Isidro García
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Al apóstol desde Roma

No estaba muy convencido de abrir un hilo en el foro sobre esta Peregrinación, pero gente próxima me ha animado a que narre mis impresiones en tiempo, más o menos, real para que con el paso del tiempo pueda recordarla. Lo de escribirlo en una agenda se complicaba por lo del peso y el espacio. Así que he elegido el soporte virtual y dejarlo en el foro de Gronze por si alguien también tiene interés en conocer mi narración.
Como todos sabéis antes de dar el primer paso en el camino que hayamos escogido hay que cubrir dos etapas: la preparación de la logística, y el desplazamiento hasta el punto de partida.
 En mi caso, la parte más laboriosa de la preparación fue el elegir las vías (sería la Francígena hasta La Spezia, la Via della Costa en el resto de Italia, y en Francia la Vía Aurelia hasta contactar con el Camino de Arlés), asegurarme que tendría alojamientos en la mayor parte del recorrido (creo que llego a tener identificados albergues hasta un 85% de toda la Peregrinación, y lo que no está asegurado: el Apóstol proveera día a día). Preparar la mochila se convirtió en la repetición de mis dos peregrinaciones anteriores (excepto conseguir dos credenciales de la Francígena, por internet), y no le dediqué mucha atención, (esas cosas se pagan, y olvidé los trastos de lavar y secar: jabón, pinzas e imperdibles). Eso sí, tuve que añadir ropa de invierno, que supongo será necesaria desde la llegada a los Pirineos. (Más peso: unos dos quilos, y más bulto)
 Llegar al destino antes de dar mi primer paso no fue tan complicado como otros peregrinos contáis en el foro: ni compartir taxis, ni complicadas conexiones de transporte (por ejemplo la llegada a Le-Puy-en-Velay). Avión a Roma, tren a Termini y autobús H hasta el Trastevere donde está la acogida donde me pondrían el primer sello en la credencial, y pasaría mi primera tarde y noche: la Acogida de la Cofraternita di San Jacobo de Compostella. 
 De esta acogida ya hay escritas aportaciones de otros peregrinos en Gronze, en los comentarios al albergue, la mía también. Sin embargo, sorprende que personal laico voluntario ponga tanta dedicación a propagar el espíritu jacobeo a 2700 kms. de la tumba del apóstol, cuando casi todos (por no decir todos) los peregrinos que llegan lo son después de caminar a Roma por la Vía Francígena. Creo que muchos de los que dicen amar al Camino tendrían que conocerles como ejemplo. Por cierto, que allí, María o Doriana, sin las elucubraciones de lo que son turigrinos, tienen claro el daño que hacen al Camino de Santiago, y si va teniendo sentido su trabajo jacobeo con la proliferación de excursionistas por las sirgas compostelanas.
 Y al día siguiente comencé el inicio de lo que hasta ahora son 200 kms. (o así) recorridos.
 La primera etapa, con el quilómetro 0, en la plaza del Vaticano (magnífico marco para tan magna empresa, todo hay que decirlo), se presentaba insulsa, intrascendente, y como tributo a la necesidad de dejar el área metropolitana de Roma. Pero hete aquí que a los 60 minutos de recorrer calles de Roma la ruta propone al peregrino que se despida de la ciudad desde el monte Mario. Y, claro: con el calor húmedo romano, el macuto un poquito pesado, la falta de hábito en las piernas, y unas rampas muy, muy considerables me hicieron pensar que: "total, ¿para qué?" "que dos horas de paseo por Roma no podía considerarse como una retirada de un camino", y que "si estos trabajos era ya el primer día, casi mejor volverse a casa". Por vergüenza torera llegué a los belvederes del monte Mario.
 Y sí, realmente la vista es magnífica y merece asomarse por allí aunque no haya una Peregrinación a Santiago por delante.
 Y en efecto, el resto de la jornada insulsa, toreando coches, cambiando continuamente de acera buscando algo de sendero que casi nunca existe en los laterales de carreteras; la ciudad sin acabarse nunca,... Pero no hay mal que 100 años dure y por fin la llegada a La Storta. En mi caso había buscado la cama en otra acogida de donativo que no figura en la relación de albergues de Gronze, (y esto para que piense el jefe sí debe incluirla). Esta en la Vía Cassia, n° 2040, a dos quilómetros y medio de la ruta oficial, pero estoy convencido no voy a tener otro alojamiento más cómodo y "lujoso" que éste. 
 Al día siguiente, y dada la ubicación de la acogida de la Casa de Santa Brígida, elegí una carretera, por suerte poco transitada, para atajar e incorporarme a la ruta oficial ocho kilómetros más adelante. Pero era para pensárselo. Y utilizo el verbo en pasado, porque con lo que llevo al cabo de 200 kms. empiezo a verlo como algo natural. Pero después pude pisar polvo, y piedras hasta llegar hasta Campagnano donde el alojamiento fue en un albergue parroquial, y del que podéis leer mi valoración (buena) en la página que Gronze tiene fijada. 
 En Campagnano di Roma es importante sacar, al menos hasta ahora, la conclusión de que toda población italiana tiene unas bellezas monumentales que tal vez estén fuera de la sirga, pero que hay que encontrarlas. Aplicar esta conclusión evitará alegar ignorancia si salimos de una ciudad sin haber disfrutado de los monumentos. Y en Campagnano, en efecto, allí estaba, al final de la población, el barrio medieval, con sus casas-torre, sus calles cubiertas con  arcos casi túneles, por supuesto la puerta de la muralla que en la edad media tenían para entrar a la ciudad. Y por fin, la última casa del casco antiguo se colgaba al barranco que servía de defensa natural de la antigua población. Vamos, que me gustó ese primer barrio medieval que la Peregrinación me ofrecía (habrá más).
 En la etapa del día siguiente empecé mi traición con los finales de etapa "oficiales", que me han permitido, ganar un día. Elegí para finalizar la ciudad de Capranica, la ciudad de los mil callejones. Por tanto, me quedé sin ver la ciudad de Sutri, a la que se adjudica gran riqueza monumental (será para la siguiente vez).
 Aunque si pude ver, por estar junto al camino, un anfiteatro (por ser anfiteatro era romano) excavado totalmente en la roca (lo de aprovechar la orografía del terreno para excavar las gradas era cosa de griegos, por que los romanos ¡más rumbosos! hacían todo el edificio, desde los cimientos, como obra de construcción) Pero éste, no. Hasta los pasillos de acceso a los vomitorios eran túneles, como galerías mineras, excavados en la roca volcánica (que yo creo, por lo que vi después, que es la característica orográfica de la comarca, y que es fácil de desmoronar).

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la Camiseta de la asociacion ¡¡

Isidro García
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Con una camiseta con ese logo, aunque diferentes colores, se presentó Pierre Botto a saludarme en Aspremont.

 Un buen tipo Pierre, y un buen invento de los franceses: la cadena de acogida.

 Ultreia 

David Rod
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Buen camino intrépido peregrino.

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Esta era la credencial que llevaban para ese tramo, "inaguracion"laugh

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Pierre no sera algunu de estos? 

Isidro García
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De estar Pierre en esa foto, sería el de la camisa blanca, el tercero por la derecha 

Isidro García
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¿Tú estás en la foto?

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Si en la primera fila en el centro  de verde con la Concha colgada al cuello ¡ 

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el segundo por la derecha podria ser Pierre, ya no recuerdo el nombre de casi ninguno

Indi
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Esas "cadenas de acogida" francesas son un verdadero ejemplo. Nos tienes encandilados con tu experiencia y manera de transmitirla. Una joya.

Gracias Isidro ¡Ultreia!

Isidro García
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Gracias Indi por tus comentarios. Aunque no lo creas, ayudan mucho en la marcha diaria.

 Gracias David y Blenques por los ánimos.

 Toroastur, creo que algún peregrino, hace años, haría el Camino sin ayuda de aplicaciones de senderismo. ¿Fue tu caso? Realmente es increíble que lo pudieran hacer con... ¿con qué? ¿Con mapas para cada etapa? ¿Improvisando?

 En cualquier caso: Ultreia

 Siempre Ultreia et Suseia 

 

toroastur
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laughlaughlaugh improvisando, llevaba una lista de pueblos por lo que pasaba el Camino que ma facilito Salvador Serra( un Maestro) y siempre encontrabas ayuda en la gente, en el tramu que tu estas me encontre a los de la Asociacion haciendo el tramu a la salida de San Raphael y camine con ellos hasta Aux de Provance donde pille un dia pa conocer Marsella y su Albergue, pero si ahora con wikiloc es algo mas facil laughlaughlaugh, el Camino desde Austria con ser mas dificil me fue muchisimo mas facil gracias a wikiloc. 

Tu sigue disfrutando y veras Salon de Provence, que es donde nacio Nostradamus, buenu y todo, como me estas haciendo babear, Gracias 

Cristineta87
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Impresionante Isidro, impresionante Camino e increíble relato! Me lo he leído del tirón... Quería encontrar un momento tranquilo para disfrutar de tu crónica.

