Etapa 17. Cambios
Esta mañana me he despertado muy temprano para poder hacer la doble etapa sin asarme de calor después de pasar Villamayor de Monjardín. Antes de las 7 ya estaba dejando Mañeru atrás y llegué a Estella sobre las 11 y allí se complicó la cosa...
Bueno, vuelvo al principio de la mañana. Sigo caminando en soledad a pesar de estar en el camino francés y haber ya peregrinos por el camino. No sé, siento que aún no he terminado mi proceso interno y no tengo muchas ganas de unirme a otros peregrinos. Tampoco quiero condicionar a nadie y sé que tengo la posibilidad de hacerlo sólo hablando con algún peregrino más novato. Cuando me hacen una pregunta y sobretodo ahora que llevo tiempo a mis anchas y no tengo la medida cogida, hablo de más. Al igual que a mí no me gustaba que me dijeran lo que tengo por delante, si dormir aquí o allí o colocación de la mochila entre otras cosas, tengo que dejar que los demás experimenten por sí mismos y aquél que quiere ayuda o consejo ya lo pide y dárselo sólo entonces, por eso, entre otras cosas, por el momento, prefiero quedarme al margen y no interactuar mucho rato seguido.
Volviendo al camino, a pesar de haber pasado 9 años desde el último, sigo recordándolo muy bien, y veo similitudes entre el Camino y yo. Ambos somos los mismos, pero hemos cambiado algunas cosas.
La primera vez que lo hice en el año 2006, recuerdo que para cruzar las carreteras, se cruzaban y punto y después, ya en el 2008 me encontré que se habían construido pasos a otro nivel para cruzar. Ahora, dónde antes habían caminos que no eran ni aceptables para los carros, por la de profundos surcos de la lluvia, ahora son caminos de tierra compactada. Son más duros pero más fáciles para caminar y mejores para su mantenimiento. Al igual que dónde antes había que bajar un metro de la carretera al camino por una rampa impracticable, ahora se han puesto travesaños de madera a modo de escalones. Donde antaño la calzada romana saliendo de Cirauqui era un tramo pequeño en la que los pies se iban para todas partes, ahora se ha completado toda la bajada y están puestas de una forma ordenada. Pues eso, que el camino ha perdido parte de la rebeldía de la juventud y se ha vuelto estable y seguro. Y yo, también. Dónde antes dudaba de todo, ahora tengo determinación y convencimiento, que a su vez, dan seguridad.
Ahora volvamos a la etapa. Disfruto caminando hasta Estella, solo paro en Lorca para quitar piedras en los zapatos, poner crema solar y lavarme las manos en la fuente antes de volver a coger los bastones. Es curioso, sé que ando bastante de forma habitual, pero nunca tantos días seguidos y por supuesto lo hago con una mini mochila. Pues en este camino sólo he cogido un poco de agujetas en los tríceps tras las dos etapas de Bolea a Yeste y de Yeste a Puente la Reina de Jaca, supongo que por las fuertes subidas de aquellos dos días y haber empujado bastante con los bastones. Ni dolores ni otras agujetas, y mucha gente me ha hecho notar que ando como una persona normal y no como una peregrina lo hace normalmente. Pues toda esta parrafada porque estando en la primera fuente de Estella rellenando el agua, un hombre mayor se acerca y me pregunta si estoy haciendo el camino, porque no lo parece debido a mi movilidad. Seguimos hablando y riendo un rato hasta que llega otra chica y se une a la conversación, aprovecho para preguntarle por una frutería y así avanzar y si sí, avanzar avanzamos hasta la frutería y blablabla durante un buen rato. Ella se va y yo compro plátanos. En la frutería, lo mismo, la frutera con ganas de hablar y diciéndome que seguro he comido muchos plátanos porque me muevo con soltura, no como los peregrinos y más blablabla. Consigo despedirme sin ser muy cortante y cruzo de nuevo el puente para retomar el camino de salida, o eso intento. Aparece de nuevo la chica de la fuente y más blablabla, es agradable y la conversación tiene muchas risas y me gusta, pero tengo que cortar pensando en que no me puedo demorar mucho o me cocinaré por el camino después. Pues que no pasa nada, que teniendo protector solar, todo está bien y que además, pasado Irache, corre brisa y se está bien; es lo que me contesta. Le digo yo que sí que sí pero que me voy. Con estas, que ya han pasado cerca de 2 horas desde que llegué a la fuente de la entrada y yo con la mochila puesta y sin sentarme. Dejá vu!
Por fin, miro al suelo y voy siguiendo flechas sin mirar a nadie, que no me dejan irme hoy! Consigo salir de Estella y encontrarme sola de nuevo. Fuera mascarilla! Paso la fuente del vino, bebo un sorbo y relleno el agua de nuevo, pues ya estamos a 26 grados. Sigo, paso el camping y me adentro en el camino del bosque, menos mal que hay sombras porque la temperatura ha subido dos grados más, ya estamos a 28. Se acaba el bosque y subo a Azqueta, me refugio unos segundos a la sombra de las casas, sigo y me encuentro ya con la subida a Monjardín, ahora parezco un perro jadeando por el calor. Me tomo mi tiempo, no soy capaz de hacer la subida de un tirón, tengo que ir parando. Bien! Aparece la fuente medieval y como siempre, es un respiro. Entro, me siento en los escalones, no soy ni capaz de quitarme la mochila, la dejo puesta y que descanse en el escalón superior al mío, qué alivio! Tomo la decisión que si el bar de Monjardin está abierto, entro.
Llego a Monjardín, busco el bar de al lado del albergue de los holandeses y está abierto, bebo una refrescante cerveza sin alcohol mientras el dueño me pone el agua en el congelador. Para que me esté un rato más, me trae un bol de cerezas recogidas esta mañana y me las como también. Cojo el agua del congelador y prosigo. Parece que hayan dejado la puerta del horno abierta, qué calor! Pero sigo en busca de la brisa refrescada en alguna sombra. Ya sólo me quedan cuatro sombras de unos chopos y las aprovecho bien. Después, 11km de sol. Cuando me faltan sólo 6km para llegar, me llama Sara del albergue de la casa de la abuela para preguntar si estoy bien para llegar a Los Arcos o si quiero o lo necesito, que me viene a buscar. Agradezco su intención pero deniego el ofrecimiento. Yo puedo y yo llego. Llegué. Albergue otra vez para mí sola. Luego me entero de que unos bicigrinos llegarán cerca de las 22h. Yo tengo la habitación para mí sola y eso ya es mucho. Independencia para colocar mis cosas como me dé la gana y saber que no molestas a nadie cuando te preparas para salir por la mañana. La noche cuesta 15€ sólo dormir. Desayuno y cena son aparte. Hay WiFi.  
Mañana iré al municipal de Logroño, a ver qué ha cambiado o que no, en estos 9 años.
Enlace Wikiloc:
https://ca.wikiloc.com/rutes-senderisme/17-camino-de-santiago-desde-casa...
Buenas tardes y buen camino!!!
 

