Enlace Camino del Norte - Camino Francés
Los peregrinos del pasado, salvo por motivos devocionales o para procurar la asistencia de un monasterio u alberguería, solían buscar, y elegir siempre, los caminos más cortos para dirigirse a la meta. Al aplicar esta receta a la cartografía del Camino Norte, en su tramo final contemplábamos un extraño giro, al llegar a Boimorto, que nos desviaba obligatoriamente al sur para enlazar, a través de Sendelle, con el Camino Francés en Arzúa. Esta situación, al no existir ningún obstáculo geográfico o impedimento manifiesto para mantener una ruta más directa a Santiago, resultaba extraña.
Pues bien, con la nueva delimitación del Camino Norte, y de forma práctica con la instalación de la señalización complementaria en 2017 por parte de la Xunta de Galicia, el panorama del itinerario en la comunidad dio un vuelco notable, y sin suprimir la mayor parte de lo que hasta entonces había funcionado, establecido por los amigos del Camino en los años 80-90, que en la provincia de Lugo habían contado con el apoyo de la Diputación Provincial y de un grupo de investigadores, se procedió a balizar diferentes variantes.
Las citadas alternativas, que hoy no solo están marcadas y reconocidas oficialmente —en algunos casos tituladas como camino principal frente al complementario— sino que son Bien de Interés Cultural y forman parte del catálogo de Patrimonio Mundial reconocido por la Unesco en 2015, nos consta que fueron planteadas, a diferencia de la chapuza del Camino Inglés, con el máximo rigor histórico. Además, su implantación en el terreno fue lógica, respetuosa y, salvo en algunos tramos puntuales que están siendo solventados con la habilitación de sendas paralelas, segura para los caminantes.
De entre estas variantes —detalladas en las correspondientes etapas de la guía del Camino del Norte en Gronze— hoy nos centraremos en la última, la de Boimorto a Lavacolla por la capilla de A Mota, y que, además, es la que más dudas y quejas está generando entre los peregrinos, sobre todo entre quienes se han aventurado por ella sin conocer realmente cuáles son las distancias y los servicios de los que dispone.
Un itinerario con futuro
Cuando se señalizó esta ruta los hosteleros de Arzúa pusieron el grito en el cielo, porque se podía privar a la localidad del flujo procedente del Camino Norte. Cierto que el río no aporta un gran caudal al Camino Francés, pero como es bien sabido todo suma, sobre todo en una localidad en la que se han multiplicado los albergues, y donde la competencia por captar usuarios es feroz, ya que durante la mayor parte del año la sobreoferta es manifiesta, y la apertura de albergues no cesa.
Por supuesto, las parroquias beneficiadas reaccionaron con alegría, pues siempre que se hace justicia, en este caso «histórica», aunque sea tarde es bienvenida. Pese a ello, dado que en el Camino sí que está claro que la gallina es antes que el huevo, en la zona no se reaccionó de inmediato creando servicios de acogida (para dormir) o tránsito (bares, restaurantes, tiendas), y se ha esperado a que los peregrinos comiencen a pasar para que las cuentas salgan; craso error, porque sin servicios de apoyo, es bien sabido, los peregrinos carecerán de estímulos para avanzar por un yermo.
Veamos cuáles son las distancias. Por Arzúa, desde A Gándara, capital del concello de Boimorto, hay 49 km a Santiago, mientras que por la ruta directa por la capilla de A Mota a Lavacolla son 41 km. Por lo tanto, la primera diferencia es de tiempo, dos horas menos de marcha.
El principal argumento, además del histórico, para que los peregrinos del Camino Norte elijan la ruta directa tiene que ver con el deseo de evitar la masificación del Camino Francés, y el poco espíritu que se vive en los últimos tramos durante gran parte de la temporada, pues se trata del territorio más sometido al estilo generado por los peregrinos de corto recorrido (Sarria-Santiago), el más explotado localmente y por las agencias y, por lo tanto, una experiencia que muchos de los que han elegido un itinerario más tranquilo desean evitar a toda costa. La coincidencia entre Lavacolla y Santiago ya sería un mal menor.
Sin embargo, el principal inconveniente es que de A Gandara a Santiago la etapa es sumamente larga para la mayoría, y solo se puede completar de un tirón si uno ya está suficientemente bregado, o si se va en bicicleta.
Para partir en dos la distancia hay varias posibilidades: la primera, y más fácil, pasa por hacer una de 31 km hasta el pueblo de Lavacolla, con un albergue y varios alojamientos de diferentes precios, incluidos dos hoteles que también trabajan mucho con los usuarios del vecino aeropuerto internacional. De este modo, la segunda jornada sería un plácido paseo hasta Santiago, con tiempo para recoger la Compostela, dejar el equipaje en el alojamiento reservado y acudir a la misa del peregrino esa misma mañana.
Pero entre A Gándara y Lavacolla, tierra de misión, ya había o han ido surgiendo algunas iniciativas que, sin duda, se irán consolidando cuando el Covid levante la presión: a 800 m de la capilla de A Mota está el hotel rústico Lar da Mota, un clásico del turismo rural gallego con su jardín y restaurante; en el alto de Goimil ha estado funcionando, con cierta irregularidad, el B&B Twin Pines, gestionado por una francesa y con precios baratos; a 1,6 km de Couto Pequeño otro alojamiento rural, el Hotel Rural Casa Rico de Medín, de precio bastante elevado, y más alejada, a 3,2 km, la pensión O Cruceiro, remodelada hace poco, lo que ha supuesto una subida considerable del precios; en Ponte Puñide la casa rural Muíño da Pena, del siglo XIX, en un sorprendente emplazamiento, y la vivienda turística A Casa de Toxo; y ya cerca de Santiago y del enlace con el Francés, el único núcleo de cierta relevancia, Santiso, cuenta con el hotel Bello* y con la pensión Casa Bao*, ambos de precio medio. Por fin en Lavacolla, como ya hemos apuntado, hay un albergue, dos hoteles, pensiones, etc. Por lo tanto, buscando se encuentra, aunque un albergue intermedio, en el tramo localizado entre Santo André y Tarroeira, sería providencial, y posiblemente reduciría al mínimo la afluencia a Arzúa consolidando definitivamente la variante.
El principal jalón de esta ruta, que se caracteriza por la ruralidad del paisaje, en el que alternan prados, terrenos cultivados, arbolado autóctono disperso y extensas repoblaciones de eucalipto, es la capilla de A Mota. Dedicada a San Bartolomé, en su robledal se reunían los peregrinos del ayer para pasar la última noche antes de alcanzar Compostela. El lugar resulta encantador.
A partir de la capilla aún es preciso pisar la incómoda DP-0603 hasta el alto de Goimil (en total son 10 km desde A Gándara por esta vía), pero aquí comienza un tramo más amable, por pistas forestales de tierra, y rurales de asfalto, hasta la capilla de Santo André. En este punto el Camino prosigue en paralelo, por pistas sobre todo de tierra, a la N-634, enlazando con el Camino Francés, tras Santiso, en la rotonda de acceso al aeropuerto de Lavacolla.
Si algún inversor se anima, ya sabe donde hay una opción, aunque también se podrían articular otras soluciones, como puntos de recogida de peregrinos para llevarlos a dormir y reintegrarlos al día siguiente para que sigan su Camino.
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