Nueva jornada por la región histórica de la Sabina, con la permanente y cansina tónica de las subidas y bajadas entre olivares y otros frutales, aunque el bosque va ganando espacio y por momentos confiere al terreno un carácter semisalvaje. Poggio Moiano es una localidad pintoresca, propicia para avituallarse. Camino adelante, la devoción a los santos se concreta en dos santuarios: San Martino y Santa Vittoria, ambos con bellos atrios para un picnic. Poco después bordearemos las ruinas romanas de Trebula Mutuesca, que entre otros edificios acoge un anfiteatro. En el tramo final avanzamos por una deliciosa vaguada boscosa, dominada por los borgos de Monteleone Sabino y Ginestra, para subir no sin esfuerzo a Poggio San Lorenzo, un pueblo casi de juguete y provisto de una plaza que se nos antoja el ombligo del mundo.