Etapa 2C: Sergude - Hospital de Bruma | Al Loro

Distancia: 
12,6 km
Duración: 
3 h 15 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
2

La jornada discurre a través de un agradable entorno rural y presenta un perfil exigente, destacando el ascenso al alto do Peito, que con sus 457 metros es el punto más alto del Camino Inglés. En verano el calor puede ser sofocante, por lo que habrá que llevar suficiente agua.

La etapa que os proponemos puede resultar excesivamente corta (12,6 km), pero alargarla hasta Sigüeiro no está al alcance de todos, pues serían 37 km en total. Quienes deseen avanzar pueden pernoctar en el albergue de la Xunta en Poulo, 9,5 km después de Bruma, una distancia asequible para los que hayan salido de Sergude.

En el lugar de As Travesas este ramal coruñés confluye con el itinerario principal procedente de Ferrol, siempre más concurrido y por el que seguiremos en dirección a Bruma.

Cada vez más peregrinos aprovechan para caminar los dos ramales del Camino Inglés: tanto en As Travesas como en Mesón do Vento (a poco más de 1 km de Bruma) tenemos paradas donde tomar un autobús de vuelta para A Coruña, y desde allí desplazarse a Ferrol, punto de inicio del itinerario clásico.

Durante el trayecto sólo disponemos de bares en Sergude, en Sarandós y en As Travesas.

En 2021 se abrió un andadero de tierra paralelo a la carretera AC-542 en As Travesas, que evita el tremendo peligro que antes suponía caminar por su arcén, con coches y camiones pasando a gran velocidad. Aun así, hemos de cruzar dicha carretera; así pues, mucha precaución.

Incluimos un recorrido alternativo (ver mapa etapa 3) que se inicia, torciendo a la izquierda, 450 metros antes de alcanzar la AC-542 (por el camino desde Betanzos); sigue en parte el trazado antiguo y evita el contacto con dicha carretera.

A apenas 50 metros del albergue disponemos de un bar con comidas donde atienden bien a los peregrinos. En caso de que estuviera cerrado, es posible encargar cenas que traen desde otro restaurante cercano.

El actual albergue se levanta en el lugar donde hubo un hospital de peregrinos desde el siglo XII hasta el XVIII, único refugio en una zona boscosa e inhóspita que era frecuentada por saqueadores. Al final de las casas tenemos la pintoresca ermita de San Lorenzo, con su cementerio alrededor.