Etapa 21: Condom - Eauze | Al Loro

Distancia: 
33,4 km
Duración: 
8 h 15 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
4

Atención, en la entrada a Montréal-du-Gers, al caminar por la larga recta de la D113, que carece de arcén.

Antes de Lamothe es preciso cruzar sucesivamente la D29 y la D31, ambas discurriendo por interminables rectas.

La etapa se puede acortar pernoctando en Montréal, con amplia oferta, o en la gîte de Lamothe, aislada en el medio del campo.

Montréal-du-Gers, a mitad de camino, es el lugar idóneo para comprar, comer y descansar. En su plaza tiene la tienda Proxi (de 8:00 a 12:30 y de 15:30 a 19:30, domingo solo hasta las 12:00) y un café. Más adelante, Lamothe también dispone al borde del Camino de un providencial bar-tienda (Le Mille Bornes).

Se trata de una de las etapas con menos problemas para los bicigrinos, que os sentiréis en vuestra salsa al entrar en la vía verde entre Lamothe y Eauze. Incluso os podréis permitir el capricho, si os gusta la arqueología, de hacer un desvío, desde Montréal, para conocer la villa galo-romana de Séviac. ¿Algún obstáculo? Tan solo la subida a Lamothe por el bosque.

Es uno de los Pueblos más Bellos de Francia, no sin exageración presentado como la «pequeña Carcassonne del Gers». La ida está asfaltada, y lo mismo cabe decir del regreso al GR por la D507; el pequeño desvío alarga la ruta 1 km.

Se podría definir como una plaza-fuerte medieval en miniatura. Es cierto que cuenta con todos los elementos propios de una villa-fortaleza (el recinto completo de la cerca con su puerta y foso, la antigua torre del castillo, un armónico y apiñado conjunto de edificios), pero el perímetro de la muralla tan solo alcanza los 300 m.

El puente d’Artigues es Patrimonio Mundial de la Unesco, y en sus inmediaciones funcionó el binomio habitual de las rutas de peregrinos, pues hizo pareja de hecho con el desaparecido hospital de Saint-Jacques, el cual, curiosamente, perteneció a la mitra compostelana, que en 1254 lo donó a la orden de Santiago.

Es una regular bastida con su plaza de soportales en el centro, una planificación que en otros países nos evoca los diseños de la Edad Moderna, sobre todo los de la colonización de América o los ilustrados, tipo Ferrol, La Carolina o Vila Real de Santo António.

Solo aquellos interesados en visitar la villa romana de Séviac —que conserva estupendos mosaicos, frescos y unas termas— podrán hacer un desvío desde Montréal-du-Gers que regresa luego al valle de Lauzoue. Se alarga la etapa en 1,5 km.

Si nos coincide en miércoles, podemos asistir a la misa y bendición de peregrinos que ese día se realiza en la catedral (18:00).

Para la compra, algunas opciones junto al Camino: a la entrada del GR el supermercado E. Leclerc (de 9:00 a 19:30, cierra domingo), junto a él la bien surtida boulangerie des Mousquetaires, y llegando al casco antiguo el Spar (bv. d’Artagnan, de 7:00 a 12:30 y de 15:00 a 19:30, cierra domingo tarde).

Los mercados, autorizados por Henri IV, se celebran la mañana del jueves en el casco antiguo. En julio y agosto es complementado por un mercado gourmet de productores (mañana del domingo en la Place d’Armagnac).

Posee un pequeño conjunto histórico con varios edificios medievales y del s. XVI. La bautizada en el s. XIX como «catedral» de Saint-Luperc, en realidad nunca lo fue. Se trata del primer edificio gótico flamígero de Gascuña, y muestra nave única de siete tramos con vidrieras contemporáneas. En sus muros fueron reutilizados ladrillos y piedras de la ciudad romana.

Es la capital del Bas Armagnac, territorio en el que se produce la mayor cantidad y calidad de este licor (probarlo es casi un deber). El armagnac es un brandy muy especial –en Francia no se puede decir coñac, salvo en su región–, elaborado desde el siglo XIV y para el que solo pueden utilizarse cuatro variedades de uva blanca cultivadas en suelos arenosos. Amparado por una DOC (solo hay tres en el mundo para el brandy: Cognac, Armagnac y Jerez), su precio se corresponde con el período de envejecimiento en barrica de roble, con un mínimo de dos años.