Albergue parroquial Santa María - Comentarios

Estuvimos muy bien, todo en orden y calentitos con la chimenea en la habitación

Es un lugar - “ hogar “ nos hospedamos anoche , nos sentimos muy bien acogidos y bienvenidos. Estamos súper agradecidos y con ganas de volver !

Es un albergue muy especial donde todos los pospitaleros junto con el sacerdote se esfuerzan en hacerte la estancia agradable y te ayudan en lo que necesites

Parada obligatoria. La esencia del camino. Generosidad y abnegación

Ya se han dicho antes muchas bellas cosas de este espacio. Sólo por conocer al Padre Blas y el equipo de hospitaleros ya merece la pena venir aquí. Por disfrutar de su comida, cena, desayuno, y compañia también. El albergue es grande, como una gran casa familiar. El Padre Blas tiene todo tipo de historias para compartir y realiza cada noche a las nueve la Bendición del Peregrino en una iglesia reconstruida por ellos y con un bello "Vía Lucís". Qué más pedir?

Un albergue emblemático, el padre Blas encantador. Los voluntarios igual, atentos a tu disposición. Nos apuntamos a la cena y desayuno comunitario, una vivencia de compartir experiencias junto a otros peregrinos ( por cierto todos geniales ) La cena que nos sirrvieron estuvo de 10 . Las instalaciones tienen lo necesario, los baños reformados, hay lavadero y tendederos.En este albergue te sientes un auténtico peregrino con ganas de seguir haciendo caminos. Un desayuno guay. POSDATA para una peregrina posible voluntaria para este albergue: Elena espero que consigas tus propósitos...eres genial.

Efectivamente ha sido el mejor albergue en cuanto a trato humano y hospitalidad. Es una casa de acogida con una historia muy interesante. Tuve la ocasión de ser recibido por Adam, peregrino empedernido que nos acogió a brazos abiertos y nos contó la historia del albergue y de la iglesia. Sin duda el mejor sitio donde vivir una experiencia auténtica

Un albergue de los de antaño. Suple cualquier deficiencia que puedan resaltar ,los mas exigentes, con cariño y con la calidez de quien da todo lo que tiene. Extraordinaria la experiencia de la cena compartida, en un ambiente místico y fraternal. Ojala, existieran muchos así.

Cuando llegué, no se sabía quién era el anfitrión. había gente que fumaba y se burlaban de nosotros, pensando que no entendia español. No hay nada que decir de la habitación: cama cómoda, ducha y baño limpio y muy nuevo. Pregunté si la cena comunitaria incluía comida vegetariana porque no como carne ni pescado. alberto (el señor que se ocupa de cocinar) me dice que no puede decirme qué vamos a comer, pero que es adecuado para un vegetariano. En el momento de la cena, primer plato: arroz con garbanzos. segundo plato: carne y salchicha asada. sin ensalada ni guarnición de verduras. Pregunté si podía tener pan y aceite, me dijeron que sí, pero nunca lo vi... Puedo entender que en los albergues de donación haya un margen de gasto bajo para la comida.... pero después de la cena todos estábamos hambrientos....