Manuel F. Rodríguez, premio Aymeric Picaud 2019

Periodista y técnico del Xacobeo, es autor de numerosas publicaciones sobre el Camino de Santiago

Desde 2014, la Liga de Asociaciones de la Prensa del Camino de Santiago, de la que forman parte siete colectivos del Camino Francés (Navarra, La Rioja, Burgos, Palencia, León, Lugo y Santiago de Compostela), tienen a bien organizar el Premio Aymeric Picaud para reconocer el trabajo de divulgación realizado sobre la ruta y la peregrinación jacobea. Hasta ahora han recibido el galardón Carmen Pugliese (2014), Carlos Mencos (2015), Antón Pombo (2016), Paolo Caucci (2017) y Kim Nam Hee (2018). Este año el galardonado ha sido Manuel F. Rodríguez (Sarria, 1958), y el acto de entrega se realizará en el monasterio de Samos el 16 de marzo.

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Manuel F. Rodríguez dando una conferencia en Toulouse (2018)
Manuel F. Rodríguez dando una conferencia en Toulouse (2018)

Doctor en Ciencias de la Información, actualmente técnico del Xacobeo y autor de numerosas publicaciones sobre el Camino de Santiago, hizo por primera vez el Camino de Santiago, entre Sarria, donde vivía, y Santiago, en 1976, con solo 17 años, formando parte de un grupo de nueve personas, y utilizando como guía un libro de A. Losada Díaz y E. Seijas Vázquez sobre la ruta en la provincia de Lugo.

Entrevistamos a Manuel, en primicia para Gronze, para saber algo más sobre él, y conocer su visión sobre la realidad actual del Camino de Santiago.

¿Un premio más, o un premio especial?, porque aquí estás siendo reconocido por el gremio, y por un motivo más que evidente, tu compromiso con el Camino.

Un premio inesperado. Había recibido otras distinciones, desde el “Ángel del Camino” que otorga la Orden de la Vieira a otras más exóticas como la del Camino de Shikoku, pero esta me hace una ilusión especial por venir de colegas, aunque en mi caso ejerza de manera irregular como periodista. Por ello, lo considero el premio más relevante que me han dado.

¿Crees que el oficio de Aymeric Picaud, dando por bueno que haya sido el autor de la guía calixtina, sigue siendo necesario hoy en día?

Creo que sigue siendo muy necesaria la divulgación realizada con cierto rigor, ya que de otro modo corremos el riesgo de que el peregrino se banalice, y que el Camino pierda su valor entre quienes llegan a él buscando algo más que turismo. Además aún quedan muchas cosas por publicar y contar.

Llevas años trabajando para el Xacobeo. Desde tan privilegiado mirador ¿cómo contemplas la reciente evolución del peregrinaje?

Contemplo esa evolución con optimismo preocupado, porque como decía antes percibo un cierto riesgo de banalización, y el Camino tiene su carga simbólica, espiritual, de misterio, su alma. Soy de los que creo que el Camino es una joya para Galicia, como receptora, pero cuyo valor alcanza un nivel mundial. El Camino no comienza en O Cebreiro, sino mucho más allá.

Cada vez llegan más peregrinos, es cierto, pero también con una lectura más ligera del Camino. Las estadísticas confirman que aumenta el número de peregrinos en Galicia, pero disminuye fuera; así vamos por mal camino, solo hay que tener ojos para verlo. Deberíamos analizar esta realidad con participación de peregrinos, asociaciones jacobeas, estudiosos y comunidades autónomas, desde luego sin buscar culpables, únicamente para conocer la dinámica. A lo mejor es que la gente tiene poco tiempo, o llega con poca información… Si se pretende que siga siendo un factor cultural y económico de primer orden es necesario conseguir, primero, esta información básica.

La esencia del Camino son las largas distancias, desde su génesis unió Europa con Galicia, no nació en O Cebreiro ni en O Padornelo.

Te has encargado en los últimos tiempos de la relación institucional con las asociaciones de Amigos del Camino, ¿no están estos colectivos, tan entusiastas recuperando itinerarios e informando a los usuarios antaño, un poco descolocados tras haber asumido muchos de sus cometidos las administraciones públicas? ¿Percibes una diferente actitud y compromiso entre las asociaciones españolas y extranjeras?

Vivimos un momento paradójico. Hay asociaciones que con el paso de los años, pese a haber realizado trabajos esenciales (recuperación, señalización, promoción, acogida, etc), han perdido fuelle y se han quedado anquilosadas. Algunas, es cierto, se van renovando; por ejemplo, en el sur de España sigue habiendo dinamismo. Y en Europa sucede lo mismo en Occidente, envejecen los cuadros, se reiteran los mensajes, pero otras, en el Este del continente, y en otros países, se muestran jóvenes y dinámicas, llenas de entusiasmo.

De tus muchas publicaciones, me quiero centrar ahora en las de carácter más científico. Ahí está tu obra sobre los años santos compostelanos del s. XX, casi una tesis doctoral y obra de referencia para el período… ¿Cómo se te ocurrió acometer una empresa tan ambiciosa?

Surgió tras los Xacobeos 93 y 99, al acabar un siglo. Había muchas dudas sobre lo que había ocurrido en el Camino antes del gran boom, y con afán periodístico me puse a investigarlo. No pude acceder a toda la información, pero creo que al menos conseguí visualizar el ambiente de cada período. Fue un trabajo motivado por la curiosidad, pero también por la responsabilidad.

