
Ideas peregrinas en un Camino desde Bilbao.
La primera noticia que tuve de un Camino de Santiago que llamaban Olvidado la encontré en un libro que había en el albergue de Rionegro (del Puente). Me entusiasmó la idea, por muy hipotética e incierta que pareciera, de poder recorrer algún día un brumoso itinerario rescatado de un tiempo anterior a que el Camino fuera El Camino. Entonces no imaginaba que ese Camino pudiera resultar tan esquivo conmigo.
Tardé en decidirme y llegado el momento, prácticamente con un pie en el estribo del tren y la mochila colgada del hombro, antes de poder iniciar la marcha todo se fue al garete por la irrupción imparable de un bichito decidido a triunfar en el mundillo de la enfermedad y el sufrimiento. Despertaba la primavera de 2020 y ante mis narices me robaron el mes de abril, como a Sabina. El de abril, el de mayo y alguno más. Me tuve que quedar en casa, como todos. Pero para mi ese Camino había salido del olvido y eso no tenía vuelta atrás.
El testimonio de quienes lo recorrían suponía una llamada. Eran escasos. No demasiados pero cada vez más numerosos. La creciente afluencia de nuevos pasos removía la niebla que velaba la visión de un Camino que ya iba siendo recordado. Surgía una imagen de contornos difusos con la que se pretende recobrar la memoria de un tiempo anterior a la fiebre mercantilista que casi todo lo abarca. La magia perdida que muchos ansían recuperar.
Sin embargo los relatos recientes reflejaban otras facetas del cuadro final e iban quedando al descubierto las cortantes aristas de la realidad. Largas etapas con escasos alojamientos asequibles para el caminante solitario. Localidades mayormente vaciadas de habitantes y añosos los que todavía permanecen. Servicios de restauración y apoyo bajo mínimos, más mínimos que los que se suelen señalar durante una huelga en el transporte público capitalino fuera de la hora punta.
¿Era esa la magia de aquellos tiempos heroicos que yo no viví? ¿Encontraría disponible algún pórtico de iglesia o podría cobijarme en las marquesinas de las paradas de los escasos autobuses?
Pero, según dicen, las gentes de esas tierras suplen esas carencias con un espíritu abnegado hacia el caminante. Espíritu que en nuestros tiempos, como en cualesquiera otros, siempre puede complementarse con una cartera suficientemente provista para poder acceder a los servicios ofrecidos por la economía de mercado, en la que cualquier vicisitud se puede superar sea uno turigrino accidental o peregrino vocacional.
Así durante un tiempo esas cosas iba yo barruntando…
(Esas y otras también, como la proporción entre asfalto y caminos terreros; o lo que sobre el mapa parecían maravillosas etapas por el monte que daban rodeos aparentemente innecesarios salvo para el deleite estético y, tal vez, también espiritual del caminante, lo cual yo compré inmediatamente porque no era moco de pavo en realidad.)
… esas cosas, decía, barruntaba yo mientras me decidía por una nueva fecha para iniciar ese Camino que iba regresando a la vida.
Tres años después del primer intento. De nuevo en primavera. Esta vez no iba a dejarme robar la cartera (reloj no utilizo). Ni tampoco el mes de abril, porque pensaba salir en mayo.
Pero tampoco pudo ser y otra vez se alteraron mis planes. En esta ocasión los sospechosos habituales fueron un par de caídas en la calle y los cotidianos problemas de salud. La edad, que no perdona. Y mi madre edad tiene, y mucha.
Felizmente recuperados, ella de sus dolencias y yo de mis sucesivas decepciones, esta vez si. ¿A la tercera, irá la vencida?

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Ahh vale, saludos.
Era lunes, 9 de octubre, y al día siguiente martes 10.
Saliendo de Congosto había todavía poca luz. Ayer por la tarde desde lo alto de la peña del santuario, con el embalse a mis pies, la vista del valle embelesaba con la lámina del agua refulgiendo con los últimos rayos de sol vespertino. En cambio la etapa que había que recorrer hoy era más bien insulsa y apropiada para recapacitar y recordar.
