Etapa 1M: Málaga - Almogía | Al Loro

Distancia: 
22,5 km
Duración: 
7 h
Dificultad: 
4
Paisaje: 
2

En los últimos años varios peregrinos han muerto por golpe de calor. No recomendamos hacer este camino entre junio y septiembre, puesto que las temperaturas, especialmente en Andalucía y Extremadura, superan con mucha facilidad los 35 °C y, de forma cada vez más frecuente debido al calentamiento global, los 40 °C, alcanzando incluso los 43 o 44 °C algunos días, así como temperaturas nocturnas de casi 30 °C que dificultan enormemente el descanso.

SOBRE MÁLAGA:

Este ramal del Camino Mozárabe comienza en la iglesia de Santiago Apóstol, en la céntrica calle Granada. El horario de la sacristía, donde os sellarán la credencial, es de 10:00 a 13:00 y de 17:30 a 20:00 (quien no disponga de credencial, aquí la puede adquirir); nuestra sugerencia, si vais a pernoctar en Málaga, sería pasarse a sellar una vez lleguéis a la ciudad, y así poder comenzar temprano al día siguiente.

Es posible recibir la bendición del peregrino en la misma iglesia de Santiago durante la misa diaria (a las 19:30 de lunes a sábados y a las 12:00 los festivos), siempre que lo solicitéis al párroco unos minutos antes de comenzar la ceremonia.

La ciudad, abierta y cosmopolita, constituye un destino turístico de primer orden. Entre sus monumentos no podemos dejar de visitar la alcazaba, la Catedral de la Encarnación y el teatro romano, así como el monumento a Torrijos —también conocido como el Obelisco— situado en el centro de la popular plaza de la Merced, con terrazas siempre concurridas.

Esta ha sido la cuna de muchísimos personajes destacados en el arte, la política y la cultura, tales como el pintor Pablo Ruíz Picasso, el poeta Manuel Altolaguirre, la escritora María Zambrano, el cantante Antonio Molina, el cantaor y guitarrista Rafael Flores «el Piyayo», políticos como Antonio Cánovas del Castillo, Blas Infante o la feminista Victoria Kent, actores como Pepa Flores «Marisol» o Antonio Banderas, el humorista Chiquito de la Calzada...

El malagueño más universal es sin duda Pablo Ruíz Picasso (1881-1973), nacido en un edificio de la plaza de la Merced y que fue bautizado en la cercana iglesia de Santiago; el templo, mandado construir en 1487 por los Reyes Católicos tras la toma de la ciudad, es precisamente el punto donde arranca este ramal del Camino Mozárabe. Nuestra ruta pasa frente al Museo Picasso de Málaga, instalado en el antiguo Palacio de Buenavista, y apenas 500 metros después ante el Museo Carmen Thyssen, que acoge una gran colección de pintura española de los siglos XIX y XX.

Son innumerables los bares de tapas y de marisco, pero ninguno tan veterano como la Antigua Casa de Guardia (Alameda Principal, 18), la taberna más antigua de la ciudad, buen lugar para tomar un pajarete (vino dulce de la tierra), un vermut o un moscatel. Fue fundada en 1840 y se conserva tal cual, con sus barricas de madera, su larga barra donde los camareros apuntan con tiza cada consumición y unos aseos no precisamente glamurosos… Mejor ir temprano, pues en la hora del aperitivo y por la noche el local suele estar abarrotado tanto por parroquianos como por turistas.

Los tejeringos, también conocidos en algunos lugares como jeringos, son los churros tradicionales de la provincia de Málaga. El nombre proviene del instrumento con el que se elaboran: una jeringa de caño grueso, mediante la cual se va echando la masa a la sartén en forma de lazos, para así conseguir su forma característica.

Entre sus platos típicos destaca el gazpachuelo, un caldo de pescado con mayonesa, patatas hervidas, trozos de huevo duro y pan tostado; tiempo atrás, cuando todavía no había tanatorios, era habitual servirlo durante los velatorios a quienes acudían a la casa del difunto.

