Etapa 4: Pajares - Pola de Lena | Al Loro

Distancia: 
23,8 km
Duración: 
7 h 15 min
Dificultad: 
4
Paisaje: 
4

Primera etapa íntegramente asturiana en este camino. Durante los primeros 16,8 km presenta un recorrido rompepiernas debido a los continuos desniveles, con cuestas exigentes y un par de fuertes descensos (a San Miguel del Río y el tramo final a Campomanes). El resto de etapa hasta Pola de Lena transcurre plácidamente por caminos o pistas asfaltadas, sin ninguna dificultad.

Desconfiad de las señales de carretera con el símbolo de un peregrino o de la vieira, pues a menudo corresponden a trazados antiguos, hoy obsoletos (veremos alguna de estas indicaciones a la salida de Pajares y también al final de Campomanes): debéis seguir siempre las flechas amarillas pintadas, y en caso de duda consultad en Recorrido o en nuestra app Gronze Maps.

Los más observadores habréis advertido la gran diferencia entre los valles de la vertiente leonesa de la cordillera, amplios y en forma de U (debido a su origen glaciar), respecto de los estrechos y umbríos valles asturianos, con laderas pronunciadas en forma de V (por la erosión de sus ríos, de corto recorrido y gran desnivel), y que presentan una vegetación frondosa, fruto de las abundantes lluvias y de su clima atlántico.

Salvo el albergue privado de Llanos de Somerón (con un pequeño bar), no encontraremos ningún punto para avituallarnos hasta Campomanes, donde hay tiendas, restaurantes y varios alojamientos. Pola de Lena, cabeza del Conceyu de Lena, es una villa importante que cuenta con todos los servicios.

Sólo aquí se cultivan los arbeyos de Chanos, una variante autóctona de guisantes de color azulado y sabor exquisito; su fama proviene del siglo XIX, cuando se pusieron de moda entre la aristocracia madrileña y llegaron a servirse en los banquetes de los zares de Rusia. Hoy en día su producción es de apenas unos cientos de kilos al año, y pueden alcanzar precios astronómicos.

A la salida de Llanos de Somerón arranca, a mano izquierda, la variante de Munistiriu (señalizado como PR AS-99), un excepcional recorrido de 4,8 km de alta dificultad no apto para la mayoría de peregrinos, en especial para aquellos que tengan vértigo, pues presenta un tramo montañero, bastante aéreo y descompuesto. Enlaza con el camino oficial en Fresneo, y aumenta la distancia 200 metros respecto a éste. Solo para montañeros.

El pueblo, sin servicios, queda a 1,5 km del camino, en ascenso por carretera local desde Herías; dispone de un albergue exclusivo para peregrinos situado en un lugar idílico, frente al Santuario de Bendueños, del siglo XVI. Es conveniente avisar por teléfono el día anterior y comentar con la hospitalera si nos puede preparar algo para comer o cenar.

El topónimo hace referencia al dios celta Vindonnus, y podría estar asociado al Monte Vindio o Vindius citado por los cronistas durante las guerras de las legiones romanas contra cántabros y astures en tiempos del emperador Augusto (siglo I a.C.), un enclave mítico —no localizado todavía— donde se atrincheraron los resistentes a la invasión.

La joya cultural de la jornada es la extraordinaria iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena, construida en el siglo IX bajo los reinados de Ramiro I y su sucesor Ordoño I. El monumento, que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se halla a pie del camino 4 km antes de Pola de Lena, en lo alto de una pequeña colina que domina el valle. Visitas: de 11:00 a 13:00 y de 16:30 a 18:30 (en invierno media hora antes por la tarde); cierra los lunes y todo el mes de noviembre; tarifa 2 €.

El albergue de peregrinos, en un ala de un edificio de dependencias municipales, está delante de la estación de tren, a 300 metros del centro, en la parte alta de la localidad. Los sábados, domingos o festivos hay que avisar previamente.

Entre los platos de la cocina tradicional destacan las farines (leche y harina cocidas), los tortos con picadillo, las borones o boroñas (panes a base de harina de maíz) y, por supuesto, el pote asturiano (cocido de alubias —conocidas aquí como fabes—, patatas, verdura y todo el compango, formado por carne de cerdo y diferentes embutidos); otro guiso muy apreciado es el pote de berza y castañas.

El primer domingo de julio se celebra la Fiesta del Corderu, una gran comida popular en el campo, con sidra, música de gaitas y bailes folclóricos, donde el protagonista es el cordero a la estaca, al más puro estilo argentino: se dice que esta modalidad de asado fue introducida en Asturias por Antonio Viejo «el Gaucho», natural de una aldea del municipio, quien volvió a su tierra en 1933 tras haber pasado veinte años como emigrante en Argentina.