Etapa 8: Bigorne - Lamego | Al Loro

Distancia: 
16,7 km
Duración: 
4 h 15 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
4

Tenemos tiendas en Magueijinha (junto a la iglesia de Santiago, minúscula), Matançinha y Bairral. Hay un bar junto a la N2, a 500 m del camino en Magueijinha.

Si no queréis cruzar todos los pueblos que, como cuentas de un rosario, dan sentido a esta etapa, la solución es bien fácil: a devorar millas cuesta abajo por la N2; en un santiamén estaréis en Lamego y se acabó.

La bajada desde Magueija a Penude, por un sinfín de pequeñas aldeas con sus sinuosas rúas adaptadas al terreno, se presta a que nos despistemos si no vamos continuamente atentos a las señales, no siempre amarillas y en ocasiones confusas.

El pelourinho data de 1601. Bajo la advocación de Santiago, su templo del s. XVIII es uno de los más bellos del Camino, contando en su puerta lateral con una escultura barroca del apóstol peregrino, y con otras dos representaciones en su interior (altar mayor y pintura del techo).

El lugar alude a la horca allí instalada para impartir justicia.

La curiosa capilla de Santa Cruz, levantada por un cismático, iluminado y riguroso cura en los años 20 del s. XX, o P. Justino Augusto de Freitas, aparece repleta de cruces. Tras ella, enmarcadas por dos torres, se pueden ver siete capillas tumulares de extraña composición.

La llegada a Lamego es todo un prodigio de la escenografía barroca, pues lo hacemos desde el atrio del santuario de Os Remédios, con su monumental escalinata hasta la avenida que concluye ante la Catedral. Se puede poner el sello del santuario en la Casa das Recordações.

Las fiestas de Os Remédios (última semana de agosto y hasta el 9 de septiembre), son calificadas como «la romería de Portugal». Durante el período los precios se disparan, y encontrar un sitio para dormir puede resultar problemático.

En el centro, además del mercado municipal hay un par de supermercados junto a él: en un sótano el Mini Preço, que abre de 8:00 a 20:00, el fin de semana hasta las 17:00.

Para evocar los tiempos dorados de los cafés, está el clásico Scala (Av. Visconde Guedes Teixeira, 31).

La distribución de la ciudad es peculiar, contando con un pequeño núcleo amurallado, que se corresponde con la fortaleza medieval, dominado por la esbelta torre de homenaje (s. XII); conserva en perfecto estado una gran cisterna abovedada (s. XIII) y ha sido dotado de un núcleo arqueológico interpretativo. Fuera del recinto, pero inmediata a él, queda la iglesia de Santa María de Almacave, en parte románica.

En la parte baja localizamos la catedral, que no se parece a las restantes del norte y centro del país por haber sido remodelada por el obispo Manuel de Noronha en el s. XVI y de nuevo en el s. XVIII. Así, si bien la torre es del s. XIII, y en la fachada podemos ver decorativos arcos góticos y elementos manuelinos, el interior, barroco, fue diseñado por Nicolau Nasoni, el mismo arquitecto que concibió la torre dos Clérigos de Porto, y decorado con frescos. El claustro, de transición del Gótico al Renacimiento, data del s. XVI.

Junto a la catedral se alza el antiguo palacio episcopal (s. XVIII), ahora Museu de Lamego, que entre sus colecciones expone piezas de arqueología, arte sacro, mobiliario, azulejos, porcelana de oriente y, como obras más señaladas, cinco pinturas del Grão Vasco, cuya obra conocimos en Viseu, y seis tapices flamencos de temática mitológica (s. XVI).

Aprovechamos la llegada del Camino a la ciudad para visitar el santuario barroco de Os Remédios, soberbio templo dieciochesco que fue completado, con las torres, en los albores del s. XX. Desde su atrio descendemos a la ciudad por su monumental, escenográfica e interminable escalinata de rampas cruzadas, que evoca la del Sacromonte del Bom Jesús de Braga, ¡686 escalones de nada! Provista de una plaza intermedia, conocida como Patio dos Reis (18 reyes y sacerdotes de Israel), aparece decorada con barandas, pináculos, estatuas alegóricas, fuentes y paneles de azulejos. Alrededor de santuario y escalinata se desarrolla un hermoso parque arbolado con jardines.

En las afueras, los amantes del arte prerrománico podéis visitar la capilla de São Pedro de Balsemão. Se tenía por una construcción de los tiempos del rey visigodo Sisebuto (s. VII), y por lo tanto sería el templo cristiano más antiguo del país llegado a nuestros días, pero ahora se considera obra mozárabe del s. IX o X. Consta de tres naves y acoge el sepulcro del obispo portuense Afonso Pires, así como una escultura de la Virgen de la O, ambos góticos. Conduce hasta él una sugerente senda que desciende al valle (3,2 km), asequible para quienes hayan realizado una etapa corta hasta Lamego; el problema es el regreso, una cuesta que agota.

La ciudad destaca, ya desde siglos atrás, por su presunto (jamón serrano), que por ser producido a partir de cerdos alimentados con castañas se hizo famoso en todo Portugal, y por sus fumeiros o embutidos, así los chorizos curados al vino (para adquirirlos Casa Rodrigues, en la Rua da Olaria, 19). Citar también los premiados quesos de la gran factoría Paiva, sobre todo el amanteigado (tienda en el mercado municipal).

De los platos, acaso sea el cabrito assado com arroz de forno el más característico. Sin embargo, lo que más os llamará la atención son las bôlas de Lamego, en realidad una empanada rellena de jamón, fiambre, pollo, carne marinada con vino y ajos, bacalao, atún o sardinas; a probar en Dalila (Av. 5 Outubro, 1) o en la Pastelaria da Sé (Av. Dr. Alfredo de Sousa).

Al pie del monte de Os Remedios se localizan las Caves da Raposeira, bodega de la D.O. Douro que elabora unos vinos espumosos de gran prestigio en Portugal. Se puede conocer, de martes a sábado, en visitas guiadas (mañana y tarde). Más info: Caves da Raposeira.