Entonces qué, ¿hoy hasta Villafranca?, me pregunté a mi mismo. Qué pereza, me respondí. Podría hacerla en un día pero decidí seguir mi plan inicial y repartir la distancia en dos jornadas para no llegar antes de hora a mi cita. Por su parte mi compañera iba a desactivar de nuevo su intermitente compañía y decidió que terminaría su etapa en Cacabelos.
La hubiera seguido, pero algo me decía que prefería que no lo hiciera. Hay a quien le duelen los huesos anticipando el mal tiempo, pues yo en ocasiones veo las nubes en el horizonte aunque no me las anuncie ningún dolor. Llegará antes que yo al final y si nada sucede nos podremos encontrar de nuevo mañana en Villafranca. Y si no en Ponferrada. Y si no…
Ayer la noté recuperada y caminaba como si el dolor hubiera desaparecido al fin. ¡Vaya, justo ahora que la ruta se acaba! Le diría que a veces ocurre. Le diría que a mí también me había sucedido en alguna ocasión. Le diría que siempre suele haber algún motivo. Pero no le dije nada. Recordé los episodios en que peor la vi. La mañana que salimos de Santelices, que cojeaba ostensiblemente y el día que dejamos Puente Almuhey, que lo mismo. Por su cabezonería, tozudez, obstinación, terquedad o fuerza de voluntad, o como se lo quiera llamar, aunque lo que me viene a la mente es otra expresión más arrabalera que no escribiré, recorrió esas etapas y las terminó. No sé si resulta admirable o reprochable. Pero qué puedo decir yo si tampoco estoy libre de pecado.
Se iba aproximando el final y se acercaba el momento que echaré de menos su compañía, por intermitente que haya podido ser. El afecto, la inclinación que se siente hacía alguien que se encuentra tan cerca, cada día va creciendo al compartir el Camino durante semanas. Este, mientras dura, es como un largo rio que te lleva. La relación se vive intensamente. Al fin y al cabo, es la propia vida lo que se está compartiendo. Un poco sin querer se va generando confianza, simpatía, complicidad. Cuando se llega al final los compañeros de viaje imperceptiblemente se han convertido en algo más que colegas o camaradas. Puede que sean amigos. Aunque en ocasiones no se vayan a dar cuenta hasta después de la despedida y la separación.
Lo que faltaba por recorrer no se parecía a lo que había quedado atrás. Recordé el poema de Rosalía (¡por Dios, no se me confundan de Rosalía!): “Adiós ríos, adiós fontes, adiós regatos pequenos …” Se acabaron las vías agrestes, los caminos solitarios y las montañas.
Caminé hasta Cabañas Raras bordeando el pantano pisando asfalto, observado por las gigantescas chimeneas y la central térmica a medio desguazar. Ahora por vías urbanizadas, luego entre casas en un ambiente diseminado, con los coches y camiones circulando a respetable velocidad, caminando por las aceras con gente alrededor que paseaba o iba a sus asuntos. Una etapa corta, de transición, para ir haciéndome a la idea de que la reincorporación a la vida cotidiana era inminente. Aunque es cierto que iba a continuar hasta Compostela, tenía la impresión de que ya no sería el mismo camino que había estado recorriendo hasta ahora.
Llegué a Cubillos de Sil. Me paró por la calle una mujer que iba a entrar en el Ayuntamiento, pero que al verme se detuvo. Peregrino ¿Tú quién eres? Es lo que tiene no participar en redes sociales, que nadie sabe que existo. Yo si sabía quién era ella. Es lo que tiene participar en redes sociales, que puede que te conozca más gente de lo que te imaginas. Esperaba a mi compañera y me preguntó por ella. Pero es que precisamente ella me había pedido que no le dijera que estaba llegando para así poder sorprenderla. Por tanto, para preservar la sorpresa, la engañé descaradamente. Dije que había salido antes que yo esa mañana, lo cual era cierto, y que ya debía haber pasado por el pueblo, lo cual no era verdad. Leí en su rostro un gesto de decepción y lo lamenté mucho. Pero el chasco no duraría demasiado porque enseguida se iban a encontrar. Luego tomamos los tres juntos un café en un local que se llama La Madrileña, aunque su propietaria no es de Madrid, y yo me disculpé por haberle mentido despiadadamente.