Aquí seguimos, con ganas de leer más y esperar buenas noticias... Gracias por compartir tu Camino.

Buen Camino!!

Ma Teresa
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Buenos dias Isidro, un lujo leer tus post. Envidia de la buena (si es que ésa existe). En cuanto puedo, me voy a google y voy mirando las ciudades por donde caminas y describes. 

Que alegria encontrar a otro peregrino, esta vez de cara, y poder "jalar" un buen rato. El Camino de Jorge también será extraordinario. Esto me lleva a pensar, que en el Camino no hay un inicio ni un final, sino Solo Camino. Y que llegar a Roma, Santiago o Jerusalem, son otras etapas más.

Sigue contando cuando puedas que aquí te seguimos.

Abrazo

Isidro García
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La etapa del día 20 me llevaba de nuevo al mar. A Theoule-sur-Mer. Al ser una etapa corta significaba que, si hacía pronto las tareas de fin de etapa (ducha para mí, y lavado para la ropa), y la acogida quedaba próxima al mar, podría disfrutar de la ultima tarde de playa.
 Hoy de nuevo la cadena de acogida me alojaba en un alojamiento particular.
 Concretamente, en un espacio similar a un apartamento (baño, cocina, comedor, lugar para las colchonetas); o si se prefiere, en un "loft", que suena más "elegante ". Lo cierto es que allí estaban ya instalados una pareja con su niña, y mi presencia aumentó la densidad de población de acogidos en la iglesia de Santa Germain.
 He de decir que en está etapa no manché de tierra mis botas, pues todo el firme estuvo pavimentado. Se acompaña al río Siagne en sus últimos 3 kms. de su recorrido en un paseo agradable, donde el río se convierte en embarcaderos para barcos de recreo; y otros 4 kms. de camino junto al litoral (paseos marítimos, puertos, ...).
 Pero como situación curiosa la sirga pasa por un camino tan pegado al mar que la cuneta del lado izquierdo (siempre a nuestra izquierda queda el sur) es el Mediterráneo, tan pegado al mar que alguna ola un poco más bravía nos moja la bota. Y ya la fetén: en un tramo hay que esquivar las toallas y bañistas.
 Después, en Theoule-sur-Mere, tarde de playa, cena más sofisticada aprovechando las ventajas del hospedaje, y conversación larga con la pareja, polaco él, lituana ella (con la niña, no) en inglés. No es pedantería, aunque pueda parecerlo, pero estoy asombrado de que pueda hablar en inglés y francés, yo que siempre me he considerado malillo para los idiomas. Cosas del apóstol

Isidro García
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La etapa del día 21 es una preciosa etapa de montaña que vuelve a terminar en el mar, en Sant-Raphael. 
 Desde la salida de Therounet-sur-le-Mer se comienza a ascender riscos; pero tras las primeras cuestas un poco duras, el resto del día son subidas y bajadas que, aunque fuertes, no dan problemas.
 Como curiosidad del recorrido, tras las primeras subidas, aparece, en un collado, una imagen de 13 ms. de altura que, allá en medio de los montes, impresiona. Se trata de Nuestra Señora de África y mira hacia el mar Mediterráneo, que es visible desde el collado. Según pretende su significado, la imagen saluda a otra idéntica que dejaron los franceses en Argel cuando descolonizaron Argelia. Creo...
 Y también hay un oratorio, en otro collado con la imagen del apóstol, recordando que por ahí pasa el Camino de Santiago. Por supuesto es mucho más pequeño, está bien cuidado, y resulta muy recoleto.
 Como los lugares costeros son claramente turísticos: Saint-Raphael, Saint-Tropez; hay bastante senderistas que suben por estos parajes desde sus alojamientos junto al mar. Y se pierden. En seis encuentros que tuve, cinco me preguntaron a mí (¡a mí, extranjero en esos montes!) por sus destinos. Como había pasado por algunos de esos lugares, a varios los pude informar.
 Y una vez en Sant-Raphael, me tocó "trabajarme" el alojamiento con los responsables de la Basílica de Nuestra Señora de la Victoria.  Era el plan B, porque el plan A: el albergue de la juventud de Frejus (3 kms. más adelante) estaba completo. Tuvieron compasión del peregrino, y en un aula del centro parroquial, colocaron una colchoneta para mí, para poder dormir.
 Aprovecho para comentar, aunque sé que es innecesario, pues todos tenemos estos hábitos, que cuando utilizo estos dormitorios provisionales, espacios que no están pensados para dormir, a la mañana siguiente intento que no quede indicios de que allí durmió un peregrino: recogido, limpio, cada cosa a su posición inicial, ...; o lo mismo cuando hay posibilidad de usar una cocina: todos los cacharros fregados y en su lugar adecuado. Creo que, además de ser lo correcto con quién da una acogida, de esta manera los anfitriones se quedan con una buena imagen de los peregrinos, y estarán dispuestos a acoger al siguiente que pase por allí

Isidro García
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Espera Le Muy. 
En la mañana, en un hueco entre los edificios de Frejus puedo despedirme del Mediterráneo. Ya no habrá cercanía a él en muchos meses. 
 El recorrido de esta etapa tiene su punto fuerte en la localidad de Roquebrune-sur-Argent. Allí, al cruzar el río Argent se abre un paisaje de lago y montaña (las Basses Roques) paradisíaco para el verano. La temperatura de este día 22 ya no es la misma que cuando recorría Italia, y el lago, con sus balsas y toboganes para los bañistas, no resulta tan tentador como lo hubiera sido hace un mes. 
 Las Basses Roques esperan poco después. Hay que subirlas y luego bajarlas, como mandan las leyes de la física. De nuevo sospecho que el cuerpo ya está acostumbrado a los esfuerzos: rampas que yo hubiera dicho fuertes son superadas con facilidad.
 Le Muy me revela definitivamente (aquella ciudad antes de llegar a Aspremont, de la que no recuerdo el nombre, me dio la primera pista) cómo es la estructura de las poblaciones por este país: un casco antiguo más o menos cuidado; pero que ya no recoge el grueso de la población, que se instala en urbanizaciones de chalets rodeando al conjunto urbano tradicional. 
 En Le Muy, el casco antiguo está habitado mayoritariamente por emigrantes magrebíes, y se nota en los pequeños comercios: fruterías, panaderías, peluquerías, ... pensadas para esta mayoría de población. Y en cuanto a la vida social en la calle, después de haber recorrido la Costa Azul francesa se me hace muy, muy pobre. 
 Claro que como vida social, la de mañana será más austera

Isidro García
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El día 23 toca llegar al monasterio de Betlehem en el municipio de Thoronet. Normalmente la gente se refiere a este lugar como la Abadía de Thoronet, pues en las proximidades está la construcción de lo que fue en su día un monasterio cisterciense. Es muy recomendable su visita, pues es una auténtica obra de arte románica. Pero cuando tengáis que llamar al monasterio para pedir acogida procurad utilizar el nombre de Betlehem.
 El camino de Le Muy a Thoronet pasa por paisajes llenos de viñas, y con cipreses flanqueando la entrada a las bastidas (=casas de campo), que me hacían pensar que había vuelto a la Toscana. ¡Otra vez a empezar, no, por favor!
 Ya en la Toscana me permití adelantar la cosecha de algún racimo de uvas al pasar junto al viñedo. De eso hacía un mes. Ahora los viñedos franceses están casi todos cosechados, y si alguno no lo estaba todavía, de nuevo yo adelantaba la recogida de algún racimo. O en otras ocasiones, los vendimiadores se dejaban algún racimo por recoger. Sobre todo de los varales que se inclinan al suelo (pensemos que casi todas las vides ya se crían en espaldera, y los ojos de los vendimiadores se dirigen hacia las alturas).
 Como dije, la Abadía de Thoronet es un lugar recomendable para visitar por su valor arquitectónico (románico cisterciense). Aunque es de pago. Yo no sé cuánto cuesta, pues yo accedí al monumento de la forma que no aconsejo a nadie.
 Una vez en la carretera, que en 3 kms. conduce a la Abadía, y 300 ms. después al convento donde pasaréis la noche, las marcas blanquirojas que van señalando la ruta proponen salir hacia la derecha por caminos de tierra. Por su parte el navegador de Google indica ese camino de las señales llega hasta el convento.
 NUNCA, nunca abandonéis la carretera. Yo lo hice, y en un momento perdí las marcas blanquirojas; y el camino que me indicaba Google topa contra una verja en medio del monte que impide avanzar siguiendo algún canon (marcas o navegador). Me puse a improvisar rodeando la verja por un sendero, pero que cada vez me alejaba más del convento. Lo único que me tranquilizaba es que siempre se dirigía hacia la carretera que en mal momento había dejado. Pero el sendero se convirtió en trocha, y la trocha desapareció al llegar frente al cauce de un  arroyo. Por fortuna, entre los árboles del monte distinguí la torre de una iglesia. Pero había que cruzar el doble desnivel (bajar y subir) en el cauce, afortunadamente seco, e ir monte a través hacia el faro campestre que es un campanario. Cuando ya encuentro que el terreno va a estar despejado de monte, veo que está protegido por cables eléctricos: ".-pero si está ahí mismo la iglesia". Tuve que utilizar mi bordón, que es de madera para levantar todo lo posible el cable inferior, colar el macuto por debajo, y después arrastrarme yo. Por fin pude caminar desahogadamente por el recinto de la Abadía. Y ya que estaba dentro visitarla.
 Pero de verdad, que no merece la pena correr una aventura de ese tipo para visitar el antiguo monasterio gratis. La próxima vez, yo pago la entrada.
 Y ya por fin, tras la visita cultural me dirijo al convento para que las monjas me den acogida.
 Recuerdo en la primera etapa de la salida de Roma, que dije que no encontraría mejor alojamiento en los cuatro meses de camino a Santiago. Y sin embargo, en esta ocasión me encuentro con una celda austera, y no con una habitación clásica con televisión; me encuentro con que en una dependencia aparte (cocina) está la comida, cena y desayuno que tienen preparada para mí, para que lo vaya llevando a mí celda, y no un comedor con todos los lujos donde una monja me sirvió sin yo moverme de la silla; me encuentro con unas instrucciones de cómo limpiar la vajilla que voy utilizando; y no que me retiraban los platos al yo terminar. Y todo en medio del monte, en total silencio, en total soledad. Con una noche que muestra, casi con agresividad, de tan intensa, toda la luminosidad de las estrellas (ayudó que la luna estaba menguando). Y veo que ahora ha cambiado mi sensación de lo que es deseable. 
 El Camino va dejando su influencia.

