Etapa 75: Berceto - Pontremoli | Al Loro

Distancia: 
27,5 km
Duración: 
8 h
Dificultad: 
4
Paisaje: 
5

Tras dos días de subidas, la bajada al valle del Magra, muy rápida y resbaladiza si llueve, nos va a machacar las rodillas.

Esta es la etapa en que la ruta para los bicigrinos y los peatones difiere más. La razón estriba en que el tipo de sendas para los segundos tiene fuertes rampas de subida y bajada, en ocasiones por estrechos pasos, pedregosos o sobre calzadas, con tramos vertiginosos al borde de barrancos y presencia de portillas complicadas de superar, por ejemplo en el monte Valoria o el Passo del Righetto.

Desde Berceto se aconseja tomar la SS62 hasta el Passo della Cisa. A partir de aquí se continúa por la misma carretera, cruzando el camino en el Passo del Righetto para seguir por Montelungo Terme y Mignegno, hasta Pontremoli. La bajada al valle de Magra se hace en un santiamén.

El mítico Passo della Cisa decepciona bastante, pues se comprueba que el lugar vivió tiempos mejores, y todo está un poco abandonado. Los moteros, que circulan a diario por aquí, sienten devoción por este puerto, y todo parece estar destinado a ellos.

El refugio del Passo della Cisa, que consiste en una pequeña cabaña prefabricada de madera, es un proyecto de acogida desarrollado de forma experimental por la Universidad de Milán. Desde luego, diferente a todo lo que hemos visto hasta ahora.

El Café Cisa, local con carácter, es una parada obligada para los peregrinos. Prepara bocadillos, pizzetas o foccacia, y también tiene bizcocho o tartas, y una pequeña tienda (quesos, embutidos, conservas).

En nuestro descenso por el boscoso valle del Magra, al este contemplamos, a una distancia de 2-3 km, el monte Marmagna (1.852 m). Junto con otros picos forma parte del Parque Nacional de los Apeninos Toscano-Emilianos, creado en 2001, que abarca 22.000 hectáreas. Con extensos bosques de hayas y castaños, y en las cumbres con varios lagos de origen glaciar, acoge, entre otras, poblaciones de águilas reales, ciervos y lobos.

A la salida del pueblo cruzamos el río Magra por un puente medieval alomado, aunque tras ser derribado por un terremoto hubo de ser reconstruido en 1574. Su único arco, bastante elevado, tiene 16 m de luz.

La Piazza della Repubblica es un salón urbano clásico, y también lo son sus antiguos cafés, entre ellos degli Svizzeri y Bellotti, que datan del s. XIX, y el Letterario, que tiene sillas-libro y un jardín en la trasera. ¡Un lujo!

En el casco antiguo se puede cenar muy bien, cocina casera de la Lunigiana a buen precio, en las trattorias Norina (Via Garibaldi, 16), con acceso por un pasaje y pequeña terraza al río, y della Bietola (Via Bietola, 4), con su pequeño comedor abovedado, o en la Osteria da Bussé 1830 (Piazza del Duomo, 31).

El castillo del Piagnaro se alza desde el s. X sobre una colina que domina la localidad, situada en la confluencia del torrente Verde con el río Magra. Conserva dependencias bajomedievales y posteriores, y además de un albergue municipal, acoge el Museo de las Estelas-Estatua. Dicha colección está formada por 42 estelas antropomorfas prehistóricas, cuya utilidad sigue siendo un misterio, datadas entre el tercer milenio y el s. VI a.C. La entrada reducida para los peregrinos es de 4 €.

Entre los muchos templos y conventos que posee la localidad destaca el duomo de Santa Maria del Popolo, que tiene rango de concatedral, compartido con Massa-Carrara. Fue erigida en la segunda mitad del s. XVII y consta de una gran nave con capillas laterales. Los frescos son en su mayoría del s. XVIII.

Típicos son los testarolies uno de los tipos de pasta más antiguo que existe, ya que su origen se remonta a los etruscos. La apariencia es similar a la de un crepe, pero se trocea en porciones y se suele comer al pesto.

Hay un dulce característico, creado por pasteleros suizos emigrados en el s. XIX, que se llama amor. Está compuesto por unas galletas tipo waferini rellenas, al modo de un sándwich, con crema de vainilla o de pistacho. Se pueden probar en el Caffè Pasticceria degli Svizzeri Fratelli Aichta (Piazza della Repubblica, 21), que también ofrece la spongata, pastel toscano relleno con una pasta elaborada con miel, nueces, almendras, avellanas, piñones, pasas, canela y vino blanco.

Producto de calidad de la Lunigiana es la miel (DOP), en sus variedades elaboradas con flor de castaña y flor de acacia.