También has investigado el protagonismo del puerto de A Coruña como puerta del Camino Inglés a Santiago, y publicado una guía. ¿No es un tanto injusto que, pese a haber sido la ciudad el principal puerto de peregrinación en el Bajo Medievo y a posteriori, haya quedado relegada en el actual renacimiento jacobeo?

A Coruña ha sido castigada por el convencionalismo de los 100 km para entregar la Compostela. Hace años realicé un informe para la catedral, y acabaron aceptándolo. La ciudad tiene la mala fortuna de estar a 75 km de Santiago, pero en el pasado jugó un papel importantísimo, un auténtico monopolio, en el tráfico marítimo de peregrinos.

El Camino desde A Coruña puede ser una experiencia intensa aunque se complete en tres días. En cuanto a la peregrinación por mar, es uno de los activos que habría que potenciar, respetando la tradición, frente a otros inventos sin fundamento histórico. Debería hacerse sin desvirtuar esa historia ni improvisar: en mi opinión no es válido, por ejemplo, que se haga la ruta por mar y luego se baje a pie desde el monte do Gozo.

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Manuel F. Rodríguez como peregrino en Hospital de Bruma, Camino Inglés (2017)
Manuel F. Rodríguez como peregrino en Hospital de Bruma, Camino Inglés (2017)

Con Francisco Singul has realizado una obra de conjunto como Los Caminos de Santiago en Galicia (2004), texto muy documentado, y en solitario una Guía de Santiago para el peregrino, y coordinado la Enciclopedia del Camino de Santiago, nada menos que 18 tomos y más de tres mil voces. ¿Estás satisfecho con esta línea de divulgación?

La Enciclopedia del Camino de Santiago es la obra de la que me siento más orgulloso, porque presta un servicio no solo a los investigadores, sino a cualquiera que tenga un mínimo de curiosidad por el Camino. La editorial, Bolanda, negoció con la Axencia de Turismo de Galicia para volcar la información en internet, y de ahí surgió la Xacopedia. El problema es que nadie pensó que esos contenidos había que reeditarlos, actualizarlos y ampliarlos. Por ahora todo está parado, veremos con el año santo…

Además de divulgador, narrador. Tu novela A viaxe á fin do mundo (2015), es un thriller de 500 páginas que parte del robo de la cruz de Alfonso III en la catedral de Santiago en 1906, con el subsiguiente incendio del altar de las reliquias en 1921 y una tercera secuencia temporal contemporánea.

La libertad que proporciona la ficción es enorme, y en ese sentido ha sido muy grato documentarla, lo que me llevó un gran esfuerzo, y escribirla. Ha sido publicada en gallego, pero espero que pronto pueda leerse en castellano; ando en busca de una editorial interesada. Por cierto, tengo semi-pensada una segunda entrega…

Eres compostelano de adopción. ¿Cómo has visto la evolución de la ciudad, por el crecimiento de la peregrinación y el turismo, en los últimos tiempos, y sobre todo la del casco histórico?

En Santiago quizá sigue habiendo una visión sobre el peregrino algo negativa, y se prefiere al turista. Sin embargo, los periodos históricos de mayor desarrollo de la ciudad siempre han coincidido con las épocas de esplendor del Camino, y de alguna manera se tiene que cuidar más al peregrino, que es el valor diferencial de Compostela.

Por cierto, ¿qué opinas sobre la nueva forma de gestionar la visita al Pórtico de la Gloria?

Es un tema difícil. Si hoy opinas que el Pórtico debe estar abierto a los peregrinos te fusilan, pero el peregrino necesita el contacto físico, y si irreversiblemente se van acotando espacios para quienes llegan caminando, mal asunto. Debería haber algún tipo de respeto y guiño para ese peregrino de largo recorrido. Y al igual que se protege el Pórtico también habría que proteger como bien patrimonial el Camino, sobre todo el Francés.

A propósito del próximo año santo, qué cabe esperar en tu opinión, ¿más de lo mismo?

No tengo mucha información de lo que se pretende hacer, pero el discurso de los anteriores Xacobeos debería ya dar paso a una nueva fase, readaptando el mensaje a los tiempos que corren. Ahora ya no es necesario recuperar el Camino, sino más bien saber qué haremos en el futuro con él para que se mantenga como un recurso económico estable.

Como despedida, ¿cuál crees que va a ser la evolución del Camino en el futuro?, ¿ves en el horizonte alguna crisis, ganarán los caminos de corto recorrido y con playas a los tradicionales de larga distancia?, ¿desembarcarán miles de orientales, sobre todo chinos, en las rutas?, ¿experimentará el Camino una nueva crisis como la del s. XIX?, ¿desaparecerán los peregrinos y ya solo tendremos senderistas o turistas?

Pues mira: ¡ni idea! Creo que el Camino está en peligro de morir de éxito, seguirá creciendo más allá de 2021, y con la nueva década quizá haya un cambio. Yo valoro mucho que cada vez venga más gente y de más países, de distintas culturas, la universalidad, que se haya convertido en un punto de encuentro, de las distintas maneras de pensar. Lo que me preocupa es que fallemos en las expectativas de estas personas, sobre todo de las que viven el Camino tradicional, las que se desplazan haciendo miles de kilómetros para andar y sufrir por un itinerario, ¡algo tan mágico como andar!, y eso es un valor descomunal. Defraudarlas sería el mayor error, algo imperdonable.

Periodista especializado en el Camino de Santiago e historiador