Isidro García
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La mañana del día 24 amanece con lluvia. Hoy habrá que quitarse y ponerse la capa varias veces.
 (Por cierto que ya he conseguido cómo ponerme la capa por encima del macuto yo solo. Nada de ponértela por la cabeza, que luego no superas el macuto: abro la cremallera hasta abajo, sin que llegue a soltarse el carro, y meto los pies en el perímetro cerrado de la capa desde arriba, después voy incorporando por atrás la capa que supera el macuto casi sin dificultades. Algo así como si te pusieras un mono de trabajo).
 Las mañanas, descansado como sale uno del albergue, son una delicia para caminar. Y ésta, con la lluvia, me proporciona un cúmulo de sensaciones que pienso que la felicidad debe ser algo parecido a esta mañana. Además, lo he comprobado: a éstas horas los quilómetros son más cortos. Aromas intensificados por el agua: hierba buena, hinojo, arizónica, romero, ....; temperatura excelente, paisaje de monte con nubes verticales de niebla agarradas a los árboles como si fueran hilos de algodón, o paisaje de urbanismo rural en Les Camails que os embrujará cuando paséis por allí (igual soleado resulta más hermoso, pero me cuesta creerlo). 

 Y llegando a Carcès, un sonido destaca en el silencio del monte. No es el sonido de automóviles por una hipotética carretera cercana. Pareciera una cantera en donde estuvieran moviendo piedras sin descanso, como Sísifo subiendo la piedra a la montaña. Pero cuando compruebo que el sonido proviene del río que corre bajo el camino que recorro a media ladera, entiendo que el río Argens, en su violencia, va arrastrando las piedras. (¡Quién lo pillara en los secos ríos de España). ¡Qué mañana orgiástica me está dando la naturaleza para los sentidos!
 Y al llegar a Carcès, en la entrada está la audenominada aldea de los viticultores. Más olores intensos: esta vez la acidez del mosto convirtiéndose en vino en las instalaciones de la cooperativa. ¡Qué recuerdos de las bodegas familiares subterráneas en el país de Toro!
 Carcès es una bonita ciudad provenzal que la encuentro en día de mercado. Casi parece el decorado de alguna película que seguro existe, pero que yo no conozco. Y si no existe, da lo mismo porque la villa sigue siendo muy atractiva.
 Y llego a Le Val, donde me espera una acogida en la iglesia parroquial. El párroco es colombiano, lo que me permitirá explayarme en la conversación; pues lo del francés, vale, sí, para solucionar las necesidades, y alguna conversación sin grandes pretensiones. Pero en el idioma propio los matices de la charla sí son posibles.
 Llego en plena celebración de un cumpleaños, justo para la tarta, el café, y el "cumpleaños feliz". Después el párroco me daría de cenar, ¡sopa! (hacía semanas que no manejaba una cuchara). Y también me dejó la logística del desayuno. Cena, cama, desayuno por 20€. A  veces la felicidad está muy próxima.

Isidro García
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En el día de hoy voy a aprender algo nuevo: dónde está la tumba de María Magdalena para la iglesia de Roma: está en San Maximin. Sí preguntas a cualquier iglesia ortodoxa te dirá que es eso es imposible, porque María Magdalena murió en Efeso. Así que una diferencia más entre católicos y ortodoxos.
 Su tumba está en una catedral románica inacabada en su portada (pero muy poquito, casi la podemos dar por finalizada). Ya llevo visto mucho románico (italiano, francés, ...) para cuestionarme si mantenemos la catedral de Santiago como la mayor joya románica. 
 Pero antes de llegar a San Maximin tuve ocasión de encoger el ánimo por tanta naturaleza desbocada.
 Hoy el monte evolucionó su belleza hacia aspectos menos tranquilizadores.
 En este mes largo de peregrinar, cuando veo que el camino va a ir hacia arriba, intento adivinar en qué collado acabará la subida. Hoy la niebla me tapa la subida y no veo, ni adivino ningún collado. La anchura del camino se va reduciendo, y la pista forestal se convierte en senda, la senda se sigue cerrando en un túnel de arbustos para convertirse en trocha, y mi única seguridad ya es la traza del móvil a la que no pierdo ojo. Lo que no evita que me equivoque por dos veces, cuando la sirga se desvía en senderos cada vez más irrelevantes.  
Y cuando dejo de subir, no se muy bien dónde estoy, la niebla me deja adivinar un monte muy cerrado por debajo de mí, pero ninguna referencia (una casa, un camino ancho, ...) que me aporte tranquilidad. Sí, realmente me preocupé en estos quilómetros.
 Pero aquí estamos escribiendo, lo que quiere decir que todo pasó. Y pude contemplar el cráneo de María Magdalena. Y aprender de cómo llego a Francia, y las vicisitudes que tuvo en esta comarca hasta el final de su vida..., y un poquito más. Os invito a buscar documentación si estáis interesados. Yo me liaría un poco en la narración.

Isidro García
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La mañana del día 26 amanece fresca. ¡Qué coño, fresca! Fría
 Se ha levantado un viento que no tenía "programado", y que me obliga a parar al poco de empezar a caminar para ponerme por primera vez una tercera prenda en el cuerpo.
 Dejamos la bulliciosa ciudad de Saint Maximin por la silenciosa Puylobier. Nombre que en el idioma provenzal quiere decir el Pico del Lobo.
 Como curiosidad de la ruta diré que en este tramo se pasa junto a un recinto que la Legión Francesa tiene en medio de la montaña destinado a sus soldados heridos, convalecientes, o mutilados. El entorno es agradable, y allí paré a comer el bocadillo de media mañana. Aunque cuando elegí una balaustrada del recinto como mesa y silla para comer no sabía la finalidad de los edificios: lo aprendí poco después cuando me lo explicó un propio del lugar, y eso sí, sin que me dieran a entender en ningún momento que debía salir de allí.
 La "gite" que me habían indicado desde la cadena de acogida para ese día es aceptable. Cama y desayuno por 24 €. Y la posibilidad de cenar también, aunque con precio aparte. Me costó 12 € más, y esa noche cené: paella y crema catalana. ¡En medio de la Provenza francesa! 
 ¡Y no estaba mala la paella!

