Etapa 6: Mieres - Oviedo | Al Loro

Distancia: 
18,0 km
Duración: 
4 h 45 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
2

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SOBRE LA ETAPA:

Durante la etapa deberemos afrontar tres altos con desniveles positivos de 185, 215 y 110 metros respectivamente, últimos escollos que pondrán a prueba nuestra resistencia.

Hasta el alto del Padrún nuestra ruta discurre por una carretera bastante revirada y sin apenas arcén; aunque el tráfico sea escaso, deberemos extremar la precaución.

Durante el recorrido de la etapa sólo disponemos de tiendas, bares y restaurantes en Olloniego; a partir de allí ya no encontraremos servicios hasta Manjoya, a un paso del casco urbano de Oviedo.

A la salida de la localidad pasaremos ante el conjunto formado por la torre Muñiz (edificación defensiva del siglo XIII), el palacio de Quirós (s. XVI) y los restos de un puente medieval de tres ojos, bajo el cual —por extraño que parezca— no hay río: el cauce del Nalón discurría antiguamente por aquí, hasta que en el año 1676 una enorme riada provocó el cambio de su curso.

A la salida de Olloniego, nada más cruzar el puente de la Carretera de Castilla sobre el río Nalón veremos, a mano izquierda, un pequeño edificio de estilo neoclásico que albergaba la oficina del Real Portazgo, equivalente a una aduana donde se cobraba un peaje —el Portazgo— a comerciantes y arrieros por las mercancías que transportaban. Enfrente, entre la maleza, tenemos un leguario, mojón del siglo XVIII que indicaba distancias, en este caso las leguas que restaban hasta Oviedo.

Una vez finalizado el Camino del Salvador, si presentamos la credencial sellada recibiremos la Salvadorana, diploma que acredita nuestra peregrinación; la entregan en la Catedral de Oviedo, e incluye (al menos, así era en 2023) la visita gratuita del templo, incluyendo la Cámara Santa, su museo y el claustro.

SOBRE OVIEDO:

Podemos obtener la credencial del peregrino en la catedral, en la Oficina de Turismo, en la iglesia de San Juan el Real y en el albergue de peregrinos.

La Catedral de San Salvador (s. XIII-XVII), de estilo gótico, es el monumento más importante de la ciudad. Es conocida como la Sancta Ovetensis, por las importantes reliquias que resguarda. Del exterior podemos admirar la fachada, con pórtico y tres puertas, y la torre, de 80 m con cinco cuerpos. De su interior destaca: El impresionante retablo mayor, una de las más bellas obras del gótico español; la Capilla del Rey Casto, que acoge el Panteón de los Reyes; la Cámara Santa (s. IX), prerrománica, donde se resguardan reliquias; y el claustro.

La entrada general para visitar la catedral incluye su interior, la Cámara Santa, el Museo de la Iglesia y el claustro. Para ascender a la torre gótica —184 peldaños de una escalera de caracol—, con excelentes vistas sobre la ciudad, hemos de adquirir otra entrada. Web para la compra: Entradas Catedral de Oviedo

Aquí empezó su Camino Primitivo el rey Alfonso II de Asturias «el Casto» (quien reinó entre los años 791 y 842), poco después del descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago en Compostela hacia el año 814, si bien estudios recientes retrasan la fecha al 820 e incluso al 830. Muy pronto la catedral de Oviedo se convirtió un lugar de devoción para los peregrinos jacobeos, siendo famoso el dicho de «Quien va Santiago y no va al Salvador, visita al criado y olvida al Señor».

A escasos metros de la catedral está el magnífico museo de Bellas Artes de Asturias, con obras que van desde el siglo XIV hasta la actualidad, y en el que destacan pinturas de El Greco, Zurbarán, Goya, Sorolla, Picasso y Dalí. La entrada es gratuita.

Sería un pecado abandonar la ciudad sin antes visitar las iglesias prerrománicas de Santa María del Naranco y de San Miguel de Lillo, edificios construidos en el cercano Monte Naranco a mediados del siglo IX, bajo el reinado de Ramiro I (se puede subir con la línea A2 de autobús, que se toma en la calle Uría). También es muy interesante el templo de San Julián de los Prados (o de Santuyano), a 10 minutos a pie desde el centro.

Aquí transcurre, bajo el nombre ficticio de Vetusta, la gran novela «La Regenta» de Leopoldo Alas Clarín (1852-1901), que describe con todo detalle una ciudad provinciana y anclada en el pasado; la publicación de esta obra en 1884 y su temática (el adulterio de una dama de la alta sociedad local) supusieron un verdadero escándalo, y hasta el obispo llegó a vetar la novela y al escritor, emitiendo una durísima pastoral en su contra. «La Regenta» es hoy considerada la mejor novela española del siglo XIX, y la ciudad acabó dedicando en 1997 una escultura a su protagonista Ana Ozores, la Madame Bovary española, que —curiosamente— fue situada frente a la catedral.

Las calles y plazas de la ciudad acogen un verdadero museo de escultura al aire libre: además de figuras realistas como la de La Regenta o la del actor y director de cine Woody Allen (premio Príncipe de Asturias y embajador cultural de la ciudad), en varios puntos del centro veremos obras de Miguel Berrocal, Úrculo, Julio López, Santiago de Santiago o del colombiano Fernando Botero; e incluso una Mafalda a todo color, sentada en un banco del Campo de San Francisco, lugar al que cientos de turistas acuden para hacerse una foto junto al genial personaje creado por el dibujante Quino.

GASTRONOMÍA DE OVIEDO Y ASTURIAS:

La sidra es la bebida por excelencia de Asturias; se elabora a partir del mosto o jugo de la manzana, y presenta una baja graduación alcohólica. Servir la sidra no es sencillo: debe hacerlo un escanciador experto, mediante un gesto, distancia y una inclinación del brazo determinadas para asegurar que el líquido libera su gas al chocar contra el vaso, despertando así todos sus sabores; sorprende la escasa cantidad que se aprovecha, sólo un culín, equivalente a unos dos dedos.

Oviedo cuenta con varias calles famosas por sus sidrerías, en especial la calle Gascona, conocida como el Boulevard de la Sidra. En esta misma vía y en su entorno se encuentran los bares de tapas más concurridos.

Asturias es una de las regiones europeas con mayor variedad de quesos, algunos de ellos con denominación de origen: Cabrales, Gamoneu, Afuega’l PituCasín… Muchos restaurantes los integran en sus elaboraciones, si bien para comprar uno será mejor acercarse al mercado o a los innumerables comercios de productos locales que veremos en el centro de Oviedo, en las mismas calles por donde discurre el camino.

Entre los dulces más solicitados están los frixuelos fayuelos, una especie de crepe dulce, el arroz con leche y por supuesto los carbayones, pastelitos de hojaldre con yema y almendra. El nombre carbayón es el gentilicio popular de los ovetenses, en memoria de un roble centenario —un carbayo— que había en la calle Uría, y que fue talado en 1879 tras diversas votaciones y debates.

Ya que hablamos de carbayones, os recomendamos que visitéis la histórica pastelería Camilo de Blas, en la calle Jovellanos 7, donde al parecer se inventó este dulce. El negocio, fundado en 1914 y que también acoge un colmado de ultramarinos, sigue regentado por la misma familia a lo largo de cinco generaciones; además de repostería y muchos otros productos selectos, el local es fantástico.