Los «otros influencers» del Camino (II)

Continuación del artículo: Los «otros influencers» del Camino (I)

En esta segunda parte conoceremos a dos grandes comunicadores, cuya labor de difusión en lnstagram de las rutas jacobeas marca hoy la diferencia.

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Isa (@aguitadeabril) ante la playa de Somo, Camino del Norte, junio de 2021.
Isa (@aguitadeabril) ante la playa de Somo, Camino del Norte, junio de 2021.

Isa: inspiración y superación

Tras el perfil @aguitadeabril se halla Isa, peregrina andaluza que, si bien por el momento cuenta con poco más de 1500 followers, es una verdadera perla oculta, una joven promesa que convendrá seguir de cerca, pues sus posts en Instagram —lleva ya más de 1000 publicaciones—  van a deparar grandes satisfacciones a los amantes del Camino. Las notas distintivas de su trabajo son la calidad de las fotografías y unos textos sencillos, inspiradores pero nunca empalagosos, con breves explicaciones acompañadas por emojis que van ilustrando, de forma pautada y sin prisas, las estampas más bellas de las rutas que esta chica ha ido recorriendo en los últimos años.

Si al principio sus fotos eran como pinceladas al azar, ahora sigue una planificación: «De hecho, es la primera vez que me decido a hacer posts de forma ordenada, por etapas. Primero escojo de 3 a 5 fotografías que me gustan de cada etapa y las voy publicando una a una, cada día. Es mi manera de prolongar al máximo el mes y pico de camino que hice este año… Pero me temo que, a este paso, me van a dar las uvas». Ese recorrido estival que podemos disfrutar tranquilamente en nuestras pantallas es el resultado de varias rutas concatenadas, todas ellas duras y bellísimas: Camino del Norte desde Irún, Lebaniego, Vadiniense, del Salvador, Primitivo y las últimas etapas del Francés hasta Compostela, culminando finalmente con el epílogo a Finisterre.  

Isa es una instagrammer discreta y reservada, que se abruma con los elogios: «Como influencer sería un desastre... Yo me veo diminuta, soy tan solo una peregrina más». En su caso, conoció el Camino tras un accidente muy grave, y ahí le cambió la vida. «Fue Luis, el fisioterapeuta que llevaba mi recuperación, quien me animó a ponerme a caminar. No puedo más que dar gracias al Camino, pues me ha ayudado mucho: me dio confianza para afrontar todas las dificultades, y aún hoy me sirve como terapia contra los miedos. Además, nos ayuda a conocernos y a despertar capacidades que a menudo desconocemos»

En los textos de sus posts se refiere a menudo a la fragilidad del ser humano, y reivindica la condición nómada de nuestra especie: «Cualquier camino nos proporciona una fortaleza, una evolución tanto física como mental, siempre para bien. Desde el momento en que el hombre pasó a ser sedentario perdió esa capacidad de transformación, de asumir un reto diferente cada día». Hoy Isa tiene dos grandes retos: por un lado, recuperarse de una nueva operación que la mantendrá postrada unos meses, y por supuesto continuar a diario con sus publicaciones, esas fotos y esos textos que nos permiten compartir todo lo que ha vivido y lo que ha sentido. Ambos —fotos y textos— resultan tan extraordinarios que, más que inspirarte, te transportan.

Leandro: un divulgador polifacético

Su cuenta en Instagram @un_cartagenero_en_el_camino tiene ya más de 5700 seguidores, y sigue creciendo cada día. Ello se debe al trabajo tenaz de Leandro, licenciado en ADE, profesor de matemáticas y peregrino de raza, que suele ponerse grandes retos y los cumple con creces. Los que conocen a este joven cartagenero —y barcelonés de adopción— destacan de él su fuerza de voluntad, esa firme determinación combinada con la flexibilidad, y a la vez su enorme modestia.

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Leandro (@un_cartagenero_en_el_camino) en un tramo del Camino Mozárabe, otoño de 2020.
Leandro (@un_cartagenero_en_el_camino) en un tramo del Camino Mozárabe, otoño de 2020.

Puedo afirmar, después de seguir sus posts desde hace mucho tiempo, que Leandro es sobre todo un grandísimo divulgador. «Es bonito aprender y transmitir a la vez. El Camino no es solo andar, como quien bebe agua… Creo que es importante realizar una inmersión en los lugares por donde pasas, estar pendiente para descubrir las personas, la historia, las costumbres, los paisajes, todo… Asimilarlo bien y ampliar conocimientos».

