Tres iniciativas ecológicas en el Camino de Fisterra y Muxía

Quienes pertenezcáis a la generación de la Movida recordaréis aquella canción de Ilegales titulada «Tiempos nuevos, tiempos salvajes» (1983), en la que se nos conminaba a coger un arma y luchar, pues nadie lo iba a hacer por nosotros. Pues bien, las armas de estos tiempos del calentamiento global y la lucha hacia un nuevo orden mundial ya no son de las que disparan balas, sino las del compromiso con el medio ambiente y la sustentabilidad.

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María y Juanjo ante la pensión-restaurante Virxe da O
María y Juanjo ante la pensión-restaurante Virxe da O

No se trata de predicar una utopía de lo verde, sino de dar pasos firmes hacia una nueva relación con el planeta, y esto se puede hacer también a pequeña escala, en acciones cotidianas que impliquen esa corresponsabilidad.

Las cosas están cambiando poco a poco, y se puede apreciar en algunos proyectos que se desarrollan junto al Camino. Nos desplazamos hoy para conocer tres de ellos, situados en los concellos de Negreira y Mazaricos, de la Prolongación a Fisterra y Muxía.

Fisterra Bovine World (Trasmonte, Negreira)

El primero no va a gustar a vegetarianos, veganos o animalistas, pues criar al ganado vacuno para su posterior sacrificio y consumo no parece, a priori, buena carta de presentación para colgarse la vitola ecológica. Sin embargo, al menos hemos de valorar las condiciones de esa crianza, y los objetivos globales del planteamiento, porque ya que la gente sigue comiendo carne cada vez en mayor medida —la demanda se ha disparado en Asia—, y que en torno a dicho consumo existe un mercado, al menos deberíamos exigir, hasta que todos nos convirtamos en vegetarianos, que esta producción sea respetuosa con las reses, huyendo de la estabulación intensiva y procurando desarrollar modelos de granja que respeten el pastoreo tradicional, con el ganado paciendo al exterior y evitando la ingesta de piensos industriales.

Esto es lo que se ha intentado en FBW, una explotación de vacuno experimental en la que, durante dos años, se ha reunido una cabaña de reses de trece razas diversas, algunas sin duda exóticas (tales la escocesa Highland, o la japonesa Wagyu), otras gallegas y españolas, en todo momento siguiendo un sistema de crianza y alimentación tradicional con su base en los pastos propios y el maíz. Este era el objetivo de Discarlux, distribuidora que promueve la iniciativa, para comprobar resultados y suministrar a cadenas de calidad.

Al situarse la finca de Trasmonte junto al Camino, los peregrinos han sido invitados a entrar en ella, fotografiarse junto a los murales en los que aparecen las diversas razas representadas, y conocer el proyecto y la cabaña in situ. Al final, además, podían votar por su raza favorita, resultando la Rubia gallega, que juega en casa, la vencedora, seguida de la zamorana Sayaguesa.

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Fisterra Bovine World, murales con las diversas razas de vacuno criadas
Fisterra Bovine World, murales con las diversas razas de vacuno criadas

Albergue y granja escuela Bergando (Monte Bergando, Negreira)

Subimos un escalón, y en las inmediaciones de Negreira encontramos un proyecto que sí podría integrarse plenamente bajo el sello verde. Se trata de una granja-escuela, y por lo tanto con una dimensión pedagógica orientada a colegios, familias y visitas de particulares interesados por la naturaleza, que ha nacido a partir de lo que era un picadero de caballos. La propuesta se complementa con un alojamiento, tipo albergue, y por otro con habitaciones, que nos interesan especialmente por estar también destinados a los peregrinos.

El primer valor, que salta a la vista, es el medio en el que se inserta: una extensa finca, de varias hectáreas, dominada por el bosque autóctono gallego, que en su día ocupaba grandes extensiones en esta comarca de A Barcala, pero que hoy ha retrocedido alarmantemente por la plaga del eucalipto; ya se sabe, beneficio rápido a costa de empobrecer el medio y propagar los incendios, hasta que en Galicia aprendamos en carne propia, porque no lo hemos hecho al ver arder las barbas del vecino en Pedrogão Grande (2017), desastroso incendio que causó 64 muertos y generó importantes cambios en la política forestal lusa.

Una guía excelente, la canaria Begoña, nos muestra la finca y las instalaciones, haciendo hincapié en la filosofía de Bergando, que no es otra cosa que el futuro hecho presente, y por lo que atañe al alojamiento una forma de situarnos en una isla verde y sosegada que es el contrapunto a la densa urbanización de Negreira.