Isidro García
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El vientecito en cuestión es el Mistral. Un viento que sopla del noroeste, o sea, justo de frente al peregrino. Lo de las tres prendas de ayer se queda insuficiente. Pero, ¿cómo me voy a poner más capas todavía en septiembre? ¿Qué voy a dejar para noviembre?
 En la mañana del día 27, en un terreno con pocos desniveles, y trazado muy recto,  me impongo aguantar con lo que ya me he puesto; aunque el Mistral atraviesa las tres capas enteras, atraviesa mi cuerpo y me deja helado. Yo deseando que el sol luzca en todo su esplendor (que las nubes se han empeñado en no permitirlo), y que por favor la temperatura suba.
 Mientras no lo hacía, yo iba adivinando en cada loma si me iba a proteger o no. Contento con las subidas del camino, pues me resguardaba de la "ligera brisa" que soplaba, y deseando, fíjate que ironía, que la cuesta arriba no se acabara.
 Así que, cuando no hay montaña y niebla, hay llano y viento. El caso es protestar. Por suerte la ciudad de Aix, a donde llego hoy me va a permitir nueva estrategia: se acabaron los pantalones cortos, y algo más de indumentaria veraniega que llevo en el macuto, y lo mando a casa por "La Poste". Y con el hueco que dejo me puedo permitir incorporar un nuevo pantalón largo. Y es que llevo el macuto petado.
 Dicho y hecho, y Decathlon me tiene esa tarde de cliente comprando un pantalón, y plantillas nuevas para las botas. Y con los deberes hechos recorro la ciudad de Paul Cézanne. 
 Aix es una gran ciudad universitaria. Todavía la recuerdo en algún curso de verano llena de animación en las calles, pero hoy, durante el curso normal la actividad universitaria es aún mayor que cuando la recuerdo hace 36 años. La trama urbanística ha seguido una buena evolución desde las primeras construcciones medievales a las del siglo XVIII. Las diferentes etapas, y los distintos estilos no desentonan ni están peleados entre sí.  
 Numerosas plazas con bellos edificios llenan la ciudad, muchas terrazas llenando todas las plazas, y multitud de lugareños y visitantes llenando todas las terrazas.
 Cuando me cansé de recorrer plazas, calles y callejones me refugie en el espacio que los misioneros oblatos me habían dejado para pasar la noche por 20€. En una sala de reuniones donde instalaron una cama turca, eso sí: con derecho a ducha para mí, y lavabo para la ropa.

Isidro García
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La cadena de acogida me había adjudicado en Salon de Provence una magnífica "guite" para pasar la noche del 28: la Maison du Pèlerin. Una casa de tres alturas donde hay cocina totalmente instalada para cocinar, una magnífica sala de estar que invita a permanecer en ella y olvidarte de pasear en una preciosa ciudad (¡qué dilema!), cuerdas en la fachada para poder secar la ropa con el Mistral (je, je,...es ironía), céntrica. Por 15€. No está nada mal.

Isidro García
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 Salón de Provence es famosa por la feria anual de aviación. Y se ve una ciudad rica por las numerosas tiendas de marcas prestigiosas existentes en la población (hasta Mango tiene abierta una tienda). Muchos restaurantes con sus terrazas, o en el interior, ofreciendo comidas o cenas. Todo decorado con mucho gusto. Pero no hay clientes.
 Si Aix era un hervidero de gente, y no encontrabas donde sentarte en las colmadas terrazas, en Salon todo está vacío o casi vacío. No he podido entender qué pasa en esa ciudad. Tal vez el sabio Nostredamus, que vivió y murió allí, que tiene un museo en la que fue su casa, me sabría responder. Para eso era sabio, ¿no?
 Tiene un centro histórico digno de recorrer despacio, y un castillo medieval, el tercer mejor castillo de la Provence,  bien conservado, e imprescindible de visitar cuando lleguéis allí.
 Entrando en la ciudad, un coche se detuvo a mi lado y me identificó como peregrino a Santiago, y se ofreció a llevarme los dos últimos quilómetros hasta el centro de Salon. Había caminado por el camino Francés hacia el apóstol, y se le notaba la complicidad de un compañero de Peregrinación.
 La verdad es que, mayormente yo siento la indiferencia entre la gente en estas etapas fuera de un camino "oficial"; pero si alguien entra en conversación, siento que no entiende que hago caminando durante cuatro meses, pero que le produce un respeto grande.
 Bueno, la verdad es que, esto que siento, no tengo grandes "argumentos científicos " para demostrarlo...., pero a mí, me lo parece

Isidro García
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El plan previsto para el jueves 29 era llegar a la ciudad de Maussane-les-Alpilles y dormir en el camping municipal que está bastante céntrico en esa ciudad. Pero la opción bungalow para viajeros sin equipo de acampada, como lo había tenido una semana antes en Vence, no existía en ese camping.
 Y según se lo comenté a la hospitalera de Salon, ya estaba ella llamando a la "guite" de una población vecina, Le Paradou, a 3 kms de Maussane, para reservarme una plaza. Así que cambio de destino y a diseñar una ruta diferente para llegar a esa población.
 Lo cierto es que ya no existen aquellos temores de los primeros días de Italia, para elegir caminos alternativos a los que propone la traza elegida, con la ayuda de los mapas del navegador de Google. Ya he tenido que improvisar numerosas veces rutas, sobre todo porque las trazas topaban con muros, con vías férreas, o con impedimentos varios. No hubo gran problema para adaptar la ruta que tenía preparada a un nuevo destino, dejando la ruta oficial.
 En esa mañana, tras mes y medio de avanzar solo hacia Compostela, encontré a la salida de Salon de Provence los primeros peregrinos que caminan en la misma dirección que yo. Arles ya está cerca, y parece que el ser el inicio reconocido de uno de los Caminos por Francia, se va a corresponder con más peregrinos ¡Ya se verá! Mis recién compañeros van también a Le Paradou, pero van a caminar por sendas diferentes a las mías. Nos veremos en el albergue.
 A partir de ahora tendré que mirar hacia atrás para comprobar si alguien llega por mí espalda.
 La etapa, con el Mistral calmado, no tenía mayor relevancia. Se camina al sur, y al borde de las primeras rampas de las montañas de Les Alpilles que da nombre a la comarca. 
 Al llegar a la "gite" había una reunión de miembros de la Asociación que me viene amparando desde que entré en Francia, y obviamente tuve que darles información de primera mano sobre temas que les interesaba, o los que me interesaban a mí (los finales de etapa en Le Muy, y en Saint Maximin son críticos). Y ya también se ofreció una de las mujeres participantes en acogernos al día siguiente en Arles, a mí, y la otra pareja que llegaría en la tarde. Con lo cual la última etapa de la cadena de acogida sería en un domicilio particular.
 El albergue de Le Paradou es lindo, y con todos los elementos que busca un peregrino, incluida una cocina totalmente instalada para cocinar. Y Claud (espero no equivocarme en el nombre) colabora con los peregrinos en todo lo que necesitan. Cobra 15€, y facilita todos los ingredientes para un buen desayuno.
 Sin embargo, la población no es más que una calle que tiene varios comercios, entre ellos los que normalmente usamos: una panadería, un supermercado, un bar, y un restaurante. El lugar invita al reposo, a la charla, o a la meditación.

Isidro García
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Y por fin la jornada final para llegar al comienzo.
 Mañana empezaré el Camino de Arles: los quilómetros serán más cortos, las cuestas serán menos empinadas, la sirga estará perfectamente señalizada.
 Todo será más fácil, que para eso ya camino de forma oficial. En lo profundo de mi inconsciente creo que cosas así sucederán, u otras que den una novedad al mes y medio que ya llevo de Peregrinación. Supongo que, de nuevo como metáfora de la vida, de vez en cuando son necesarios nuevos estímulos para generar nuevas fuerzas.
 Al igual que en el día de ayer, la elección de Le Paradou (que de la reunión de prebostes de ayer seguro que saldrá la conclusión de potenciar está final de etapa, como lugar previo a Arles), obliga a diseñar una nueva ruta. Los otros peregrinos deciden incorporarse rápidamente a la senda oficial. Yo voy a inventar, y de paso conocer las ruinas de uno de los acueductos romanos que llevaban agua a Arles (y además caminar menos).
 Me defraudan las ruinas, pero he elegido (por casualidad) bien el trayecto: monte solitario, cómodo de caminar, y un dolmen como atractivo no previsto. 
 Sin embargo, el final de la etapa, y ya coincidiendo con el camino oficial, es de nuevo por los arcenes inexistentes (en eso, italianos y franceses no tienen nada que reprocharle entre ellos) de una carretera de mucho tráfico. Hasta la llegada misma a Arles, es un  peligro continuo con los coches pasando tan cerca de uno. Deja mal sabor de boca a una etapa que fue tranquila.
 En cuanto a la acogida de Benedicte y Michael, impecable en el trato hacia los tres peregrinos. ¡Una cena con sopa! (sí es que estoy comiendo muy poco de cuchara). De nuevo, tras varias jornadas de saco, sábanas en la cama. Y el desayuno adecuado para caminar al día siguiente. En esta ocasión con "tarifa oficial" de 30€.
 De Arles no voy a repetir nada de lo que ya está escrito en otros relatos de peregrinos. Al fin y al cabo, la 'terra ignota" ha finalizado. Pero si voy a comentar parte de la charla que en la tarde, y junto a un café, pude tener con Paul Debard, el coordinador de las acogidas de peregrinos que en Arles ofrece la Asociación de Amigos del Camino, veterano peregrino que muchas veces ha llegado a abrazar al apóstol, aunque ya su edad no le permite más peregrinaciones.
 Hablábamos de los, para mí, extraños itinerarios que sigue la senda oficial del Camino de Santiago. Muchas subidas hacia la montaña, cuando en el valle hay sendas que alcanzan el mismo destino sin tanto esfuerzo. Rodeos innecesarios que invitan al atajo una vez se observa el mapa con atención. El viejo peregrino me explicó, que la elección de la sirga jacobea por parte de la Asociación se apoyó en su momento en los GR's que la federación de senderistas había diseñado. Y senderistas y peregrinos no coinciden en su objetivo. Los primeros buscan llegar a lugares exclusivos en excursiones de un día, o poco más; los peregrinos buscan avanzar día a día hacia la meta. Por tanto, que un peregrino abandone lo que hasta ahora es la senda oficial del Camino para buscar un trayecto menos esforzado o menos largo es lo razonable. Y que el apóstol concederá igual las indulgencias sin preguntar si se tomaron atajos.
 Las palabras de Paul me reconfortaron. Llevaba yo la conciencia un poco revuelta en estos últimos días por encontrar trayectos más cortos (hasta 5 kms. de ahorro el día 29).

