Etapa 3M: Villanueva de la Concepción - Antequera | Al Loro

Distancia: 
16,6 km
Duración: 
5 h 45 min
Dificultad: 
3
Paisaje: 
4

SOBRE LA ETAPA:

Aunque la distancia sea corta, estamos ante la etapa reina de este ramal malagueño, por el paisaje, por la ausencia de servicios intermedios y, sobre todo, por su perfil exigente: hoy afrontamos 530 metros de desnivel positivo acumulado, y 625 metros de desnivel negativo en una bajada espectacular hacia la llanura de Antequera.

La subida al Torcal por el puerto de la Escaleruela, a 985 metros de altitud, es progresiva y menos dura de lo que puede parecer; sin embargo la bajada, por un camino con mucha piedra y de gran pendiente, resulta demoledora.

La primera parte de la etapa discurre por pistas y caminos anchos, terreno perfecto para los ciclistas en BTT. Por el contrario, el descenso desde el puerto les obligará a bajarse de la bici durante aproximadamente 2 kilómetros, pues la trocha es pedregosa y no hay otra ruta alternativa.

Nuestro recorrido bordea el Torcal de Antequera, formación geológica de origen kárstico formada por acumulación de sedimentos calizos (carbonato cálcico) que emergieron del fondo de un antiguo océano al final del periodo Jurásico, y que han sido modelados durante 150 millones de años por la erosión del agua y el viento. Los peñascos con formas más sorprendentes y los callejones laberínticos, por los que no pasamos, quedan a nuestra derecha.

El skyline de la llanura de Antequera está dominado por el Cerro de los Enamorados, un gran peñón aislado de 874 metros de altitud, cuyo perfil recuerda la cabeza de un indio tumbado. El nombre hace referencia a una leyenda medieval, donde una pareja de amantes (él cristiano, ella una princesa mora), en su huida de los soldados enviados por el padre de la chica, sellaron su amor lanzándose juntos al vacío desde lo alto de la peña.

SOBRE ANTEQUERA:

A la entrada al casco urbano, junto a la capilla-tribuna de la Virgen del Socorro (plaza del Portichuelo), tenemos el bar-restaurante La Socorrilla, todo un clásico de la ciudad. Su terraza, siempre concurrida, es el lugar perfecto donde tomarse una cerveza bien fría tras la bajada del Torcal; además, justo al lado hay un mirador con una vista fantástica sobre la Alcazaba.

El albergue-refugio parroquial —francamente espartano— está en un anexo de la iglesia de Santiago, con literas muy apretadas y un solo baño; tenemos como alternativa los hoteles, hostales y pensiones del centro, cuyos precios suelen ser moderados.

El recinto de los Dólmenes de Antequera, en un extremo del casco urbano, alberga dos grandes monumentos megalíticos de carácter funerario, sin duda los mejor conservados de toda Europa: el dolmen de Menga y el de Viera, corredores subterráneos cubiertos por túmulos que fueron construidos entre el 4.700 y el 3.800 a.C., en el periodo neolítico; el primero está orientado a la Peña de los Enamorados (popularmente, la Cabeza del Indio) y el otro al sol, pues recibe el primer rayo de luz del amanecer durante los equinoccios. La visita es gratuita, consultar los horarios en su web.

Es también recomendable la visita de la Alcazaba, con sus murallas, torres y miradores, que incluye la entrada a la Real Colegiata, situada justo al lado; a sus pies veremos las excavaciones de los baños romanos de la antigua Antikaria, nombre íbero de la ciudad, que significaba «ante la montaña blanca», en clara referencia a la sierra del Torcal.

Un dato curioso: esta es la ciudad con más iglesias de España en relación a su población, pues tiene 33 iglesias y conventos para poco más de 41.000 habitantes, lo cual supone una densidad de templos mucho mayor que en Roma. El Ayuntamiento promueve una ruta turística por los diez más interesantes.

Os sugerimos dedicar un día adicional para ir al famoso Caminito del Rey, ruta a pie a través del desfiladero de los Gaitanes, en el límite oeste del término municipal (a 34 km del núcleo); es un recorrido impresionante de 7,7 km, buena parte de los cuales son por pasarelas y puentes colgantes sobre el precipicio, entre paredes verticales de roca. Abierto de martes a domingo, imprescindible reserva previa en este enlace.

Los dos platos más conocidos de la comarca son la porra antequerana, una especie de salmorejo espeso que se come con tenedor, y el pio antequerano, ensalada fría a base de bacalao desmigado, cebolleta y naranja cortada a láminas; ambos se suelen consumir en verano.

La ciudad es famosa por sus molletes, panecillos de origen árabe hechos con un tipo de pan poco cocido y de miga blanca.

Entre los postres típicos de la zona destaca el bienmesabe, dulce que elaboraban las monjas de clausura y que —os lo aseguramos— hace honor a su nombre; sus principales ingredientes son almendra molida, cabello de ángel, huevos y azúcar; lo encontraréis en confiterías, en la carta de algún restaurante y también en el convento de las clarisas de Belén (calle Belén nº 6). En la misma línea de repostería de origen monástico estarían los mantecados y el angelorum, hecho con yema y merengue, auténtico placer celestial.