Etapa 4: Ruesta - Sangüesa | Al Loro

Distancia: 
22,0 km
Duración: 
5 h 30 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
3

A la salida de Ruesta afrontamos por pista un ascenso el que ganamos 350 metros de desnivel en 6,4 kilómetros, con espléndidas vistas sobre el embalse de Yesa.

Al igual que ayer, la mayor parte de la etapa es a pleno sol. El terreno es yermo a partir del collado de Peña Musera, a 6,4 km de Ruesta.

La etapa se divide en dos largos tramos sin posibilidad de avituallamiento; el agradable pueblo de Undués de Lerda es la única localidad intermedia, y cuenta con servicios de restauración y un buen albergue de peregrinos.

El marco geográfico por el que avanza el Camino sigue siendo extraordinario. Los Pirineos y el Canal de la Berdún van quedando atrás, pero ahora contemplamos al norte la Sierra de Leire, que acoge un antiguo monasterio, y al frente la Foz de Lumbier, la Sierra de Izco y, a lo lejos, la icónica Higa de Monreal y la Sierra del Perdón.

Conviene recordar que el albergue es turístico, por concesión municipal, y siempre conviene reservar, sobre todo en fines de semana y períodos vacacionales, porque puede estar ocupado por grupos.

Entre Undués de Lerda y Sangüesa abandonamos Aragón para entrar en la Comunidad Foral de Navarra.

Pese a no estar señalizada como tal, la variante de Javier no tiene pérdida. Comienza en el límite de Navarra, donde se va a la derecha hasta la carretera de Yesa. Por ella se baja, ya por una pista de tierra que desciende a Javier y su castillo (3,8 km). Desde aquí lo más seguro es tomar la NA-5410; a los 2,4 km nos desviamos a mano derecha por la Cañada de los Roncaleses, que prosigue sin pérdida hasta Sangüesa (4,9 km más). La variante alarga en 3 km la etapa.

Destaca el Castillo de Javier, medieval, cuya torre del homenaje es del siglo XI, con su foso y puente levadizo. A él se adosó, en el siglo XIX, el santuario dedicado al santo misionero. Acoge el Cristo gótico que sudó sangre poco antes de fallecer el jesuita. Más info: Castillo de Javier.

Su monumento más relevante es la iglesia románica de Santa María la Real (siglos XII-XIII), junto al puente sobre el río (al final de la calle Mayor), en la cual destaca la soberbia portada en forma de retablo de piedra muy rica en figuras y ornamentación.

La ciudad es conocida por sus templos y palacios, pero también es sede de un curioso museo: Casa Jenaro. En él se reviven los oficios y objetos cotidianos (ultramarinos, taberna, barbería, taller de costura, juguetería, una capilla, etc.). Más info: Museo Casa Jenaro.