Inició sus caminos en 2012, primero el Primitivo, después el Portugués, pero pronto se enamoró de las travesías de largo recorrido: «Mi tercer camino fue la Vía Aquitana o de Tours, desde Burdeos, allí descubrí la experiencia de estar viviendo durante más de un mes una gran ruta histórica». Después vinieron muchos otros periplos, donde a menudo tuvo que improvisar: «Fue muy especial para mí la ruta de 2020 desde el cabo de Palos, en mi Cartagena natal, por el cabo de Gata, recorriendo el Camino Mozárabe, tomando el Camino de Guadalupe y la variante de Trujillo, donde me pilló el segundo confinamiento; tras varias semanas en Plasencia sin poder avanzar, finalmente pude tomar la Vía de la Estrella y seguir por Portugal, cumpliendo siempre las medidas y restricciones dictadas por las autoridades, y así hasta Compostela».   

Su última gran andadura, el pasado verano, arrancó desde el cabo de Formentor hacia Palma de Mallorca, saltando de allí al cabo de Creus y siguiendo siempre flechas amarillas hasta Finisterre, en un total de 90 días, incluyendo varios rodeos por caminos poco conocidos, todo ello narrado e ilustrado a diario en Instagram: «Es maravilloso dar a conocer rutas secundarias, que voy entrelazando. Además de documentarse previamente, es importante estar atento a las cosillas que descubro durante la etapa e hilvanar todo ello en un texto de forma ordenada, con una mínima calidad de redacción. Entre seleccionar las fotos, redactar textos y subirlos, me lleva entre una o dos horas al final de cada jornada»

En sus publicaciones sigue un esquema riguroso, siempre en grupos de tres posts por etapa: un breve vídeo dibujando el recorrido sobre una vista aérea, diez fotos tomadas con su Samsung A40, más el texto con la información práctica y los tops de la jornada. En la última serie —donde recupera su camino de 2014— está incluyendo también haikus, poemas minimalistas de su propia cosecha. «Recibo un feed-back muy positivo de mis posts, conoces a gente interesante, si bien pocos se paran a leer el contenido. Al final acabas interactuando con apenas 20 o 30 personas, pero es mucho mejor que Facebook, que es terreno de discusiones, de críticas peyorativas».  

La charla con Leandro, persona amable y polifacética, podría continuar durante horas. Antes de colgar el teléfono, me regala una reflexión final, que comparto plenamente: «La pandemia nos ha cambiado los hábitos. Añoro la libertad de antes, cuando cada día podías decidir dónde dormirías, sin necesidad de reservar. Ahora es necesario planear bien los finales de etapa, los alojamientos… Sin embargo, eso puede ser una oportunidad para descubrir caminos menos trillados, donde aún se puede disfrutar de la soledad y donde, con suerte, hallaremos algún rastro de aquella hospitalidad a la antigua».

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Queda claro que no son influencers ni famosillos, sino embajadores desinteresados del Camino. No son turistas, sino peregrinos de largo recorrido y con experiencia más que demostrada. Son todos ellos magníficos divulgadores, conocen bien las redes y saben comunicar. Pocos les ganan en kilómetros recorridos, en vídeos colgados o en posts de Instagram. Tal vez no estaría mal echar mano de ellos para promocionar el verdadero sentido del Camino, no como atracción turística, sino como fuente de conocimiento, de experiencias humanas irrepetibles, de superación física y espiritual. Y para recordarnos que los caminos de verdad, los que nunca olvidaremos, los que nos enganchan y crean adicción, arrancan mucho más allá de los últimos 100 kilómetros.

Arquitecto, fotógrafo y redactor de guías

Comentarios
Indi
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Nada, que al final vas a conseguir que me abra una cuenta de Instagram ¿Cómo resistirse a descubrir esos mundos interiores que tanto tendrán en común con los nuestros? Gracias de nuevo, Carles.
Jaor
Imagen de Jaor
Ahora que la mayoría de los que pretenden emprender el camino se limitan y afanan en andar los últimos 100 kilómetros para conseguir un documento que acredite su peregrinación. Es el momento de reivindicar la peregrinación sin límites de kilómetros, desde nuestra casa o cualquier otro lugar, fuera del mundanal ruido, por lugares solitarios en donde la soledad y la acogida de antaño marque nuestro itinerario en busca de la libertad, la paz y el deleite de nuestros sentidos. Leandro sabe buscar y encuentra con estos caminos la satisfacción de lo sencillo y natural ante el agobio y picaresca de la proximidad de los últimos 100 kilómetros.