Camino Francés: Cafrada en Navarrete

El espacio, que ya había sido alterado por la irrupción de la AP-68, ahora ha sufrido una definitiva y demoledora estocada con la prolongación de dicha autopista, denominada Vasco-Aragonesa, y su enlace múltiple con la A-12 (autovía del Camino de Santiago), la LO-20, la N-232 y la nueva traza de la N-120.

La obra es responsabilidad del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, heredero de los de Fomento y Obras Públicas. Hace tiempo que somos conocedores de los procedimientos que aplican sus ingenieros y técnicos, sin duda muy capaces en aspectos constructivos y regulatorios del tráfico, pero auténticos ignorantes en lo que atañe al respeto del patrimonio, en este caso declarado Mundial.

Y tal y como es habitual, se conforman, y todavía hemos de darles las gracias, con mantener expedito el paso de peatones, considerando al Camino de Santiago, máxime al Camino Francés, como una vía pecuaria o agraria más a la que se aplican las mismas recetas del libro de obra: ningún tratamiento especial, ausencia de una senda paralela peatonal o similar, nada de separación de peregrinos y vehículos. Carretera pura y dura donde antes había un camino de tierra, barandas metálicas de las que se usan habitualmente en cualquier vial, una pendiente excesiva que facilitará los accidentes (sobre todo de los ciclistas) y nulo esfuerzo para una mediana integración paisajística o reducción del considerable impacto ambiental.

De nuevo el Camino es la última mona de esta partida frente a intereses estratégicos que no casan con la Agenda 2030 del desarrollo sostenible. De nuevo los políticos a lo suyo, que son los votos y lo inminente y aparente. De nuevo el 1% cultural destinado, tal vez, a encargar una estatua gigante de temática jacobea a cualquier amigo. De nuevo el estropicio y la vergüenza, imagen de un país al que le importa un bledo su historia, en pleno siglo XXI. Y de nuevo las asociaciones jacobeas haciendo mutis por el foro y disfrutando de pequeñas prebendas a cambio de mantener la boca cerrada.

Otra oportunidad perdida de hacer las cosas bien. La historia se repite y nos tememos que esto no tiene remedio, porque pronto nos veremos obligados a comentar casos similares, más obras públicas carentes del más mínimo respeto por el Camino, en Burgos y León. Qué diría Pessoa, todo un desassossego para un Camino Francés cada día más urbanizado y castigado. Menos mal que ahora el Camino se vende como una experiencia interior…