Pero si existe un plato estrella de esta ciudad marinera, este sería probablemente los espetos de sardinas, que antaño preparaban los pescadores al regresar del mar: ensartaban en una caña los ejemplares que no habían vendido (en aquel tiempo la sardina era considerada un pescado vulgar, poco valorado) y hacían fuego junto a las barcas, en la misma arena de la playa, donde asaban los espetos tan solo con sal y una buena lumbre.

SOBRE LA ETAPA:

Hemos calificado la etapa con un grado de dificultad 4 por la extraordinaria dureza de sus cuestas, toda una sorpresa en una primera jornada que comienza a nivel del mar; su desnivel acumulado positivo es de 845 metros (subidas) y 500 metros de desnivel negativo (bajadas); además, dichos repechos se concentran en los últimos 11 kilómetros, que suelen coincidir con las horas de más calor, y que discurren entre parajes solitarios, sin fuentes ni bares, y sin sombra.

El clima habitualmente soleado y cálido de la zona puede dejar fuera de combate a más de un peregrino o bicigrino, incluso aquellos que estén en buena forma física; hoy más que nunca deberemos dosificar nuestras fuerzas, llevar ropa liviana (mejor manga larga, evitando el sol directo sobre la piel), un buen gorro, pañuelo al cuello y, sobre todo, suficiente provisión de agua (especialmente para el tramo final).

La ruta discurre en varios tramos por el cauce de ramblas y arroyos, si bien lo habitual es que estén secos; en caso de tormentas o episodios de lluvias fuertes pueden producirse crecidas repentinas, llegando incluso a desbordarse; de ser así deberemos actuar con máxima prudencia, evitando riesgos, y buscar un recorrido o un transporte alternativo.

La primera mitad de la etapa es totalmente urbana, a lo largo de calles, avenidas y rotondas sin mayor atractivo (salvo el inicio, que recorre el centro histórico de Málaga). Muchos peregrinos deciden evitar este tramo y toman el autobús número 21 para bajarse en el Colegio Europa (km 8,0 de la etapa) o bien continúan hasta el final de la línea en Junta de los Caminos (km 10,7), donde hay un hostal, una panadería y dos bares-restaurante; los autobuses pasan cada 15-20 minutos.

Todas las localidades por donde hoy pasamos cuentan con tiendas, bares y restaurantes. Sin embargo, los 11,8 km por monte desde Junta de los Caminos hasta Almogía no hallaremos ningún servicio.

La etapa es exigente pero casi toda ella ciclable, salvo un par de tramos por senderos empinados y con firme irregular; una buena opción para los ciclistas será, llegados al puente sobre el río Campanillas, tomar a mano derecha la carretera local A-7858 hasta la barriada de Los Núñez y continuar en ascenso a lo largo de la calle Cuesta de Campanillas (ojo, carretera estrecha y peligrosa); al cabo de 1,8 km pueden torcer a la izquierda por una pista de tierra, para volver a la ruta oficial un kilómetro más adelante, o bien seguir de frente —ya siempre por asfalto— hasta Almogía.

Nuestro recorrido pasa ante la estatua dedicada al Fiestero, que recuerda que esta villa es la cuna de Los Verdiales, una celebración campesina de origen antiquísimo; su principal atracción son las pandas que cantan y bailan al son de un fandango específico de esta fiesta, tocado con el acompañamiento de una orquestina compuesta por un violín, dos o más guitarras, un pandero, varios platillos, palillos y castañuelas.

Entre las especialidades locales destacan la chanfaina de Almogía (guiso a base de almendras, espárragos trigueros, patatas, bacalao y azafrán), la sopa de puchero, el chivo a la salsa de almendras, el ajoblanco y, en lo que se refiere a dulces, los tradicionales buñuelos de viento y los borrachuelos (elaborados con aceite, harina, azúcar, aguardiente, vino blanco, cabello de ángel y matalauva).