Diario de la Vía de la Plata de Mérida a Salamanca

Autor: 
Sofía
Fecha: 
2009

Escribiendo estas líneas, me encuentro a menos de dos millas romanas de una de las más bellas villas mansiones romanas del litoral mediterránea tarraconense, exteriormente es posible que solo se observen una magistral ristra de piedras bimilenarias contemplando desafiantes el paso del tiempo junto al Mare Nostrum, deben sin duda influenciarme y cautivar con su embrujo, de ahí mi admiración e interés por la época romana.

Introducción

Mérida - Aljucén

Aljucén - Alcuéscar

Alcuéscar - Valdesalor

Valdesalor - Casar de Cáceres

Casar de Cáceres - Albergue del embalse de Alcántara

Embalse de Alcántara - Grimaldo

Grimaldo - Carcaboso

Carcaboso - Oliva de Plasencia

Oliva de Plasencia - Baños de Montemayor

Baños de Montemayor - Fuenteroble de Salvatierra

Fuenterroble - San Pedro de Rozados

San Pedro de Rozados – Salamanca

A mi llegada a la ciudad de Salamanca, Salmantice romana, no ha lugar para las sorpresas, no parece entusiasmarme tanto esa ciudad como al resto de millares de visitantes que recibe cada año, he vivido cosas en el pasado que supongo que me cuesta borrarlas de mi mente como para desligarlas de los recuerdos, pero acabo de llegar caminando como peregrina después de esos trescientos kilómetros que me restaban para finalizar la Plata ... de modo que soltando lastre intento relajar todos los músculos de mi cuerpo al máximo dejando que mis piernas descubran lugares nuevos entre sus calles, aunque sean rincones ya conocidos.

Pero es necesario que comience por desandar lo andado y volver hasta Mérida, parece que siento de nuevo las dudas en mi mente de seguir o no cuando llegué la Primavera pasada a esa antigua provincia romana, Emérita Augusta apenas un año después, estoy de vuelta nuevamente, el viaje hasta Badajoz ha resultado muy rápido y cómodo – hemos de aprovecharnos de las nuevos sistemas de comunicación- atrás quedaron las cuadrigas romanas tan comunes por estos pagos dos mil años atrás, yendo atrás en el tiempo – y el trayecto de la ciudad pacense hasta Mérida pasa como un suspiro.

A mediodía el calor de finales de abril es notable, atravesando el Puente de Lusitania junto a una chica jovencita, trato de averiguar si puedo asistir por la tarde a una representación de teatro clásico que he visto anunciada, pero resulta ser exclusivamente para escolares, sin duda hubiese sido una maravillosa oportunidad meterse en las tramas de Eurípedes, en un escenario único, el teatro romano, como marco incomparable de esas tragedias inmortales.

Recorro Mérida entre ordas de pre adolescentes, los veo entrar en el Museo Nacional de Arte Romano diseñado por Rafael Moneo y les deseo secretamente que vivan una emoción parecida a la mía, cuando lo visité en mi primera incursión a la Vía de la Plata hace unos pocos años, fue entonces sobrecogedor observar tanta historia en los bustos de mármol, rostros de belleza clásica, mosaicos coloreados magistralmente engarzados en cientos de pequeñas piezas en paredes y suelos al gusto mediterráneo de la Hispania.

Espero que lo disfruten, la belleza cuando es tan abundante, puede sobrepasarnos y desbordar nuestra sensibilidad, aunque es necesario estar abierto a ella, al contrario que para algunos, tan solo puedan tratarse de piedras, no de la fascinante historia de nuestra civilización.

En época del emperador Augusto y sobre todo durante las contiendas de los emperadores Trajano y Adriano, ya se configura este Camino como una calzada romana que en sus inicios unía Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga), continuando por la XXIII, Iter ab Hostio Emeritam Uxue Fluminis Anae.

Camino, Vía, Ruta... de la Plata, lo importante será andar por ella captando su esencia... Platea Lapitada en su época medieval, anteriormente del árabe, Bálata o al- Balath y en la actualidad para el peregrino del siglo XXI, el significado sería camino ancho empedrado, enlosado, con numerosos puntos donde todavía es bien visible la calzada realizando el Camino de Santiago.

No me canso de contemplar el puente sobre el río Guadiana es impactante (dos mil años soportando el paso de vehículos por encima y aguantando el discurrir de los siglos con su imponente porte) pero siento algo muy especial y no dejo de recrearme apoyando mi espalda en el edificio de frente el templo de Diana, el vestigio romano de Mérida para mi más encantador.

Su función era de recinto religioso, posteriormente en el siglo XV se le añadió un palacio renacentista al templo que le configura una sorprendente mezcla clásica con columnas corintias francamente maravilloso.

Llegó la hora de algo de descanso ya que me encuentro al límite de sufrir el síndrome de Florencia, también se le conoce por el de Stendhal, y no es broma, me declaro afecta a dicho síndrome.

Es sencillo encontrar el Molino de Pan caliente, adaptado como albergue de peregrinos, a orillas del río en una bonita zona ajardinada.

El albergue es muy adecuado para los caminantes, lástima que necesite más de cuidado y limpieza por debajo de las camas, a pesar de ello, parece que el responsable se encuentra algo aburrido apurando una cervecita al final de la tarde.

Me pregunto que me deparará este hermoso y duro Camino…. Ha llegado el momento de reponer fuerzas y dormir para estar llena de energía por la mañana.

Me siento una privilegiada en la maravillosamente dura Plata.

El desayuno a la mañana siguiente lo hago en Marcelino, está muy cerca del desvío para cruzar el acueducto de los Milagros, otra maravilla que casi me deja sin aliento con las primeras luces sobre las siete y media.... en mi mano un folleto con el plano de como dejar la ciudad y que conforme ando los primeros pasos voy leyendo:

“Ruta de la Plata. Si algo no le gusta de Mérida, dígalo dentro, pero si le gusta, dígalo fuera”. Gracias. Feliz Camino.

Por mi parte, también gracias. Me gusta y me gusta mucho, con ese regustillo algo provinciano un poco anclada en el pasado, lo diré dentro y fuera de Emérita, faltaría más!

La mochila no pesa en exceso, sin sobrepasar los seis kilos, mi caminar está lleno de ilusión.

He visto a pocos peregrinos, tan solo he intercambiado unas palabras con dos franceses, de diferente raza, edad y condición. Uno de ellos es de color apenas llega a los veinte años, con ojos tímidos y permanentemente cabizbajo por lo que ya habrá ocasión de hablar si se tercia, el mayor parece dar un informe exhaustivo por teléfono del Camino recorrido desde Sevilla.

No podía imaginar entonces que dos meses después, a mitad del mes de junio, los encontraría de nuevo en Hospital de Órbigo, pero esa es otra historia que contaré más adelante, es evidente que el camino está lleno de pequeñas historias personales, plagado de detalles sorprendentes, hay que andar con el corazón puesto en esa andadura interior a pesar de que pueda ser tan distinta la motivación de cada uno, pero nos unen todos los pasos que hemos de dar en el día a día.

Ese es nuestro auténtico nexo de unión entre peregrinos y caminantes: El Camino.

La señalización en Extremadura tal como pude ver cuando dejé atrás Sevilla y Andalucía, se muestra con cubos de granito principalmente, H1, grabados con un azulejo de color amarillo indicando que el camino es transitable, aunque no coincide con el trazado original de la Vía calzada romana.

Si la marca es verde sigue el trazado de la calzada milenaria, y si coinciden ambas el camino es transitable y se trata del itinerario que tuvo la calzada. La responsable de su señalización y mantenimiento es la Junta de Extremadura, la potencian turísticamente como Vía de la Plata dispone de varios centros de interpretación, con paneles representativos de los distintos tramos de la Calzada Romana y material audiovisual.

Las flechas amarillas y la ruta jacobea coinciden con los cubos que muestran azulejos de color amarillo o azulejo verde-amarillo, tengo a mano un folleto explicativo que a menudo voy consultando. Los paneles grandes H3 son estructuras de 2’20 m de alto, paneles que dan información y apoyo en los términos municipales por donde atraviesa el Camino, los H2, de tamaño más pequeño señalan los elementos singulares a lo largo del trayecto.

Me han advertido que las obras a la salida de Mérida se prolongan en el tiempo por lo que debo de estar atenta y buscar la dirección al pantano de Proserpina, en algunas indicaciones puede leerse como carretera del lago. Hay varios puntos donde asaltan las dudas y cuesta preguntar a alguien ya que es muy temprano.

Dejar Mérida por la presa de Proserpina parece ser la opción más sencilla aunque no sea la más fiel al trazado original.

La presa romana no tardará en aparecer, es según dicen una magnifica muestra de ingeniería de la era romana, posiblemente la más importante de todo el Mediterráneo.

Después de seguir una serpenteante y poco transitada carreterita que bordea el lago que sirve de espacio de ocio y de esparcimiento a los emeritenses en época de verano, voy siguiendo las flechas amarillas en esta suave y apacible mañana.

El simpático Chiringuito “el Candi” está cerrado, observo a unos pescadores mientras voy comiendo unas piezas de fruta.

El lago artificial es a estas horas un buen lugar de descanso, tomo varias fotografías de Prosepina, hermoso y relajante remanso de paz, declarado patrimonio de la humanidad.

Después de un desvío a la izquierda en seguida te ves inmerso entre árboles bajos, encinas y alcornoques.

Pronto me alcanzan por detrás la extraña pareja francesa. El mayor de los dos, es de la Provence y habla un castellano aceptable, aprendido según explica en los caminos que ha andado por España, caminos de Santiago.

Jean, se presenta sin apenas mirar a los ojos, es negro como el azabache compostelano, de los suburbios de Paris y solo habla francés, por lo que echo mano de mi francés de l’ècole, que solo lo practico cuando estoy en el Camino, ya que no tengo otra oportunidad de practicar el idioma de nuestros vecinos en mi vida diaria.

Caminan, peregrinan, con la intención de redimir las faltas del joven que parece que ha tenido problemas y encontronazos con la justicia. Vienen a través de una asociación que se encarga mediante voluntarios, de acompañar a jóvenes problemáticos o delincuentes menores a realizar una reflexión personal e intentar a través del esfuerzo caminando en el día a día, obtener una experiencia de superación, de reflexión, de interiorizar esos pequeños o grandes tropiezos que han tenido en la vida.

Empezaron en Sevilla y su intención después de llegar a Compostela, es regresar de nuevo andando hasta Saint Jean Pied de Port, puerta de los Pirineos, a través del camino francés pero en sentido contrario, para ello cuentan con tres meses, ya que dicen no quieren superar los veinte kilómetros diarios, lo harán andando con mucha tranquilidad.

Observo que el morenito Jean va cargado como un porteador de cacao africano, (si se me permite la broma), la mochila debe de pesarle el doble de lo conveniente y pese a su juventud y fortaleza física camina como una tortuguita, es probable que su carga y peso no sea tan solo el evidente, es decir, el que en porta sus espaldas, además de ir abrigadísimo.

Mientras andamos juntos en animada charla, el sol empieza a calentar con cierta intensidad, confío que eso no me condicione, estamos a finales de abril y no quiero achicharrarme bajo la Extrema y Dura, Extremadura.

- “C’est plus chaude que l’Afrique” bromea Jean.

- Ya te enterarás chaval, de lo que nos espera, me digo para adentro.

Pronto dejamos el camino de tierra y cruzamos la carretera, bajo un túnel vemos un estupendo dibujo de Santiago que - resulta agradable de encontrar debajo de un paso encementado - y luego otra vez la senda que nos acerca al deshabitado Carrascalejo donde su iglesia lleva el nombre de Santa Maria del camino también llamada de la Consolación.

Sin parar apenas nos dirigimos por la calle del Camino de Santiago hacia Aljucén, donde llevamos intención de quedarnos en el día de hoy. Decido que no quiero andar los veinte que quedan para Alcuescar. Aljucén, es mono, parece un pueblo agradable con una iglesia interesante que espero visitar.