Isidro García
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Como dice Indi en una entrada: estas cadenas de acogidas son un verdadero ejemplo. A mí me recordó ese trabajo que hacen los controladores aéreos. Cuando llega un avión (un peregrino) a su espacio aéreo (a esta parte de la vía Aurelia) le va acompañando e indicando por dónde debe volar (caminar). Y el acompañamiento dura hasta que deja el espacio aéreo (o sea, llega a Arles). Así me sentí yo

toroastur
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Gran relato, muchisimas gracias, sigue disfrutando y haciendonos babear...

Cristineta87
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Genial Isidro, me encantan tus relatos... La cadena de acogidas es muy interesante, creo que así se conserva la hospitalidad peregrina y se cuida al peregrino de cualquier contratiempo.

Buen Camino!

Papadopou
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Hola, Isidro. Fantástico viaje el que compartes con nosotros, gracias. Ultreia, que aún queda un largo trecho, ánimo!

Isidro García
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Comienza el Camino de Arles, y ahora es buen momento para hablar de otra ayuda en la elección de albergues: https://www.leshaltespelerins.org/les-haltes. Este es el enlace de una organización de albergues que agrupa a diferentes establecimientos de hospedaje de peregrinos en el camino de Arles. Se llama “les Haltes Pélerins”, y en sus medios de comunicación inciden como seña de identidad la limpieza y el confort de sus establecimientos asociados. También en que normalmente ofrecen la cena en comunidad, y por supuesto el desayuno. Siempre abundante y de calidad. Y a precios razonables (unos 25-30 cama y media pensión). Yo puedo dar fe, pues en ocasiones he recurrido a ellos cada vez que la organización de las etapas me lo permitía, y la comparación con otros gites me lo aconsejaban. Puede ser una buena ayuda al peregrino que esté en este punto.

 Y ahora, ¡a poner a trabajar a las botas!

El Ródano sí es un río hermoso. Desde luego no hay ríos así en España. Tal vez el Ebro. Pero es que el Ródano, que se atraviesa en la sirga jacobea, para salir de Arles, transporta una parte de todo el caudal del río (cierto que la mayoría). Porque tenemos también el Pequeño Ródano; que nos plantea una disyuntiva en nuestra ruta: ¿caminamos por su orilla o vamos entre los campos de la Camarga? Yo elegí caminar lejos del río. Y aunque por momentos marchaba entre muros de cañizo a ambos lados de una carretera local transitada entre poco y nada; en otros ratos podía apreciar un paisaje totalmente liso y con terrenos que, en temporada de lluvias, imagino totalmente inundados.
 Y al llegar a Saint-Guilles otro hermoso brazo del río Ródano junto a la ciudad, lo que permite que en esta población de interior tengan puerto deportivo, pues las embarcaciones, supongo que las de menor tamaño, pueden comunicarse por este curso fluvial con el mar.
 Estoy aprendiendo mucho en el Camino.
 Está ciudad toma el nombre de un ermitaño que pasó más tarde a santo: Saint-Guilles que por su fama de milagrero hizo que aquí fuera el cuarto destino de peregrinación de la cristiandad: Jerusalén, Roma, Santiago y Saint-Guilles.
 Dice la leyenda que siendo ermitaño por estas tierras Saint-Guilles protegió a una cervatilla que iba a ser cazada por el rey Wamba en una partida de caza. De hecho la saeta que debía haber alcanzado al animal la detuvo con la mano el ermitaño, donde se le quedó clavada. Por eso los atributos de Saint-Guilles en la iconografía es una cervatilla y la mano atravesada por una flecha. Lo de la partida de caza del rey Wamba lo recupero en un momento.
 La iglesia de Saint -Guilles es una joya del románico, sobré todo las esculturas de la triple portada. No dejéis de visitarla cuando hagáis este Camino. Pero fue mucho más grande, y todavía se puede ver lo que era su extensión. Y se puede visitar la cripta, que es tan espaciosa como muchas iglesias.
 En la cripta se encuentra la tumba del santo; y muchas lápidas a su mayor gloria. Entre ellas una lápida de una peregrinación de una sociedad de amigos de la historia de Toledo que había venido aquí en peregrinación hacia 1990 (no recuerdo bien la fecha) ¿Y por qué habían venido los toledanos a esta iglesia de peregrinación? Pues para recordar que Wamba, el rey que comandaba la partida de caza era un rey visigodo, cuyo reino tenía la capital en Toledo.
 Y es que olvidamos con frecuencia que la primera unificación del territorio que ahora es España (aunque entonces ni se pensaba en ello) lo realizaron los visigodos, con Portugal y parte de Francia, incluidos, y con capital en Toledo. Y uno de sus reyes, Wamba, que fue proclamado rey en una población vallisoletana por donde pasa el Camino de Santiago de Madrid (la población, como no podía ser de otra manera, se llama Wamba), en una partida de caza por sus territorios, da lugar a un hito del Camino de Santiago de Arles: por su leyenda, por su importancia como lugar de peregrinación, y por la joya románica de su iglesia.
 Sí es que el mundo es un pañuelo.

Isidro García
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Y el 2 de octubre seguimos avanzando por la Camarga, tierra de ganaderías de toros bravos. Con numerosas acequias y canales que hay que tener muy en cuenta por si, abusando de navegador, intentas encontrar atajos donde no los hay. Que no fue mi caso, aunque estuve a punto de intentarlo en algún momento. Y me hubiera significado retroceder lo andado si me hubiera decidido. 
 El idioma local, ¿Provenzal? ¿Occitano?  va apareciendo en el paisaje: ciertos anuncios publicitarios, el nombre de los negocios o comercios, que recuerda al catalán. Por ejemplo, las casas de campo que ya no son "Bastidas". Ya son Mas (Masías en catalán)
 En el pueblo de Gallargues-le-Montueux, no me quisieron dar de comer en los tres restaurantes que hay, porque llegué a las dos y cuarto.
 Los horarios de los restaurantes franceses no están adaptados para los peregrinos
 Porque dime tú, en etapas de 25 ó 30 kms., cómo es posible llegar antes de las dos. ¡Qué a las siete y media de la mañana todavía es de noche! 
 Y como no me dieron de comer les castigué en la tarde sin tomarme ninguna cerveza en ellos. O sea, que no tomé cerveza, ni nada parecido, porque la oferta hostelera no llegaba a un cuarto establecimiento.
 Así que me quedé en la "gite" estudiando el libro de recomendaciones para el peregrino/caminante. Allí encontré unas directrices de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago y Roma que decía iba a dar nueva señalización al Camino de Santiago, olvidando los colores rojo y blanco sustituyéndolos por azul y amarillo. Y las señales de giro, o de camino incorrecto, aunque utilizarán la misma codificación lo harán con los nuevos colores.
 Parece que la conversación que tuve con Paul en Arles, sobre la dependencia de la sirga jacobea a los trazados de los GR de los senderistas, había sido un preludio del nuevo proyecto que veo ahora.
 Porque además, en otra documentación leo que la etapa del día siguiente ya no va a seguir la senda del GR, sino que va a seguir un trazado diferente, sin subir por montañas, y ahorrando cerca de cinco quilómetros.
 Así que mañana vamos a ver cómo funciona esa independencia que la Asociación de Amigos del Camino quiere hacer sobre la "dictadura" de la Federación de Senderistas

Isidro García
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La etapa del 3 de octubre la tengo que recorrer con nueva señalización. Parece que las palabras de Paul, en la conversación que tuve en Arles, eran algo más que una opinión personal. Y me encuentro con nuevos colores (azul y amarillo), aunque los mismos códigos de indicación, para señalizar una ruta lejos del GR653. Este recorrido ahorra cerca de 5 kms. (una hora de marcha), pero, tras un bonito bosque a la salida de Villetelle, se incorpora junto a la autopista del Languedoc, y acostumbrado a la tranquilidad del monte, el ruido de los coches llega a resultar molesto. Pero que nos "quiten lo bailao" de los quilómetros que nos hemos ahorrado.
 En esta etapa podremos ver a lo largo del sendero chozos de piedra de pastores, que parece los conservan como elemento de museo por su valor cultural. Es cierto que, dada su conservación, podrían ser utilizados para lo que nacieron en su momento, protegerse de los elementos. Pero hoy los caminos están desiertos. Sólo me encuentro (y me encontraré) deportistas, y conservacionistas (de conservar la línea) junto a las poblaciones. ¡¡!Solo, camino solo!!!