Siguiente parada, Cabañas Raras. El nombre del pueblo hace mención a alguna rareza, pero no especifica cuál. El albergue también resultaba raro, incluso comparado con el de Congosto que estaba junto al camposanto. Bonito pero raro. Era una gran casa de madera pero se encontraba en medio de un polígono industrial. De noche en un paraje tan solitario no descarté tener algo de miedo (solo un poco). Además como era de madera no dejaba de crujir por todas partes, menos mal que no había cerca ningún cementerio.
La comida la resolví en un restaurante poligonero que ofrecía un menú razonable. Para la cena tuve que rebuscar en la mochila: de primero, un par de huevos duros, con mayonesa y mostaza cortesía de una hamburguesería de días atrás; de segundo, el queso que me quedaba con unos palitos de pan; de postre, el yogur que no me comí al mediodía con frutos secos. Un menú digno de elogio que regué, en ausencia de vino bueno o no tan bueno, con agua del grifo. Saludable y con garantía sanitaria, aunque prefiero la de las fuentes sin esta última.
Dormí solo en la gran cabaña y dejé una luz encendida para ahuyentar los sueños perturbadores. Soy un (poco) cagueta, lo reconozco. Lo que no cesaba fueron los gruñidos de la madera. Parecía que algo corriera por el techo y la casa se quejará. Antes que sonara el despertador ya me había cansado de oírlos. Me levanté, recogí los bártulos y me puse en marcha antes que saliera el sol. Con la luz de mi linterna advertía de mi presencia a los escasos conductores que circulaban a aquella hora camino (supongo) de sus puestos de trabajo.
Antes de las nueve estaba en Cacabelos desayunando. En el tiempo que tardé en atravesarlo encontré más peregrinos que en las tres semanas que llevaba caminando y me desearon que tuviera buen camino más veces que en toda la ruta. Volví a encontrar un pueblo con bares abiertos. Después incluso encontré bares abiertos sin pueblo. Peregrinos con mochila, peregrinos sin mochila y mochilas sin peregrinos.
Estaba encantado con la belleza del paisaje porque los viñedos del Bierzo se habían engalanado para mí con los colores del otoño. Me relamía pensando en los afrutados besos de Doña Mencía, señora de estas tierras, a la que cuando encontrara pensaba saborear sorbo a sorbo, voluptuosamente, sujetándola por su cintura cristalina como si fuera una copa delicada.
Sorprendido. ¡Madre mía! ¡Qué diferencia con lo que últimamente acostumbro a encontrar en los caminos! No había visto tanta gente junta desde que recorrí el Francés la última vez… ¡Ah, calla que ahora estaba en el Francés! Tendría que pensar en algo para la continuación hasta Santiago.
Llegué hasta la Iglesia de Santiago de Villafranca. No pude cruzar la Puerta del Perdón porque también estaba cerrada, como la iglesia. Había caminantes que pasaban ante ella sin ni siquiera mirarla. Como desagravio grupos de turistas se acercaban hasta allí y se quedaban un rato escuchando por los pinganillos las explicaciones del guía.
Había mercadillo y el pueblo estaba animado. Nos habían recomendado que antes de marcharnos nos comiéramos unos callos en “El Padrino”. Ahora no recuerdo si nos lo dijeron por algo de la mafia del Camino o de la magia del Camino.
Busqué a mi compañera y la encontré en un bar frente a la oficina de turismo. Nos abrazamos felicitándonos por haber llegado. Sanos y salvos, se podría decir. Llegar hasta allí suponía haber alcanzado el final del periplo.
A pie, y con los ojos abiertos, había viajado unas tres semanas desde Bilbao. Subí y bajé montañas, crucé los valles y los ríos. Seguir adelante fue el principio y el objeto de cada jornada. Cargando mi vida a la espalda e intentando soltar lastre con cada paso para andar más ligero.
Con los ojos cerrados viajé aún más lejos, más de mil años atrás por caminos que aún no se habían trazado, por lugares que ya no existen y por otros que iban a existir pero aún no tenían nombre. Vi nacer este Camino. También pude intuir el olvido que lo acechaba.
Al llegar he vuelto a abrir los ojos y he mirado hacia fuera. Vi que no estuve tan solo como al comienzo pensé que estaría. Hubo personas que yo no sabía que iban a estar y que si lo hubiera necesitado habrían facilitado mi tránsito, como ayudaron al de otros. Otras se hicieron visibles con palabras amables y con su presencia amiga.