Después de localizar la tienda de comestibles, y como nos han prevenido que por la tarde está cerrada, vamos directamente a comprar provisiones, este Camino te obliga a llevar prácticamente a diario, comida y bebida en abundancia. Hasta Alcuescar restan veinte km sin lugar donde poder tomar nada ni población donde abastecerse.

El albergue está todavía por abrir, la dueña y responsable nos hace esperar en el patio mientras coloca las sábanas protectoras en las literas. Un trio de alemanes esperan también y aprovechan a descansar, creo que están medio dormidos en las sillas, se les nota cansados, no me extraña, comienzan a andar antes del amanecer (me despertaron esta mañana en Mérida al salir). Sacando mi lado travieso he de confesar que el apodo que les puse el primer momento en que les conocí, les viene al pelo:

“los vampiros”, salen de noche y durante el día se muestran incómodos a la luz, y a las siete de la tarde… al catre.

Son un rato raros, trato de iniciar un breve intercambio de impresiones por pura cortesía, pero no me hacen ni puñetero caso, pasan de mí olímpicamente y siguen con su soporífera existencia bajo la sombra, ya te digo, vampiritos bávaros en estado de letargo.

Aljucén, será lugar el encuentro de próximos compañeros de Camino.

En una habitación más bien pequeña con dos literas, para cuatro personas más bien apretadas, nos acomodamos tres féminas, Martina de la France y Liberté es holandesa. El resto de la tarde mantengo la posición horizontal en una siesta profunda en la que incluso llegué a soñar y hablar en voz alta, algo que no es raro en mi pero que a las dos coleguitas les hizo gracia y produjo sorpresa.

El albergue privado lo llevan dos mujeres, una castellana y otra catalana, el ambiente es cordial. En seguida nos vamos conociendo el grupo peregrino, somos unos diez o doce, algo apretujados, pero bien avenidos. Creo recordar que cobraban diez euros.

La otra hospitalera que acaba de llegar de Mérida tiene la llave de la Iglesia y amablemente nos la enseña. Es digna de ver su fachada renacentista con bustos de Santiago y San Andrés, el interior la encuentro francamente bonita, al igual que los alrededores muy bien cuidados.

La tarde la pasamos recorriendo las calles de Aljucén cuando ya ha bajado la intensidad del sol.

En el otro bar del pueblo sus habitantes están delante de la tele viendo una corrida de toros que me niego a contemplar ni por un instante. Nos ofrecen cena, pero decidimos ir al que tiene terraza en la plaza y que resultará una mala elección.

Las propietarias del albergue lo son también de una casa rural donde también se alojan otros peregrinos con quien coincidimos en la cena, son seis, en extrañas parejas y muy dados a la juerga y cachondeo como pude comprobar ese día y los venideros, aunque tuve buena onda con la mayoría de ellos.

El único español es un maestro navarro que lleva andando desde Sevilla al que le gusta hablar largo y tendido con la gente del pueblo, con los peregrinos como todos son guiris apenas puede hacerlo, me supongo que ese debe de ser el motivo. Es necesario chapurrear alguna lengua si te quieres relacionar un poco con la gente en el Camino, además la Plata es el camino de los alemanes y centro europeos, por excelencia.

No se si continué durante la noche con mis parloteos nocturnos en la fase del sueño REM pero dormí como una bendita. Por la mañana más o menos a la misma hora se pone en marcha todo el personal caminero, desayuno rapidito con el navarro y Liberté y a estirar las piernas poniendo rumbo al lugar donde tengo más interés por conocer, por su legendaria y extraordinaria hospitalidad, Alcúescar.

Poco después de la salida de Aljucén donde tomo algunas fotos cuando empieza a asomar el sol con unos colores preciosos, pero paso de largo la gasolinera donde se encuentra el desvío que deja la carretera para entrar en una senda a la derecha , pronto he de enmendar el error, creo que la música lolaila a todo volumen de la gasolinera antes de la siete de la mañana me hizo acelerar el paso y me impidió estar atenta al cubo de granito, a menudo estás más pendiente de las flechas amarillas que de los cubos de granito.

Al paso de varias portelas que hay que abrir y después cerrar dejándolas como estaban pronto el peregrino se siente inmerso en el paisaje extremeño que es tan relajante.

Se echa de menos el no tener ningún lugar de descanso por lo que espontáneamente nos paramos en pequeños grupos para sentarnos y beber un poco de agua aunque cada uno lleva su ritmo.

Donde la hospitalidad se palpa

Un poco antes de llegar a Alcuéscar vemos que en la carretera están realizando obras, por lo que es necesario apartarse a riesgo de acabar incrustado en el alquitrán, me imagino lo que pensarán los operarios de las máquinas apisonadoras… supongo que les resultamos una molestia. Junto a la Cruz de San Juan, o del niño muerto, hay varias máquinas estacionadas por lo que en lugar de seguir hacia la derecha continúo recto, el cubo no lo he visto pero Alcuescar está tan solo a unos cientos de metros y entro por otra entrada que no es la común a los peregrinos que sin embargo, también está señalizada con flechas amarillas. En la entrada del pueblo hay un mercadillo que empiezan a desmontar los feriantes. Me hubiese gustado comprar algunas piezas de fruta pero estoy impaciente por llegar a Alcuescar, es un de los últimos reductos de hospitalidad gratuita con espíritu del Camino que se esfuerza por mantener la orden de los siervos de la Misericordia junto a hospitaleros voluntarios.

Me cruzo al navarro que evidentemente ha llegado mucho antes que la mayoría, ese hombre no anda, corre, aunque hace las mismas distancias que los demás, ayer le recomendé que no pasase de largo Alcuéscar y que intentase quedarse. Se dirige a comer a restaurante Alejandro.

El hospitalero Angel recibe al peregrino sin espavientos ni grandilocuencias, me resulta vagamente conocido. A la vista está que tiene muchas tablas y buen hacer como hospitalero entregado durante años al camino. Su actitud está ausente de protagonismo y de mandamás enumera - normas, personajes que abundan cada vez más a lo largo del Camino, a la vez, de infrecuente escuchar una pregunta tan simple pero necesaria como por ejemplo:

- ¿Qué tal te va en el camino?, es probable que eso no lo aconsejen en los cursos de formación de hospitaleros voluntarios, pero para mi es básico, si no manifiestan interés por lo que se anda, camina, yo tampoco lo tengo en escuchar teorías existenciales, ni realizaciones personales.

Angel es un buen tipo y en seguida aparece Pilar conocida de Grañón, de las reuniones del Camí del nou pas en Montserrat, lo que resulta una gratísima sorpresa. Me alegra mucho verla de voluntaria en un lugar tan especial para el peregrino, tan especial para las personas necesitadas, para los olvidados de la sociedad y de los desheredados de este mundo.

Para mi tuvo mucho mérito ver su trabajo, no solo atendiendo a los peregrinos, como pude ver más tarde.

Tengo un puntito sensiblero y mando el siguiente mensaje sms de móvil a mis allegados:

“ Dsd el camí de la PLATA molt emocionada gaudint d una atmósfera embriagadora d néctar floral q envolta de fragancia l’esperit.Deu deu viure aprop d’aquí. A Pilar de Barcelona la veig veure d, hospitalera a Alcuescar”. Sofía

Desde el camino de la PLATA muy emocionada viviendo una atmósfera embriagadora de néctar floral que envuelve de fragancia el espíritu. Dios debe de vivir cerca de aquí. Vi a Pilar de Barcelona que estaba de hospitalera en Alcúescar.

Así fue y de este modo trato de expresarlo. Si uno pierde la oportunidad, sin ponerse tierno y merengue en la Plata….es que no se abre a lo que hay a su alrededor. Y hoy el entorno no puede ser más adecuado para abrir el corazón y que salga hacia fuera la mejor parte que hay en nosotros.

Tengo la suerte de que me dan un masaje en los gemelos, que me viene fenomenal, el donativo que se recauda con los masajes va directamente al fondo del albergue de peregrinos. Las mujeres estamos en una habitación, de nuevo con Martina y a holandesa y las que van en pareja están en el grupo general. Es casi mejor, ya que es bastante más tranquilo: la separación de sexos es habitual en los albergues que los llevan congregaciones religiosas o parroquias. Me parece bien, las mujeres suelen roncar, pero menos fuerte que los hombres.

En un lugar tan especial no cuesta nada disfrutar de las conversaciones con otros peregrinos, misa en la comunidad y unos religiosos a prueba de bomba muchos de ellos jóvenes y llenos de energía. Visten con sotana y lucen un fajín de un color muy vistoso.

Nuevos peregrinos que van surgiendo: llegando al final de la tarde, el francésgallego que vive en Paris que es taxista, un par de multilingües multinacionales hijos de la globalización, que hablaban en siete u ocho idiomas y vivido en casi todos los continentes ahora caminan al revés hacia Sevilla con final en Cádiz a donde se dirigen a buscar trabajo.

La cena de hermandad sirve para fomentar lazos fraternales entre los que allí estuvimos y ya nos conocíamos.

Y como colofón una puesta de sol preciosa.

Gracias, Alcuéscar. Creo que a todos los que tuvimos la suerte de estar allí, nos marcó la cena.

Hoy el sol se ha puesto a las nueve de la noche y nueve minutos. Hay luna llena.

Cruz de entrada al albergue de la casa de la Misericordia de los esclavos de María y de los pobres en Alcuescar.

A la mañana siguiente, saliendo de Alcuéscar, ando pensando que me hubiese gustado poder ver el miliario secuestrado emparedado literalmente enladrillado que está o estuvo preso de ese extraño castigo o cautiverio en la Casa de Cultura, pero no ha habido tiempo, dicho miliario estuvo nada menos que dedicado a Nerón, según ponen en las inscripciones.

La holandesa Liberté me cuenta que ayer noche unos pasados de cervezas se burlaron un poco de ella…. Le respondo diciendo que no le de importancia, ésta misma mañana parroquianos del bar donde desayunamos también les oí que preguntaban con sorna

- si estábamos haciendo la “ruta del bacalao”… aunque esto último no tiene mucho sentido para tratar de traducirlo, es una pérdida de tiempo poner atención a lo absurdo.

Está claro que quienes se burlan no tienen ni la menor idea de lo duro que puede resultar el Camino, y que además de tontainas, demuestran un total desconocimiento por su parte.

Dejamos Alcuéscar, y pronto llegas a las Casas de Don Antonio, el camino bordea el pueblo sin llegar a entrar en él, tiene un bonito puente medieval de origen romano, no hay nadie a la vista, excepto un hombre agachado que no presta atención a mi fugaz paso peregrino, ocupado con sus tareas.

El día de hoy está plagado de vestigios llenos de historia milenaria, miliarios como el que fue usado como buzón de correo en Santiago de Bencaliz, en la dehesa del mismo nombre, el MP XXVIII que fue reutilizado en la edad media como hornacina con una Virgen dentro y más tarde como buzón. En la propiedad existen otros miliarios reutilizados en su caserío; en la antigua ermita de Santiago, cimientos romanos visigodos. Cada pocos kilómetros, de nuevo más miliarios, es un recorrido para disfrutarlo, hasta Aldea de Cano.

Por aquí debía situarse la Mansio Ad Sorores.

Puente encantador con el nombre del apóstol, excavaciones arqueológicas a pie de la Calzada romana a pocos metros, más miliarios acompañan estos pasos de rebosante historia fascinante.

El pueblo de Aldea de Cano dispone de albergue y tienen fama de ser acogedoras sus gentes. Al menos en el bar soy muy bien atendida, me ofrecen un delicioso revuelto de ajetes, espárragos trigueros y gambitas que está delicioso. Acaban de llegar al mismo bar una pareja de franceses con los que más adelante entablaré amistad, como buenos franceses, solo hablan su idioma, y los demás mortales hemos de hacernos entender. Piden la misma comida que les recomiendo y comentan que se quedarán allí ese día, a pesar de que es temprano.

