Almogía
Notas destacadas
Nuestro recorrido pasa ante la estatua dedicada al Fiestero, que recuerda que esta villa es la cuna de Los Verdiales, una celebración campesina de origen antiquísimo; su principal atracción son las pandas que cantan y bailan al son de un fandango específico de esta fiesta, tocado con el acompañamiento de una orquestina compuesta por un violín, dos o más guitarras, un pandero, varios platillos, palillos y castañuelas. |
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Entre las especialidades locales destacan la chanfaina de Almogía (guiso a base de almendras, espárragos trigueros, patatas, bacalao y azafrán), la sopa de puchero, el chivo a la salsa de almendras, el ajoblanco y, en lo que se refiere a dulces, los tradicionales buñuelos de viento y los borrachuelos (elaborados con aceite, harina, azúcar, aguardiente, vino blanco, cabello de ángel y matalauva). |
Cultura e Historia
Su origen está ligado a las distintas culturas que colonizaron la costa malagueña. La localidad, levantada en la ladera de un cerro, se convirtió en época romana en punto estratégico para la defensa de la calzada que comunicaba Málaga con el centro de la Península, por la cual discurría el comercio de minerales y productos agrícolas. Ya bajo dominación musulmana, el castillo de Sancti Petri jugó un papel destacado durante una revuelta contra el Califato de Córdoba, integrado en el segundo cinturón defensivo de los dominios de Bobastro.
La fortaleza fue destruida por las tropas cristianas en 1487, durante el avance de los Reyes Católicos para la toma de Málaga. En 1569 los moriscos de la Axarquía organizaron una serie de revueltas a las que se sumaron gran parte de los vecinos de Almogía, movidos por el descontento ante las actuaciones de la Santa Inquisición y de los gobernantes cristianos; una vez aplastada la rebelión, la mayoría de moriscos fueron hechos prisioneros o expulsados de sus tierras, a raíz de lo cual la villa fue repoblada con familias de cristianos viejos procedentes de Sevilla y Antequera.