Etapa 59: Verrès - Pont-Saint-Martin | Recorrido

Tras cruzar el torrente Evançon, dejamos atrás el casco antiguo y la capilla de Saint-Roch para prolongar nuestros pasos hasta la estación ferroviaria. Cruzando la vía del tren nos dirigimos a Issogne, pero en vez de cruzar el Dora Baltea seguimos por su orilla para, 1.500 m después, regresar hacia el interior para entrar en Clos-de-Barmes (fuente).

Admiramos el gran lagar de Lo Torzo para, entre nogales y pomares, sin solución de continuidad recorrer los núcleos de Les Roléty, La Torrettaz, Les Valleise, Sisan y Le Raffor, cuyas huertas les confiere un aspecto berciano o gallego. Arnad-le-Vieux (fuente) nos sorprende con su iglesia románica de Saint-Martin-de-Tours, devoción muy propia de los caminos de peregrinación, y con un estupendo parque.

Por el arrabal de Pied-de-Ville, y junto al área arbolada de La Keya (fuente), damos un giro de 90º para pasar bajo la A5 y la vía férrea, cruzando por vez primera el río Dora Baltea por el restaurado Pont de Echallod.

Una carreterilla sin tráfico se prolonga al borde del cauce, ornada de chopos, hasta una fábrica de construcción. Continúa, ya sobre firme de tierra y en paralelo a la A5, entre cultivos e invernaderos junto a la capilla de San Grato, desde donde una línea de fuga se prolonga hasta la fortaleza de Bard. Pero antes hemos de atravesar el pueblo de Hône, que nos recibe con su templo de San Giorgio.

Tras recorrer la calle principal nos aproximamos al torrente Ayasse, próximo a tributar en el Dora Baltea, con su paseo fluvial ajardinado. La VF gira ahora a la izquierda para cruzar el río mayor y entrar inmediatamente en Bard (fuentes), uno de los borghi mejor conservados del Valle d’Aosta. Su gran fortaleza del s. XIX nos hace evocar, en el ascenso a Somport, el fort du Portalet (Camino de Arles, Pirineo francés). Entre tiendas, restaurantes y hoteles, la Via Vittorio Emanuele II asciende hasta el arco de la muralla y la iglesia de Santa Maria Assunta.

Al lado de una óptima área de descanso (fuente) regresamos al lecho del valle donde se sitúa la central hidroeléctrica de Bard; desde ella, y paralelo al camino, un canal se prolonga hasta la vecina central de Donnas. Antes de entrar en la localidad pisamos un tramo de la calzada romana con un arco labrado en la roca, insólito testimonio del ayer. A la vetusta Donnas accedemos por la Via Principe Tommaso.

Recorremos de cabo a rabo el potente pero maltrecho conjunto histórico, pasando bajo la puerta del Antico Borgo, hasta alcanzar el consistorio y la iglesia de San Pietro in Vincoli.

Una larga recta, en la que se alinean numerosos edificios, coincide con la SS26 en su aproximación al fin de etapa. Desde ella contemplamos un soberbio conjunto de viñedos dispuestos en pérgolas valdostanas, así como olivos y bananos, indicio de que la influencia mediterránea, realzada por el microclima del valle, es ya grande.

En la rotonda de Torgeon dejamos la carretera general para acceder a Pont-Saint-Martín, cuyo monumento principal es el puente romano, por su osadía constructiva bautizado «del Diavolo».