Isidro García
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Y al día siguiente, como dice Gronze, etapa cortita, de hacer casi a pata coja. Como llego con mucho tiempo para la apertura del albergue, decido entrar en una lavandería para meter toda, toda la ropa a lavar (excepto calcetines, calzoncillos, pantalones y camiseta que me dejó puesto; no voy a hacer la del anuncio de quedarme en pelotas mientras se hace la colada), y secar. Buena decisión que me reconcilia con la limpieza, aunque ningún día abandono la tarea del lavado diario. 

 Me metieron prisionero
por gritar ¡Viva San Roque!
y ahora que estoy en prisiones
viva San Roque y el perro

 Pues resulta que el San Roque de la jota, era de esta ciudad, y también anduvo en prisiones. Aunque todo esto (como casi todas las cosas del Camino de Arles), lo cuenta mejor Gronze.
Y aunque pronto, me dirigí al albergue Saint-Roch, (= San Roque) con la fortuna de que me abrieron al llamar y pude disfrutar de toda la tarde vagabundeando por esta ciudad tan bonita. Como aportación personal, vi muchos comercios ofreciendo productos antiguos, "vintage" que dirían los exquisitos; y tiendas de "friquis" (mucho tatuaje, videojuegos, colecciones de disfraces, de postales, de discos de vinilo, ...). Se ve que es una ciudad artísticamente muy activa. 
 También se encuentra en las calles la reivindicación de la lengua y cultura provenzal. Los carteles del callejero, o la sede de algunas instituciones. Poesías grabadas en lápidas de Frederic Mistral, el escritor que comenzó a reivindicar el uso de la lengua provenzal. Todas las poblaciones de este país tienen algún motivo (calle, estatua, plaza, ...) dedicado a él.

Isidro García
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El día 5 hay que dejar Montpellier con bastante nostalgia. Una bonita ciudad para vivir una temporada. 
 Aunque parece que Montpellier no nos quiere dejar a nosotros. La salida de la ciudad es larguísima, siempre siguiendo la vía del tranvía, y cuando dejamos ya el tranvía recorremos barrios habitados completamente por emigrantes de los países musulmanes del norte de África. Por supuesto, con los comercios anunciados en árabe. 
 Y de improviso, se termina el barrio y empieza el río La Mosson. El paseo va a lo largo del curso fluvial, con paredes bastante verticales en los lados con urbanizaciones, ahora sí, de acaudalados franceses de siempre, que se asoman desde lo alto, como balcones, hacia el lecho del río. 
 Siempre por su margen izquierdo hasta que toca cruzar al otro lado del río. Y resulta que la plataforma de madera que sirve como puente, está descansando en la otra orilla (y aunque hubiera sido en la orilla donde yo estaba): no hay puente. Pues ya se puede suponer: a quitarse las botas y calcetines, atarlas entre sí y colgarlas del macuto. Gracias de nuevo a mi bordón (cuando llegue a casa le voy a poner en un marco colgado de la pared por tantas utilidades como me viene ofreciendo) pude sujetarme entre las piedras resbaladizas. Y en el otro lado, después de secarme, a calzarme. Y al final no es nada del otro mundo esa aventurilla; .... pero la pereza que da, y el tiempo que te quita.
 No es cuestión de enfadarse pues el paseo sigue dando alegrías: presas y molinos, ya en ruinas, claro; pequeñas cascadas, o lagos. 
Y ya cuando se sale de la hondonada del río, entramos en terrenos de la Garriga, que son parajes como los de mi pueblo pero a estos les han puesto más literatura. Y así resulta que la Garriga la estudiaba yo en mis libros de texto colegiales, y al monte de mi pueblo no lo conoce nadie. Y si con estas reflexiones ya tenía yo mi "mosqueo" particular, hete aquí que la traza que estoy siguiendo se queda sin sendero porque estoy en terrenos de una cantera. ¡Vaya día! Vadeando ríos, y ahora saliendo de la cantera campo a través por la garriga buscando en el mapa de Google un camino que existiera en la realidad, y a ser posible que se dirigiera hacia Montarnaud, el final de la etapa.
 Por fin una pista forestal me acoge para ir llegando al destino. Pero antes, en medio de la susodicha Garriga un circuito de kars perfectamente acondicionado, y con sólo un kar rodando en él ¿Quién llega hasta aquí para conducir kars? Una de las muchas preguntas que me quedo sin respuesta en esta Peregrinación.
 Montarnaud inaugura la tónica de las poblaciones a las que voy a llegar donde no hay nada. Nada. Porque, aunque teóricamente, según internet, sí hay establecimientos, están con el cierre echado desde hace meses. Bueno, sí, una panadería que funciona como bar, como restaurante, como pizzería, como pastelería, como comidas de encargo, ....; y que tengo la fortuna de que ese día está abierto. Porque a partir de ahora me encontraré con situaciones parecidas, pero encima llegando el día de cierre.
 Comienzan días muy precarios. 
 Por suerte me he reencontrado con mis antiguos compañeros de camino, al llegar a la "gite". De vez en cuando es agradable conversar aunque sea en esta jerigonza de infieles (=francés). Iremos coincidiendo en otros alojamientos, y en otros nos perderemos de vista.

Isidro García
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Y toca entrar al Macizo Central, aunque no por el centro del Macizo. Por el sur recorreré en una semana montes, una veces muy empinados, otras más suaves; pero siempre con bosques sugerentes y mágicos. Recuerdo el momento en que escribí la palabra mágico para hablar definir el primer bosque (cuarto día de mi Peregrinación, creo).  Pero los bosques han ido superándose paulatinamente, y se me han acabado los adjetivos por usarlos hace semanas de forma apresurada.
 Alguno emplearemos en sucesivos días..., digo yo. Pero hoy toca cruzar un puente medieval con mucha literatura detrás, en el río Hérault: el puente del diablo, que Gronze lo ha escrito ya en sus relatos y guías. Así que yo no me repetiré. Y adentrarse, poco a poco en el apretado valle que traza el río creando las gargantas de Hérault. De nuevo la naturaleza dejándonos sin palabras, con esas paredes verticales, y abajo el río. Algunos afluentes son cascadas al precipitarse desde lo alto. Y yo, para mí, cuando dejaba de estar embelesado en el paisaje, me decía: "en el Camino se llega a una población por un lado y se sale por el opuesto; si entramos a Saint-Guilhem-le-Desert por este valle, ¿por dónde vamos a salir?"
 Saint-Guilhem-le-Desert es una preciosa población de casas medievales de montaña, con una abadía románica que de nuevo me vuelve a superar en mis sensaciones anteriores de joyas románicas, pero que tuvo la misma desgracia de algunos monumentos españoles: las piedras del claustro las compraron los estadounidenses y se las llevaron a su país. La población atrae a muchos turistas y senderistas. A peregrinos, sólo tres: mis compañeros, y ya amigos, y yo.

Isidro García
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Así que el día 7 hay que superar el circo de montañas que rodean el valle, y que ellos mismos llaman el "fin del mundo".
 Los "diseñadores" de los senderos en Francia tienen el buen gusto de subir faldeando la montaña, aunque sea a costa de muchos zig-zag; a diferencia de los italianos que en las Cinque-Terres subían las montañas a lo bravo, y por la directísima. Lo pude comprobar en la primera subida que conocí llegando a Aspremont. Así que, sorprendentemente, los  400 ms. de desnivel que se superan en el Circo del Infierno (creo que ese es el nombre oficial) no son tan horribles como pensaban, aunque en algunos momentos, la senda pasa por unos balcones algo comprometidos.
 Y como en la vida todo se acaba, también el Circo del Infierno se supera, y se pasa a otra historia en la jornada: la súbita presencia de más peregrinos en el mismo camino: dos, camino de Roma que dan lugar a dos ratos de charla. 
 También en esta etapa llegué a la conclusión de que alguien con experiencia en el foro debía escribir un ensayo sobre los suelos que nos toca pisar: asfalto, cemento, gravilla, guijarros gruesos como puños, ripios, suelo de humus, césped, ...; y yo estoy seguro que llegaría a la conclusión de que el asfalto y cemento están injustamente denostados: ¿cuántas veces no respiramos aliviados cuando el camino ascendente en la montaña, que no es más que una torrentera llena de piedras que se nos clavan en los pies, a pesar de nuestras magníficas botas, se convierte en pista de cemento? ¿A ver quién se atreve a negar que prefiere ese suelo pavimentado, y anatemizado, que el muy natural, pero tortuoso, de agresivas piedras y raíces? Y es que, el sendero recorre una antigua vía de tren donde retiraron raíles y traviesas, pero dejaron el ripio. ¡Qué tortura buscar dónde pisar para castigar un poquito menos la planta del pie!
 En estas condiciones, llegar a un pueblo, San-Jean-de-la-Blaquiere, donde el único servicio gastronómico es una "lasañería" que abre tres horas en la tarde, es mera anécdota.

