Etapa 2: Pontedeume - Betanzos | Al Loro

Distancia: 
19,7 km
Duración: 
5 h
Dificultad: 
2
Paisaje: 
3

Etapa corta y agradable que transcurre básicamente por un entorno rural. Si bien no presenta grandes dificultades, no es en absoluto llana, pues el desnivel de subida acumulado resulta de 450 metros, repartidos en varios ascensos.

En las calles de salida de Pontedeume afrontamos una cuesta de las que se recuerdan, son casi 2 km con una pendiente durísima que en algún punto llega al 25 %. Lo mejor será dosificarse, o lo pagaremos más adelante.

A la salida de Miño cruzamos una pasarela elevada sobre la vía del tren; nada más descender de ésta debemos dar media vuelta, girando 180 grados por la derecha. Está señalizado, pero es fácil distraerse y no ver el sentido de la flecha en el mojón.

De Pontedeume a Miño solo encontramos una cafetería (sirven desayunos; abierto de 8:00 a 16:00) en A Ponte Baxoi, a 7,5 km del inicio (a pie de camino). Miño, localidad muy turística, cuenta con numerosas tiendas, bares y restaurantes. Hasta Betanzos no hay más servicios, si bien 3,5 km antes de la ciudad, tras una fuerte subida, en temporada se suele instalar un puesto de descanso para peregrinos con bebidas y tentempiés (al aire libre, de donativo), donde también sellan la credencial.

El albergue de peregrinos está muy cerca de la playa, pero algo apartado del camino (a unos 600 metros); los que vayan a pernoctar en él tienen un desvío señalizado justo a la entrada de la localidad.

A 600 metros del albergue por un sendero paralelo a la carretera, en dirección opuesta al camino, un sistema de dunas protege las marismas del río Baxoi y forma la Playa Grande de Miño: un arenal de 1,4 km ideal para pasear, ver atardecer… e ir despidiéndonos de las olas en este camino.

Para salir de Miño podemos tomar la Senda dos Sentidos, paralela a la vía del tren y al camino (señalizada junto a la playa de Sumiño). Se trata de un itinerario costero por un espacio natural protegido que confluye con el camino oficial en A Ponte do Porco, entre frondosa vegetación y con miradores a la ría a lo largo de un kilómetro.

A pie de camino, 50 metros antes de las primeras casas, es fácil pasar de largo por un precioso paraje: la playa de la Alameda en la desembocadura del río Lambre. Se accede desde el aparcamiento que encontramos a nuestra derecha; la playa está justo delante.

La iglesia románica de San Martiño de Tiobre, del siglo XII y situada en una loma, sustituyó a otro templo de origen suevo muy anterior; en torno a ella se levantaban las casas de Tiobre, también conocido como Betanzos O Vello, núcleo originario de Betanzos hasta que en el siglo XIII se dieron órdenes de trasladar toda la población al lugar que ahora ocupa, en el estuario junto a la ría.

El albergue de peregrinos, propiedad de la Xunta e inaugurado en el año 2013, está en pleno centro histórico y ocupa la Casa da Pescadería, un bonito caserón rehabilitado.

La ciudad, que fue una de las siete capitales del antiguo Reino de Galicia, cuenta con un espléndido casco medieval en el que destacan tres iglesias góticas: las de Santiago, Santa María do Azogue y San Francisco. Todas ellas quedan a un paso del albergue, y su visita es obligada.

La gran plaza del centro está dedicada a los hermanos García Naveira, reconocidos filántropos y benefactores de la ciudad que a principios del siglo XX, tras prosperar en América, impulsaron numerosos equipamientos públicos, educativos y asistenciales en su villa natal.

A pie de camino, en el número 8 de la Rúa Prateiros, se halla el establecimiento comercial más antiguo de Galicia, la farmacia Couceiro, fundada a finales del siglo XVII; por su mostrador han pasado ya diez generaciones de la misma familia, que mantienen la decoración del 1800, con los tradicionales frascos de vidrio y tarros de porcelana.

El singular Parque do Pasatempo, a 600 metros del centro, se ha descrito como un jardín enciclopédico con el que Juan García Naveira quiso transmitir sus descubrimientos del mundo en un lugar de esparcimiento. Si bien la parte histórica está cerrada por rehabilitación, podemos pasear por los agradables jardines abiertos al público, con estanques y aves, un quiosco de música y un laberinto de arbustos.

El nombre de Betanzos está asociado a un plato estrella: su famosísima tortilla de patatas, sin cebolla, muy poco cuajada y cuya consistencia casi líquida obliga a comerla con cuchara, como si fuera un flan.

Como dulce es muy conocido el milhojas de merengue y crema de la centenaria confitería Rábade, bajo los soportales que albergan bares y restaurantes.