Dicen que soy buena andarina pues me han visto andar muy rápido,

- “Sería que huía de vosotros”, les digo bromeando.

Prosigo la marcha hacia Valdesalor con la tripita contenta, espero no despistarme, ya que he dejado un poco el camino que prosigue a la izquierda del pueblo, el paisaje ya no ofrece la compañía de árboles, pero compensa con creces el tan maravilloso legado de la antigüedad romana.

Me siento algo arrepentida por haber contestado secamente a un grupo de ciclistas que me pidieron les tirase una foto junto al puente de Santiago….después de hacérsela no fui nada amigable. No tengo derecho a considerar a nadie de segunda clase, a menudo los peregrinos a pie solemos ponernos algo impertinentes en relación a los que lo hacen en bicicleta. La tolerancia no ha de ser algo teórico, si no hay que practicarlo en nuestro día a día.

Aunque parezca increíble, algo que solo puede suceder en nuestro país… dar crédito a lo que ven mis ojos: un aeródromo en plena Vía de la Plata, aeródromo de Cáceres, de la Cervera, cuesta de creer, pero es real, no es producto de mi imaginación ni un espejismo, de veras no hay otro lugar más adecuado en todas las extensísimas parcelas y latifundios de la tierra extremeña para ponerlo ¿? Luego querrán que a la vía, calzada romana, la declaren Patrimonio de la Humanidad, vamos, para troncharse de risa. O a la contra, ponerse a llorar.

En un banco del campo de vuelo, hago un pequeño descanso para cambiarme los calcetines y aprovecho para estirar las piernas. Aparece Liberté a buen paso, llegaremos juntas hasta Valdesalor. Un par de kilómetros después vemos a Martine junto a un pozo muy bonito, está tranquila y relajada leyendo una novela policíaca de esas de bolsillo, no deja de parecerme curioso detener la marcha y ponerse a leer sobre crímenes de difícil resolución.

Martine, es una francesa pre jubilada que cada primavera y otoño marcha a caminar desde Sevilla por el Camino de la Plata. Le gusta comparar el color de los árboles, la floración de sus flores, el olor de las magníficas dehesas… tiene muy buen gusto la madame, reservada, y de pocas palabras.

Imponente, de nuevo, aparece ante nosotros el puente romano para entrar a Valdesalor.

La sala de juntas, o de plenos, ofrece acogida a los peregrinos que deseen quedarse sin tener que continuar obligadamente a Cáceres. Dispone de un cuarto de baño con ducha y está estupendamente, vamos, es más que suficiente. Me apetece dormir en colchoneta y con la bandera de España a mis pies.

Entre Martine, Liberté y Julio José el navarro, distribuimos las colchonetas, algunas encima de las tarimas de madera. Como ha refrescado encendemos un rato la estufa que el maestro navarro trata de arreglar. Mientras, limpio el water con una rociada de lejía, no está sucio pero si huele un poco mal.

El único bar del pueblo es el hogar del jubilado, de modo que vamos a tomar unos vinos al otro lado de la plaza, a la hora del aperitivo. Hay un grupo de jovencísimos chicos del pueblo, parece que aún no se han acostado y hablan a voz en grito… a grito pelado lo que me ataca los nervis… después de la paz y la calma del caminar, y ahora semejante escándalo, sin duda provocado por toda la noche de marcha,,,, que se vayan a dormir la mona !!! Alguno de ellos que está medio sobrio, pero solo a medias, nos cuenta que en el pueblo disponen de albergue pero aún no tienen los permisos de habitabilidad, agua, etc… Ahora ya sabéis lo que hay, nos dice, ¡¡¡ el suelo del ayuntamiento!!!

Liberté se da cuenta que ha olvidado su cámara de fotos unos cuantos kilómetros atrás encima de una piedra, y la pobre ha de regresar para allá a ver si tiene suerte de encontrarla, un par de horas más tarde volverá con ella.

El resto vamos a comer al restaurante que hay a la salida del pueblo en la gasolinera, son un poco rancios con los peregrinos pero comemos un menú aceptable y caliente. Por la noche nos espera un bocata en el bar del jubilado, en la tele siguen con las lamentables corridas de toros a todo volumen, que parecen entretener a todos y cada uno de los presentes, excepto a mi.

En el hogar del jubilado nos intentan poner el sello en la credencial, primero con un escupitajo con poco éxito y después con un chorretón de Gin Larios lo que desata nuestras carcajadas. A eso se le llama tener recursos.

Dormimos bastante bien. El navarro decidió probar a dormir en un sofá del piso de arriba, echaba pestes por tener que dormir en el suelo, aunque lo decía de cachondeo.

-“Toda la vida trabajando para tener que dormir en el suelo”, bromeaba.

Pero para nosotras fue estupendo aceptar la generosidad del que da lo que buenamente tiene.

El dormir en colchonetas ha resultado igualmente reparador, mi cuerpo parece sentirse descansado y con ganas de marcha en el nuevo día.

Nos separamos y despedimos para el día de hoy, ya que cada uno parece tener distintos planes. La francesa y holandesa, quieren callejear por Cáceres sin prisa, algo realmente recomendable pues el casco histórico es de los mejor conservados de Europa, igual que las demás ciudades del camino de la Plata, declarada patrimonio de la Humanidad, lo que viene a significar, que nos pertenece a todos, es un poco de todos nosotros, aunque andemos de paso y no tengamos un vínculo familiar con ella.

Desayunamos en la máquina de café de la gasolinera, y se agradece que dispongan de algo comestible como magdalenas y algo de bollería para no tener que afrontar la mañana con el estómago vacío.

Se camina bordeando la carretera por distintos lados y en una pequeña subida se enfila por el puerto de las Camellas, aunque nada recuerda ni a un puerto ni menos a camellas. En unos pocos kilómetros sin nada reseñable y con ganas de llegar a Cáceres, se llega con visión clara a la vista la ciudad de Cáceres en una mañana limpia, tranquila y dominguera.

Unos gitanos a caballo en unos terrenos a la entrada y la patrulla de policía a pocos metros de distancia, sueltan algo que podría sonar o recordar a un piropo lo que me corta un poco para preguntarles por la entrada más directa a la ciudad.

Es bien conocido y transmitido entre los peregrinos que en Cáceres no se ven flechas y tiene fama de despistar en demasía a los caminantes.

La antigua Norba Ceaserina fue fundada en torno al 35 año antes de Cristo.

Debe de ser la festividad de una Virgen cuyo nombre no recuerdo, aunque me lo dijo una empleada de la limpieza que me habló de su gran devoción hacia esa virgen.

El centro de la ciudad está repleto de tenderetes, jaimas, y azafatas sonrientes. Incluso la preparación a través de vallas de una vuelta ciclista por el circuito urbano.

Me marea un poco tanto trasiego dominguero y decido desayunar como Dios manda y abrirme lo más rápidamente posible.

Recuerdo que escribí sobre ello, lo consulto y realmente coincide con mis recuerdos.

Me quiero quedar lo imprescindible, decido dejar para otra ocasión las visitas, exposiciones (alguna muy interesante con cuadros de Sorolla). A pesar de querer tomar fotos sobre nuevos hallazgos arqueológicos en las inmediaciones de la Iglesia de Santiago, decido ir a desayunar y marchar.

Este delicioso almuerzo dominguero de jamón con tostadas untadas con tomate natural rallado, me pone como una moto... Y hablando de motos... viendo a un tipo motorizado, con galones de policía y aspecto de ser amable, le pido me indique la referencia mejor para abandonar la ciudad sin pérdida de tiempo dirección al Casar preguntando por el centro de tortura taurino.

Please sir, where is the plaza de toros?

- ¿Andando quiere ir al Casar?

- Pues si, señor agente, a no ser que usted quiera llevarme detrás de su moto. Ocurrencia que se pasa por mi cabeza pero que como es normal, no llego a decir.

Dejando a la derecha la plaza de toros donde martirizan y matan a esos preciosos y nobles animales llamándolo arte y fiesta nacional, oigo que gritan mi nombre por detrás a pocos metros. Es Julio José el navarro que también prosigue hacia Casar, apenas hemos andados doce km desde la mañana y sería excesivamente corto para quedarse. Aunque para el que no lo conozca, Cáceres bien se merece pasar todo un día de descanso y disfrutar callejeando o descubriendo encantadores rincones por su centro histórico.

Junto a la escultura de las lavanderas me toma varias fotografías, también de la Plaza de toros que es bonita, aunque no voy a repetir lo bárbaro que me resultan las corridas de toros, sinceramente, no lo puedo soportar, ni tampoco dejar de mencionarlo.

A través del arcén de carretera decido poner música de mi mp3 para aislarme de la carretera, a la vez que intento que el sombrero no salga volando por los aires.

Pronto por un desvío a la izquierda se retoma la senda para el caminante y de nuevo las botas del peregrino se alegran del contacto con la madre tierra.

El Casar de Cáceres, pueblo famosísimo por su queso, uno de los mejores y en consecuencia, de los más caros de España.

El queso es una de mis debilidades, el único inconveniente es que sea tan calórico, pero me encantan la mayoría. Pero estando en el Casar, habrá que rendirle tributo. Comeré y cenaré queso, sin duda alguna.

Hablando de queso en el Camino francés, el más popular, madre y padre de todos los Caminos. Empiezas al inicio en Roncesvalles, allí mismo se puede comprar un delicioso queso tipo Roncal, sin pasar por alto el de Idiazabal que aunque no esté en el mismo Camino se puede degustar en toda Navarra. Que se puede decir del de Burgos…. incomparable a ningún otro queso fresco…. El de Palencia también es delicioso, las variantes de Galicia, comenzando con el de Cebreiro un puntito ácido, el archiconocido de Arzúa que nos puede recordar al brie, el mixto pequeñito que compro siempre a la entrada de Melide, el de tetilla de Santiago,,,, en fin, para morirse de placer con esta ruta del queso, ingrediente fijo en mi dieta peregrina, incluso diría que hay días en los que si no se puede comer nada que sea de mi agrado, opto exclusivamente por el queso, siempre me acompaña en un lugar accesible en mi mochila. Pan con queso… saben a beso.

Como en la mayor parte de los pueblos del camino, o quizás sea una impresión equivocada parece que al albergue está al final del pueblo y la sensación es que caminas dos o tres mil metros más aunque ya estés en el.

Subiendo unas escaleritas se encuentra el albergue, en frente mismo del Ayuntamiento de la localidad que huele a queso.

Solo hay una persona, un extraño personaje que lo primero que te pregunta es que de donde eres.

Dice tener mucho frío, está con una manta por encima de los hombros, y a pesar de eso, con todas las ventanas del albergue abiertas de par a en par.

Me pregunto si este hombre ha caminado en el día de hoy, de haber sido así no entiendo que sienta tanto frío.

Nos ha llegado la onda que en dicho albergue - que es de donativo, gracias a la generosidad de sus gentes- se producen a menudo robos cuando los peregrinos relajan sus pertenecías sin vigilarlas, por lo que hay que, sin llegar a desconfiar de nadie, ser cautos y prevenidos.

En el bar de enfrente el “Majuca”, son los encargados de dar la llave en el caso de encontrarlo cerrado. Ofrecen comida, carta, menú, conversación, consejos y demasiada presión al decir, donde has de quedarte el día siguiente.

Con Liberté vamos a comprar un queso para dividirlo entre las dos, poder comerlo para la cena y ofrecerlo a los conocidos. Aunque resulta un poco fuertecillo para comer bastante cantidad.

A la mañana siguiente desayunaremos en la churrería al lado de la iglesia con los trabajadores del pueblo que se ven obligados a madrugar, no en el de la misma plaza donde nos dijeron, y sin dudarlo me quedaré en el albergue de Alcántara y no en el hostal Lindamar como me insistió el propietario del Majuca.

Por una tapa de queso del Casar, me cobraron seis euros, muy bien presentada y con sus tostaditas correspondientes, y un euro y medio por la copa de vino blanco. Mereció la pena.