También tuve algo precioso que nunca hubiera imaginado al empezar, la compañera de andanzas que tenía frente a mí, cuya presencia, por más que me hubiera ido pareciendo intermitente, al final se hizo constante en mi ánimo y se convirtió en parte inseparable de mi propio Camino.
Finalmente cerré los ojos para mirar hacia dentro y encontré un torbellino que me agitaba. La página en blanco que empecé a escribir el primer día se había llenado de sensaciones, emociones, sentimientos de colores. Miles de palabras la emborronaban intentando describirlo todo a la vez. Trazos de muchos Caminos que eran el mío y, a la vez, no lo eran. Necesitaba distanciarme. El tiempo calmaría ese remolino. La calma me dejaría enfocar cada escena y cada frase ponerla en su contexto.
Llego tarde, es muy tarde. No voy a llegar a tiempo. De algún sitio había salido un conejo blanco vestido con chaleco y con un gran reloj en la mano. Se detuvo ante mí y se me quedó mirando. ¿No vas a preguntarme quién soy? Negué con la cabeza. Tú también vas a llegar tarde, como siempre -me dijo-. Y tú no deberías estar aquí -le respondí-, Alicia te estará esperando. No, es la Reina de Corazones la que me espera y llego tarde. Pues ya sabes lo que te pasará si te retrasas. Y me pasé un dedo por el cuello a modo de cuchillo. ¡Ay, Dios mio! Y salió disparado, metiéndose en un agujero que no se desde cuando estaba ahí mismo, a mis pies, delante de mi. Miré la boca de la madriguera pero no estaba en condiciones de seguirlo hasta el País de las Maravillas. Una lágrima se me escapó mejilla abajo. Me di la vuelta y busqué una flecha amarilla en algún árbol o alguna piedra para volver a mi Camino.
.../...
Espero haber conseguido sacar del olvido un poquito más al viejo Camino de la Montaña (¿en singular, en serio?). ¿Qué nombre puede darse a un camino que estaba olvidado si ya ha sido recordado?
En mi memoria por lo menos va a permanecer imborrable y nunca más será relegado a la espalda del tiempo.
Muchas gracias y buenas noches.
Muchas gracias Papadopou por hacernos disfrutar con tus descripciones, tus etapas y tu forma de vivir este Camino que yo tengo pendiente y deseo recorrer. Me gustará conocer los lugares que has descrito y sentir el Camino.
Un fuerte abrazo.
Gracias a ti, Papadopou, por hacernos partícipes de tu Camino. Te hemos "acompañado" desde la distancia y el tiempo y nos has hecho "sentirlo" profundamente.
¡¡¡Buen Camino y Ultreia!!!
Enhorabuena Papadopou, acabas de realizar uno de los caminos más bonitos que en mi opinión hay en la península, y sí, está olvidado, por su dureza, por sus pocos servicios y por su soledad, veo que sigue "olvidado" tras más de un año que lo realice y me alegra, aunque me apena por la buena gente que hay en ese camino que están deseando con su gran hospitalidad que más peregrinos pasen por él, especialmente en León que son super simpáticos y hospitalarios, qué buena gente la de León.
En fin no sé si sigues por el francés hasta Santiago o ya te recoges para tu casa pero has creado un gran hilo con unas muy buenas crónicas.
En fin, enhorabuena y envidia sana, porque ya me gustaría a mí estar haciendo el olvidado y ahora a pensar en el siguiente.
En estos caminos solitarios cuando encuentras a compañero/s y hacéis "buenas migas" siempre es más ameno y enriquecedor, a mí me pasó en el tramo que he hecho hace unos días entre Málaga y Baena con un hombre francés de 57 años, hicimos un tándem magnífico y la verdad es que lo pasé muy bien con el, cada uno hacia su camino y a la tarde noche la pasábamos juntos en el albergue o cenando,cuando ya no me pudo seguir el ritmo a partir de Córdoba la verdad es que lo he eché de menos, aunque somos peregrinos solitarios siempre nos gusta encontrar gente que está haciendo lo mismo que nosotros y eso enriquece el camino, las personas son lo más importante.
Buen camino peregrino.
Sin palabras
Como diría mi añorado EngelAbel, ¡¡al museo Gronze!!
Gracias Papadopou.