Isidro García
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Una de cal, y una de arena. Si ayer el monte era bravo, agresivo e inhóspito; hoy es dulce y agradable. Sólo el agua de la noche anterior nos obligará a prestar atención al suelo para evitar barros y charcos. Las piedras vuelven a ser protagonistas, pero está vez en gran tamaño: dólmenes, dos (uno de ellos se ve desde el otro lado de una alambrada, y la fotografía guapa junto a las lajas, exige colarse por un agujero que alguien abrió. O ser un buen ciudadano y verlo desde fuera).
 Más piedras: les Rials, un lugar donde la superficie rocosa se extiende durante decenas de metros en una alfombra pétrea, desnuda, y plana a nuestros pies. Se llega a perder la trocha, pues, ¿a ver quién marca un sendero sobre la piedra? Y donde se acaba la superficie lisa de piedra, es porque hay un balcón vertical de unos diez metros bajo nosotros. Ahí abajo es el lugar para que otros deportistas quieran subir hasta el Camino en vías de escalada verticales o extraplomadas.
 Y se llega a Lodève,  donde mis hijas me van a alegrar el día para celebrar que he cumplido la mitad del recorrido (¡bueno! calculo yo, porque dónde está la mitad tampoco lo tengo muy claro). Se desplazan desde España en el fin de semana hasta esta ciudad, una isla de población con servicios, restaurantes, monumentos, y alojamientos para todos los requerimientos (peregrinos o turistas). Magnífica tarde recordando que tengo familia y que se puede hablar en español. 
 He llegado a la mitad del camino de Roma al apóstol, y hay que celebrarlo

Blenques
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Isidro con los días todavía escribes y describes mejor; con tanto andar solitario vas mejorando en gracia y estilo. Creo que eres un artista y quizás hasta un sabio. Recarga pilas con el amor de tus hijas que te quedan muchos senderos y muchas piedras que pisar. Espero que te hayan llevado también buen jamón.

¡Saludos!

P.D.: mis pies también confirmaron este verano, pisando los interminables caminos de cantos rodados de la Meseta, que una carretera puede ser en algunas circunstancias más amable que un sendero o un camino.

P.D: Se me olvidaba lo más importante: enhorabuena por lo ya conseguido y sobre todo por poder disfrutar de unas hijas que van a ver a su padre en una situación tan especial como la que estás viviendo.

Isidro García
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Chorizo. Me trajeron chorizo.

Igual de valioso. Pero ya se acabó 

Indi
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Nos has dejado en el día 8 de octubre...hoy es 21. A saber dónde estarás ahora mismo laugh, pero más cerca seguro. Haces un gran esfuerzo para contarnos tu Camino pero estás dejando una guía maravillosa para quien siga tus pasos.

Ultreia!!

Papadopou
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Andes por donde andes, cada vez estás más cerca. Feliz segunda parte de tu peregrinación, que te sea propicia.  Ultreia! 

Ma Teresa
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Sigo leyendo y entresoñando estos paisajes y bosques que tan bien describes. La visita de tu familia, de tus hijas, habrán sido momentos entrañables.  

Abrazo

Alejo Ar
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Hola! No sé por dónde andarás ahora... Pero yo vivo en Toulouse. Y me estoy entrenando para hacer el camino en un par de meses....

Si quieres y con un poco de suerte tal vez te pueda acompañar en una etapa cerca de Toulouse?

Isidro García
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Gracias Alejo.

 Pasé el 17 por allí, ya me queda lejos. Mañana o pasado subo mis impresiones de esta ciudad. Importantísima para mí 

Isidro García
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Y como salí corriendo a Lodève para ver a mis hijas, pues me dejé cosas en Saint-Guillerm-le-Désert, qué no quiero que se pierdan. Así que volvemos dos días atrás.
  La población de Saint-Guillerm -le-Désert nace alrededor de la abadía de Gellone que fundó Guillermo I de Tolosa. Este señor era primo del gran Carlomagno, y batalló para el emperador durante toda su vida hasta que, como el Don Guido machadiano, "se hizo hermano de una santa cofradía" (bueno, se hizo hermano al comienzo, que como tenía posibles por toda su vida de guerrero victorioso, e influencias con su primo; pronto se hizo el abad de la abadía). 
 Se hizo "de viejo gran rezador", como Don Guido, tras la conquista de Barcelona a los árabes y el establecimiento de la Marca Hispánica en Cataluña. Hecho diferenciador donde los haya, pues fue el primer territorio al sur de los Pirineos que se quedó fuera del control musulmán. Y yo creo que "de aquellas aguas nos vienen éstos lodos".
 Porque Carlomagno fue un poco patoso, geopolíticamente hablando, con los territorios que controló, y dejó unos cuantos "problemillas" que se han venido arrastrando desde entonces hasta el siglo XX (parece que en XXI ya está todo en su sitio)
 Lo de la "Marca Hispánica" ...yo, ... ahí lo dejo. 
 Pero es que lo de la Lotaringia...., blanco y en botella 
 El bueno de Carlomagno al que, en el mundillo jacobeo le queremos mucho porque en el Códice Calixtino ya adjudica al emperador conocimiento de la tumba del apóstol, aunque no se había encontrado; porque nos dejó muchas leyendas que se recuerdan en el Camino;  o porque le nombramos en la canción de Ultreia: "la voie lactée de Charlemagne". El bueno de Carlomagno, decía, había conseguido unificar casi todo el antiguo imperio romano, y a su muerte, en el tratado de Verdun, "mete la pata", y lo reparte entre sus tres hijos. Y para Lotario le inventa un reino desde el actual Flandes hasta el golfo de Genova, separando el reino de los francos del reino de los germanos. Eso fue en el siglo IX, y desde entonces en esa antigua Lotaringia siempre ha habido disputas: por el ducado de Borgoña, por el Franco Condado, por el Milanesado, por Niza, para evitar peleas los suizos se hacen un país propio, por Flandes, y las más recientes, que duraron hasta el pasado siglo, y que ya parecen en sosiego: Alsacia y Lorena. 
 Sí, tuvo mala decisión Carlomagno con ese reino para Lotario.
 Y mientras Guillermo I de Tolosa, como intuyendo que lo de la Marca Hispánica también va a traer problemillas se escabulle en las gargantas de Hêrault como monje, postulándose, con éxito, para santo.

Isidro García
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El día 9 hay que llegar a Lunás. Gronze y Christopher, mi hospitalero en Lodève, coinciden, muy acertadamente, en la propuesta de utilizar la variante del sur y el ahorro de 9 kms. Sin problemas para encontrar la pista forestal que constituye el GR7, y un poquito más para identificar, dos quilómetros y medio después, el sendero que nos llevará a Lunás. En donde sale la desviación hay un mínimo cartel de madera con pinta de llevar ahí muchos años, y que, igual aguanta otros tantos, o se cae este invierno; este cartel indica el nombre de la mínima aldea a la que llegaremos, Briandes. Tenedlo en cuenta cuando paséis por ahí, porque no es fácil localizarla en los mapas de Google, ni el plano que ofrece Gronze en cada etapa la incluye.
 Caminos desiertos, y ni siquiera el hecho de ser domingo empuja a ciclistas o senderistas por estos derroteros. ¡Pues mejor! Así disfrutaré más de la naturaleza en el enésimo bosque, precioso como todos, que recorro hasta llegar a la aldea de Briandes. Y sin embargo, el sendero está limitado por alambradas, o por muretes de piedra. ¿Quién y para qué coloca esos limitadores de paso? Cuando me siento para el desayuno de media mañana tengo un muro a mi espalda, y una alambrada al frente. Me digo: "si ahora viene un jabalí no le queda más remedio que pasar por delante de mí y decirme 'buen provecho', pues personas: ni están, ni se las espera".
 En el recorrido, después de la aldea, y tras un descenso difícil por los pedruscos del suelo; y ya sobre carretera asfaltada, aparece, en un entorno idílico, una mínima iglesia románica: Nuestra Señora de Niza (nada que ver con la ciudad mediterránea). Preciosa.
 La etapa de hoy, con la nueva ruta se ha quedado en 18 kms. Y,  como desde hace unos días tengo el aviso de que el día 1 de noviembre cierran la vía Napoleón para cruzar el Pirineo, pienso que hoy he perdido una buena ocasión para ahorrar etapas, y llegar a tiempo. Como el conejo en la novela de Alicia: "llego tarde"
La corta etapa de ayer, la perdono. Había que llegar pronto a Lodève para hacer pronto "los deberes" diarios del peregrino tras la etapa y pasar el resto del día con la familia, pero a partir de ahora habrá que buscar soluciones para llegar a SJPP el día 30.
 En Lunás, como en tantos lugares, da la sensación que hubo mejores tiempos. El barrio más moderno denota cierta decadencia que carteles explicativos me lo confirmarán. Sin embargo, hay dos barrios, que parecen siguen detenidos en el tiempo, y que debéis patear: el que está tras el palacio/castillo, al que se accede por un único arco, y detrás esconde un dédalo de callejuelas estrechas y laberínticas (parece un ghetto); y el todavía más antiguo, y probablemente origen del pueblo, que está bajo las peñas que dominan Lunás. Como la etapa ha sido corta, la tarde es larga; para pasear.
 En la "gite" otros caminantes con los que coincido me dicen que mis antiguos compañeros de Peregrinación: Chantal y Tierry avanzaron unos quilómetros más. Y que coincidiremos mañana al final de la etapa. ¡Me alegro!, ya los estaba yo echando de menos