Hemos coincidido de nuevo con el grupo variopinto de alemanes, unos son muy majos y en contraste, otros, poco sociables y nada amigables, en total son seis o siete los germanos. Algún día sospecho que han hecho trampillas cogiendo el bus, no me extraña, con lo que llegar a beber, es imposible que a día siguiente carguen con la mochila a la espalda, con comida, dos o tres litros de agua y a patear los caminos en estado resacoso.

Una de las chicas del grupo de alemanes es una morena guaperas con un cuerpo espectacular que se dedicará muy de mañana a pasearse, pasillo arriba pasillo abajo, en tanga, poniendo a los presentes masculinos con unos ojos como platos. Se levantaron todos con los ojos bien abiertos y contentos esa mañana.

El navarro pone la directa a la altura de la ermita de Santiago. A Liberté le comento que me quedaré en el albergue de la Junta que está a orillas del embalse de Alcántara, aunque esté algo alejado del camino, además no vendrá de uno o dos kilómetros de más. Los guiris se decidirán por ir al Lindamar que está gestionado por holandeses y hablan alemán, al menos, eso me parece escuchar.

Hago acopio de comida y abundante agua, el día de ayer resultó muy caluroso y no me parece buena idea continuar hasta Cañaveral, me motiva mucho dormir a orillas del lago en ese original bunker de hormigón con diseño fashion architectonic. Parece que aconsejan llevar comida incluso para la noche.

El Camino está plagado de sube bajas y de nuevo miliarios romanos, este tramo resulta agotador para muchas personas, pero por ahora lo voy disfrutando, aún se conservan medio bien los vestigios romanos, a pesar de que las últimas voces han sido muy críticas con el alcalde del Casar a raíz de nuevos hallazgos de calzada, que no han sido tratados como se merecen.

Caminando un buen rato con un austriaco al que no había visto hasta entonces, me cuenta que su compañero de camino le ha dado esquinazo y ha desaparecido por querer continuar solo, pero se ha quedado sin mapas de las distancias y la información hasta Santiago.

Dice que ahora se siente algo inseguro, ya que carece de los datos. Creo que consigo, al menos lo intento, darle ciertos ánimos diciendo que el camino suele facilitar en el día a día toda la información que se necesita. Acelera el paso por lo que nos despedimos, el continuará hasta Cañaveral, o se quedará en el Lindamar.

El camino lleva en una bajada hasta la carretera compañera desde el sur, la - N 630- por su arcén atravesaremos el río Almonte y Tajo. Este tramo resulta algo pesado por la cuneta, pero no me disgusta, el agua me transmite siempre sensaciones relajantes, algo siempre percibes: ésta vez pausadamente estancada me acompañará hasta el punto del apeadero de la estación y después al club náutico, donde ofrecen agua a los peregrinos en la época estival aunque solo está reservado el acceso a los socios.

El Camino de las Barcas

La leyenda de la Torre de Floripes

En el siglo II se construye el puente romano de Alconetar, entre los ríos Tajo y Almonte, se trata de un imponente puente de 250 metros de longitud que se constituyó en paso obligado de la vía de la Plata, que recorría todo el oeste peninsular.

En la Via de la Plata en su trazado desde Mérida a Astorga, se situaron en suelo extremeño ciudades como Ad Sorores, Castra Caelia, Turmulus, Rusticiana, Cáparra y Cecilias Vicus.

Turmulus se encontraba en la confluencia de dos ríos, Almonte y Tajo, los berberiscos levantaron un fuerte inexpugnable junto al portentoso puente convirtiendo el lugar en una fortaleza estratégica. En un extremo del puente hubo un templo dedicado a las divinidades fluviales. Los templarios lo reconstruyeron y a través de portazgos y peajes para poder atravesarlo, obtuvieron gran poder estratégico y económico.

Tristemente el destino hizo que dos mil años más tarde, se trasladase a otro emplazamiento, piedra a piedra, para que el actual embalse de Alcántara no lo engullese bajo sus aguas.

Como recuerdo de la fortaleza resta una torre árabe, como testigo de su milenaria historia, resistiendo a morir bajo sus mansas aguas y menos todavía, a caer en el olvido.

La Torre de Floripes

La torre de Floripes tiene una hermosa leyenda, dicha torre formaba parte de la fortificación árabe, en cuyo territorio mandaba el famoso y poderoso Fierabrás, el cual disputaba el imperio del mundo a Carlomagno.

Uno de sus más valerosos capitanes llamado Fantibres habiendo conquistado la fortaleza y el puente, en su honor, tomó su nombre y pasó a llamarse Puente de Fantibres.

Fierabrás siempre se hacía acompañar por su hermana, la bellísima princesa Floripes, que formaba parte de su guardia personal por lo que además de ser princesa, la bella morisca era una mujer valerosa. Se decía que Fierabrás estaba locamente enamorado de su hermana, entre los árabes este hecho era aceptado con naturalidad y sin trabas morales.

Pero la princesa mora rechazaba las insinuaciones de su hermano, ya que ella vivía únicamente para sentir cerca el amor secreto del cristiano Guido de Borboña, a quien conoció en los campos de batalla, sucumbiendo a ese amor prohibido.

Las batallas que se libraban entonces en tierras extremeñas entre cristianos y musulmanes, hicieron que Guido y sus compañeros franceses cayesen prisioneros en Alconétar, capitaneados por Fierabrás el hermano de Floripes, como defensores del Islám.

La custodia de los caballeros franceses recae en el gigante hercúleo Brutamente, es el encargado de encarcelarles y de custodiarles para evitar que escapen.

Al enterarse Floripes que su amado se encuentra preso y cautivo a manos de su hermano y que corre gran peligro si se enterase de su amor, aprovechando la confianza que le profesa Brutamente, sin levantar sospechas y usando todas sus amas de mujer y de guerrera, le clava una daga en el corazón, dándole muerte. Ahora ya puede liberar a su amado cristiano, Guido de Borgoña.

Fierabrás no tiene conocimiento del amor que su hermana la bella Florines profesa al caballero francés, ni sabe nada de sus intenciones por liberarle. Al enterarse de que ella con sus propias manos ha dado muerte a su guerrero de confianza Brutamente, viendo su daga clavada en el corazón, se muere de celos montando en cólera.

A tiempo todavía de que los caballeros franceses escapen, los del Par de Francia lo echan a suertes y Guido resulta ser el afortunado siendo el único que puede escapar y consigue huir, el resto es encarcelado en las mazmorras más oscuras.

Se dirige a Francia a toda prisa para pedir ayuda del Emperador Carlomagno, para poder así liberar a su amada Floripes, que le salvó la vida y a sus compañeros, los valerosos caballeros de la Par de Francia, que no lograron huir con él.

Guido de Borgoña a su regreso de Galia, consigue con un ejército facilitado por Carlomagno, tomar la fortificación musulmana, apresar a Fierabrás y posteriormente darle muerte, liberando a los cautivos franceses y a su princesa mora Floripes, sellando su amor con la bendición de emperador Carlomagno.

Dicen que todavía en nuestros días, cuando el agua del embalse de Alcántara casi ahoga la torre de Floripes por completo, junto a la Torre árabe se forma un extraño movimiento de aguas, se perciben unos misteriosos remolinos a su alrededor, podiéndo escucharse con claridad los lamentos de Fierabrás y del valiente celador Brutamante.

Sus espíritus lastímeros claman por la pérdida de su castillo, pero Fierabrás llora sobretodo, por el amor no correspondido de su hermana, casada con un cristiano.

Bajo estas aguas, el embalse ahogó cerca de veinte mil olivos, trece mil encinares, seis mil almendros, medio centenar de frutales, además de dólmenes, el Castillo, sus puentes y la antigua Túrmulus.

Este estratégico paso fue testigo durante cerca de setecientos años de su paso en barcas, por ese motivo, se le conocía como el “Camino de las Barcas”. Ahora el paisaje puede antojarnos desolador, a mi me pareció tranquilo y hermoso, sobretodo al caer la tarde.

Me detengo en el hospedaje Lindamar donde tomaré un refresco sopesando el seguir o no hasta Cañaveral, decido que el lugar más abajo junto al lago es del todo apetecible, por lo que me despido del hospedaje que regentan unos holandeses y ciertamente parece agradable. No llego a ponerme de nuevo las botas, con las sandalias, bajo en dirección al embalse donde se encuentra el bunker de apariencia dura pero con grandes ventanales que inundan todo de luz.

Soy la primera en llegar, el hospitalero se ofrece a hacerme la colada por el mismo precio, diez euros y me da una habitación para mi sola. El encargado del albergue, “Vía de la Plata” de la Junta extremeña perteneciente a Alba Plata pero de gestión privada, se llama Andrés, se deshace en atenciones, se nota que hay abierta competencia con los de “arriba”. La verdad, entre albergue turístico y el hostal, me quedo con el albergue, al menos dan información y buen trato al peregrino.

Más tarde seremos unos diez a la hora de la cena.

Los franceses, al galaico francés, Liberté y un madrileño que llegó poco después que creo ha comenzado en Cáceres y andará por unos días. A cada uno le ofrece habitación privada, un lujazo. Recomiendo este lugar, sobretodo por su emplazamiento.

Otro cantar es la cena o comida que puedan ofrecer allí, es pre-cocinada o descongelada ya que carecen de los permisos de cocina. Pero como avisada iba, eché mano de mis provisiones, aunque resultaron escasas.

Aprovecho para contar a Andrés la presión a que fui sometida por el abuelo del bar Majuca para que no fuese a su albergue y que lo hiciese al que está en la carretera, el Lindamar, que además es de extranjeros, y que cuando acaban la temporada, cierran la barraca y echan la persiana. Al menos en el suyo, intentan estar durante todo el año a pie de camino. Me contesta que ya está al corriente, aunque lo noto afectado por lo que le explico.

Parece que no hace mucho a la vista de la injusta situación, decidió ir a hablar con el alcalde de Casar de Cáceres para informar de lo que sucede, pero éste le dijo que en eso no podía intervenir. Además han hecho correr el bulo de que casi siempre está cerrado, de todos modos, el que decida ir, es mejor asegurarse por teléfono, antes de bajar los seiscientos metros, no los dos kilómetros como también dicen por ahí, supongo que para asegurase que todo el que pase, se decida por el que está al borde de la carretera, es más fácil quedarse por lo duro que puede hacerse el llegar hasta allí, en especial con calor.

He dormido de lujo. Andrés dejó nuestros desayunos primorosamente preparados, con algo de bollería, galletas y pan con mantequilla. Ha sido una decisión del todo acertada quedarse allí. No sintieron lo mismo otros compañeros, Liberté la holandesa me contó que pasó algo de miedo por la noche por ser un lugar tan aislado y solitario.

Nada más cruzar la carretera se encuentra el desvío para introducirnos de nuevo en Camino, a través de las distintas entradas y salidas del embalse que parecen jugar con las formas. El proyecto fue del catalán Josep Oriol en la época franquista.

Los reflejos de la tenue luz del amanecer en el agua provocar sensaciones que trato de guardar y que no caigan en el olvido, son momentos hermosos de soledad, silencio, llenos de plenitud a la vez que me gustaría poder retener parando el tiempo.

Un camino con la calzada de nuevo recuperada después del tramo de carretera y asfalto hace sintonizar con la naturaleza, arbustos plagados de flores con jaras a ambos lados, ponen color y música a mis pies.

Magnífico caminar que vuelve a situarme como ser entregado al Camino, que persigue fundirse en esta senda milenaria.

Al rato estas sensaciones tan placenteras se interrumpen con las carcajadas y el jolgorio del pequeño grupo de alemanes que a las ocho de la mañana ya parecen como si estuviesen pasados de vueltas… cuentan que ellos han dormido en el Lindamar y bromean preguntando si yo lo hice en la “nave espacial”, ( su diseño bunker es súper moderno ) les contesto que si y que a lo mejor nos puso directamente en órbita y por la vía rápida rumbo a las estrellas… quizás el no sepa que Compostela signifique : “campo de estrellas “.