Buenos dias, buena metafora de este cuento, con su mezcla de conejo, curiosidad y la sabiduría del tiempo. Tiene una lectura especial para mi.
Su significado y la forma en que lo has traído a este relato final es gratificante, recordándonos la importancia de disfrutar del visje incluso cuando ansías avanzar rápido hacia tus metas.
Nos adentras en el País de las Maravillas, el Camino, persiguiendo al conejo blanco, con una curiosidad insaciable que nos empuja a avanzar rápidamente por ese mundo extravagante. Y Sin embargo, a medida que nos adentramos en su laberinto, nos damos cuenta de que el tiempo aquí fluye de manera distinta. Cada paso que damos parece lento, pero sabio, como si el universo quisiera enseñarte paciencia. El conejo, siempre justo fuera de nuestro alcance, nos hace comprender, al final, que el viaje en sí es más valioso que la meta que persiguimos.
abrazo
Vaya gustazo acompañarte, Papa! No tardes en volver al camino -y a contárnoslo!.-.
Enhorabuena por ese solitario y especial Camino se nota que lo has disfrutado y lo has relatado maravillosamente. Salut !
Muy bien Papa!
Qué Camino, ¡eh!
Muchísimas gracias por su dedicación en nos escribir esas bellimas crónicas!
Enhorabuena!
Ultreia!!
Grscias a todos, Compañeros, por vuestra constante atencion. Ha sido un placer caminar con vosotros y a pesar de llevaros en la mochila la carga no ha sido nada pesada. Saludos.
Hola.
Dejo este enlace por si alguien quiere perder unos 12 minutos para intentar averiguar si una imagen vale más que mil palabras. En realidad la relación en este caso vendría a ser de unas 140 imagenes y más o menos 20.000 palabras.
https://youtu.be/JdTmW1hpylg
Muchas gracias y buenas tardes.
Pese a que sigo prefiriendo en tu caso las 20.000 palabras, he de reconocer que tienes muy buen ojo.
Muy chulo y muy buenas fotos, Domingo

Muchas gracias... Domingo, uouooo ... qué alegría de domingo uouooo !!!
Enhorabuena Domingo. Las imagenes són muy buenas y me imagino lo que has disfrutado con el montaje. Es una de las sensaciones más placenteras el rememorar las vivencias, cuando seleccionamos las fotos para confeccionar el video o cualquier otro formato de recuerdo de nuestro Camino para nosotros mismos.
Me ha encantado tu video, me ha causado envidia, pero las palabras de tus relatos son todavia más ricas en matices, sensaciones, vivencias y también en informaciones sobre el Camino que has hecho.
Gracias a tí y Buen Camino.
Domingo Florez Puente, para servir a usted... pero solo en el facebuc. Aquí, Papadopou para los amigos
y si alguna vez nos encontramos por ahí fuera y esos nombres no te gustan tengo más 
Gracias Papadopou de este Josep
Mi opinión:
Una imagen vale más que mil palabras...
Pero una palabra evoca mil imágenes.
Me quedo con las narraciones, que habrán sido tantas, y todas diferentes, como lectores has tenido
Pero las fotos también están muy bien.
Gracias Papadopou por tantos regalos.
Gracias, Isidro. Parece que vamos 3 a 0 para la palabra escrita. Mejor. A ver si cunde el ejemplo y nos explicamos las más bonitas historias. Abrazo.
Salud Papadopou,
Las fotos son una preciosidad pero me quedo con tus crónicas, arte en palabras. Si escribiera como tú valoraría un voto de silencio perpetuo para comunicarme por escrito, es un gusto leerte.
PS ¿Qué tal si en vez de música de fondo haces una crónica hablada? Puede ser brutal!
Hola. Si que estaría bien, de hecho los audio libros ya están inventados. Pero necesitaría a algún locutor con voz bonita para la narración. Alguna sugerencia?
Hola a todos mi nombre es pepe y quisiera hace el camino olvidado a principios del proximo mes de mayo. Me gustaria si alguien ya lo ha hecho me diga como es economicamente hablando, si hay albergues suficientes etc. o una guia de albergues si es que existe y alguien me la podria facilitar porque no encuentro ninguna clara.
Gracias de antemano
Hola.
