Salvar A Ponte do Vouga

Construida a comienzos del siglo XIII, la fábrica fue reparada en el siglo XVI y reedificada sobre los pilares en tiempos del rey D. João III (s. XVIII), ampliándose entonces los arcos a 15. El ímpetu de las periódicas riadas era tal que, a finales de dicha centuria, hubo de ser de nuevo consolidada durante el reinado de Dª María I, sumando entonces un nuevo arco sobre un tablero de 225 m.

Lamentablemente, sin que se hiciese nada por evitarlo pese a las reiteradas advertencias del colapso por parte de la Câmara Municipal de Águeda, en noviembre de 2011 colapsó un tramo del puente al ceder el séptimo pilar y derrumbarse los dos arcos centrales. Desde entonces, obviamente, no se puede atravesar, aunque con anterioridad ya estaba cerrado por precaución, aunque algunos peregrinos poco obedientes seguían cruzándolo.

Han sido varias las iniciativas, desarrolladas en su día también desde el propio mundo jacobeo, para solventar dicha situación, pero al parecer, por lo costoso de la obra y el desinterés del Estado Central sobre el que recaen las competencias, han caído en saco roto.

Ahora asistimos a una nueva llamada de atención promovida por Luís Seabra Lopes, profesor de la Universidade de Coimbra y experto en caminería romana en la región Centro, desde el grupo de Facebook «Arquitetura Tradicional e Urbanismo Portugal».

Para solventar la triste situación que afecta a este monumental puente histórico, en su día elogiado por el italiano Giovanni Battista Confalonieri, que en 1594 lo comparó con el romano de Sant’Angelo, se solicita que la ciudadanía sea en primer lugar consciente de su gran valor patrimonial, y en consecuencia que se promueva una intervención urgente para evitar su progresivo deterioro e, incluso, completo y definitivo colapso. Asimismo, se pide que la construcción sea declarada Monumento Nacional, lo que facilitaría mucho su rehabilitación integral y puesta en valor.

Por nuestra parte añadiríamos que el puente forma parte del itinerario mayor de peregrinación lusitano entre Lisboa y Santiago de Compostela, y que actualmente los usuarios de esta ruta se ven obligados a dar un rodeo por la peligrosísima EN-1, razón también de peso para que de una vez por todas se tomen en serio la protección del patrimonio viario y la seguridad de los peregrinos.