Etapa 18. Botas abandonadas
He dormido de lo mejor en este camino, no sé si será por el cansancio, por las sábanas de algodón o por la tormenta nocturna o por la mezcla de todo.
Salgo de Los Arcos siguiendo una pista y a un peregrino en la distancia, qué ilusión, un peregrino! Parece que mantenemos el mismo ritmo, la distancia entre nosotros no varía. Tampoco acelero el ritmo, pienso que será lo que tenga que ser.  
Empieza a llover flojito y seguimos adelante, parece que empieza a acelerar y las gotas se hacen gordas. Mejor me visto para la lluvia. Paro y pongo chaqueta, pantalon, gorra y funda. Sigo adelante. El misterioso peregrino que va delante sigue a la misma distancia, seguro que ha hecho lo mismo que yo. Cuando llego a Sansol estoy sudando. Definitivamente, no es lo mismo caminar a 10 grados de temperatura que a 18. Paro y me quito la camiseta de manga larga. Mientras la guardo, veo al peregrino misterioso salir de la tienda. Acabo de recoger mis cosas y me pongo en marcha, ahora estoy más cerca. Veo la señal que marca el desvío a la derecha y veo que el peregrino va mirando el móvil y se pasa la señal. Le pego una voz y le digo que se ha salido del camino. Para mi sorpresa es Jorge, el peregrino con el que coincidí en Ruesta. Al tomar el desvío aparece un par de botas de mujer encima del mojón. Jorge y yo hablamos hasta Torres del Río, que parece estar deshabitado y no vemos a nadie hasta el albergue de la Pata de Oca y como él tiene hambre se queda a desayunar, me pregunta si yo también, pero yo sigo en mis trece, me gusta ir sola y además, no suelo comer nada en los primeros 15-20km. Ahí nos separamos. Seguro que nos volvemos a ver.  
Para de llover y me quito la ropa de agua, qué sensación más agradable es la de sentir el aire fresco!  
En otro mojón aparecen 2 pares de botas y un bordón. Curiosamente, al igual que las anteriores, no tienen cordones.  
Media hora más tarde me tengo que volver a poner la ropa de agua. Ahora ya llueve con ganas y no parará en 3 horas.  
Hoy agradezco que hayan arreglado los caminos con tierra compactada, en días de lluvia son mejores. No hay barro, no hay patinazos y apenas hay charcos, por lo que se camina muy bien y con seguridad.  
Disfruto mucho caminando bajo la lluvia, ha bajado la temperatura y ya no sudo nada, tampoco me estoy mojando, así que no tengo esa sensación de sentirme pobre, fría y miserable. Así, llego a Viana y encima del primer tejado que hay, al lado de los huertos, asoman otras botas abandonadas y sin cordones. ¿Cuál es el propósito de dejar unas botas en buen estado en un camino dónde pueden ser muy necesarias y sin cordones?
Sigo y por suerte, la lluvia amaina un poco y al llegar al centro me pongo la mascarilla y soy saludada con un “Buenos días Buen Camino” por todas las personas que me cruzo, me hace sentir bien recibida.
Me paro a tomar un café en la última panadería cafetería que hay a la salida de Viana. Descanso un rato y me seco el chubasquero. Al salir, vuelve la lluvia, pero ahora se quedará de forma intermitente hasta la entrada en La Rioja.
Esta noche duermo en el albergue municipal de Logroño, que tiene un aforo del 50% y un precio de 10€. No se puede utilizar la cocina. Al final somos unos 24-25 peregrinos y empieza la convivencia. Nos organizamos para lavar la ropa, duchas, moverse dentro del albergue y es una situación extraña, por las mascarillas, los miedos, la separación experimentada por todos, etc. Supongo que poco a poco nos iremos acostumbrando.  
Por cierto, el peregrino misterioso no ha venido aquí.
Enlace a Wikiloc:
https://ca.wikiloc.com/rutes-senderisme/18-camino-de-santiago-desde-casa...
Buenas tardes y buen camino!!!
 
