Relato del Camino de Le Puy, de Le Puy a Conques

Autor: 
Maria y Ximo
Fecha: 
Agosto 2013

Más que una crónica pormenorizada al uso, estas líneas son algunas reflexiones y apuntes sobre nuestra experiencia en la parte inicial de la Vía Podiense en su tramo inicial, dirigido principalmente a los caminantes de la península ibérica que se encuentran en el impás de decidirse a dar el salto a los Caminos franceses, puesto que los mismos presentan algunas características diferentes a los Caminos en España, principalmente en los aspectos de organización y logística que, de no adaptarse a ellos, puede representar algún pequeño problema.

 

De Le Puy-en-Velay a Conques

El porqué de la vía Podiense (también conocida como la ruta de los Borgoñones y de los Teutones), basado en la peregrinación que realizó en los años 950 y 951 un Obispo de Le Puy llamado Gotescalc (Godesalco) y que quizás le suene a alguno de vosotros pues fue su peregrinación la que dio origen a la leyenda de la Fuente de la Reniega y al Alto del Perdón (cuando volváis a caminar entre Pamplona y Puente La Reina recordadlo) puede encontrarse en algunos textos e incluso obtener información en internet, por lo que a ellos nos remitimos.

Si de forma sintética algo hay que destacar de este viaje es la belleza, la belleza tanto de los parajes por los que caminaremos (bosques, prados, valles y mesetas volcánicas) como de los pueblos que conoceremos, con su arquitectura medieval y de sus iglesias (abiertas en su gran mayoría y que, por lo tanto, podremos visitar) románicas y góticas.

Pero, centrándonos en la logística del viaje, fundamentalmente son cuatro los puntos a tener en cuenta:

1.- En primer lugar los medios de comunicación y transporte. Ciertamente no es fácil llegar hasta el punto de partida (Le Puy-en-Velay) por medio de transporte público. Lo normal es que las líneas de autobús y ferrocarril te lleven hasta Lyon. Desde España deberíamos trasladarnos hasta Toulouse ya sea desde Barcelona (hay un autobús directo) o vía Lourdes y desde allí a Lyon. Y, una vez en Lyon (ciudad que, ya que hemos llegado hasta allí, merece la pena dedicarle un día a visitar su centro histórico y los restos de la ciudad romana, de los cuales cabe destacar de que, además de encontrarse en el mismo núcleo urbano, es gratuita la visita, algo inusual cuando hasta para entrar a muchas iglesias te cobran hoy en día). Una vez en Lyon, decíamos, tomaremos un autobús hasta Saint Ettienne (donde se encuentra el aeropuerto) y desde allí otro tren hasta Le Puy. Personalmente y puesto que no contamos con descuentos en los billetes públicos (para estudiantes, jubilados …) resultan caros. Siendo dos personas, todavía es más económico el coche particular. En las autovías (para largos desplazamientos son de pago) la limitación de velocidad es 130 Km/h y, puesto que en Francia existe cierta competencia entre los distribuidores de combustible, a pesar de que los impuestos son allí mayores, el precio final del gasóleo es muy parecido al de España, y si se atiende a la información que encuentras en la propia carretera, nosotros hemos repostado siempre más barato (menos caro) que aquí. Así pues, la organización consiste en dejar el coche aparcado y, a lo largo de la ruta, utilizando las líneas de autobuses de cercanías públicos o bien los microbuses privados que se encuentran exprofeso para el servicio de trasporte de pasajeros y mochilas, uno de los senderistas regresa en poco tiempo y acerca el coche al lugar en que nos encontramos.

2.- En segundo lugar cabe referirse a la señalización. No vamos a encontrar las flechas amarillas del camino francés, grandes y sobreabundantes. En Francia las señales son mucho más discretas. Encontraremos señales amarillas en forma de línea pero, sobre todo, seguiremos las señales del GR65 que es, en realidad, el camino que estamos realizando. Se trata de la señalización internacional de senderos de largo recorrido consistente en dos líneas paralelas de colores blanco y rojo. Hay que reconocer el gran trabajo que las federaciones de montaña francesas realizan. El camino está perfectamente señalizado como GR. En los lugares de encuentro de varios itinerarios, lo que nos encontraremos serán postes de señalización mostrando claramente cada una de las alternativas. Puesto que en algunos tramos los recorridos se superponen, es importante recordar que seguimos el GR65, líneas blanca y roja. Así, por ejemplo, caminaremos algunos tramos coincidentes con la ruta circular del Aubrac y cuya señalización iremos viendo, dos líneas paralelas amarilla y roja, que no es la nuestra.

