La partida de Le Puy siempre emociona tras haber asistido a la misa y bendición del peregrino, a menudo realizada por el propio obispo, que nos recordará el carácter sagrado de la ruta. Iniciamos la marcha en cuesta arriba por el Macizo Central, donde las tierras volcánicas del Velay, con sus pastos de altura salpicados de fresnos, darán paso, hacia el final del trayecto, a la montaña de La Margueride, más abrupta y boscosa. Poco exigente salvo en la salida de la ciudad, y con una peligrosa bajada por el bosque al llegar a Saint-Privat, dos suelen ser las paradas técnicas: Saint-Christophe-sur-Dolaison y Montbonnet. Los peregrinos más en forma podrán prolongar la jornada hasta Monistrol-d’Allier (son 30,3 km).