Te paso el enlace a la Guia que elaboró J A.Cuñarro y que acaba de actualizar.
https://www.facebook.com/groups/elcaminoolvidado/permalink/1312700599386...
Bueno, parece que no copié bien el enlace. El que te puse es el del grupo de facebuc de ese Camino. Ahí verás el enlace de la descarga de la guia (que acaba de actualizar hoy precisamente).
Yo te diría que hay alojamiento suficiente. Hasta que llegas a provincia de León, hay albergues en Bilbao, Balmaseda, Nava Ortunde, Espinosa Monteros y Guardo. El resto de etapas hoteles, hostales y pensiones. Si vas solo no sale barato. En Leon está mejor dotado de albergues. Echale un vistazo a la guia y si tienes cualquier pregunta estoy a tu disposición. Saludos.
En este hilo el compañero David ofreció mucha información práctica (no como yo
)
https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&opi=89978449&url=https:...
Y aqui también (bendita hemeroteca)
https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&opi=89978449&url=https:...
Y curioseando en el grupo de facebuc (el del enlace) encuentras información y testimonios de otros peregrinos mientras lo van recorriendo.
Gracias por toda la informacion Papadopou. un abrazo peregrino
Se me había pasado por alto esta joya de hilo tuyo Papadopou. Casi mejor, porque así he tenido el placer de leerlo y disfrutarlo de seguido y entero. Tienes un don para escribir y me ha encantado tu relato. Se nota donde hay talento, lo notamos los que no lo tenemos cuando leemos textos a los que jamas podríamos aspirar ni que estuviéramos un lustro intentando juntar palabras con gracia. Un placer leer tu aventura y conocerte un poco a través de tu pequeña aventura porque encima das señales de ser una buena persona. Gracias por compartir tu experiencia de una forma tan bonita y especial.
¡Salud y buen Camino!
Muchas gracias, Blenques, exagerais pero gracias. Luego no os quejéis si os vuelvo a dar la matraca con cualquier pasein que haya salido a dar. Saludos.
Bienhallado, D. Fernando. Dichosos los ojos que pueden leerte de nuevo. Me alegro mucho, de verdad.
Además hoy también he visto que tras mucho tiempo Indi ha decidido recoger su mochila de delante de la iglesia de Eunate. En su nueva foto de perfil no la lleva a la espalda, tal vez la haya enviado al final de la etapa con jacotrans!
Recuerdo lo acompañado que me sentí por tus comentarios - y por los de Indi y otros- en mi Camino Vadiniense del 2021... lo mío ahora no ha sido lo mismo, porque te comento a toro pasado, pero bueno, menos da una piedra (he tenido que alejarme del Internet como quien ingresa en "proyecto hombre"
así que mis entradas aquí me temo que serán bastante erraticas. Pero claro que relatos de gran calado como los tuyos son de los que hay que alentar.)
Saludos Fernando, una alegría volver a saber de ti
Pues aquí estamos, más o menos presentes, para cuando decidas aparecer. Y tu aliento, como el del resto de compañeros lo agradezco. Hasta pronto.
Salud Fernando,
me alegro de volver a leerte; se te echa de menos. Yo también he estado de "limpieza", en mi caso dejé el tabaco y el vino. Con el tiempo he recuperado fuelle y tras recapacitar y dialogar conmigo mismo he vuelto al vino, no hay que ser tan radical,
Espero seguir leyéndote, aunque sea de manera errática!
Saludos
Hola Fernando
Me uno a Papa, Indi y Xavier para saludarte y espero que te quedes aquí mucho tiempo para traernos tus memorables crónicas.
Abrazos desde Carreço, Albergue do Sardão.
Herejía!!
La mochila hace las veces de trípode para poner la cámara de pie.
Vale vale, es que como no la vi pues pensé que igual habías cedido a alguna tentación
Guía del Camino olvidado. Espero que os animeis a hacer este precioso camino inolvidable
https://drive.google.com/file/d/1LVtQW64pGcbM_2R5R4IhatggNSnxuDoC/view?u...
Olvidado inolvidable
Gran trabajo Ender, ya te he visto en la marcha a la Cruz. Muchas gracias. Un saludo
Inmenso trabajo el vuestro. Pero id pensando en cambiar el nombre porque más pronto que tarde a este camino lo sacamos del olvido entre todos. Abrazos.