Etapa 64: Vercelli - Robbio | Al Loro

Distancia: 
18,6 km
Duración: 
4 h
Dificultad: 
1
Paisaje: 
2

La etapa es perfectamente transitable para las bicicletas.

El cruce del río Sesia, en la partida de Vercelli, es un agobio, ya que en el puente compartido el paso peatonal se limita a una estrecha acera enlosada. El tráfico, intenso, pasa casi rozándonos.

Para evitar la tortura de la salida de Vercelli, los amigos de la Francígena proponen que poco después de concluir el puente sobre el Sesia nos desviemos a la derecha por el camino indicado «Tiro a volo San Giovanni y campo de motocross». Dicha vía va 1 km al sur en paralelo al río, donde, rodeando la pista de motos, hemos de girar a la izquierda para converger con la VF ante la cascina Mazarella (otros 450 m). El propietario del terreno de este tramo final no ha permitido que se señalice la ruta, pero tampoco pone obstáculos a quienes la utilizan. Se ahorran 250 m del peligroso arcén por una carretera muy transitada, y la distancia es similar a la oficial. Cada uno que decida.

Por más que el sentido de la VF resulte casi siempre obvio e intuitivo, entre la A26 y Palestro apenas hay señales, algo bastante habitual, como hemos visto, en gran parte del Piemonte y, ahora también, en Lombardía.

El itinerario no discurre por el centro, tan solo bordea el núcleo por Via Garibaldi, pero vale la pena desplazarse hasta él para utilizar sus servicios y conocer la iglesia de San Martino (s. XX). Luego se sigue la Via Robbio y se vuelve al camino por la Via Independenza. La vuelta suma 600 m.

Hay un supermercado Simply, y también una pastelería para tomarse un café con un buen croissant. Ambos distan 450 m del camino y cierran desde las 12:30 hasta la tarde.

El topónimo, del latín paluster, señala la existencia de un terreno pantanoso. Y de la época gloriosa de la Francígena resta la torre dei Visconti (s. XIII), siendo posteriores las iglesias de San Giovanni Battista (s. XVII) y la parroquial.

El hecho más memorable de la historia local es una batalla, durante el proceso por la unidad de Italia, en la que los franceses de Napoleón III y las tropas piamontesas, comandadas por Vittorio Emanuele II en persona, derrotaron a los austríacos el 31 de mayo de 1859. Un gran monumento algo alejado de la ruta, osario de los caídos, fue levantado en 1893 para recordar el suceso.

Atravesar la circunvalación de Robbio, al final de la jornada, entraña cierto riesgo por la velocidad que alcanzan en esta zona los vehículos.

Posee un sencillo albergue municipal de donativo, pero también una recomendable casa de agroturismo en la que nos hacen un precio especial. Sin embargo, pese a ser un pueblo grande carece de pensiones u hoteles.

Datada a mediados del s. XII y construida en ladrillo, la pequeña iglesia de San Pietro es el edificio más interesante de la población; en su interior conserva varios frescos del s. XVI. Comparte características con ella el templo de San Valeriano (s. XII-XIII), que formó parte de un priorato cluniaciense y sobresale por sus ábsides románicos. La de San Michele corresponde al primer gótico, posee fina portada, alta torre del s. XVIII y pinturas murales. Y en la de Santo Stefano merecen ser conocidos su coro ligneo y la tabla de la Asunción de la Virgen (s. XVI). Del castillo de Robbio destaca su torre (s. XIV). En su entorno se desarrolla el barrio medieval, recreado con diversos añadidos a principios del s. XX.