Isidro García
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La etapa de hoy se supone la más dura del Macizo Central. Desde 3 kms. después de Lunás, y hasta 3 kms. antes de Saint-Gervais-sur-Mere no habrá otra cosa que montañas y bosques.
 Los hitos de esta etapa, para ir comprobando nuestro avance, son los collados que vamos superando. 
 Magníficos paisajes a contemplar..., si no fuera por la niebla que lo tapa todo. Y como no estés atento, también te empapa todo. En algún punto de alguna subida a algún collado encuentro a Chantal y a Terrie tomando su comida de medio día (una hora antes había tomado yo el bocadillo de media mañana; es lo que tiene la diferencia horaria para las comidas). La alegría de reencontrarnos es mutua y chafardeamos un rato mientras terminan su almuerzo. Coincidimos en que vamos a llegar apurados porque en esta "gite" municipal las llaves las entregan los funcionarios en el ayuntamiento, y en horario de oficinas: las cuatro de la tarde es nuestro límite.
 Seguimos la jornada, cada uno a su ritmo, y el mío un poco más rápido. 
 Continuamos disfrutando de la montaña, que ya ha decidido romper las relaciones con la niebla hasta otro día. El paisaje asusta: montañas, valles, masas oscuras de vegetación, ni resto de presencia humana en casas o en caminos. Camina o revienta, no queda otra escapatoria.
 Supongo que a todos nos ha ocurrido que al ver el final de una subida, además del gustazo del descanso en el esfuerzo, pensamos en el maravilloso paisaje que vamos a ver al otro lado hacia abajo; para comprobar que por un error de perspectiva lo que hay es otra subida. Sin embargo, está vez no. A dos quilómetros de Saint-Gervais-sur-Mere al superar la última cota del día de hoy se nos abre a nuestros pies el valle del Mere con unas planicies que, según las películas debían tener un mar de cultivos, alojan a algunas instalaciones industriales; y sobre todo, el casco urbano de la población. No muy grande, pero aparenta bonito. Ya sólo queda descender, que no "es moco de pavo", para llegar con tiempo a la alcaldía a recibir las llaves. Mis compañeros peregrinos, sin embargo van a llegar más justos.
 La población es bonita, pero en algo que se empieza a convertir en norma, casi sin servicios. El único comercio que sirve algo parecido a cenas, será el refugio de los tres para recuperar las fuerzas gastadas en la jornada. Y de cháchara en cháchara, como diría el zorro de El Principito, a fuerza de estar juntos vamos ganando en amistad. 
 Cuando estéis en esta ciudad, no dejéis de entrar al barrio que está tras la iglesia. Como en Lunás, se trata de los orígenes de la población, y parece haber cambiado poco.

Isidro García
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¡Qué bonitos son los bosques de hayas! ¿Y qué tendrán sus hojas al caer que no permiten que crezca maleza entre sus árboles?
 Pero no adelantemos acontecimientos.
 La salida de Saint-Gervais-sur-Mere es, cuando menos curiosa. Durante unos cientos de metros el camino de unos dos metros de ancho va flanqueado en ambos lados por muros de lajas de, pizarra pareciera; de unos dos metros y medio de altura. A veces, una puerta en el muro rompe la continuidad de las piedras, pero no abre la visión. En la Peregrinación, todavía hay paisajes, en este caso urbanos, que me sorprenden. 
 Y al salir del callejón comienza el bosque de castaños. El suelo lleno de erizos de castañas (aprendí que un erizo puede encerrar tres o cuatro castañas). En el Camino, si hace un quilómetro, uno no paraba de asombrarse, ahora no para de aprender. 
 Cómo será el terreno de castaños que el siguiente pueblo se llama Castanet-le-Haut. 
 Por cierto, ¿he dicho que en esta etapa para variar hay montañas y bosques? Seguimos en el Macizo Central, y es lo que toca. Abundan los robles supongo que de muchos años con formas extrañísimas: alguno parece una cara gigantesca, y otro está hueco, y alguien le ha hecho puerta y ventanas (lo de la vivienda se está poniendo imposible)   También hoy ha aparecido un visitante en medio del bosque que no esperaba: yo creo que era un muflón. Le he visto, y rápidamente he preparado para la foto, él animal me ha visto y se ha quedado quieto de frente posando. Después he preparado el móvil para la opción vídeo, y cuando enfoco... ha desaparecido. Tuve que comprobar las fotos para asegurarme que allí había estado el animal. Luego en la "gite" me convencieron que en efecto era un muflón.
 Y cambiamos los castaños por las hayas.   Los bosques de hayas parecen más inquietantes. Tal vez sea que al no crecer maleza ni arbustos entre los árboles la visión es más amplia del bosque: el suelo con la alfombra roja de sus hojas, y los árboles de corteza brillante como único decorado permiten ver muchos metros alrededor. La senda totalmente tapada por las hojas,  que además silencian los pasos. Mirando con mucha atención por si había nueva sorpresa faunística. Todo resultaba más sugerente.
 En una vaguada atravesada por un arroyo perdí la senda que ya sólo se intuía. Miraba alrededor buscando las señales blanquirojas, y tuve que recurrir a la traza como única forma de decidir hacia donde caminar. Sería ascendiendo de la vaguada. Unos metros más adelante aparecieron de nuevo las señales en los árboles. Y en todo momento la tranquilidad del bosque se me contagiaba a mí. Hasta en los minutos de duda hacía donde caminar estaba disfrutando.

 Hoy, como en otras ocasiones, tengo la sensación de que voy a llegar a un claro del bosque y voy a encontrar cuatro o cinco cabañas de piedra y madera, entre las pobres construcciones el suelo de tierra y hierbas, con animales (cerdos, gallinas, ...) sueltos en el caserío, y mujeres con sayas, corpiños y mandiles, mientras que los hombres con calzas, jubones y polainas. Me siento transportado a tiempos inmemoriales. Daría lo mismo el siglo V que el XVII, pues creo que la vida en el bosque no debió de cambiar mucho en todos esos siglos. El bosque es un túnel de arbolado, y a veces se me antoja que puede ser un túnel del tiempo.
 Pero todo lo bueno se acaba, y hubo que salir del bosque y llegar a Murat-sur-Vebre, donde de nuevo no hay ni dónde caerse muerto: un estanco con una máquina de café es todo el servicio que se va a encontrar. Los bares, no saben lo que son.
 Por suerte, vamos coincidiendo en los albergues más peregrinos y caminantes. Hoy somos cinco. Las conversaciones son más largas y el compartir estos momentos hace que las jornadas valgan la pena. A cambio no tengo tiempo para dejar mis impresiones del Camino 

Isidro García
Imagen de Isidro García

Día 12 de octubre. A los pocos quilómetros de abandonar el albergue Les Menhirs la senda pasa junto a uno de ellos. Parece ser que en las proximidades de la población de ayer, Murat-sur-Breve, hay abundancia de estos monumentos megalíticos. Y uno de ellos nos salió a nuestro paso.
De lo más agradable de esta jornada, el lago de Lauzas no voy a decir nada, porque ya lo dice muy bien Gronze. Yo me limité a sentarme a la orilla para tomar el bocadillo. ¿Tengo que decir que no había nadie? Pues como todos los días: soledad total, y toda la naturaleza para mí solo. 
 Calculaba llegar a La Salvetat-sur-Augut sobre las dos, hora que en las predicciones de tiempo daban como momento de empezar la lluvia. Pero las predicciones fallaron y comenzó la lluvia a la una. Así que después de vestirme con el poncho de agua, a acelerar el paso en todo lo posible para llegar donde protegerme. 
 ¡Y albricias! El acelerón final me permitió llegar unos minutos antes de que cerrara un restaurante y pude comer un "casolette" que quitaba el hipo. Yo escribo lo de "casolette" para que se vea que sé idiomas, pero vamos: judías con chorizo y oreja de toda la vida. 
 Después Ana, la encargada de turismo de esa población, una madrileña de unos 30 años largos o 40 cortos (soy malo para acertar con las edades) me facilitó las novedades de la etapa del día siguiente: el camino se va un poco más al norte, se alarga en tres quilómetros, pero a cambio se camina junto al lago de la Raviège.
 En la "gite" volvemos a repetir las cinco personas del día anterior. Un empujón más y pareceremos una familia. Aunque sólo Chantal y Tierry tienen intención de llegar al apóstol