Es oportuno señalar en este momento que no estamos caminando por un Camino de Santiago cuya finalidad es la peregrinación hasta dicha ciudad, de la forma más rápida y segura posible. No, ese era el objetivo de los peregrinos. En la Vía Podiense estamos recorriendo un sendero de montaña, por ello el objetivo no es llegar rápido, sino pasar por los lugares más bonitos. Así, en alguna ocasión nos daremos cuenta que el sendero nos ha hecho dar un rodeo importante. Pero vale la pena, es precioso. Tan sólo corroborar que podremos caminar centenares de kilómetros entre bosques y pequeños núcleos urbanos sin ver ni un polígono industrial, ni un gran centro comercial, a pesar de que realmente están ahí, al lado, pero si sigues la ruta, no los percibirás. Enhorabuena a los responsables del mantenimiento del Camino.

3.- En tercer lugar deberemos tener en cuenta el horario comercial (y en otros sentidos) que en Francia es bastante riguroso. A las 12 del medio día cierran las tiendas para comer y en la hostelería sirven comidas de 12 a 14 horas, fuera de ellas … Las tiendas vuelven a abrir sobre las 15,30 pero a partir de las 19 horas cierran rápidamente. Ello obliga a que, en cada ocasión que podamos comprar, lo hagamos, no nos confiemos y llevemos siempre algo de comida, por si acaso. Comer en bares y restaurantes, de 19 a 21 horas, riguroso. La predisposición para hacer excepciones y atendernos si llegamos tarde, muy poca, poquísima. La mayoría de gîtes (albergues) disponen de cocina.

4.- Y en cuarto lugar, en cuanto al alojamiento, tenemos a nuestra disposición una amplia red de gîtes, campings con camas habilitadas para senderistas y, como no, hoteles. Dos o tres elementos fundamentales a este respecto. Importante reservar la cama. En Francia, por un tema de reglamentación, si llegamos a una gîte y está completa, no esperemos que intenten solucionarnos el problema, si el aforo está completo, no entra ni una persona más. Por otro lado, las gîtes no son para peregrinos, son para senderistas, por lo que nos podemos encontrar con que está ocupado por un grupo senderista que está haciendo otra ruta diferente al camino y tienen el mismo derecho (por supuesto) que nosotros a ocuparlo. Así pues es imprescindible organizar y preparar la ruta del día conociendo dónde vamos a dormir. Lo cual en el fondo puede ser una ventaja (todo es acostumbrarse) puesto que así, en vez de llegar a un sitio completo y tener que seguir caminando hasta el siguiente, con el sobreesfuerzo que ello representa, podemos acortar la ruta y quedarnos en la gîte anterior, reservar fuerzas y ya recuperaremos velocidad. Lógicamente nosotros intentamos reservar siempre los dos siguiente días y así ir tranquilos.

Por otro lado, en la reserva no hay que pagar nada por adelantado, se registra el nombre telefónicamente y te piden que si no vas a utilizarlo finalmente, que lo comuniques para que puedan utilizar la plaza otros caminantes. Cuando se trata de una gîte comunal, la gestión la realiza la Oficina de Turismo, por ello hay que llegar antes de las 19 horas, que es cuando cierra, al menos en verano.

Con respecto a las Gîtes hay que saber que, a pesar de tener el mismo nombre y utilizar el mismo logotipo, las hay de muchas categorías. Los precios pueden oscilar desde los 7 € por persona y noche hasta 40 € por lo mismo. Lo normal son 14 €. Por nuestra parte recomendamos utilizar las Gîtes comunales (son las públicas gestionadas por los ayuntamientos)

Y otra cosa importante, en la mayoría de gîtes te ofrecen el desayuno incluido. El precio es superior, por supuesto, recordad que el café en Francia es... Y que tampoco es un desayuno continental, por lo que 4,50 €, 5 y hasta 6 € que nos pidieron, a nosotros no nos compensaba. Como hay cocina, una botella de ½ litro de leche y un par de sobres de café (dejemos las marcas) y un paquetito de galletas y/o chocolate (de maravilla). Hay que reconocerlo, la leche en esa zona es muy buena, y hablamos de la embotellada.

