Etapa 7: Poggio Bustone - Piediluco | Al Loro

Distancia: 
22,9 km
Duración: 
7 h
Dificultad: 
3
Paisaje: 
4

Un buen consejo es comenzar la jornada con la oración de los franciscanos en el convento de San Giacomo (Poggio Bustone), que tiene lugar cada día a las 7:30. El edificio se encuentra en una larga restauración para reparar los daños causados por el último terremoto.

No hay opciones para la compra entre Poggio Bustone y Piediluco, y la oferta de Piediluco tampoco es para echar cohetes.

En cuanto a bares y restaurantes, el más cómodo, en Valliola, es el Maria, con su terraza en el jardín y precios medios. Más turísticos y caros resultan los de Labro.

A lo largo de la etapa disponemos de varias fuentes de agua potable, por lo que no es conveniente cargar demasiado salvo en la subida al faggio.

Otra jornada difícil, aunque hasta el Faggio di San Francesco se podría ir con una BTT, siempre por Cepparo y sin salirse de la carretera en el ascenso. Hasta Le Casette sucede lo mismo, pero con prudencia en la bajada, que cuenta con trayectos muy pedregosos.

A partir de Labro es recomendable tomar la carretera SP5, que pasa por la Madonna della Luce dando un gran rodeo, y luego girar a la derecha por la SS79 hasta la confluencia con el CSF en el puente Catenaccio.

Por fin, para entrar en Piediluco es necesario seguir las carreteras (hasta el camping Lago di Piediluco, y luego los viales Della Pace tra i Popoli y Vincenzo Noceta), ya que a la orilla del lago el tránsito es peatonal.

A 4,7 km de Poggio Bustone, antes de trazar un gran rodeo por el encajado fosso, podemos seguir a mano derecha la senda señalizada que sube directa al Faggio di San Francesco. Se trata de una ruta dura, con fuerte pendiente, pero por ella se ataja notablemente y se tarda 1 hora en realizar el ascenso, 30 minutos menos que por el CSF. Además, si la tomamos evitaremos el tener que retroceder por el mismo camino desde el faggio. Por lo tanto, resulta muy recomendable para quien esté en buena forma.

Deseamos pensar, y realmente es una suposición hermosa y poética, que San Francisco oró a la sombra del Faggio di San Francesco, vieja haya centenaria, tras haberlo protegido durante una tormenta. En el lugar fue acondicionada una rústica área de descanso y figura impresa la Preguiera del Vecchio Faggio, grabada sobre una tabla hecha con la madera del propio árbol. Se trata de un encuentro emotivo que ningún peregrino debe de ignorar.

Faggio di San Francesco. Declarado Monumento Natural, este ejemplar centenario de haya, con solo 6 m de altura pero 20 m de circunferencia y una extensa trama de raíces, nada tiene que ver con sus congéneres, sino más bien con esos árboles retorcidos que pintaban los expresionistas o los japoneses. Según la leyenda, la razón es que en su día dobló sus ramas para, durante una gran tormenta, proteger a San Francisco formando una especie de cabaña (el Capanno di San Francesco).

En la bajada desde el faggio y capilla de San Francesco conviene estar atentos para, en la encrucijada en forma de Y, tomar el camino hacia la derecha; de otro modo volveremos a Poggio Bustone, pues los dos caminos están señalizados.

Si se desea conocer el pequeño casco histórico de Morro Reatino, en Valliola se puede seguir la SR21, operación que alarga la etapa exactamente 1 km.

Es posible dejar la mochila en la Oficina de Turismo, si está abierta, y recorrer su impecable casco antiguo con sus edificios rehabilitados, el castillo y la iglesia, miradores sobre el valle, pequeños parques a la sombra, flores y fuentes. ¡Delicioso!

Pequeña y coqueta villa medieval en miniatura, de las más hermosas del itinerario y llena de pintorescos rincones. Tiene su principal recurso en el Castello Nobili Vitelleschi (s. XVI), que ofrece una visita guiada, y en la iglesia de Santa Maria Maggiore (s. XVI) con la capilla aneja gótica del Rosario. La panorámicas sobre el entorno montañoso, cubierto de bosques, y el lago de Piediluco, completan un escenario de ensueño.

En Vocabolo Valle Spoletina estaremos tentados a seguir la carretera paralela, y tranquila, a la SS79. No lo hagamos, porque se aparta de ella sin opción a regresar y nos forzará a dar luego un rodeo por la SP4.

De origen natural, siempre se dice que el lago de Piediluco tiene aspecto alpino por estar rodeado de verdes colinas; vosotros juzgaréis. Con 13 km de perímetro (una ruta de senderismo lo rodea por completo), es alimentado por el río Fuscello, y en sus poco profundas aguas abunda la pesca (lucio, perca, tenca, anguila, trucha, carpa, etc). Actualmente se ha convertido en un centro estival dotado de playas e instalaciones para practicar piragüismo.

Estamos de suerte, pues su albergue parroquial solventa, sobre todo en temporada estival, el alojamiento en una población muy turística.

Los biógrafos de San Francisco sitúan al poverello en varias ocasiones en Piediluco. Dos sucesos tienen que ver con la oferta al santo de las capturas por parte de los pescadores del lago, pero en ambos casos, siendo uno de ellos un pez-volador, Francisco los devolvió al agua tras hablar con ellos y bendecirlos.

En lo alto de la colina que domina pueblo y lago permanecen las ruinas del castillo medieval de Luco, citado desde el s. XI. A sus pies se desarrolló un borgo, que desde 2016 forma parte de los más bellos de Italia. Su principal monumento es la iglesia de San Francesco, gótica del s. XIV y con buenas pinturas del s. XVI.

Como curiosidad que a los bicigrinos llamará especialmente la atención, en la localidad nació Enea Armeni, inventor del cambio de marcha de la bicicleta en abril de 1928, por lo que fue condecorado con la medalla de oro al artesano emprendedor. Una revolución hasta que llegaron las bicis eléctricas…

Seréis afortunados si podéis probar algún pescado del lago de Piediluco a la brasa acompañado por un vino blanco de la región como el afrutado grechetto de Terni.