Etapa 1A: Almería - Rioja | Al Loro

Distancia: 
14,9 km
Duración: 
4 h 15 min
Dificultad: 
1
Paisaje: 
1

SOBRE ALMERÍA:

La atención al peregrino por parte de la Asociación Jacobea de Almería - Granada Camino Mozárabe es extraordinaria; son ellos quienes gestionan la red de albergues (de donativo, pero no gratuitos) en estas dos provincias. Es conveniente ponerse en contacto con ellos y avisar del día de vuestra llegada: un voluntario de la Asociación os acompañará, os sellará la credencial y os dará explicaciones muy útiles respecto a la ruta.

Esta Asociación recibió en 2019 el Premio Elías Valiña. En su momento publicamos el artículo: Mozárabe de Almería a Granada, el «Camino de los Sentidos», Premio Elías Valiña 2019.

Puede obtenerse la credencial en la Oficina Municipal de Turismo (Paseo de Almería, 12) o bien contactando con Nely, voluntaria de la Asociación, por teléfono o whatsapp en el +34 619 86 01 98. No hay una credencial específica, sino la general de todos los Caminos de Santiago.

Aquellos que lo deseen pueden recibir la bendición al peregrino en la Catedral, avisando un poco antes de la misa de tarde (de lunes a sábado a las 19:30). El templo está abierto durante el resto del día para visitas turísticas (a partir de las 10:00).

En una de las fachadas exteriores de la Catedral descubriréis el Sol de Portocarrero o de Villalán, curioso relieve de piedra que representa al astro rey con rostro humano y sonriente, que se ha convertido en símbolo de la ciudad.

El patrón de la ciudad es San Indalecio, obispo de la primera comunidad cristiana en tierras almerienses, y que es considerado uno de los Siete Varones Apostólicos que envió San Pedro a evangelizar Hispania en el siglo I; esta diócesis primitiva tenía su sede en la colonia ibero-romana de Urci, situada entre las actuales localidades de Pechina y de Benahadux.

El monumento más interesante es la Alcazaba, fortaleza construida por el califa Abd al-Rahman III en el siglo X; presenta tres recintos, dos de origen musulmán y otro cristiano, fruto de las reformas impulsadas por los Reyes Católicos y Carlos I.

En la Puerta Purchena tenemos la entrada a los Refugios de la Guerra Civil, red de galerías subterráneas construida en 1937 para proteger a la población ante los continuos bombardeos de los aviones de Franco; disponía de 67 accesos, con 4,5 kilómetros de longitud y capacidad para más de 35.000 personas. Sólo visitas guiadas, previa reserva en: Los Refugios de la Guerra Civil Española.

El tapeo, tanto en los bares de Almería como en el resto del recorrido hasta Granada, es sensacional: cada bebida viene acompañada por una tapa gratis, a escoger de una lista de platillos fríos y calientes: caracoles en salsa, migas, asadura al ajillo, bacalao, chérigans, taberneros… Resulta una buena alternativa al menú tradicional, y además sale más barato.

El guiso más emblemático de la capital es el pimentón, un caldo con patatas, pescado, sofrito de cebolleta y tomate; también son muy típicos los gurullos con conejo, la sopa bullabesa, las patatas en ajopollo y las gachas colorás.

No podemos irnos sin antes degustar las tapas de tres bares clásicos de toda la vida: Casa Puga en la calle Jovellanos, el más antiguo de la ciudad (abrió en 1870); el taurino Bahía de Palma en la calle Mariana, con buen vermú de la casa, y el Bonillo en la calle Granada, local diminuto cuyas patatas bravas, con diferentes grados de picante, tienen fama de ser las mejores de España.

Tras el tapeo diurno o nocturno, nuestra sugerencia es que os paséis por el incombustible quiosco Amalia, en Puerta Purchena, donde descubriréis sus especialidades, el quemaito (licor de café con granos tostados, al cual se prende fuego) y el americano (que en este caso no es un café, sino un batido con leche, licor de nuez de cola, cáscara de limón y canela); hay dos tipos, en función de la época del año: el americano clásico y el de verano, con la leche muy fría.

SOBRE LA EPATA:

Nuestro punto de partida es la plaza de la Catedral, donde hay una baldosa con una vieira, un panel informativo y un azulejo con la primera flecha del Camino Mozárabe, justo en la esquina con la calle Lope de Vega; seguiremos a lo largo de ésta y después por la calle de las Tiendas, pasando ante la iglesia de Santiago y saliendo a la Puerta Purchena, donde había un portal de la antigua muralla medieval, hoy derruida.

La etapa, breve y sin apenas cuestas, discurre durante los siete primeros kilómetros por un entorno urbano poco vistoso. Algunos peregrinos alérgicos a callejear toman autobús hasta el barrio de Torrecárdenas, o bien hasta las localidades de Huércal de Almería o de Pechina, prolongando la jornada hasta Santa Fe de Mondújar.

Hoy disponemos de servicios (bares, restaurantes, tiendas o supermercados) en todas las localidades por donde pasamos. Ojo, pues en los pueblos del interior el comercio suele cerrar al mediodía, hasta bien entrada la tarde.

El mayor problema para los ciclistas durante las primeras jornadas serán los tramos por las ramblas secas de los ríos. Por suerte, en esta etapa los dos tramos que discurren por el cauce del Andarax son breves y bastante asequibles para las BTT. En caso de crecidas del río la única opción es tomar la carretera local A-3117 entre Pechina y Rioja, si bien es estrecha y peligrosa.

En el polígono industrial a la entrada de Huércal pasamos ante el café-bar Ambrosio con su singular museo del Western de acceso gratuito, homenaje a las películas del Far West que se filmaban muy cerca de aquí, en el desierto de Tabernas; aprovechad para tomar un café o una caña, y disfrutad en compañía de Sergio Leone, Clint Eastwood o Claudia Cardinale.

Junto al camino, a la salida de la localidad, veremos las excavaciones de la ciudad medieval de Bayyana, erigida en el siglo IX y que llegó a ser la tercera taifa más importante del territorio andalusí, si bien fue abandonada tras la fundación de Almería. En esa época en la franja costera sólo había un arrabal de pescadores y un fondeadero, defendidos por una torre de vigía situada en lo alto del cerro: era la atalaya de Bayyana, en árabe al-Mariyat, que daría nombre a la capital.

La bebida alcohólica típica de la zona es la palomilla, un chupito a base de anís seco, zumo de limón natural y agua bien fría, que hombres y mujeres, jóvenes o ancianos, suelen tomar en los bares con el desayuno, y también durante las fiestas; conviene indicar al camarero si la preferimos suave o potente, y él dosificará a ojo la proporción de agua.