Corolario de todo lo anterior: Hay que preguntar siempre los precios, sin vergüenza alguna.

Siendo tan importante la logística, nos dimos cuenta que la mayoría de senderistas utilizaban la guía Miam Miam Dodo y cuyo contenido principal, amén de las instrucciones iniciales con consejos, historia y descripción, se encuentra concentrado en dos páginas cada etapa, en una un mapa de la misma y en la otra el listado de establecimientos para dormir, comer, comprar, etc. con sus correspondientes teléfonos.

Otras Guías de las que podemos disponer:

- La Federación Francesa de Senderismo tiene publicadas tres topoguías muy útiles, además que se pueden adquirir por separado el tramo que nos interese. Tienen el mismo título en común: “Sentie vers SaintJacques-de-Compostelle” y los tramos son “Le Puy – Figeac”, “Figeac – Moissac” y, finalmente, “Moissac – Roncevaux”.

- Con una aportación de historia y cultura podemos encontrar “Sur le chemin de Saint-Jacques-de-Compostelle: La via Podiensis, la voie historique”. Editado por Lepère Editions.

- Y de Rando Editions podemos encontrar la Guía: “Le Chemin du Puy vers Saint-Jacques-de-Compostelle”.

Toda ellas escritas en francés pero que no debe presentar excesivas dificultades su utilización.

Aunque tampoco son imprescindibles. De hecho, nosotros no teníamos ninguna. Tan sólo llevamos el listado de poblaciones con distancias y servicios en cada una de ellas y, en cada localidad, nos informábamos de los teléfonos que nos hacían falta para las siguientes etapas. Incluso algunos establecimientos de hostelería tenían una de las guías a disposición de los clientes. Y, sobre todo, las Oficinas de Turismos de las localidades. Incluso el personal de alguna de ellas nos gestionó las siguientes reservas.

Hablemos ahora de las etapas:

1- Le Puy-en-Velay

Alrededor de la ciudad antigua, ubicada sobre un elevado montículo, y por lo tanto en un nivel más bajo, se ha desarrollado la ciudad moderna. Han conseguido mantener un ambiente medieval. Destacamos la catedral de Notre Dame, que es Patrimonio de la Humanidad, construida entre los siglos XI y XII, románica pero con una influencia oriental más que manifiesta. Singularidad a destacar es que, como se sitúa en la parte alta de la colina, a los pies de la roca Cornielle, una de las entradas, precisamente la de la fachada principal, se encuentra ubicada en el suelo de la planta principal y desde ella se desciende por su conocidísima escalera, para continuar descendiendo por la calle des Tables, imagen “oficial” del inicio del camino Podiensis. Tienen una virgen negra del siglo XVIII y ante ella se realiza la bendición del peregrino cada día. Merece la pena visitar su claustro.

Dormimos en la Gîte d’étape des Capucins, en el Seminario. Abierto todo el año y con habitaciones nuevas y muy limpias. Dormir y desayuno y, fue uno de los mejores desayunos, por eso dudamos algunos días siguientes si contratarlos o no. Finalmente la decisión fue hacer el desayuno por nuestra parte. Son múltiples las opciones para dormir en la ciudad. En la próxima ocasión, y por ampliar experiencia, nos alojaremos en el albergue Accueil des Pèlerins de Saint-Jacques, en la calle (rue) Cardinal de Polignac, que está abierto de mayo a septiembre.

2- De Le Puy-en-Velay a Monistrol d´Allier

Según nuestro podómetro 31 Km, según nuestra información previa 29,50 Km. Lo cierto es que fue el día que menos diferencia encontramos entre lo marcado por nuestro reloj y las distancias que decía la poca documentación que traíamos. Día de suave y constante subida. Sin saber cómo, nos encontramos en plena naturaleza y comienzan los árboles que nos acompañarán muchos de los próximos días. Ya pisamos tierra volcánica y vemos sus característicos promontorios.

