El Vákner, un monstruo que regresa del medievo

Actualmente ya no basta, con mayor fervor y dinero público cada vez que se aproxima un año santo, plantear una promoción convencional del Camino de Santiago como se venía haciendo en el pasado. Hay ahora tantos itinerarios, que compiten ferozmente entre ellos por captar peregrinos y turistas, que de poco sirve centrar los esfuerzos en hablar de los bellos paisajes que te vas a encontrar, el rico patrimonio construido existente, la magnífica oferta de alojamiento disponible o la suma amabilidad de las gentes de la ruta. Si os fijáis, toda ruta que se precie ya reúne estas condiciones y presume de ellas. Por lo tanto resulta necesario añadir nuevos elementos, o poner en valor algunas de las potencialidades que dormitan.

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Lonas anunciando el proyecto Vákner en Olveiroa, Camino de Santiago a Fisterra
Lonas anunciando el proyecto Vákner en Olveiroa, Camino de Santiago a Fisterra

Al hilo de esta última idea, para mí ha constituido un enorme placer el poder colaborar con el concello de Dumbría para, precisamente, rescatar del olvido a una figura singular, única en los caminos de peregrinación, que forma parte de nuestra historia y de la mitología de una comarca atravesada por la Prolongación Jacobea a Fisterra y Muxía.

El proyecto «Territorio Vákner» ha sido concebido, precisamente, para rescatar del olvido a un monstruo, un ser tan ambiguo, huidizo y misterioso que no es fácil de definir y, por supuesto, imposible de capturar.

Su única aparición en escena tuvo lugar en el año de 1493, precisamente cuando el mundo estaba comenzando a experimentar grandes transformaciones, con episodios tan impactantes, y que tanta impresión causaron en su época, como la caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos, pero sobre todo la más reciente toma de Granada y, sobre todo, el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Quizá como un canto de cisne, un terrorífico epílogo del Medievo, el Vákner se interpone en el camino de un obispo armenio, de nombre Mártir, que estaba realizando un largo –de 1489 a 1496– y penoso viaje por gran parte del mundo entonces conocido, como peregrino y visitando reliquias y santuarios a través de Venecia, Roma, Basilea, Colonia, Aquisgrán, Flandes, Normandía, París, Tours, Poitiers, Bayonne…, y que por el Camino Norte había llegado a Santiago, donde había permanecido 84 días, y se disponía a alcanzar la iglesia de Santa María das Areas, en Fisterra.

Sin embargo, cuando se aproximaba al cabo del Fin del Mundo, que pronto dejaría de serlo en el imaginario colectivo, se topó con esta bestia. Su relato es como sigue:

«Recibí la bendición de Santiago, me puse en camino y llegué a la extremidad del mundo, a la playa de la Santa Virgen, a un edificio que fue construido por la propia mano del apóstol San Pablo y que los francos llaman Santa María de Finisterre. Padecí muchos trabajos y fatigas en este viaje, en el cual topé con gran cantidad de bestias salvajes muy peligrosas. Encontramos el vákner, animal salvaje grande y muy dañino. ¿Cómo, me decían, habéis podido salvaros, cuando compañías de veinte personas no pueden pasar? Fui en seguida al país de Holani, cuyos habitantes se alimentan también de pescado y cuya lengua yo no comprendía. Me trataron con la mayor consideración, llevándome de casa en casa y admirándose de que hubiese escapado del vákner».

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Boceto definitivo del Vákner, obra de Cándido Pazos
Boceto definitivo del Vákner, obra de Cándido Pazos

Así pues, por su descripción y sin que ningún otro viajero haya mencionado a la criatura, y sin que exista tradición alguna al respecto en las tierras montañosas situadas entre Santiago y Fisterra, sabemos que el Vákner era un ser fiero y peligroso, y que interrumpía el paso de grandes grupos de peregrinos, lo que descarta cualquier animal salvaje conocido como pudiera ser un oso, lobo, lince o toro, a no ser que estuviera alterado por alguna enfermedad como la rabia, caso habitual en lobos especialmente agresivos como pudo haber sido el caso de la célebre bête de Gévaudan, que atemorizó a los habitantes de este territorio francés a finales del siglo XVIII (Camino de Le Puy).

Persuadidos de que cualquier proyecto serio asociado a la historia debe, en primer lugar, contar con una base documental rigurosa, durante los pasados días 18 y 19 de octubre se celebró en Dumbría un Encuentro dedicado a dilucidar qué clase de bicho podría haber sido este Vákner. Por allí pasaron los principales especialistas que han tratado el asunto en sus investigaciones, tanto los estudiosos del itinerario de Mártir como los que ya han planteado alguna hipótesis sobre la figura, real o mítica, del Vákner, que van del lobo o lobo rabioso, a un licántropo, un dragón u otra clase de ser maléfico con una carga simbólica, ya que estamos en un espacio de tránsito cara el fin del mundo y el océano.

Por otra parte, para crear un icono alrededor del cual poder pivotar todo el proyecto, el municipio decidió situar en el Camino una gran instalación escultórica, encargada a Cándido Pazos (reputado artista que ya tiene obras en el Camino Francés, por ejemplo las puertas situadas a la entrada de Logroño o Santiago), en la que se represente la imagen de un hombre lobo. La estatua, de la que presentamos el boceto, estará fundida en bronce y alcanzará, con la base de piedra, los 5 metros de altura.

Otras acciones pretenden completar esta aproximación al Vákner, entre ellas algunas ya ejecutadas, como la edición de folletos para repartir entre los peregrinos a su paso por el Camino (para que nos vayamos familiarizando con la idea), el rodaje de un breve audiovisual que fue presentado en el mentado Encuentro y en que ha sido de agradecer la colaboración de Marcelino Lobato (adjuntamos la versión en gallego, por ahora única concluida, aunque también se montará en castellano) o la composición de una banda sonora propia (varios fragmentos han sido incorporados al audiovisual) de la que es autor Bieito Romero, cabeza del grupo de música folk gallega, de proyección internacional, Luar na Lubre. Este tema, además, será el primero de su nuevo disco, Vieiros e Vieiras, dedicado al Camino de Santiago.

Es bastante lo que ya se ha hecho, pero aún falta mucho por obrar, entre otras cosas el diseño de una marca propia y de una web, la puesta en marcha de itinerarios de senderismo alrededor del Camino para conocer las tierras interiores de esta Prolongación jacobea, la divulgación a través de diferentes canales (ferias de turismo, salas de cine, internet, congresos, conferencias, etc) o la convocatoria de un premio anual, con el nombre del Vákner, para valorar las acciones a favor del Camino de Fisterra y Muxía.

El Vákner no es más que un ejemplo de los muchos tesoros de nuestro patrimonio material e inmaterial, asociados al Camino de Santiago, que podrían ser potenciados para hacer más atractiva la experiencia cultural del peregrino.

Un monstruo que ha vuelto…, para quedarse.

TERRITORIO VAKNER

Periodista especializado en el Camino de Santiago e historiador

Comentarios
cuak
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Vaya...
cuak
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Algunos dias digo https://google.es