Es igual, como he dicho antes, no los elegiría como los mejores compañeros de camino, por lo que aislo - conecto a la música enlatada mp3 que me motiva a un paso vivo y serpenteante como marca la senda.

Se entra en Cañaveral después de atravesar el antiguo puente de San Benito y de una empinada cuesta, con el corazón en el camino y porqué no decirlo, también hambre en el estómago.

Cañaveral. Recuerdo un estupendo bocadillo de tortilla de jamón en el bar junto a albergue, aprovecho para comprar agua en abundancia y de nuevo en marcha. Este pueblo hasta hace poco era final de etapa, cuando no existía la opción de dormir en el embalse de Alcántara.

Hasta Grimaldo, restan apenas nueve kilómetros. Dos kilómetros después de abandonar Cañaveral se pasa por la ermita de San Cristóbal con aspecto de estar medio abandonada, a continuación la subida al puerto de los castaños, que es ciertamente con desnivel pero corta, luego un repetidor de televisión y después de atravesar una carretera se continúa por una senda preciosa plagada de árboles, flores y paisaje dehesado, con robles, castaños y alcornoques.

Los alcornoques es fácil distinguirlos pues algunos están desprovistos de la corteza que es la que se usa para el corcho., pero me gustaría ser capaz de distinguir todos estos fantásticos árboles, pero mis conocimientos son limitados, esta vegetación es una auténtica maravilla!!!. Arroyos y pasos llenos de encanto.

Ando relajada, aunque trato de resolver algún tema pendiente por teléfono. Paso de largo un panel informativo, luego recuerdo que cruzo una carretera y no se en que punto dejo pasar sin percatarme, por ir hablando por el móvil (con mi agente de seguros del coche), el desvío a Grimaldo. Después de una hora larga siguiendo la senda con charcas y vacas, estoy segura que ando ahora camino de Galisteo pasada de largo, decido dar marcha atrás y localizar el pueblo que queda algo desviado de la ruta aunque esté bien señalizado, ya sabía que se podía uno despistar cerca de Grimaldo, como así me ocurrió.

Cuando llego al pueblo estoy un poco de mal humor, andar hora y media extra no es de mi agrado y me parece absurdo, quizás debería hacer continuado a Galisteo, pero se habría alargado en exceso el día.

-Ya está bien, digo para mis adentros, me voy a la ducha. Después elijo litera junto a un austriaco octogenario que me advierte que ronca como una locomotora. Huyo despavorida hacia otra habitación, poco después me acerco a pedirle disculpas por si se ha sentido ofendido, me responde que no me preocupe a carcajadas. Es muy majo este abuelito, todos y cada uno de nosotros estaremos a diario pendientes de que esté a gusto y se encuentre bien, aunque en mi opinión, es demasiado duro este camino para una persona de edad tan avanzada.

Pero ahí va andando día tras día con su frágil cuerpo, como a punto de quebrarse.

Liberte y yo vamos al mesón de enfrente a tomar un par de vinos, ella tinto de verano y yo, blanco de verano. Nos ponen una tapita de obsequio, creo que era carne guisada. Liberte dice con cierto temor que ha estallado una epidemia de gripe, inicialmente, se la llama gripe porcina, oímos en la tele que procede de México. Liberte dice que hasta que se aclare, prescinde de comer carne de cerdo.

Será la primera vez que oigamos, ahora en fase inicial, noticias sobre la gripe, que luego más tarde se denominaría Gripe A y de la que actualmente no cesan de hablar en los medios de comunicación. Su última denominación es gripe A (H1 N1)

Grimaldo son cuatro casas, el bar que está junto al albergue y un mesón en frente. Sus habitantes ofrecen una acogida gratuita aunque no desprecian un pequeño donativo para su mantenimiento. Es una vieja casa de pueblo, con habitaciones, cocina, baño, todo pequeño, modesto pero más que suficiente.

Una media de quince a veinte caminantes al día, poco más o menos somos los que vamos coincidiendo. Muchos habrán hecho noche en Cañaveral que es más habitual como final de etapa, además hay personas que siguen las recomendaciones de las guías como si fuese la Biblia.

Grimaldo da para poco entretenimiento, excepto la terraza del bar, la Torre del homenaje es la única parte que se conserva de un antiguo castillo. Por lo que se dispone de tiempo de sobra para lavar la ropa, tomar el sol, dormir un poco la siesta y hablar con la familia. Aprovecho para hacerlo, mi marido e hija siempre me transmiten su respeto y los ánimos que siempre me resultan necesarios, son como una inyección de energía positiva.

Durante la tarde los alemanes no paran de beber, además a pleno sol. No comparto ese rollo de excesiva dependencia al alcohol y me recuerda al turismo de alpargata que tenemos en la costa catalana, de alcohol, idem, eadem, idem.

Van a pillar una cogorza del quince, no es ni media tarde y ya tienen las mesas plagadas de botellas vacías, me duele que el peregrino quede tocado por esa imagen lamentable, y no quiero pecar de mojigata, simplemente, no creo que tenga eso nada que ver con lo que se considera una peregrinación, o el esfuerzo diario que representa andar veinte, treinta kilómetros cada día como una experiencia de superación personal o de adentrarse en la naturaleza.

Solo confío en que no den la murga por la noche pues en caso de haber vomitonas las limpiará…. por ejemplo, la chica exuberante del tanga, es un decir claro, pero conmigo que no cuenten.

Cena en grupo con todo el personal peregrino, tal como era de esperar, dos de ellos, se encuentran mal y no lo hacen.

En la tele, partido de fútbol del Barça contra el Chelsea. Solo veremos la primera parte después de cenar, sino puede hacerse un poco tarde. Todos estos guiris van a favor del Chelsea, incluido el peregrino de Madrid, como es natural.

Mi Barça poco después dará caña en España, Europa y en el mundo mundial universal y sideral.

Tiempo al tiempo peregrina, que pocos días después - aunque en ese momento no lo supiese -, caería el Real Madrid en un derrota histórica y a Cristiano Ronaldo capitaneando el Manchester United un mes después le pasaríamos la mano por la cara, como si fuese un novato, doncs si, que el Barça es mucho Barça.

Pero no mezclemos pasiones, sigamos con el Camino... que no es poco.

En Camino… que no es poco

Abandonamos Grimaldo en un desayuno comunitario formándose pequeños grupos, es del todo natural pues parecemos de la ONU, de varios países. A menudo echan mano de los que somos nacionales para preguntar tal cosa, esto o lo otro. Ayer mismo durante la cena, la holandesa casada que camina con su marido, me preguntaba sobre los componentes de la sopa… ¿le parece realmente de interés? , en serio piensa que debo de traducirle de que está compuesto el sopicaldo…. ¿Es que no lo ve o intuye?

La señora habrá puesto lo que tenga a mano como es normal en todo puchero que se precie. Agua, jamón, fideos y algún hueso y si me apuras… algunas sobras. Disto mucho de ser una entendida en sopas, en primer lugar porque no me gusta prepararlas ni tampoco tomarlas.

En otras ocasiones toca escuchar las críticas sobre la comida, las costumbres en España, en especial los horarios que resultan distintos a los europeos. Pero me esfuerzo en ser educada, amable, intentando guardar las buenas formas.

Es evidente que como en España no se vive en ningún otro país de Europa, de modo, que hay que tenerlo muy presente y sentirnos orgullosos. Además del privilegio de contar con el Camino más importante de Occidente.

Es lo que tiene el ser de las pocas “del país” haciendo el camino en el mes de abril, a riesgo de llegar a convertirte en algo parecido a una guía turística. Te preguntan a menudo por los nombres de las aves, cantos de los pájaros, arbustos, árboles, formaciones de nubes.etc. Y si lo desconozco en castellano y catalán, mucho menos lo sabré en inglés.

Ayer fue una distancia corta, de unos veinte kilómetros, en el día de hoy si queremos pasar Galisteo serán veinte sin nada donde poder abastecerse, ni tomar nada y para llegar a Carcaboso diez más, por lo que nos pondremos en treinta.

Recuerdo el tramo que tuve que desandar, no hay que darle mayor importancia, además es bonito. El paso de hoy es abriendo y cerrando varias cancelas, algunas cuesta cerrarlas, y otras son de lo más rudimentarias.

Jaras y preciosos arbustos bajos nos acompañan como adorno de la calzada muy bien conservada y visible. Cuantos millones de pisadas habrán soportado sus piedras milenarias!

Disfruto mucho del andar acompañada esa mañana, pero a medida de que pasa el día nos vamos disgregando.

Liberte es muy buena compañera de camino, es respetuosa y muy abierta a todas las situaciones que se presentan. Deja entrever que en el Camino francés se sentía más segura por la mayor infraestructura y servicios. Hay que entender que los extranjeros vienen aquí y no saben lo que se van a encontrar.

Liberte conoce bastantes temas de la cultura de España pero adornada de falsas ideas. Está al día del cine de Almodóvar, sabe de actores, actrices, pintores. Me sorprende por haber leído casi toda la obra de Camilo José Cela, aunque ignora que le hayan dado el premio Nóbel y que sea nacido en Galicia.

Por ese motivo, parece que arrastra algún concepto de la España profunda, oscura y siniestra, en que piensa que todavía en nuestros días algún padre tiene derecho de acostarse con sus hijas.

Trato por todos los medios de cambiar esa opinión negando esa falsa idea. Le explico que nuestro país ha cambiado mucho, que en Extremadura ya no se pasa hambre, nada queda de esas leyendas. Ya no existe esa hambruna descrita de épocas pasadas ni el oscuro dramatismo como el que hubo casos de comer la cal de las paredes o la tierra a puñados. Atrás quedaron las atrocidades de novela negra.

Confío, en haberle hecho cambiar de opinión y en no estar equivocada.

La mansio romana de Rusticiana se sitúa cerca de la entrada a Galisteo.

En Galisteo me encuentro de nuevo y casualmente con Liberte tomando un refresco en un bar. Vamos juntas a visitar el pueblo que resulta sorprendente. Su muralla almohade fue construida por la tribu bereber de ese nombre, observándola te desubica del lugar. Me ha encantado todo ese conjunto de piedras incrustadas y le pido me fotografíe por detrás al tiempo que voy tomando también instantáneas.

Compraremos un poco de comida en una panadería. Una bolsa grande de magdalenas que resultará muy necesaria los siguientes días, además de agua, pan y queso.

Dejamos Galisteo en una calle de bajada pronunciada y atravesamos el puente medieval, todo su alrededor da la sensación de estar muy poco cuidado.

Inmediatamente en la siguiente intersección de carreteras nos encontramos unas obras con gran número de trabajadores y máquinas y que nos cortan el paso.

Hemos de proseguir la andadura durante once kilómetros más a través de la carretera dirección Aldehuela del Jerte. Es una carretera con apenas circulación, pero el asfalto llega a resultar pesado. En unas alamedas aunque de tierra muy incómoda nos detenemos a hacer un picnic siendo saludadas por varios peregrinos, uno de ellos el abuelote de Austria que camina poco a poco pero constante siempre ayudado de dos palos telescópicos.

Llegados al pueblo que atraviesa el camino, Aldehuela del Jerte, vemos en el reloj del ayuntamiento que son las tres en punto de la tarde. Solo nos restan cinco kilómetros para llegar a Carcaboso pero están resultando cansinos además de no verse ni cubos de granito indicando el camino, ni tampoco flechas. Un tramo para el olvido.

Una breve charla con un tractorista a pie de ruta en los campos de cultivo, mientras le digo:

- ¡Oiga, vaya calor hace para trabajar a estas horas!

A lo que me contesta:

-¡Que vamos a hacer si somos pobres, no nos queda otra!

Desde luego, tiene toda la razón el pobre hombre. Me parece que mi comentario pueda haber dado pie a pensar que los peregrinos somos unos ociosos, aunque no era esa mi intención.