En poco más de una hora llegamos a La Roche. Y tiene la importancia de ser la primera localidad en ruta, perdemos las fotos de las casas alineadas junto a un precipicio importante.

En Saint Privat D´Allier tenemos una sorpresa positiva pues nos sorprendemos de que la Iglesia esté abierta, algo que ya no es usual en el Camino Francés, y los vecinos nos explican que a lo largo de la Vía Podiense lo normal es que estén abiertas, fuera de ella no, por los mismos motivos que en España (falta de sacerdotes y organización manifiestamente mejorable) pero que en este Camino sí están abiertas.

No podemos dejar de dedicar un tiempo de descanso en la Iglesia de Rochegude. En realidad es una ermita que se encuentra en lo alto de un montículo, incrustado en el mismo. Inolvidable el paisaje que desde la misma se puede alcanzar con la vista.

Bueno, el primer día casi está cumplido, sin mayores dificultades, pues hemos caminado por pistas, en ocasiones asfaltadas. Bajamos a Pratclaux con una pendiente importante y continuamos hasta Monistrol d´Allier para hacer noche y recuerdo alguna leyenda de lobos que leí en algún sitio. Se las cuento a mi compañera. Bueno, ya no hay muchos lobos, en realidad.

Hacemos noche en la Gîte d´étape comunal. El pueblo tiene más alternativas para dormir (Gîte d’étape La Tsabone, Camping municipal de Vivier…) y cuenta con todos los servicios.

3- Monistrol d´Allier a Le Sauvage

Nuestro planning marcaba 31 Km y finalmente fueron 32,50 Km. Salimos mentalizados de que empezábamos el día con una subida importante. Y así fue, aunque el camino se encontraba en perfectas condiciones y no tuvimos problemas. Otra ventaja fue que era a primera hora del día y así, cuando el calor apretó, ya estábamos arriba.

Entre naturaleza espectacular. Un bosque interminable y pistas que nos invitan a cambiar el extremo de nuestros palos de caminar pasando a utilizar las bolas de plástico. Más grandes y versátiles. Continúa el calor.

De esta jornada es de destacar, un poco antes de recorrer la mitad de la misma, y mediante un pequeño descenso de nivel, el pueblo de Saugues. La vista del mismo, desde una colina y viendo su silueta al fondo es una de esas postales que difícilmente se olvida. En esta localidad es de destacar la Torre de los Ingleses, único resto que queda de un castillo del siglo XII y que se puede visitar.

Comemos en ruta y alcanzamos nuestra meta, la localidad de Le Sauvage. Con origen en un caserío templario y una sencillez que se adapta perfectamente a la imagen de “autenticidad” que nos hacemos del camino medieval.

Hacemos noche en la Gîte d´étape “L´Aubergue du Sauvage en Géuvage”. Nos sorprende su capacidad en comparación con las que hemos ido viendo a lo largo de estos dos días de caminata. Ya estamos aprendiendo a reservar cama.

4- De Sauvage a Aumont-Aubrac

Sobre los 27 Km con constantes subidas y bajadas, predominando las primeras. Calor, continuamos con un calor excesivo para nuestras previsiones, habida cuenta que estamos alcanzando cotas superiores a los 1.000 metros. Nos impresiona el bosque por el que caminamos, aunque lamentamos alguna vez el asfalto con que nos encontramos, puesto que en algunos tramos caminamos por carretera local.

Cruzamos muchos caseríos hasta que, finalmente bajamos al valle que nos abre las puertas del Aubrac. Nuestra intención es dormir en Aumont-Aubrac. Después de tres días de Camino rondando los 30 Km diarios creemos que merecemos un pequeño descanso, además de que en Aumont-Aubrac queremos saludar a los amigos (internautas) de la Asociación y acompañarles unas horas en su servicio de recepción de peregrinos, así que, mañana, medio fiesta. Hacemos noche en la Gîte d´étape “La Ferme du Barry” pues fue la primera que encontramos en internet y nos llamó la atención su nombre. La localidad también dispone de otras dos Gîtes: “les Sentiers Fleuris” y la “Route d´Aubrac” además del camping municipal.

