ibérica, en este caso del Camino del Norte, supone una responsabilidad mayor: la acogida puede ser la primera sensación que reciben los peregrinos...

Sí, y somos conscientes de ello. La inmensa mayoría de peregrinos que pernoctan en nuestro albergue empiezan aquí su Camino, con sus dudas y sus nervios. Que tengan una estancia agradable, y que comiencen a relacionarse con otros peregrinos con los que irán coincidiendo en su trayecto, es muy importante para tranquilizar este inicio.

¿De qué modo ha conseguido la AACS de Irún contar con hospitaleros voluntarios, cantera propia, contactos con peregrinos que pasan, Hosvol,…?

La mayoría es cantera propia, pero también colaboramos con la Asociación de Acogida Cristiana del Camino (ACC) y Hospitaleros Voluntarios (HOSVOL). Y es un orgullo que el trato que se proporciona a los peregrinos, antes comentado, tiene su fruto en que peregrinos que han pasado por nuestro albergue luego vuelven en calidad de hospitaleros.

Ya que hablamos de Hosvol, entendemos que el trato con la Federación Española de Asociaciones Jacobeas, y con la Federación del Camino del Norte, se entiende como algo provechoso. ¿Cuáles son los beneficios para una asociación como la vuestra?

Formar parte de esas asociaciones nos permite un mayor intercambio de ideas y de experiencias sobre cómo va evolucionando el Camino, y un reconocimiento público.

Otro tema quizá más complicado es el de los amigos del Camino en Euskadi. Hay varias asociaciones que no se coordinan en exceso, y también grupos de hospitaleros en competencia o directamente enfrentados. ¿No se plantea un proyecto común de colaboración?

Siempre está encima de la mesa buscar caminos que ayuden a coordinarse. Es una necesidad importante, pero para ello habrá que empezar por conseguir un clima de confianza sincera, lejos de rencillas y resquemores pasados.

A veces las asociaciones se quejan del escaso apoyo recibido por parte de las administraciones, sean las locales, provinciales o autonómicas. ¿Cuál es la relación de la asociación de Irún con las suyas?

Una relación muy satisfactoria con el Ayuntamiento de Irún, y mejorable con la Diputación Foral y con el Gobierno Vasco. Trabajamos por ello, y lo seguiremos haciendo. Por nuestra parte no faltan ni ganas ni iniciativas.

Las estadísticas del albergue son muy interesantes para analizar tanto la evolución de la peregrinación como las diferencias existentes a principio y final de ruta. ¿Qué consecuencias se pueden sacar de su análisis? ¿Cuál es la evolución que desde Irún se percibe del fenómeno peregrinatorio (evolución numérica, por países, motivaciones, etc.)?

Este año acabamos de cerrar el albergue con 7.500 pernoctaciones. Es un 17% menos que en el año 2019, anterior a la pandemia, pero estamos muy satisfechos porque no creemos que sea bueno batir récords. Estamos a la altura del 2018 y 2017, y esa cifra nos parece idónea para poder dar una cierta calidad en la atención.

Nuestros peregrinos tienen por delante un largo recorrido (más de 800 km), y no una aventura turística de fin de semana (100 km).

Por países se constata el creciente interés internacional por el Camino. Este año han sido 68 nacionalidades diferentes las registradas en nuestro albergue. Por su número destacan los nacionales, además de franceses, alemanes e italianos.

Las motivaciones son muy variadas, destacando las culturales, espirituales y religiosas.

¿Percibís que está cambiando el perfil del peregrino en los últimos años? ¿Más exigencias, más turigrinos?

Sí, sin duda. Las exigencias en torno al hospedaje en sí, denotan que hay gente que se lanza al Camino sin un conocimiento previo real del por qué y de su historia.

Se ha hablado del efecto playa en la costa gipuzkoana del Camino del Norte, lo que llenaría la ruta jacobea de pícaros y aprovechados en esta zona. ¿Es algo palpable, sobre todo en un albergue de inicio en el que no se tiene referencia de la mayoría de peregrinos que llegan?

Pues la verdad es que no. Hemos oído referencias a ello, pero en nuestro albergue no percibimos este tipo de «peregrinos».

¿Cuáles son las principales quejas de los peregrinos que pasan por Irún (si es que las tienen)?

Por nuestra situación del albergue, los peregrinos que pernoctan, quizás se quejan del ruido de vehículos en las carreteras cercanas.

¿En algún momento se ha sentido la presión o masificación de la ruta en fechas punta, por ejemplo en verano? ¿Si se llena el albergue, que es muy capaz, cuál es la alternativa para los peregrinos?

Sí, obviamente en verano, 60 plazas son insuficientes. Cuando esto ocurre derivamos a los peregrinos a un albergue privado, y a hostales.

¿Se vería como una posibilidad de futuro el hecho de que se pudiese reservar plaza en vuestro albergue, sobre todo por parte de los peregrinos de largo recorrido que vienen a pie, por ejemplo de París, Le Puy, Vézelay, Bélgica, Países Bajos, Alemania,...?

Estamos básicamente a favor de ello, pero habría que asegurar el cómo controlar la picaresca que ineludiblemente puede aparejar esta propuesta.

¿Alguna anécdota reciente relacionada con los peregrinos?

Este verano se recibió a una familia alemana, formada por un joven matrimonio con 4 hijos menores (muy pequeños, pero se comportaron ejemplarmente).

Periodista especializado en el Camino de Santiago e historiador