Etapa 80: Camaiore - Lucca | Al Loro

Distancia: 
24,4 km
Duración: 
6 h
Dificultad: 
3
Paisaje: 
3

En la zona de Valpromaro la Vía Francígena coincide con el Camino di San Jacopo, marcado con flechas amarillas, que de Firenze va a Livorno.

Dadas las pendientes, y los tramos de tierra, la traza oficial para bicis opta por seguir la SP1 de Camaiore a Valpromaro.

Antes y después de Piazzano se propone utilizar la carretera local, que está mejor señalizada que el propio camino peatonal.

De Ponte San Pietro a Lucca no hay ningún problema para continuar junto al río, aunque también existe la posibilidad de hacerlo por la orilla norte del Serchio, donde también ha sido habilitada una pista ciclable. Se converge con la orilla opuesta cruzando el puente de la Música Popolare.

De Montemagno a Valpromaro hay una vieja traza, menos exigente en lo que a cuestas se refiere, pero más peligrosa por seguir, salvo un par de desvíos laterales, la SP1. Solo es recomendable para quien tenga mucha prisa

Tras Licetro hay una variante señalizada a Valpromaro, calificada como «panorámica», que pasa por la aldea de Gualdo. Su principal inconveniente es que alarga la distancia en 1,6 km, y además acumula un desnivel positivo de 150 m.

El albergue de Valpromaro es otro de los refugios de hospitalidad tradicional en la VF, ya que en él, como en Pietrasanta, prestan su servicio hospitaleros voluntarios. Aunque no duermas en él, serás bienvenido a la casa y podrás comer en su jardín.

Atención, al llegar al cementerio de Piazzano, para seguir el camino que baja el valle y no la carretera local, que da bastante más vuelta y también está señalizada en rojo.

Desde luego, la vía histórica de entrada a Lucca desde Ponte San Pietro coincidía con la actual carretera SR439: son 4 km hasta la Porta San Donato. Por la senda fluvial, aunque 2 km más larga, el recorrido resulta mucho más placentero.

SOBRE LUCCA:

Se da una curiosa circunstancia, y es que el escudetto municipal blanco y rojo, que figura en todas las papeleras y otros elementos del mobiliario urbano, se confunde con las marcas del GR. Desconfiad si tiene forma de escudo…

Muchos peregrinos de la Vía Francígena se verán tentados de hacer una visita a Pisa, que tan solo dista 30 minutos en tren. Su catedral, baptisterio y torre inclinada son Patrimonio Mundial de la Unesco.

En 2023 se inauguró la Statio Peregrinorum, una oficina de acogida al peregrino que también ofrece servicio de consigna. Se encuentra detrás de la catedral (duomo de San Martino), en el Palazzo Arcivescovile (Piazza Giulio Arrigoni, 2), que alberga asimismo el Ospitale San Martino e Giacomo.

Con la credencial, podremos visitar gratis el duomo y la basílica de San Frediano.

De mayo a octubre, en la iglesia de San Giovanni se celebran a diario recitales de ópera a las 19:00. En abril también, pero en el Oratorio de San Giuseppe (junto al duomo). Con piano y dos solistas, centrados en Puccini. 25-30 €. Más info: Puccini e la sua Lucca Festival

Hay un bonito y céntrico restaurante, la Trattoria da Leo (Via Tegrimi, 1), con buen menú económico. Otra opción a la carta es la La Bottega de Anna e Leo (Via San Frediano, 18), con platos económicos. Dos zonas de pizzerías populares son el Corso Garibaldi y la Piazza de San Francesco.

Entre las heladerías clásicas de Lucca se cuenta Veneta, con dos locales en intramuros: Via Fillungo, 136 (junto al Anfiteatro) y Via Vittorio Veneto, 74 (zona del Corso Garibaldi).

Una simpática pastelería con café: Dianda (Via delle Rosse, 9). Muy surtida, cierra miércoles.

La librería Mondadori (Via Roma, 20) es un espectáculo en sí misma, pues ocupa un palacio de comienzos del s. XX con vidrieras en el techo; dispone de cafetería. Otra librería con café literario, próxima a la estación de trenes, es Luccalibri (Viale Regina Margherita, 113).

El recinto murado, con seis puertas, once baluartes y fosos, tiene un perímetro de 4,2 km. Se trata del sistema defensivo de la Edad Moderna mejor conservado en una ciudad, y fue comenzado en los albores del s. XVI y concluido en 1648. Tal vez por su perfecta concepción, nunca llegó a ser utilizado con fines defensivos. Más vale así.

La iglesia más vistosa de la ciudad es, sin duda, la de San Michele in Foro. Comenzada en el s. XI, con torre del s. XII, fue concluida ya en estilo gótico. La fachada, en mármol, recuerda a la de la catedral de Pisa por sus galerías de arcos, y aparece rematada por una imagen del titular en la acción de matar al diablo. Una leyenda dice que el arcángel lleva un anillo con un diamante que brilla al anochecer. En el interior no podemos dejar de admirar la bella Pala Magrini (Filippino Lippi, 1483), que representa a los santos Roque, Sebastián, Jerónimo y Elena.

El duomo de San Martino, que tiene su origen en la fundación de San Frediano (s. VI), es un gran edificio románico-gótico con fachada del s. XII (reparad en su laberinto), loggia de principios del XIII y alta torre de 60 m a la que se puede ascender por 3 €. El interior de tres naves, con importantes obras de arte como la tumba de Ilaria del Carretto (Jacopo della Quercia, 1410), acoge el célebre Volto Santo. Este Crucificado del s. XI, que la leyenda atribuye a Nicodemo con la colaboración de ángeles, siempre ha sido el principal objeto de veneración en Lucca por parte de los peregrinos.

Tumba del obispo que le da nombre, la basílica de San Frediano fue erigida en el s. XII con piedras de mármol procedentes del vecino anfiteatro. En el remate de la fachada vemos un mosaico bizantino del s. XIII que representa la Ascensión de Cristo. El campanario, del s. XIII, muestra hasta seis pisos de ventanas. A lo largo de las tres naves comprobamos cómo han sido reutilizados capiteles y columnas romanos. La pila bautismal del s. XII es una pieza románica soberbia.

Dos lugares tienen un encanto especial en el casco antiguo: la Piazza dell’Anfiteatro, que a lo largo del Medievo se fue configurando con los edificios que ocuparon las gradas del edificio romano, erigido en el s. II; y la torre Guinigi, erigida en ladrillo por esta familia junto a su palacio (s. XIV), que presenta la particularidad de contar con un jardín colgante en lo alto con siete encinas.

Por elegir dos cosas típicas de la ciudad, una serían los tordelli lucchesi, pasta al huevo rellena de carne de vaca y cerdo, mortadela y queso, y la segunda el bucellato, un pan de huevo con pasas y anís que se puede mojar en vino dulce.