5- Aumont-Aubrac a Finieyrols

Inolvidables las fotos con Rene? en el local de la Asociación, a las puertas de la Iglesia y con café, zumos, galletas... menos cama, de todo. De hecho se nos hace para salir casi mediodía. Sin madrugar y con buena compañía...

Nos esperan tan sólo 16 Kms, pero qué Kms. A nuestros pies se abre la puerta del Aubrac. Una meseta volcánica por encima de los 1.000 metros de altitud (1.400 creemos que es su cota máxima) con pastos, barrida por el viento, aunque con mucho calor en este momento, nieves invernales. La naturaleza, la ruda naturaleza en uno de sus máximos exponentes.

Aplaudimos la decisión de sus habitantes de oponerse a la instalación de molinos de viento y de cualquier otra instalación que rompa el equilibrio de la naturaleza.

Nos sorprende que todo el camino discurra entre vallas de espinos, constantes vallas de espinos. Suponemos que son para evitar la salida de los animales. Vacas, enormes machos de una raza autóctona.

Pensamos hacer noche en Finieyrols, el pueblo de los viejos, nos dijeron en Aumont. No sabemos por qué y no llegamos a saberlo. Como hemos salido tan tarde, llegamos los últimos a la gîte “Les Gentianes”, a las puertas de la localidad. Ya están empezando a cenar por lo que, si queremos comer, hay que sentarse a la mesa. Ya nos ducharemos después. Y menos mal que lo hicimos. Se trata del único establecimiento que existe en el caserío. Podemos corroborarlo pues, siguiendo nuestra “extraña” costumbre, salimos a dar una vuelta y conocer el lugar. Y no encontramos a nadie, a nadie, por la callecarretera. Durante la cena hicimos dos descubrimientos culinarios: la “truffaut” y el “aligot” cuyas excelencias aprenderemos rápidamente a preparar y que nos acompañará el resto del Camino, preparados con una pequeña improvisación valenciana.

6- De Finieyrols a Saint Chély d’Aubrac

En teoría nos esperaban entre 26 y 27 Km, al final... 31 km. según nuestro podómetro. Empezamos a creer que las distancias han sido tomadas tomando como referencia las carreteras, pero el GR65 al estar diseñado para discurrir por los parajes más bonitos, tiene algo más de recorrido.

Es uno de los días más especiales pues hasta llegar a la localidad de Aubrac recorremos la meseta del mismo nombre, a más de 1200 metros de altitud, con las mismas condiciones descritas en el día anterior. Vamos identificando, o creyendo identificar, los escenarios de la película Santiago-La Meca, filmada en parte por estos parajes. Nos sorprende ver algo que creemos es una pista de skí. Después nos cuentan que es ciertamente una pista que se encontraba cerrada pero que, cosas del cambio climático, desde hace tres años ha vuelto a nevar y este año ha sido reabierta.

Pasamos por Nasbials, localidad que cuenta con todos los servicios y de la que destaca, no sólo visualmente en el perfil del pueblo, su Iglesia románica. Nos lamentamos que un gran rodeo que el Camino nos hace dar alrededor de un valle, ya que por el centro del mismo se hubiesen acortado 2/3 de la distancia. Pensamos que debe ser por motivos de propiedad. De repente empezamos a descender, aun entre pastos, hasta llegar a la localidad de Aubrac. Puesto que nuestro Camino está abierto a la improvisación, dudamos en finalizar la etapa y disfrutar de la gîte ubicada en un torreón medieval. Pero algo nos hace decidir continuar: nos sentamos a tomar una cerveza (caña) y un bote de cola y nos cobran 7 € eso sí, antes de pedir la cuenta, y sin saber lo que nos iban a cobrar, la camarera nos señaló que tenían un sello del Camino muy bonito, así que le pedimos que nos lo pusiese en el diario, se trata de un sello sin tinta puesto que es una prensa que perfora (perfila) la hoja (alcurnia como el precio de la consumición) (“chi Cristo vieche”, como dicen los romanos).

