Albergue parroquial Santa María - Comentarios

No sé cómo era antes la acogida al Peregrino en este albergue. Ahora es una vergüenza. Llegamos medio muertos del calor que hacía. Y el “sevillano” ya estaba con la “burocracia”. No hubiese estado nada mal una botella de agua bien fría para recuperarnos y eso que salía del bar. Le tuve que decir yo que primero quitarse las botas y la mochila. Quienes hayan realizado alguna etapa similar caminando sabrán de lo que hablo. Pues no se vayan todavía aún hay más. Me parece inhumano no dejar que nos congelaran unas botellas de agua para la siguiente etapa que no hay nada de bar, pueblo y demás en 30 kms. Y cuál era la excusa el Covid-19. Tampoco hubo cena comunitaria ni oración nada de nada por el COVID-19. Me suena a excusa para no hacer nada de nada. Éramos 2 y otros que llegaron antes que nosotros. Le tuvimos que pedir sábanas desechables y una almohada. Se les había olvidado. Al final hemos dejado un generoso donativo que no estaba a la altura de lo que recibimos. Yo desde luego me decepciono y mucho. Yo soy Hospitalero Voluntario y jamás he sido como el “sevillano”. Recomendaría el albergue porque estuvimos en una habitación de dos y dormimos bien, pero si otra vez voy y veo al “sevillano” me doy media vuelta y me voy. El padre Blas encantador.

Febrero 2020. Todo lo que diga de este albergue, recordando también que es Casa de Acogida es poco, se mantiene de la buena voluntad y donativos de las gentes de los alrededores y de los trabajadores voluntarios que allí viven aunque siempre haya un hospitalero, todos los que allí se alojan hacen que te sientas en tu propia casa y acabas contagiado del espíritu de solidaridad y compañerismo que percibes. Aun siendo de donativo no hay nadie recordándotelo a cada momento y hace que te sientas muy cómodo y contribuyas incluso con más. A la cena no se le puede pedir más, primer y segundo plato más postre Pino es una gran cocinera aparte de una persona muy cariñosa y humilde. La zona de dormir tiene su propia estufa de leña y tiene todo lo necesario para descansar, yo llegué tocado en una rodilla y lo primero que me dijeron es que si quería me quedara un día más a reponerme y así lo hice, el día siguiente pude compartir todo un día en comunidad y tertulia después de cenar con el Padre Blas el cual me explicó todas las labores que hacen tanto allí en el albergue como en un colegio que tienen para chicos de áfrica. Una persona que destila cariño y bondad. Un abrazo a todos de un peregrino agradecido.