Etapa 55: Col du Grand-Saint-Bernard - Étroubles | Al Loro

Distancia: 
12,9 km
Duración: 
3 h 30 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
5

Además del número de emergencias de la UE (112), en Italia también conviene apuntar el 1515, número verde del peregrino para solicitar auxilio al Cuerpo Forestal del Estado, sobre todo en la montaña.

Con niebla espesa o nieve será difícil ver las marcas en la cumbre del Gran Saint Bernard, sobre todo en la difusa senda que rodea la estatua del santo fundador. Solución: seguir la carretera hasta que los desvíos por la ruta 103 sean perceptibles.

Al partir del Gran San Bernardo, y durante la primera parte del descenso, al Oeste surge, impresionante, el anfiteatro montañoso rematado en picos como, entre otros, la Tête de Fenêtre (2.823 m), el Pain de Sucre (2.919 m), l’Aiguille des Sasses (3.014 m) y, más alejados, el Grand y Petit Golliat (3.237 y 3.225 m).

Al igual que en Suiza, las fuentes de este sector alpino son todas potables, y suficientes a lo largo del recorrido.

Bendice nuestra partida del paso alpino la escultura de San Bernardo de Menthon o Aosta, también conocido como Bernard de Mont-Joux, fundador del providencial hospicio a mediados del s. XI. Fue instalada en 1905, y conviene reparar que a sus pies figura el diablo, en forma de dragón, encadenado. Entendámoslo como una alegoría de las fuerzas del mal, por ahora dominadas, que acechan al peregrino.

Suele pasar desapercibido, para quienes coronan el Gran San Bernardo, que 1,8 km después, en el inicio de la bajada, existe un albergue capaz y económico. Titulado Rifugio del Pellegrino, está dedicado al sacerdote de Lodi D. Angelo Carioni, que dedicó su vida a los jóvenes y personas desfavorecidas. El edificio fue adquirido, a través de la asociación San Bernardo Onlus, en 2010.

La primera parte de esta etapa, que circula por sendas de montaña estrechas, pedregosas, en ocasiones con fuerte pendiente y utilizadas por peregrinos y senderistas, no es en absoluto recomendable para las bicicletas. La alternativa evidente, al menos hasta Saint-Rhémy, es la carretera SS27 con sus curvas tendidas.

Entre Saint-Léonard y Saint-Oyen, pasado Cerisey es aconsejable cruzar el torrente Artanavaz y tomar la pista local asfaltada, paralela al Camino y que pasa junto a dos campings, que llega a Saint-Oyen a la altura del Château Verdun.

En Saint-Léonard aparecen las primeras marcas de la Vía Francígena, que son las blancas y rojas del GR pedestre, y las blancas y azules de la ruta ciclable: nos acompañarán hasta Roma. Sin embargo, en el Valle d’Aosta predominan, como en Suiza, los postes y marcas amarillos de la ruta 103, que será la nuestra hasta Pont-Saint-Martin.

Para el descanso intermedio es recomendable la pequeña área de pic-nic de Saint-Rhémy, junto al río.

El Château Verdun, construido en el s. XI, fue donado en 1137 a los canónigos regulares de San Bernardo, que lo integraron en su red de asistencia. En el presente sigue cumpliendo su secular función.

La presencia de un Carrefour Express en la zona baja del pueblo facilita la compra diaria. Apertura de 8:00 a 13:00 y de 16:00 a 19:00, domingo solo mañanas, martes cierra.

El pequeño conjunto medieval forma parte de la asociación Borghi più belli d’Italia, siendo el primero de la larga serie que nos acompañará hasta Roma. La iglesia, del s. XIX, conserva la torre de 1480.

Tanto en la villa como en el resto del municipio, desde 2005 se ha desarrollado un proyecto artístico a cielo abierto en colaboración con la Fundación Pierre Gianadda de Martigny. De él forman parte pinturas y esculturas de creadores italianos e internacionales que podemos descubrir paseando.

En el comune de Saint-Rhémy-en-Bosses tiene gran predicamento el jamón de Bosses, con DOP, curado en la zona desde el s. XIV y aromatizado con hierbas del valle.