Etapa 82: Altopascio - San Miniato | Al Loro

Distancia: 
28,7 km
Duración: 
7 h
Dificultad: 
2
Paisaje: 
3

La SP3 es una carretera bastante peligrosa. La VF coincide con ella, a la altura de Chimenti, 200 metros, y además nos vemos obligados a circular por su margen derecho.

Al adentrarnos en la Toscana más turística, a la vez que aumenta la oferta de alojamientos también lo hacen los precios, aunque por fortuna ahora vamos a contar con buenos y capaces albergues.

Una vez en la provincia de Firenze, el camino se encuentra señalizado con carteles de madera que incluyen distancias y tiempos.

La etapa es apta para las dos ruedas salvo en el ascenso final a San Miniato, donde se debe tomar la SP7.

La reserva del Cerbaie di Fucecchio (entre Galleno y Ponte a Cappiano) es una extensa área boscosa que no está sometida a la explotación forestal, por lo que muestra un aspecto natural. Las especies dominantes son el roble, el abeto blanco y el castaño. Por él no será extraño descubrir ardillas y un gran número de aves, entre ellas los sonoros pájaros carpinteros.

Junto al camino y el puente, sigue trabajando la Macelleria Meacci, conocida como I Nonni (los abuelos), inaugurada en 1890. En ella se pueden adquirir, o consumir en la terraza, jamón, embutidos y carnes.

El Ostello Ponte dei Medici es original, pues ocupa un edificio rehabilitado que se levanta sobre el propio puente.

En el lugar hubo un hospital de peregrinos dependiente del de Altopascio. El puente fortificado medieval, destruido por las guerras y las riadas, fue mandado reedificar, a mediados del s. XVI, por Cosimo I dei Medici, al tiempo que se canalizaban las aguas y creaba un sistema de diques y lagos para la pesca de la anguila.

Aunque sin el encanto de San Miniato, se trata de un característico asentamiento medieval que en su rocca conserva los vestigios del castillo Salamarzana (torre Grossa), rodeado por un parque. Además del gótico palacio Corsini, la Francígena pasa junto a la colegiata neoclásica de San Giovanni Battista (s. XVIII) y de la abadía renacentista de San Salvatore (con un Crucifijo del s. XIV en su templo), situadas frente a frente en una plaza panorámica sobre el valle Valdarno y los Apeninos.

Además de famoso por el azafrán (zafferano), en la ciudad se elaboran unos dulces en forma de rosquilla, típicos del Carnaval pero que ahora se pueden encontrar todo el año, conocidos como zuccherini. Se trata de bizcochos secos, con sabor a anís y cítricos, que se suelen consumir empapados en vino dulce, como los cantuccini.

Tan sólo quien esté realmente cansado podrá, en el tramo final, evitar los dos rodeos que, a su vez, intentan apartarnos de las carreteras: el primero, entre San Pierino y San Miniato Basso, donde es evidente que ahorraremos bastante si seguimos la SR436, entrando en la localidad por el Viale Giuglielmo Marconi, junto a la estación de trenes; el segundo, de San Miniato Basso a San Miniato por la SP7, aunque dependiendo de qué albergue hayamos elegido para pernoctar, ya que al de San Francesco se llega antes por la vía pedestre.

Una visita sugerente desde San Miniato Basso es la maravillosa ciudad de Firenze. Por la estación de tren de Fucecchio-San Miniato pasan numerosos trenes: el viaje dura 45 minutos y el precio es de 6 €.

La VF pasa junto a la iglesia parroquial de San Martino e San Stefano (1783), que se ha quedado pequeña, y al nuevo templo, elíptico y blanco, della Trasfigurazione. Sobresalen su puerta de bronce y la cubierta de madera por la que entra la luz cenital (S. Lensi, S. Gronchi, 2009).

El gran personaje creado por Carlo Collodi, Pinocchio, está muy presente en la localidad, que pudo servirle de inspiración, pues aquí trabajaba su padre como cocinero. Los habitantes son conocidos como pinocchini, y el antiguo topónimo del lugar era Ponte ai Pidocchi, que evolucionó en Pinocchio. Cada año en junio se celebra una fiesta, Pinocchio in Strada, dedicada al muñeco de madera que cobró vida.

Solo para quien vaya de paso por San Miniato y con prisa, si en la subida se toma el desvío al convento de San Francesco es posible rodear la Rocca di Federico (torre del castillo) por su cara este, desembocando en la Piazza Bonaparte y evitando un gran rodeo. En este atajo nos perderemos, eso sí, el recorrido por los jardines panorámicos y gran parte del casco antiguo.

Se pueden adquirir productos toscanos de calidad en Così è se vi piace (Via Augusto Conti, 17), donde también preparan bocadillos. Frente a ella gran variedad de cervezas del mundo en Birre & Acciughe (Via Augusto Conti, 29).

Pintoresca localidad, dispuesta sobre unas colinas que dominan el valle Valdarno, con sus casas colgadas de las laderas. Del castillo permanece en pie la torre di Federico II, nombre alusivo al emperador excomulgado por el papa. El duomo data del s. XIII, y en su fachada, como curiosidad, se representan en cerámica las constelaciones de la Osa Mayor y Menor. En la misma centuria fue iniciado el convento de San Francesco, que la leyenda dice fundado por el santo.

Otros varios templos se pueden visitar en San Miniato, por ejemplo, junto a la catedral, el barroco del Santissimo Crocifisso (1718), con planta de cruz griega, escenográfica escalinata, vistosa cúpula y multitud de frescos. El oratorio de San Rocco ha sido decorado con frescos contemporáneos de Dilvo Lotti, y custodia un gran incensario. Por último, nos llama la atención el edificio del Seminario (ss. XVII-XVIII), con su larga fachada cubierta de máximas morales.