Los datos son elocuentes para refrendar el éxito de Bergando, con gran presencia de peregrinos en 2019 y de todo tipo de público a raíz de haberse instaurado el ecosistema Covid, que ha provocado una especie de pasión verde —más huída que compromiso— hacia lo rural y la naturaleza.

Edificios en madera, en los que se han utilizado con profusión vigas procedentes de las bateas mejilloneras de las Rías Baixas, y en la decoración un gran número de muebles y piezas decorativas de anticuario, generan un estilo singular. El resultado nos aproxima a modelos que hemos conocido en Francia, denominados eco-albergues, que no tardarán en proliferar aquí, porque de la desgracia se aprende rápido, al menos a la misma velocidad que lo están haciendo las cabañas en el bosque, estén o no colgadas de los árboles.

Un proyecto consistente que, previa reserva más orientada a los grupos, también ofrece actividades como hípica, kayac, senderismo, yoga, etc. La granja, además, se está reforzando con la presencia de diversas especies como ponis, cabras, alpacas, conejos de Angora, cerdos vietnamitas y un aviario. Y en la cocina se ofrece un menú vegetariano, también vegano previa petición, a los grupos organizados; a los clientes individuales el desayuno, y a los peregrinos el traslado a Negreira.

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Albergue de la Granja-Escuela Bergando, próxima a Negreira
Albergue de la Granja-Escuela Bergando, próxima a Negreira

La pensión-restaurante Virxe da O (Quintáns, Mazaricos)

Camino adelante nos topamos al pie del monte Aro, a 1 km de la ruta desde Vilar do Castro, la pensión y restaurante Virxe da O, así denominada por la proximidad de la capilla de la misma advocación, sita en la aldea de Quintáns, concello de Mazaricos. Visto lo que está sucediendo en caminos como el Portugués, donde proliferan los nombres anglosajones, acaso pensando que así son más cosmopolitas, cuando en realidad no hacen más que revelar ciertos complejos crónicos, se agradece la apuesta por lo local, también en el título.

Lo primero que nos llama la atención en este lugar es el edificio totalmente forrado de planchas de corcho, algo desde luego insólito en Galicia. La corteza del alcornoque es un aislante tradicional muy efectivo, pero que se suele utilizar en interiores, y sobre todo en suelos. ¿De dónde procede la idea? Pues regresamos a Portugal, principal productor mundial de corcho, y de un hotel próximo al Parque Pena Aventura (Vila Real) en el que María, promotora de la iniciativa, conoció una intervención similar.

Sin duda el corcho es lo que más llama la atención, pero el compromiso con el medio y la ecología va más allá. En primer lugar, a partir de la rehabilitación de la casa de la abuela, un edificio tradicional de piedra con sus anexos en establos y pajar. También con la instalación de un eficiente sistema de calefacción de aerotermia. Y desde luego preservando la finca inmediata con sus castaños, bajo los que se han instalado hamacas.

El plan inicial era el de un albergue, con dos habitaciones compartidas provistas de literas y el resto en habitaciones privadas, pero una vez conocida la demanda de los peregrinos, que solicitaban mayormente habitaciones, optaron por reconvertirse en una pensión rústica que cuenta con 6 habitaciones, cinco de ellas dobles y una familiar, todas con hidromasaje. Mantienen, eso sí, el compromiso inicial de ofrecer gratis la lavandería a los clientes, sean o no peregrinos, y los masajeadores de pies, que estaban especialmente pensados para los caminantes.

Otro gran aliciente de la oferta es el restaurante, en el que se cocinan platos caseros, con un menú muy cuidado, que cambia a diario y tiene un precio de 10 euros, y con especialidades en la carta como el bacalao, el pulpo o las carnes a la brasa.

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Lo que antes parecía un futuro lejano y minoritario, tímidos pasos hacia un cambio de ciclo económico y social, se va tornando, con el acelerón propiciado por el Covid-19, en una realidad cotidiana. Algo está cambiando en el Camino, que acaso podría convertirse, tal como expresa en su canción nuestro querido amigo Maldonado, en la «vanguardia de Acuario».

Y Volviendo a Ilegales: 

…No hay nada sin lucha,
Ni aire que respirar
No eres un juguete,
Levántate y lucha ya…

Periodista especializado en el Camino de Santiago e historiador