Etapa 10: Pesaguero - Monasterio de Santo Toribio de Liébana | Al Loro

Distancia: 
22,8 km
Duración: 
6 h 15 min
Dificultad: 
3
Paisaje: 
4

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Para retomar el camino oficial desde Pesaguero, debemos volver atrás por la misma carreterilla por la que llegamos, y al cabo de 250 metros dejaremos el asfalto por un camino a mano derecha.

Etapa muy bonita y entretenida, que nos permitirá conocer zonas rurales de la comarca cántabra de la Liébana. Aunque parezca que el camino da un rodeo, que nadie ataje por la carretera CA-184 pues es transitada y muy peligrosa, y nos perderíamos algunos de los mejores paisajes y monumentos de toda la ruta.

Las bicis tampoco deben tomar la carretera, pues el recorrido oficial es apto para las BTT; sólo hay dos puntos donde tal vez bajareis del sillín, por precaución: en el sendero que desciende a Piasca (son apenas 400 metros, si bien hay alternativa por asfalto) y en un tramo estrecho y resbaladizo llegando a Cabezón de Liébana.

A pie del camino sólo tenemos el bar-restaurante La Viñona (en la carretera, justo donde giramos hacia Basieda) que abre a las 10:30, y el pequeño bar del alojamiento rural Casa Fidela en Lomeña (abierto sólo en temporada). Os recomendamos llevar algo para picar durante la mañana, pues ya no encontraremos nada más hasta Potes.

Entre Yebas y Los Cos, dos preciosos pueblecitos de montaña, pasaremos por la solitaria ermita de San Roque, donde tradicionalmente los peregrinos anunciaban su presencia haciendo sonar la campana; de hecho, unos versos junto a su puerta nos invitan a hacerlo… Animaos pues, ni que sea un par de toques, con alegría...

No podéis dejar de visitar la iglesia de Santa María la Real, joya del románico construida en el siglo XII sobre un antiguo monasterio dúplice (masculino y femenino); está rodeada por un patio, al cual se accede tras superar un portón. Son muy interesantes las figuras talladas en las arquivoltas y capiteles de sus dos portadas, que incluyen un oso, lobos, músicos, parejas de amantes, guerreros, leones, serpientes… Pero si el exterior es excepcional, el interior es mágico. Para concertar visitas guiadas: tel. 942 84 03 17 / 942 73 50 56.

Sobre la portada principal de la iglesia veremos una representación de la Virgen con el niño en brazos, escoltada por las figuras de San Pedro y San Pablo; al parecer, son obra del mismo maestro cantero de la iglesia de San Juan en Moarves de Ojeda (Palencia), lo cual demuestra la interrelación que existía durante el Medievo con otros monasterios al sur de la Cordillera.

En la bodega Picos de Cabariezo, a pie del camino, explican el proceso artesanal que siguen en la elaboración de sus vinos, que han recibido varios galardones, así como para destilar orujo, el aguardiente local, ginebra e incluso whisky. Visitas gratuitas, con degustación: más info.

Dispone de un céntrico albergue, exclusivo para peregrinos, con nada menos que… ¡60 plazas!

Nos sellarán la credencial en la antigua iglesia de San Vicente, hoy Oficina de Turismo, Centro de Estudios Lebaniegos y punto de información al peregrino.

Muchos peregrinos pernoctan en la localidad y suben, ya sin mochila, al Monasterio de Santo Toribio de Liébana: no olvidéis llevar la credencial, imprescindible para obtener la Lebaniega.

Localidad turística, capital de la comarca de Liébana, es conocida como la villa de los puentes y de las torres; su interesante casco antiguo —considerado uno de los más bonitos de España— está lleno de bares y restaurantes, siempre concurridos.

Cada mes de noviembre se celebra una gran fiesta popular en torno al orujo, licor que se destila de forma artesanal en alquitaras de cobre (similar a un alambique); junto con el tostadillo, un vino dulce, es buen complemento para mezclar con la infusión característica de esta zona, el té del puerto, hecho con una planta que crece sólo en alta montaña.

Es la meta del Camino Lebaniego y uno de los lugares de peregrinación cristiana más importantes del mundo: custodia el Lignum Crucis, supuestamente el mayor fragmento de madera que se conserva de la Cruz de Cristo. La visita es gratuita y cada día, a las 12:00, hay misa del peregrino: más info.

En la Oficina de atención al peregrino, situada junto al monasterio, nos pondrán el sello en la credencial y nos entregarán la Lebaniega, diploma que acredita nuestra peregrinación (similar a la Compostela del Camino de Santiago).

Visitaremos la iglesia, con la Puerta del Perdón (que sólo se abre en los años jubilares), la capilla donde se conserva el Lignum Crucis y una talla de Santo Toribio yacente del siglo XIV. También hay un claustro con paneles explicativos y reproducciones de diferentes Beatos, códices medievales ilustrados con miniaturas que eran copiados en los scriptorium de los monasterios.

Quien disponga de tiempo puede acercarse a alguna de las ermitas situadas en los alrededores del monasterio, donde, si el día acompaña, disfrutaremos de buenas vistas sobre el valle y los Picos de Europa.

El cocido lebaniego es el plato estrella de la comarca, a base de garbanzos propios de Liébana, pequeños y tiernos, cecina o carne, berza y relleno. Estamos ante un plato único y contundente, ideado para superar los rigores invernales y para dar salida a los productos tras la matanza del cerdo… si bien hoy en día, debido al turismo, es habitual en las cartas de los restaurantes durante todo el año.

Además de las carnes, referencia de calidad por tratarse de una comarca eminentemente ganadera, también gozan de merecida fama los platos de caza mayor (jabalí, corzo) y los pescados de río, como las truchas o los salmones del Deva. Otro bocado exquisito son los quesucos artesanos, y qué decir de los postres caseros, como los frisuelos, el arroz con leche, los canónigos lebaniegos o los sequillos de Potes.