Respeto profundamente, aún más desde que soy peregrina, a esas gentes que trabajan en el campo de sol a sol. Amén de haberme sacado de más de un entuerto, despiste o dudas en la señalización sobretodo en los caminos solitarios y no muy bien señalizados. Me gusta hablar, sobretodo con los tractoristas, aunque deben de apagar el motor para hacerlo, nunca les importa detenerse por unos minutos y son muy buena gente. Jamás olvidaré a muchos de ellos que me brindaron su ayuda, o simplemente ese saludo levantando el brazo en un campo solitario.

Carcaboso, la señora Elena, y miliarios en un pueblo anodino tirando a feo

Creo recordar que en Carcaboso me lo pasé bastante bien, a pesar de lo cansada que llegué. Vimos de nuevo al gallego parisiense que había perdido la credencial en la barra de algún bar, por lo que removió cielo y tierra para poder recuperarla. Le pusieron en contacto con una chica gallega que casualmente trabajaba en los cortijos de la zona como veterinaria y ella le acercó con el coche hasta encontrarla, y allí los vimos, a los dos galleguiños tocados por la morriña de su tierra, el vive en Paris y ella en Extremadura.

En Carcaboso, la iglesia de Santiago, bastante nueva es de visita obligada especialmente por la exposición de pórticos romanos y miliarios muy interesantes junto a la iglesia en el exterior. El resto del pueblo me pareció feote y bastante pobre.

La señora Elena se está ganando con su simpatía una creciente popularidad en el Camino, por su gracia y buen trato al peregrino, brinda consejos y alternativas para la distancia siguiente de casi cuarenta hasta Aldeanueva del Camino, incluso con plano dibujado de su puño y letra.

Habitaciones compartidas de tres o cuatro camas, de dispone de nevera, lavadero y tiene una terraza patio muy agradable, por 8 o 9 euros, no lo recuerdo con exactitud.

Algunas con el baño en la habitación. La mia fue estupenda, dormí en una cama enorme de matrimonio, con sábanas limpias y colcha de raso.

Para cenar sin duda el mejor sitio es el restaurante Via de la Plata, todo muy rico y con mucha variedad, me parece recordar que eran familiares suyos. Ocupamos casi todo el comedor, los peregrinos de ese día, nos juntamos cerca de veinte.

De modo que hay poblaciones, que gracias a nosotros los sufridos caminantes, tienen la oportunidad de poder ganerse la vida medianamente bien. La señora Elena, que es un encanto, también. Lo mismo que su hijo, en el bar de abajo de su casa, quien ofrece al día siguiente un par de huevos duros para alimentar con proteínas la dura jornada que nos espera si se quiere llegar hasta Aldeanueva, paliza de cuarenta kilómetros.

Ayer me dejó tan tocada el ultimo tramo de once kilómetros de asfalto que descarto la idea inicial de llegar a Aldeanuela, además el albergue no tiene capacidad para todos los que somos. De manera que mientras estamos acostadas, le digo a Liberte, que no cuente conmigo, me gustaría intentar poder dormir en el arco de Cáparra o en Oliva de Plasencia, que también es una buena opción. El madrileño me comentó durante la cena que quiere ir a hostal Asturias, otra posibilidad que tienen los peregrinos, pero que no me atrae, eso de que te vayan a recoger los del hostal en coche y al día siguiente te saltes un tramo de camino de siete kilómetros que además deben de ser bonitos y demás... Ya veremos que pasa bajo el Arco de la ciudad desaparecida, por ahora es lo que más me atrae. Está el centro de interpretación, la habitación de la máquina de bebidas, donde han dormido varios conocidos no hace demasiado tiempo.

En unas casas a la salida de Carcaboso, reconozco tres cruces que he visto en varias fotografías que ilustran el Camino de la Plata. No se muy bien porque me vienen en ese momento a la memoria, otras preciosas cruces blancas, mirando hacia el mar, al océano Atlántico en plena Costa da Morte no muy lejos de Fisterra, aunque es de suponer que sus respectivas historias serán muy distintas.

Continuamos hasta un punto donde hay dos posibilidades. Puedes seguir de frente siguiendo las flechas amarillas marcadas en la pared de la acequia, todo derecho, que es al decir que las guias la alternativa más rápida, o hacer caso al cubo de granito H1 que con una marca de azulejo amarillo y nos desvía por la derecha. Las flechas aquí parece ser que no respetan el trazado histórico y sí el H1 que va en esa dirección.

Nos desviamos por la derecha y tras dar un pequeño rodeo te retoma la dirección norte girando a la izquierda.

El discurrir de la mañana será rodeados de ganado y abriendo y cerrando cancelas en un precioso caminar, recuerda a descripción de un jardín de ensueño. Percibo que para mis piernas este territorio no les resulta un ejercio pesado el andar, más bien todo lo contrario, no se me ocurre nada más maravilloso en este instante que dejarme fluir por estos incomparables senderos llenos de color, luz y sosiego.

Que personas tan afortunadas son las propietarias de estas tierras.

Son los auténticos Palacios, Villas de ensueño, pero de la Madre Naturaleza, y que están para que en ese preciso instante, a través de ellas, las disfrute agradecida. Daría cualquier cosa por poseer una pequeña hacienda parecida a esta, aunque debe de costar una fortuna. Esta en concreto que estamos atravesando pertenece a una familia de Salamanca.

Al cruce de una pareja de ciclistas, que paran unos instantes en busca de conversación, apenas me asoman las palabras.Esto es una maravilla para los sentidos, desearía tanto poseer una dehesa, aunque fuese pequeñita. De ilusiones también se vive, dicen algunos, y no les falta la razón. Pero Extremadura, me resulta fascinante, no puedo ocultarlo, además pasando a diario por este Camino único, como es la Plata, que más se puede pedir.

Virgencita, que se quede como está !!!!

El peregrino madrileño, aparece y desaparece, tiene un problema de salud y va a su aire. Es necesario que cada uno de nosotros haga su Camino, me parece fuera de toda discusión. Además si estás de cháchara y conversación en según que tramos pueden pasar desapercibidos puntos o detalles del todo importantes.

Si todos estos años atrás en los que he tenido la oportunidad de hacer camino, me han servido para entender esto, tengo claro, que he aprendido la lección.

Muchos caminantes es evidente que buscan la soledad y se ha de respetar; además de buscarla yo también en muchos momentos, es necesario para interiorizar todos estos irrepetibles sentimientos, sin necesidad de verbalizar nada.

En lineas generales en nuestra vida diaria hablamos demasiado, para transmitir poco o nada, en estos camino solitarios ese parloteo superficial e innecesario casi no tiene lugar.

Entre los rebaños de animales y la naturaleza replendeciente de primavera que en este instante se muestra en su máximo explendor, casi no pienso en el momento de llegar a ver el Arco. Ya ando del todo emocionada, muy a gusto, con la sensibilidad a flor de piel.

En el cruce de Venta Quemada todo aparece tranquilo, apenas unas gallinas picotean a la entrada de la casa, no hay nadie a la vista. En ese punto se encuentran las indicaciones para ir al albergue de Oliva de Plasencia y de esa forma quedaría para el da siguiente el paso por la desparecida ciudad de Cáparra.

O bien continuar hacia Cáparra. Aquí cada peregrino tiene la opción de elegir.

Recuerdo que escribi sobre ésto lo siguiente, a modo de pequeño resumen de ese tramo que puede ser uno de los que pocos que provoque dudas o inquietud en los peregrinos:

“La construcción del albergue turistico , mejor dicho, la rehabilitación de una vieja casa de pueblo por parte de la Junta extremeña como albergue en Oliva de Plasencia por el que pagaron cerca de 50 millones de las antiguas pesetas,,,,con esos dineros se hubiese podido hacer uno nuevo,,,, fue una equivocación ya que tendría que haber sido en Cáparra o cerca de allí. Una etapa tan dura no está al alcance de la mayoria además sin nada en medio donde poder abastecerse. Por lo que para mi es la mejor, o la menos mala de las opciones que se presentan. --- No es necesario llegar al arco romano de Cáparra, cuando se atraviesa la pequeña carretera, junto a Venta Quemada, es bien visible el rótulo y desvio para llegar al albergue y al bonito pueblo por unos 6 km. La visita a Cáparra si se hace de esta forma que parece la más sencilla, queda para el día siguiente, unos cinco km, de fincas de terratenientes por un caminito rural que finaliza en la parte trasera, es decir en la fachada de detrás del centro de interpretación. El albergue de Oliva de Plasencia, cuesta 15 euros con derecho a desayuno, estáa medias entre una casita rural y albergue turístico, la hospedera es amable con muchas ganas de ayudar a los peregrinos y por supuesto acoje a los que van en coche y demás. Al coincidir en el puente de mayo, hubo de todo un poco, cosa que a los italianos les cabreó bastante, ya que dijeron a voz en grito que “al Camino no se iba con coche y eran unos turistisssss “ !!! , les aclaré lo de los tres días de fiesta libres en España ... y que ese albegue no era de los que hacía distinciones,,,, En general, creo que mi decisión fue buena al quedarme allí, además a los dos días coincidí en Fuenterobles con los que llegaron de Calzada de Béjar, y a mi me vino bien desde Baños hacer una larga más larga que los demás. De ese modo pude subir el puerto de Béjar fresca y a primera hora del día; ¿ no hay mal que por bien no venga ? fué estupendo y no perdí la pista a nadie de mis compañeros de Camino !

En mi caso, primero llegué hasta el Arco, donde se percibe a la claras la magia que a través de la calzada conduce al arco cuadriforme.

Como casi siempre que ocurren cosas importantes en mi vida: Empieza a llover... en Cáparra. Hay que guarecerse bajo el Arco con “patas”.

Es especial llegar hasta aquí andando, creo que no diré más, que cada uno aprecie la belleza del momento a su manera.

Falta un poco para que sea la una de la tarde. Después de pasear por el recinto que actualmente está en fase de excavación y estudio, tienes la posibilidad de ver el audiovisual sobre la antigua ciudad anterior al Imperio Romano, que vale la pena.

Mientras voy tomando un té con limón de la máquina para entonar el cuerpo, aprovecho para mirar si es posible poder quedarse a dormir.

Un operario de mantenimiento explica que actualmente resulta del todo imposible. Antes dejaban a los peregrinos la puerta del baño abierta y la de las máquinas expendedoras de bebidas y se podían quedar a dormir bajo techo en el tejadillo.

La Junta extremeña ahora lo prohíbe, pues no se arriesgan a que las ruinas sufran algún atentado o gamberradas tipo graffiti, etc, lo que puede tener una justificación, ya que se tratan de terrenos arqueológicos de gran importancia.

A las dos nos mandan, más o menos educadamente pero con firmeza, fuera del recinto. Le contestamos que queremos disfrutar del lugar un rato más y nos responde que es responsabilidad nuestra, pero que nos vayamos lo antes posible, a pesar de que el recinto cierra en ese instante y tendremos que saltar las divisiones de los muros de piedra. No hay problema, le contestamos.

Me entretengo un buen rato jugando con un perro joven y súper cariñoso, le obsequio con una barrita energética de fresa que le encanta comer a pedacitos de mi mano. ¡¡¡ Que chucho tan juguetón y con colores tan bonitos!!!

Junto a tres italianos de bastante edad, decidimos continuar por la senda de detrás del centro de interpretación hasta Oliva de Plasencia, tal como nos aconseja la encargada del albergue de la Junta por teléfono.

Rodrigo ha intentado desde hace hora y media que los del hostal Asturias le pasen a recoger, es lo habitual en los peregrinos, por lo que nos dicen, la inmensa mayoría lo hace de esa forma, pero parece que le dan largas diciendo que tienen mucho trabajo y “a lo mejor pueden pasar sobre las cuatro”. Está claro, no hay que fiarse de la ayuda externa y menos de los hosteleros. El peregrino ha de intentar ser dueño de sus pasos e independiente, a no ser que te vaya la vida en ello, y como se ve a las claras, te ahorras decepciones y chascos.