 
 

Etapa 20. Evitando la lluvia (o casi)
Como ya hacer 20km me supone muy poco, me propongo volver a doblar etapa y dormir en Belorado, ya que me apetece conocer el albergue de Cuatro Cantones tras haber leído el blog que escriben. Consulta del pronóstico del tiempo y dan agua fuerte a partir de las 12, así que decidí madrugar. A las 5:50 empiezo a caminar por Nájera. Voy subiendo lo que recordaba ser una cuesta empinada y ahora ya no me lo parece tanto. Incluso creo ver caras en la roca, está mi vista empeorando o mi imaginación es muy poderosa?
A medio camino de Azofra empieza a amanecer y consigo ver el sol naranja subir, disfruto de poderlo verlo por unos minutos antes de que se cubra el cielo de nubes grises por todas partes.  
Entre Azofra y Cirueña veo un peregrino a lo lejos que cada vez está menos lejos. Cuando llego a su altura compruebo que es una mujer y que me está esperando porque me ve muy decidida y segura y ella echa en falta más señales para seguir el camino. Es nacida en Rumanía, ha pasado la mayor parte de su vida en Canadá y ahora que es abuela, vive en Holanda. Camino con ella hasta Cirueña y pasamos un rato muy agradable.
Ella se para en un área de descanso porque ya le queda poco para acabar la etapa y no tiene prisa y allí nos separamos.  
Yo voy que vuelo y me encuentro en Santo Domingo de la Calzada en un periquete y a las 10:50 de la mañana, tras haber almorzado, me encuentro ya en marcha iniciando el segundo tramo. Todavía no llueve...
De camino a Grañón, empiezan a aparecer los saludos con los camioneros y sin darme casi cuenta, ya estoy  enfrente de Grañón. Lo atravieso por su calle mayor y sin cruzarme a nadie, llego al final, dónde se ofrecen siempre esas vistas tan verdes del valle que me llevará a Castilla y León, vienen unos gatos a saludarme, supongo que buscan comida, pues parece que es su sitio y hay comederos vacíos. No puedo acercarme a tocarlos porque se van corriendo. Se parecen a mí, busco compañía, pero no demasiada.
Continúo pensando en esto cuando aparece la señal de la entrada en Castilla y me doy cuenta que he atravesado La Rioja en dos días, qué corta ha sido!  
Sigo avanzando, en el horizonte solo hay niebla y nubes amenazadoras de agua, según la app del móvil, tengo alerta por tormentas viniendo desde Logroño y por delante lluvia intensa. Mi intención es llegar a Belorado, pero si me pilla la lluvia antes, me conformo con llegar a Viloria de Rioja o incluso a Redecilla del Camino. Cuando llego a Viloria, sigue nublado y no llueve, me faltan 8km para Belorado y me siento bien. Arriesgar o no? Total, un par de horas se pueden aguantar bajo lluvia fuerte y seguro luego tendré calefacción, así que allá voy.  
A menos de 4km empiezan a sonar truenos y pienso que ojalá aguante y apretó el paso, ya faltan 3km y empiezan a caer gotas, me pongo el chubasquero, pero solo la chaqueta. 2,5km para llegar y empieza a llover más fuerte, me pongo también el pantalón. 2km, llueve de lado y a cubos. Los pies empapados, pero nada de la ropa. Llego al albergue y todo genial, calefacción encendida y solo hay otras dos chicas que son de Terrassa. Una vez las tareas de peregrinos están hechas, nos quedamos hablando toda la tarde.
Finalizo esta doble etapa en el albergue de Cuatro Cantones, 12€ la noche. Hay sábanas desechables, baños, duchas y lavaderos, cocina y estufa de leña.
 
Enlace a Wikiloc:
https://ca.wikiloc.com/rutes-senderisme/30-camino-de-santiago-desde-casa...
 
Buenas tardes y buen camino!!!