Así pues, continuamos Camino. El paisaje cambia radicalmente. Ya no caminamos entre pastos sino que atravesamos un maravilloso bosque de castaños. Miles y miles de castaños que nos acompañarán también otros días: impresionante.

Bajamos de nivel unos 600 metros. Y pasamos por Belvezet tan concentrados en la bajada que a poco nos pasamos de las ruinas del castillo sin verlo.

Final de etapa, Saint Chély d´Abrac llegando al fondo del valle. Paramos en una tienda para comprar los productos de la cena. Vamos a prepararnos una ensalada y “truffaut” pues sabemos que la Gîte tiene cocina. Nos regalamos un helado y menos mal que no nos entretuvimos mucho pues al llegar a la Gîte comunal es cuando descubrimos que las gestionan las Oficinas de Turismo y que cuando cierran... por los pelos.

7- De Saint Chély d’Aubrac a Espalion

Aproximadamente otros 29 Km., aunque la información nos dijese que 23 Km. Pero ya estamos acostumbrados a las diferencias. Salida amenazando lluvia por el puente gótico (siglo XIV) declarado Patrimonio de la Humanidad y comenzando con una fuerte pendiente. Bosque, praderas y vacas, muchas vacas. De esta jornada cabe destacar el pueblo de Saint Côme d´Olt, con sus casas medievales, fortificada, con callejuelas con personalidad y su Iglesia gótica dedicada a Saint Côme y Saint Damian, cerrada por los efectos de una inundación y con su peculiar torre culminada por un pinacho retorcido es espiral. También es destacable la amabilidad del personal de la Oficina de Turismo que apoya a los caminantes resguardándolos de la lluvia y facilitándoles las reservas de gîtes, incluso de días posteriores.

Personalmente me encuentro cansado y planteo la posibilidad de quedarnos y hacer noche, pero mi compañera, más joven y con energía, ni se lo plantea y así salimos de la localidad cruzando a la otra orilla del Lot. En ese momento presento la posibilidad de tomar un atajo hasta el siguiente pueblo, dos Km más corto que la ruta oficial y completamente llano, pues se camina por el paseo habilitado a tal fin a la orilla del río. Pero mi compañera dice que no, que se debe realizar el camino sin atajo. Nunca la hubiese escuchado: 8 Km de fuerte subida que nos hace llegar a los pies de la estatua de Notre Dame de la localidad de Espalion. Un verdadero esfuerzo solo al alcance de dos senderistas alemanas y de nosotros dos. Los demás (más inteligentes) todos por el río.

Precioso el pueblo el de Espalion. Una verdadera localidad medieval. Puente (también declarado Patrimonio de la Humanidad, creemos que con más merecimiento) y casas almenadas por doquier. La Gîte comunal está completa. Nos alojamos en una Gîte privada “La Halte de Saint Jacques” pero no nos permiten utilizar la cocina. Compartimos habitación con una senderista a la cual no pudimos ni ver la cara pues la ocultaba en la almohada. Seguimos con la sorpresa de que todos los caminantes, al llegar a una localidad, desaparecen. Prácticamente sólo nosotros visitamos las calles y monumentos de los pueblos.

8- De Espalion a Golinhac

Son 26 Km. Realmente un día duro por las subidas con que nos encontramos, sobre todo la del final de la etapa, quizás porque llegábamos cansados. Tres horas después de la salida llegamos a Estaing. Pueblo de postal, a orillas del río Lot y con un castillo en el centro del casco urbano impresionante. Es domingo y no hay muchos servicios de comercios amén de los bares y hostelería en general.

Desde Estaing salimos bordando el río pero pronto, después de visitar la preciosa Iglesia de Saint Pierre de Bessuéjouls a la que no pudimos entrar pues es una de las pocas que encontramos cerrada, empezamos la dura subida que nos llevará a Golinhac. Un elemento positivo es que tenemos reservada cama en la Gîte del camping. Perfectamente equipada, incluso con chimenea y troncos de madera a nuestra disposición. Decidimos cenar en compañía de otros peregrinos en el único bar del pueblo. Las vistas de las Gorges del Lot merecen su visita. Nos invade la sensación de estar terminando la primera parte de nuestro Camino pues mañana llegaremos a Conques.

