Etapa 23: Monterrubio de la Serena - Castuera | Al Loro

Distancia: 
18,4 km
Duración: 
4 h 45 min
Dificultad: 
1
Paisaje: 
2

Hoy toca una etapa cortita y sin desniveles que, de tan fácil, puede resultar un pelín monótona. Aprovechemos la placidez del recorrido para la introspección: será una buena oportunidad para abstraernos y meditar mientras caminamos, recapitulando las experiencias vividas hasta la fecha en este Camino Mozárabe.

Las únicas dificultades de la jornada serán que no hay poblaciones ni servicios intermedios, la falta de sombra y que el trazado discurre mayoritariamente por una pista de asfalto, un verdadero horno en algunas épocas del año. Nuestras sugerencias: intentad evitar las horas de calor, cubriros con un buen sombrero y llevad agua suficiente.

Los mejor preparados tal vez decidan doblar etapa y seguir hasta Campanario, si bien la distancia —casi 39 kilómetros en total— se nos antoja fuera del alcance para la mayoría de peregrinos.

Se sale de Monterrubio por una pista asfaltada que arranca a la derecha de la discoteca Oli-Bar —el nombre tiene su guasa— y una vez allí ya podremos poner el piloto automático, pues tan solo hay que seguir de frente, sin desviarse, por dicha carreterilla durante 13,2 kilómetros, entre interminables hileras de olivos y dehesas con encinas. Por suerte los últimos 3 km son por camino de tierra.

El camino pasa muy cerca (a 3,5 km) de la pedanía de Puerto Hurraco, tristemente famosa por la masacre que allí tuvo lugar en la noche del 26 de agosto de 1990, probablemente el crimen más gore en la historia reciente de España. Dos hermanos del clan de los Patas Pelás asesinaron a tiros a nueve miembros de una familia rival, los Amadeos, entre ellos dos niñas de 13 y 14 años. Las rencillas entre ambas familias se remontaban a 1967, por causa de una disputa de lindes y un desaire amoroso, donde un novio que rechazó casarse pocos días antes de su boda fue asesinato, como venganza, por el hermano de la novia.

En los meses fríos es habitual ver grullas, ave que hiberna en las dehesas y humedales que forman la Reserva Biológica de los Berciales, la cual atravesamos. Este ecosistema protegido, de gran diversidad, acoge también avutardas y algún buitre leonado.

Durante la segunda mitad de la etapa veremos a nuestra derecha, recostado en la sierra, el pueblo de Benquerencia de la Serena, cuyas casas blancas se arraciman bajo la impresionante silueta de su castillo, construido en época de Abderramán II (siglo IX). En estos riscos vivían tribus ya en el paleolítico, como demuestra la existencia de abrigos con pinturas rupestres, algunos de los cuales pueden ser visitados.

En el barrio medieval del Cerrillo, en lo alto de la villa, destaca la plaza de San Juan, rodeada de edificios blasonados con escudos nobiliarios así como alguna portada gótica; en una de dichas casas nació Pedro de Valdivia, conquistador y colonizador de Chile (1497-1553), frente a la cual se ha erigido un busto en bronce.

Junto a la plaza de España merece una visita la casa-palacio de los Condes de Ayala, conocida popularmente como el Casino, con su interesante vestíbulo y un bar con mesas en el jardín. En la calle Doctor Fleming 24 se halla la Posada del Títere, edificio que antes era un cine y que ahora acoge espacios para actividades escénicas y un museo de títeres y marionetas.

La villa es conocida por su producción de turrón, tradición local que se remonta a época musulmana, fruto de la mezcla de miel, clara de huevo y almendras. Es muy recomendable visitar el museo del Turrón, que ocupa las naves de una antigua fábrica harinera, donde podremos ver la maquinaria original de madera del siglo XIX. Las visitas deben concertarse previamente por teléfono al ayuntamiento (tel. +34 924 77 23 01 / 924 77 38 17).

Además del turrón, las almendras garrapiñadas y el aceite de oliva, la comarca de La Serena destaca por su extraordinario queso de oveja, con Denominación de Origen Protegida. Su sabor, ligeramente amargo y con regusto picante, se obtiene mezclando leche de ovejas de raza merina con cuajo vegetal obtenido de la flor del cardo silvestre.