Nos dirigimos hasta Oliva de Plasencia y a disfrutar de la casita-ruraldenominada Albergue-turístico.

Tal que como he contado antes en el resumen que escribí en su día, el lugar es acogedor, cuesta quince euros con derecho a desayuno y otros tantos euros más por la cena. Este camino no es nada asequible a todos los bolsillos, detalle que ha de tenerse en cuenta.

No es solo exclusivo para peregrinos y se instalan un par de parejas de Mallorca que quieren andar por la calzada por el puente de mayo, pero van en coche, vestidos de ciudad, con bolso y tacones, detalle que cabrea bastante al trío italiano y que rechaza a voces sin cortarse nada. También hay otra pareja recién casada italiana, que están recorriendo en coche todo el trayecto que el hizo andando el año pasado. Animada charla a la hora de la cena, que entre los peregrinos italianos, el madrileño, además de los turistas, formamos un grupo abundante.

Por la mañana junto a los tres italianos que aunque mayores caminan a buen ritmo, uno de ellos algo menos, desandamos lo de ayer y de nuevo en Caparra, en unos cinco kilómetros, esta vez sin parar. La mañana transcurre por el siguiente tramo que es realmente precioso, restan unas cuatro horas largas hasta alcanzar Aldeanueva del Camino, donde se habrán quedado mi amiga Liberte, los dos hombres franceses y la mayor parte de los compañeros desde Mérida con los que tengo buena onda, es decir, los alemanes, austriacos y holandeses. Después de un recorrido en paralelo a la carretera sin apenas flechas, veo algún peregrino que lo hace por el arcén, me sitúo por la orilla para pisar tierra aunque se tenga que bordear un poco, resulta más cómodo y bonito.

Se pasa por tramos que creo son algo distintos a como se describen en las guías pero no hay pérdida hasta Aldeanueva aunque la señalización de flechas no parece suficiente.

Lo que resta hasta Baños de Montemayor en pocas palabras es fácil definir: una mierda de arcén para olvidar, ya traté de infundirme paciencia contemplando los azulejos de la Vía de la Plata que se encuentran cerca del puente medieval y a la salida en la carretera.

Arcén con asfalto a alta temperatura donde se cuecen los pies a fuego lento en casi diez kilómetros alquitranados... Lo dicho, para olvidar, intentando no escuchar demasiado las quejas de los pies, ya que ignorarlos resulta imposible. Están hasta los mismísimos… niveles de paciencia, en lo que respecta a pisar asfalto. Sensación parecida a la tortura, esa es mi definición. El desvío hacia Hervás me recuerda la idea de querer hacer una visita al pueblo que tiene una judería interesante, pero ya no he vuelto a pensar en ello… cuando haces planes de Camino delante del ordenador o planeando mirando la guía, tiene poco que ver a cuando te encuentras en él, in situ, con el cansancio acumulado, ganas de llegar, sin comer, etc. Vivencia real en la que solo cuenta lo... que cuenta... Al menos lo percibo así en ese instante.

I,m sorry... Hervás... pero ahí te quedarás¡!

La ermita del Humilladero da la bienvenida al caminante a esta turística población famosa por sus baños termales curativos, ya desde la época romana. Como cuenta con modernas instalaciones, intentaré que me den hora para un masaje en las piernas esta tarde, en caso de que sea posible.

La Calzada es bien visible, y a las claras muestra una reconstrucción reciente. El pueblo junto a la iglesia de la Asunción dibuja calles de subidas y bajadas. El albergue turístico se encuentra en un alto de no fácil acceso, si se tiene en cuenta que el peregrino llega cansado sin ganas de vericuetos por el pueblo. Compensa con creces que es una pasada de albergue, muy bonito, espacioso, con grandes salas y se utiliza para grupos de escolares ya que veo material para niños. También dispone de centro de interpretación de la Vía de la Plata.

El encargado del albergue es una persona amabilísima y encantadora. Recuerdo igualmente a Andrés de Alcántara y a Mónica de Oliva de Plasencia, los tres son muy capaces y buena gente. Albergues turísticos gestionados, que parece que no cumplen económicamente con las expectativas económicas... quizás sea mejor pagar y estar en estos lugares tan bien preparados, que aguantar a un tipo en cualquier garito aunque sea de donativo, y que vaya de gurú o sumo sacerdote del lugar como ocurre a menudo y que cualquiera de nosotros nos hemos topado con más de uno de esa cuerda, están más pendientes de sus realizaciones personales que de dar la atención mínima al que llega cansado al final del día.

La buena estrella me acompaña, en el balneario me buscan un hueco para deshacerme la carga de mis gemelos, recibo un masaje reparador y me siento mucho mejor para encaramar mañana tempranito… el límite entre Extremadura y Castilla.

Duermo en una habitación para chicas con tres ciclistas de Pamplona que hacen el camino en bici, son majas, una de ellas lleva la voz cantante y las otras dos asienten a todo. Nos despertaremos a la misma hora y las volveré a ver a media mañana frente a la iglesia de Santiago de Valverde, acabadita de caerme al río, aproveché para contarles mi tropiezo fluvial... por algo tengo esa atracción por los ríos… Vieira do Miño... mi alias, mi santo y seña peregrino.

Nada menos que… atravesar el Puerto de Bejar a Fuenterroble de Salvatierra

Ha amanecido a las siete y veinte minutos. La mañana en pleno ascenso hacia el puerto de Béjar es bastante fría.

Abrigada con toda la ropa de que dispongo, a través del empedrado de la calzada restaurada, empieza la jornada más larga en una fuerte subida. Al poco tiempo se suaviza e intercala con cruce de la N- 630, que luego retomamos en senda por el lado izquierdo.

Pronto no serán necesarias las prendan de abrigo ni el gore tex aunque se nota a las claras que la temperatura es diferente por aquí, además en este punto se deja tierra atrás la tierra extremeña para entrar en la provincia de Salamanca.

Atravesamos el puente de Magdalena o de Malena cruzando el río Cuerpo de Hombre en bajada y con un paisaje distinto.

Hasta ahora todo es fresco, muy verde, tranquilo sin habitante alguno a la vista.

De Puerto a Calzada de Béjar el paisaje y la visión de miliarios llena de matices resulta francamente agradable.

Me sorprende que en un tramo tan corto se puedan encontrar tantos miliarios, algunos recuperados que estuvieron expuestos lejos de aquí. Otros incompletos, quizás sea solo una impresión mía, pero parecen algo más estilizados que los vistos en Extremadura.

Igualmente en el pueblo de Calzada de Béjar no hay nadie a la vista.

Breve descanso ya que mis pies se quejan, en concreto los dedos pequeñines están despellejados. Confiaba en encontrar el bar abierto pero no ha sido posible.

La mayoría de mis compañeros de camino, con los que me llevo mejor, es muy posible hayan pasado la noche anterior aquí, en Calzada de Bejar o en el Puerto, de modo que hoy espero pillarles en Fuenterrobles.

El recorrido desde Baños de Montemayor hasta Calzada ha sido de doce kilómetros en fuertes subidas y también bajadas. A un kilómetro de Calzada se encuentra un antiguo fortín romano que no consigo localizar y debe de ser de difícil acceso, parece ser que es el único que se conserva en la actualidad. Era utilizado como puesto de guardia y de vigilancia de la vía romana.

Hasta Fuenterroble de Salvatierra quedan veinte kms más, de manera que me pongo de nuevo en marcha, vadeando arroyos y pisando charcos, haciendo camino.

El día de hoy es realmente para disfrutar dejándose fluir en la magia del entorno, es imposible imaginar lo que te espera en el siguiente recodo, es un regalo respirar profundo sintiendo la brisa en la cara. Pisar estas piedras a un lado y otro de la senda con la suelas de las botas sin dejar marca.

Hay varios pasos en que es necesario atravesar arroyos con cierto cuidado, y recordando como dice el viejo refrán:

-Consejos vendo y para mi no tengo - … de manera que voy a dar con mis pies doloridos y con lesiones cutáneas al fondo del arroyo. Hay una manera de explicarlo, las piedras de formas irregulares dan la impresión de poder poner la planta del pie con seguridad, pero no resulta ser así ya que formaban una arista, y pensé que podía apoyar el pie en posición plana. Me desequilibro y con el peso de la mochila aún más, la consecuencia es que mi palo y la botella de agua saltan por los aires, intento guardar la compostura para no caer de culo en el riachuelo.

He debido de darme un golpe contra una piedra, pero al suceder todo en décimas de segundo, no me percataré hasta media hora después cuando empezaría a inflamarse la mano.

Es mejor tomárselo con humor y con la convicción de que podría haber sido mucho peor. Me cambio de inmediato de calcetines y me descalzo pues estoy empapada.

Cuelgo las botas a la mochila a través de los cordones que van goteando abundante agua, me calzo los zuecos crocs, esos tan antiestéticos pero súper cómodos. Calculo que no debe de faltar ni un kilómetro para llegar a Valverde, donde con un poco de suerte podré comer algo, descansar y secarme las botas.

Valverde de Valdecasa es un pueblo coqueto cuyo patrón es Santiago, por lo que cuenta con una iglesia con el nombre de nuestro santo favorito. Bastantes personas están en la entrada junto a sus puertas, arreglados y vestidos de domingo, aunque es sábado.

Coincido aquí con las tres chicas de Pamplona con quienes dormí esta noche en Baños, en ese momento frenan sus bicis para consultar sus mapas. Nos saludamos y les cuento mi incidente de hace apenas quince minutos, me aconsejan poner las botas a secar con papeles de periódico, desde luego esa es mi intención, espero poder conseguir diarios si encuentro un bar abierto.

Finalmente el apóstol Santiago presente en “su pueblo” no me abandona y alcanzo un poco alicaída la entrada:

“El descanso del Peregrino”. Nombre muy adecuado para el bar donde soy tratada como una princesa.

Rodrigo almuerza en la terraza patio y al poco rato prosigue su marcha sin apenas descansar. Decido tomármelo con tranquilidad. Procuraré que las botas se sequen el máximo posible, no quiero que se me fastidien los pies más de lo que ya los tengo, la humedad en las botas si traspasa a los pies puede ser mala compañera.

Me ofrecen un almuerzo de primera y en gran cantidad, aunque quizás sea más la hora de la comida en lugar de almuerzo tardío, pero no ha habido oportunidad de hacerlo antes y se come… cuando se puede y punto pelota, sin mirar el reloj.

Apoyo en la pared encalada las botas empapadas que he envuelto por el interior y exterior con abundantes papeles de periódicos.

La dueña del bar y todos sus familiares vienen a verme, son muy atentos. Se interesan preguntando que tal me va y pronto se extiende la noticia:

“La peregrina que está fuera en el patio se ha caído al río”. Me siento un poco avergonzada al oírlo, también ridícula, pero no puedo, ni pude, hacer nada por evitarlo. Será que tengo el sentido del ridículo demasiado acentuado. Me digo a misma de nuevo, que hay que tomárselo con buen humor.

Muy pronto noto un fuerte dolor en el dorso de la mano izquierda a la altura de los nudillos, empieza a asomar un moratón comenzando a inflamarse. De manera que los parroquianos deciden solícitos auxiliarme llamando al curandero chamán del pueblo, que casualmente se encuentra en la barra del bar.

La jefa prepara en menos de un par de minutos un mejunje aceitoso con hierbas en un pequeño cuenco y con un paño de algodón en la otra mano se lo ofrece al curandero para realizar la cura empaste. Ahí estoy, en manos del curioso sanador.

Si se enterase mi marido médico de profesión!!!

Rezos, genuflexiones y otros aderezos, no dejan de parecerme divertidos, pero intento tomarme en serio la ceremonia aunque me cuesta disimular una sonrisa.

El ritual dura apenas unos minutos, poniendo atención y cuidado a través del masaje, en la zona dolorida.