9- De Golinhac a Conques y fin de la primera fase Podiensis

Día tranquilo pues nos esperaban poco más de 21 Km. con tan sólo dos subidas de importancia y el resto llaneando o de bajada, sobre todo la última. Una curiosidad del día es que fotografiamos búfalos. Al parecer están intentando importarlos para su aclimatación a la zona. Nos sigue sorprendiendo la cantidad de castaños que nos acompañan. Pasamos por pequeñas poblaciones Sénergues, Saint Marcel … pero no por ello sin iglesias y torreones interesantes. Finalmente llegamos a la “joya de la corona”: Conques. La Catedral de SainteFoy con su tímpano. Un absoluto conjunto medieval. Localidad dedicada al turismo. Hay muchas casas sin habitar, lo que nos hace pensar que en cierta medida es una localidad de trabajo.

Tenemos reservadas camas en la hospedería de la Catedral. Personalmente me arrepentí. No es que nos tratasen mal, ni mucho menos, pero lo primero es que no nos facilitan, ni lo intentan, el que cenemos junto a los demás peregrinos en la propia hospedería. Resulta que no tiene la misma capacidad la hospedería que su servicio de cocina, pero es que ni siquiera lo intentan (las reglas son las reglas). Por otro lado nos sorprende que prácticamente nos fumiguen la ropa y la mochila: hay que meterla en una bolsas de plástico, después las rocían con un spray (llevaremos su olor durante muchos, muchísimos días) y prohibido sacar la mochila de la bolsa.

Salimos a buscar una tienda donde comprar para la cena: IMPOSIBLE, no hay ninguna. Tan sólo nos señalan una que está en el camping, a más de 400 metros de distancia, en el ría, por lo que son 400 metros con una pendiente de bajada del 9 ó 10% (después de caminar) y después hay que subir, claro. La alternativa es cenar en un restaurante de un lugar dedicado al turismo, lo que significa que … bajamos y subimos.

Pero cambia nuestra suerte. Visitamos la Gîte comunal. Por Dios, preciosa, un conjunto de dos construcciones medievales, en una los asean y en la planta superior una cocina totalmente amueblada, y en el otro edificio las camas, un edificio de una única planta pero distribuidas en dos niveles gracias a un suelo añadido de madera, sin paredes que lleven la luz, con un ventanal de vidriera desde el que se divisa la torre de la Catedral a cien metros de distancia y sin edificios que rompan la vista, con un ambiente peregrino pues no hay encargados a esas horas ya. Encima de las camas están las sábanas empaquetadas en plástico sellado, con un sobre en el que te piden que dejes 12 €, pongas tu nombre y deposites el sobre en una caja que, a tal efecto, hay encima de la mesa central. Con la hospedería de la catedral abarrotada y con tan sólo dos peregrinas utilizando la Gîte comunal...

Después de dar buena cuenta de nuestra cena nos acercamos hasta la puerta principal de la Catedral. Un sacerdote “explica” las figuras del Tímpano del juicio Final y después invita a los peregrinos a visitar el templo, en donde el mismo realiza un espectáculo de luces que acompañan a un pequeño concierto de órgano. El hombre lo hace todo: explica, gobierna las luces, toca el órgano. Escuchar a Simon y Garfunkel a ritmo de órgano es, cuando menos, singular. Podemos pasear por la planta baja del templo. Si queremos también caminar por el nivel alto de la nave, hay que pagar 6 €, curioso.

Tenemos que regresar al punto de partida para recoger el coche. Salir de Conques no es tan fácil. El servicio público de autobuses te lleva a la capital cercana, Rodhez, y desde allí, y mediante dos trasbordos de tren, llegar a Le Puy. La alternativa es coger un microbús o un taxi privado. Tampoco es tan fácil. Como los senderistas franceses suelen terminar en Conques, y hacen reserva, (hemos aprendido que en Francia, la reserva siempre) pues están llenos. Finalmente y en la compañía con mayor capacidad, conseguimos dos plazas (no baratas) para el día siguiente al medio día.

Y con ella regresamos para recoger el coche y dar el salto para recorrer el final de la Vía Podiensis y hacer la entrada en la península. Pero esa, esa es otra historia. Valencia, agost 2013