Etapa 5M: Villanueva de Algaidas - Encinas Reales | Al Loro

Distancia: 
16,3 km
Duración: 
4 h 30 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
2

Etapa relativamente breve pero con perfil quebrado, cuyo desnivel es de 515 metros acumulados en subidas y 617 metros en bajadas.

La Atalaya es una barriada de Villanueva, sin servicios salvo una tienda de comestibles; en Cuevas Bajas hay albergue, comercios y varios bares-restaurantes; Encinas Reales es un pueblo algo más grande y dispone de todos los servicios.

Justo a la salida de Villanueva de Algaidas el camino desciende al barranco de un arroyo seco; el paso no tiene complicación (siempre que se haga con luz del día), pero hay que localizar las balizas antes de cruzar al otro lado del cauce; se continúa por un sendero a mano izquierda.

Dicho tramo del barranco no es recomendable para las bicis con alforjas; los ciclistas pueden seguir la carretera A-7201 durante 1,3 km hasta las ruinas del antiguo convento franciscano, donde una rampa empedrada conecta con el trazado oficial, poco antes del Puente Viejo; otra opción es seguir la carretera hasta el primer cruce y ascender una cuesta de asfalto que lleva al barrio de La Atalaya.

Para salir de Cuevas Bajas hay que pasar frente al ayuntamiento y bajar por la calle Real hacia las pistas polideportivas; la ruta continúa por una pista de asfalto que conduce al puente sobre el río Genil.

El producto característico de la localidad es la zanahoria morá (morada), muy dulce y de tamaño enorme, pudiendo alcanzar un kilo de peso; fue introducida por los árabes y se suele consumir cruda en ensaladas, como guarnición, en forma de crema o como ingrediente en bizcochos; además de su contenido en carotenos y antioxidantes, hay quien sostiene que posee efectos afrodisíacos.

Fuera de nuestro recorrido, a 1,5 km del puente sobre el río Genil tenemos la Noria de la Aguzadera, con 10 metros de diámetro, obra de ingeniería hidráulica que vale la pena visitar.

Tras atravesar el puente sobre el río Genil, dejamos las tierras malagueñas y entramos en la provincia de Córdoba. El paisaje, con sus interminables hileras de olivares, no cambia.

Cuenta con un albergue-refugio para peregrinos (un tanto desangelado) en un parque en el extremo del casco urbano.

Son típicos el perol (guiso con carnes de caza, bien troceadas y que se fríen con ajo, laurel, vino y aceite), los bollitos del palomar (una masa rellena de carne) y los solomillos al Gran Señor. Aquí, como en el norte de Málaga, se sigue tomando resoli o arresol, una bebida a base de anís seco, café, canela, yerbaluisa y azúcar.