Etapa 16: Santillana del Mar - Comillas | Al Loro
La etapa, con paisajes interesantes y poco exigente físicamente, discurre en su mayoría a lo largo de carreterillas y pistas de asfalto, sin apenas tráfico. Aquellos peregrinos más en forma tal vez decidan continuar hasta San Vicente de la Barquera, lo cual supondría una distancia total de 33,3 km. | |
Las flechas por el interior del casco urbano de Santillana son escasas y difíciles de localizar. El camino sale desde la plaza Mayor o del Ayuntamiento, donde tomaremos la calle de los Hornos en ascenso. | |
A la salida de Santillana, al llegar junto a la puerta de un camping, debemos seguir de frente por un pasillo con vallas a lado y lado, que separa las dos zonas de acampada. Cabe denunciar las flechas engañosas que aparecen en los carteles del acceso a este camping, colocadas para que utilices su restaurante-cafetería; además, en uno de dichos carteles indican un supuesto albergue de peregrinos dentro del recinto, el cual hace años que no funciona, por lo que debería exigirse que retiren el letrero. | |
En El Arroyo hay un bar-restaurante, el Mesón la Santuca (abre a las 8:00, lunes cerrado); en Oreña disponemos del bar de una posada, a 150 metros del camino; en Caborredondo pasaremos ante un bar-restaurante (abre cada día a las 7:00, a las 8:00 los fines de semana), y hay otro a pie de la CA-131, a 500 m; en Cóbreces hay servicios de restauración y panadería a pie de la carretera; en Trasierra hay un bar muy pequeño (abre a las 10:30, martes cerrado), y, finalmente, en La Iglesia hay otro bar (abre cada día a las 11:30). | |
Toda la etapa es perfectamente ciclable, por lo que no tiene sentido utilizar la carretera CA-131, muy transitada y peligrosa; el camino señalizado resulta mucho más interesante y, por supuesto, más seguro. | |
En varios pueblos veremos depósitos cilíndricos de obra, cuya forma recuerda los palomares de Castilla: en realidad son silos para el pasto, dispuestos aprovechando el desnivel de los prados, donde la hierba recién segada se introduce por arriba, se compacta y va fermentando en su interior; la acción de las bacterias permite la conservación del forraje que meses después comerán los animales. | |
A la salida del pueblo ascendemos entre prados hasta la iglesia de San Pedro de Oreña, del siglo XVI y situada en el alto de una colina, desde la cual —si el día es despejado— podremos ver el mar a lo lejos; suele haber un voluntario que enseña el templo y sella la credencial. | |
Pasamos ante la iglesia de San Martín de Tours, interesante obra barroca construida gracias a las aportaciones de Juan Antonio de Tagle Bracho (1685-1750), hidalgo local que emigró a Perú, donde se enriqueció; falleció en Lima, antes de poder volver a su pueblo y sin ver su obra terminada. | |
Un kilómetro después de Pando, el camino atraviesa el núcleo rural de Concha por su calle Mayor, flanqueada por casonas típicas con sus gruesos muros, balcones corridos y barandillas de madera. Sin duda, un lugar precioso donde el tiempo parece detenerse. | |
En 2019 cerró el albergue municipal de peregrinos, pero disponemos de un agradable albergue-hostel privado en lo alto del pueblo; también hay particulares que alquilan habitaciones, incluyendo a menudo el desayuno. El resto de alojamientos suelen presentar precios prohibitivos en temporada alta. | |
La historia de la villa está ligada a la figura de Antonio López, primer marqués de Comillas (1817-1883) y uno de los hombres más ricos de la época. Nacido en una familia humilde, con 14 años viajó a Cuba huyendo de la justicia; allí amasaría una gran fortuna mediante negocios de ropa, plantaciones de caña de azúcar y, especialmente, gracias al comercio de esclavos. Tras su vuelta a España fundó varios bancos, compañías navieras y de ferrocarriles; también conspiró para derrocar la Primera República (1873-74) y financió la monarquía de Alfonso XII, quien premió sus servicios con la concesión del título nobiliario. En 1881 y 1882 las familia real y su corte veranearon en Comillas, invitados por el marqués, convirtiendo la localidad en destino vacacional de la alta sociedad. | |
La villa acoge numerosos edificios de estilo modernista (equivalente español al art nouveau o el Jugendstil), fruto de la relación entre los sucesivos marqueses de Comillas y sus arquitectos de cabecera, entre ellos los catalanes Joan Martorell, Antoni Gaudí o Lluís Domènech i Montaner. Destacan obras como El Capricho, el palacio de Sobrellano, el cementerio (con su famosa escultura del ángel exterminador, realizada por Josep Llimona) y la Universidad Pontificia. | |
Los monjes de la abadía cisterciense de Santa María de Viaceli, junto a la cual pasa el camino, producen el queso Trapa, elaborado de forma artesanal con leche de vaca y madurado durante un mes en una bodega subterránea que se halla bajo el propio monasterio. | |
En sus restaurantes podremos degustar el tradicional sorropotún de bonito, guiso similar al marmitako vasco, así como diferentes platos con caballa —verdel— o erizos de mar, productos a los que dedican fiestas gastronómicas durante los meses de marzo y abril. |