Etapa 15: Valfabbrica - San Pietro in Vigneto | Al Loro

Distancia: 
21,6 km
Duración: 
7 h
Dificultad: 
4
Paisaje: 
4

Sin resultar agotadoras (con temperatura alta la cosa cambia), las subidas a Coccorano y Biscina pondrán a prueba nuestra resistencia.

Cada iglesia ha sido dotada de un pequeño espacio para descansar: en Coccorano con soberbias vistas, en Sambuco recogido y a la sombra, el de Caprignone bastante abandonado.

Las fuentes, hoy especialmente necesarias, las encontramos en Coccorano, Sambuco y bajando a Caprignone (dos).

Otra etapa sin servicios, fuentes aparte, por lo que conviene que seamos previsores, ya que a diferencia de la de ayer esta se hace larga.

El valle del Chiascio, afluente del río Tevere citado por Dante en el Paraíso, se abre en Valfabbrica, pero se va encajando entre montes boscosos a medida que avanzamos, aguas arriba bordeando un embalse, hacia el norte.

El recorrido no es bueno para las bicis, ni siquiera para las BTT, salvo que os queráis partir la crisma. Existe la opción de dar un buen rodeo, igualmente panorámico y sin muchos pueblos (solo uno), para ir directamente a Gubbio por la cara este del embalse (vía Casacastalda, y desde aquí por la SP240). Más razonable, sin embargo, es seguir las carreteras y pistas más próximas al camino pedestre, que es la traza que recomienda Google Maps (31 km a Gubbio). Esta opción nos permite desviarnos a San Pietro in Vigneto.

Antiguamente, el nombre no engaña, existía una barquería para cruzar el río Chiascio, junto a ella un hospital de peregrinos y, desde 1330, también un puente. En la hacienda de La Barca permanece expuesta una barca plana de pasaje (chiatta). La iglesia de San Benedetto y el beato Paolino de Coccorano, sumamente austera, es románica y fue restaurada en 1993.

Al aproximarnos a la presa de Valfabbrica es posible evitar el desvío por la iglesia de Coccorano y seguir la carretera. Se ahorran 2,2 km y muchas cuestas, pero no hay comparación posible entre ambos trayectos. Los peregrinos suelen ir por arriba, los turistas por abajo.

Restaurado tras el terremoto de 1997, el templo románico de Sant’Antimo (Pieve de Coccorano) data del s. XI. Comprobamos, cosa curiosa, que la espadaña se alza sobre el ábside semicircular. Cerca del templo estuvo el castillo de Coccorano, donde San Francisco fue acogido.

La iglesia de San Marco in Sambuco fue erigida en el s. XIII con un pequeño monasterio de monjes silvestrinos. Aquí residió el beato Paolino Bigazzini, y se dice que cuando lo visitó el abad Silvestro, fundador de la comunidad, estaba todo nevado y no había nada fresco que comer. Entonces, Paolino fue al huerto monástico y halló coles en perfecto estado y el peral con frutos maduros impropios de la estación: una milagrosa cena vegetariana.

Cuando el camino regresa a la carretera colindante con el embalse tras la iglesia de Sambuco, nos sorprende la presencia de un cartel que prohíbe el paso a una propiedad privada con un buen prado y sombra, pero el cartel reza: «excepto a los peregrinos». ¡Bravissimo!

El castillo de Biscina forma parte del itinerario franciscano, y se sitúa junto a la histórica vía de Assisi a Gubbio. Sin embargo, para quien vaya con prisa, o esté muy agotado, existe un atajo que evita el rodeo de su promontorio y acorta la ruta en 1,7 km. Consultad la app Gronze Maps.

Aunque desde lejos promete, no vale la pena molestarse en visitar el castillo de Biscina, con su interior arruinado.

El Castillo de Biscina estuvo gran parte del Medievo en poder de los condes de Coccorano. La estratégica fortaleza sufrió diversos asedios y cambió varias veces de dueño. Permanecen, maltrechos, sus recios muros, lo que fue un palacio y la alta torre cuadrada. En este lugar una crónica dice que San Francisco fue asaltado y desposeído de su ropa.

Iglesia de Caprignone. Donada por los condes de Coccorano a San Francisco, en el lugar hubo un convento que, según la tradición, acogió el primer capítulo de la orden entre 1223 y 1224.

No hay palabras para describir la experiencia de San Pietro in Vigneto, un albergue con carisma como podría ser el de San Nicolás de Puente Fitero (Camino de Santiago Francés), gestionado por la misma cofradía.

Esta fundación benedictina, con aspecto de castillo, siempre ha sido un lugar en el que se acogieron los peregrinos y que, evidentemente, contó con viñedos. Un patio sirve para distribuir las dependencias, sin que entre ellas destaque la iglesia, a no ser por su torre. En el interior conserva frescos del s. XIV y una Madonna entre santos del s. XV.