El Camino Vasco del Interior arranca en la ciudad de Irún, a orillas del río Bidasoa, y en sus primeras etapas atraviesa la provincia de Guipúzcoa a lo largo del valle del río Oria, siempre aguas arriba desde Andoain hasta Zegama; son paisajes que alternan zonas de monte, con bosques, prados verdes y caseríos, en contraste con el fondo del valle, densamente urbanizado. Durante varias jornadas caminaremos por aceras y bidegorris (carriles de asfalto específicos para peatones y ciclistas), avanzando en compañía del río pero también de la vía férrea, de carreteras y autovías, mientras descubrimos las comarcas naturales de Tolosaldea y el Goierri.
A continuación, en la frontera entre Guipúzcoa y Álava, deberemos afrontar la sierra de Aizkorri, el macizo más elevado del País Vasco, una gigantesca pared que se interpone en nuestro camino. Y para cruzarla haremos lo mismo que han venido haciendo los pastores con sus rebaños desde tiempo inmemorial, y que hicieron también los ejércitos romanos hace dos mil años: aprovechar el túnel de San Adrián, un pasadizo natural excavado en la roca a más de 1.000 metros de altitud, que nos permite atravesar de forma mágica la montaña. Tanto el paso por el túnel, así como el tramo siguiente por una calzada medieval a la sombra de un hayedo fantástico, quedarán grabados para siempre en nuestra memoria.
Una rápida bajada desde la sierra de Aizkorri nos introduce en la comarca de la Llanada Alavesa, lo cual supone un cambio drástico de paisaje y de clima: avanzaremos ahora por una zona de relieve ondulado dedicada al cultivo de cereales, con pueblos en alto, apiñados alrededor de las torres de sus iglesias. Tras superar Salvatierra-Agurain y la bella ciudad de Vitoria-Gasteiz, accederemos al enclave de Treviño, territorio que presenta una curiosa singularidad, puesto que está situado en el interior de Álava (País Vasco) si bien pertenece administrativamente a la provincia de Burgos (comunidad autónoma de Castilla y León).
Tras una bifurcación a la salida del pueblo de Estavillo, los que continúen hacia Haro y Santo Domingo de la Calzada se sumergirán en las extensiones de viñedos que conforman el paisaje de La Rioja, mientras que aquellos que se decanten por el ramal burgalés atravesarán Miranda de Ebro y Pancorbo, donde comienza la comarca de La Bureba, llanura extensa y solitaria encajada entre montañas, antesala de la meseta castellana.