Me hubiera encantado hacerle una foto al amigo, pero por respeto, ni se lo pido ni tampoco se la hago.

Le alargo un billete de cinco euros y le digo:

-“Tenga jefe, para que se tome un par o tres de cervecitas”. Inclinando ceremonioso el cuerpo con una pequeña reverencia, me da las gracias.

Sin duda debe de ser el borrachín del pueblo. Además según me contaron después, tienen otro del mismo gremio de sanadores, todavía más aparente. Ya que éste otro recibe la energía curativa de Jesucristo mismamente.

La señora del bar disfruta con los peregrinos según me explica, tienen en proyecto abrir un albergue en el pueblo y si las inversiones acompañan, un centro termal o pequeño balneario, ya que sus aguas tienen múltiples propiedades.

Me despido de los parroquianos de Valverde que se han interesado amablemente por la peregrina magullada y después de cerca de las casi dos horas que llevo de descanso forzado- las zapatillas de trekking están casi secas – la terraza y el bar se ha llenado casi por completo. Van a celebrar una comida todos los del pueblo. Es hora de partir.

En subida pronunciada abandono el lugar donde estuvo la mansio romana Ad Lippos, la séptima mansio desde Emérita Augusta. Si antaño se consideraban las mansios como paradas para descanso de los viajeros, sin duda, este lugar ha cumplido esa antigua función.

Una hora escasa de subida por asfalto te conduce al siguiente pueblo, Valdelacasa, de nombre parecido al anterior, el tramo se hace cansino por la pronunciada cuesta arriba, además este pavimento oculta por completo la calzada que está debajo.

Un tramo después se puede leer las distancias en un poste, apenas quedan ocho hasta Fuenterrobles en las que habrá que estirar las fuerzas, pues me noto cansada y afectada por haber dado con mis huesos en el agua.

En un paisaje variado, de árboles placas de conmemoración, bosques recuperados, miliarios y calzada, apenas resta un cuarto de hora para llegar a uno de los últimos lugares de hospitalidad auténtica a donde estoy deseando llegar, pero no puedo con mi alma y me detengo a descansar tumbándome por completo en el suelo durante un buen rato.

Estirada, todo mi cuerpo en contacto con la tierra, mirando esperanzada hacia el Cielo y después hacia el pueblo, hasta que decido proseguir. El día de hoy ha sido de maravillosos paisajes, pero casi, en la misma proporción, intenso y duro. Por fin llego al albergue parroquial, donde me recibe un amigable hospitalero. Todo es acogedor y con ambiente de refugio caminero. Le debo de hacer algún comentario de lo cansada que me encuentro o por su experiencia, le ha hecho darse cuenta, por lo que me ofrece una habitación inmensa llena de literas pero para mi solita.

Que maravilloso regalo, disfrutaré mi descanso en soledad, ya que a buen seguro el albergue estará bastante lleno, calculo que superará los veinte.

Tras una breve siesta, llamo por teléfono a los conocidos que viven en Casafranca - durante medio año y la otra mitad en Barcelona - que tienen gran amistad con una amiga peregrina de Barcelona, Asun. Tendré la oportunidad de saludarles, ya que pasaré prácticamente delante de “su casa”. Los dos colaboran activamente en la Asociación que preside el padre Blas en Fuenterrobles, alma mater del albergue de peregrinos y párroco de varios pueblos de la sierra.

Veo al Padre Blas y me acerco a saludarle, le recuerdo que nos vimos brevemente hace un par de meses en la manifestación contra la refinería de petróleo, unos cientos de kilómetros más al sur, igualmente en plena Vía de la Plata, en los Santos de Maimona.

Le digo que estoy esperando al matrimonio de Casafranca pero que me gustaría poder hablar un poco con él.

Dice que tiene misa en el pueblo vecino de Los Santos, e invita al que quiera acudir. Liberte y yo nos subimos al coche del cura que conduce a toda velocidad, llegamos hasta la iglesia que nos impacta por lo grandiosa y bonita, con una gran torre.

Liberte está con la boca abierta, esa iglesia le ha cautivado con su retablo de madera oscura en contraste con sus blancas paredes.

El Padre celebra una misa de difuntos por una persona joven del pueblo que ha muerto días atrás en accidente laboral. Al final de la ceremonia hemos quedado con el cura a la salida junto a su coche. Todo el mundo se acerca a saludarle, se nota que este sacerdote es una persona cercana y muy humana, no solo tiene gran carisma entre los peregrinos, sino con todos los feligreses.

Ya de vuelta en el albergue parroquial saludo a los conocidos a la entrada bajo los pórticos de madera. Pronto aparece el matrimonio y nos damos un fuerte abrazo, nos conocemos de varias cenas y encuentros de peregrinos de Barcelona. La verdad es que tenía ilusión por verles, ambos son grandes amantes del Camino desde hace años.

El pueblo donde viven apenas a un par de kilómetros de Fuenterroble, es pequeño y como ellos disponen de la llave me enseñan la iglesia que por dentro está pintada en colores pastel. Parece que el alcalde no está motivado a emplear fondos para restaurarla. De la parroquia de este pueblo, Casafranca, también se ocupa el padre Blas, al igual que de Los Santos y Fuenterroble de Salvatierra.

El matrimonio, tiene una casa acogedora, espaciosa, repleta de recuerdos familiares que cuenta con todas las comodidades, no es de extrañar que quieran pasar el máximo de tiempo aquí, en la sierra. A pocos metros del camino, a pocos kilómetros de Guijuelo y de su jamón... Muy buen lugar en definitiva para disfrutar del descanso y de la vida tranquila.

Me proponen una merienda cena de esas que son para recordar. Lástima que por mi cansancio no haya podido disfrutarla más. Tengo algo de cojera y mis deditos pequeñines no dejan de quejarse, todavía no he tenido tiempo para dedicarles atención.

Atención, digo, máxima atención es la que tienen todos los lugareños del bar restaurante por jugarse el clásico Barça - Madrid. En esos momentos me encuentro lejos de esa tensión, en otras circunstancias hubiese puesto todo mi interés, pero no ocurre ahora en absoluto. Es del todo evidente que me encuentro en otra dimensión.

La señora del restaurante me ha preparado un bocadillo enorme para el día siguiente. Un jamón de los mejores que he probado en mi vida.

Sigue siendo casi una constante en este Camino de la Plata, continúa sin haber nada de nada, ni para comprar ni poder comer nada en los próximos treinta kilómetros hasta San Pedro de Rozados.

Me despido de mis anfitriones con todo cariño, han sido encantadores invitándome a cenar. Haré todo lo posible para verles otra vez cuando vayan a Barcelona.

La insoportable levedad del ser… peregrino

Hablaré durante casi dos horas con el Padre Blas, de lo humano, de lo divino. Del sentido de nuestra vida, de sentimientos profundos, de nuestros ideales quizás perdidos, de la importancia o no de Caminar…. De la insoportable levedad de ser peregrino. De cómo hay que dar Gracias a Dios por sentirle cerca o por sentirnos en ocasiones perdidos o confundidos. Fue una gran oportunidad el charlar con él, compartir su generosa conversación.

Hace rato que el hospitalero anda gritando al cura:

- La cenaaaaaa. Está de mal humor porque ha perdido el Madrid y por goleada. Menudo carácter!!!.

Termino de comer una naranja mientras ellos apuran la ensalada, me retiro cansada a dormir, les doy las buenas noches y me despido de ambos agradeciendo su acogida en Fuenterrobles, donde los peregrinos siempre son bien recibidos.

Mientras, según me contaron al día siguiente, el bloque peregrino de la ONU, se encuentra en el bar del pueblo en animada cena y viendo el partido de fútbol, con el resultado memorable de 2 - 6 a favor del Fútbol Club Barcelona por lo que se irán a dormir pasada pero bien pasada la medianoche. Apenas les oí cuando llegaron, estaba dormida desde hacía un buen rato.

Por la mañana me despierto muy temprano, aún no ha amanecido. Bajo la tenue luz de la insuficiente bombilla de 60 W, intento curar y proteger mis rozaduras, ayer no encontré el momento para hacerlo, en especial las de los dedos meñiques chiquitines hechos unos descarnados golgajos en la parte que sirve de almohadilla de la planta plantar exactamente. Mis pobretes dedines están que dan pena verles, en que cruel maltratadora de meñiquitos estoy convirtiéndome. Pensaba que las ampollas las capeaba como una sufrida costumbre y ahora, a la vista de la escabechina, he pasado al despellejamiento directamente y sin contemplaciones.

La pareja de gabachitos me caen cada día mejor (me alegra haber cambiado radicalmente de opinión hacia los de su nacionalidad, y ha sido gracias a ellos dos), junto a Liberte, desayunamos hablando sobre los días pasados y nuestras impresiones, por lo que empezamos a caminar juntos. El resto me parece que lo harán más tarde.

A estos dos franceses los vi. Por vez primera, parece ya tan lejano… junto a las excavaciones arqueológicas de Aldea de Cano, poco después almorzando en el mismo pueblo que queda algo fuera de la ruta donde ellos finalizaron el día.

Estos dos galos tienen una peculiar forma de andar, lo hacen del tirón. Es decir, comienzan el día y no paran para nada en absoluto, comen y beben en movimiento hasta que acaban la etapa y descansan.

A mi como que no me llama, ni me interesa,” rien de rien” esa forma de desplazar mis huesos. El andar en el día día sin detenerse a descansar, echarse a dormir un rato bajo una encina, el poder disfrutar del cielo de una dehesa, o el sonido de un arroyo mientras te refrescas los pies. Sinceramente, no entiendo que alguien quiera prescindir de todos esos adorables momentos.

Está más claro que nunca, que cada peregrino anda y vive su propio camino, motivo por el cual hay que planteárselo como una experiencia personal, y que se vive en total plenitud haciéndolo solo, aunque a la vez lo hagamos acompañados en muchos momentos.

Liberté, es una mujer especial, en el día de hoy me hará confesiones sorprendentes. Es una persona con la que he congeniado en seguida, pero al igual que los nórdicos, mantiene mucho su carácter reservado. Para mi es perfecta, me llevo muy bien con ella, es respetuosa y con un sentido del humor fantástico.

Echamos buenas risas en muchos momentos; como cuando la alemana paseaba a diario su “carrito” de marras buscando un hueco por todos los rincones de los albergues.

A su marido le llamábamos Arnold Swazzeneger, aunque su nombre era Willy, incluso era más cachas que el gobernador de California en sus buenos tiempos de “Conan el Bárvaro” a dieta de anabolizantes.

El cachondeo venía por que arrastraban un carrito (en lugar de mochilas )que a ellos les parecía de lo más “cool”, sin embargo para el resto nos resultaba poco menos que ridículo, pues los dos estaban en plena forma y con todas las facultades físicas, sin lesiones en la espalda ni nada parecido.

A ella le gustaba a diario exhibir su anatomía – que por otro lado no era nada del otro mundo - en las habitaciones de los albergues andaba casi siempre en bragas y sujetador, sin que le importase por lo visto a su marido. En consecuencia, a nosotras nos daba la risa tonta, por la razón de tenerla ya más que vista en paños menores día tras día, además siempre con las mismas bragas cutres y sujetador old fashion (pasado de moda), demodé, del estilo que usaba mi abuela. En fin, que teníamos ganas de hacer un poco de cachondeo cuando estábamos en el albergue de aquí o de allá, con ganas de coña, bromeando un poco al finalizar el día.

Caminando tranquilamente llegaremos en más o menos cuatro horas al Pico de la Dueña, unos lo sitúan a catorce y otros a diez y seis kilómetros. Punto de máxima altura de todo el Camino Platero. En mi opinión sobran los molinos eólicos que aunque producen energía limpia, matan anualmente centenares de aves que perecen atraídas por sus aspas, además de resultar a la vista monstruosos, Por desgracia el camino, los caminos , están plagado de esos gigantes sonoros zumba que te zumba.

El Pico, está a 1150 metros de altura y continuaremos en subida un poco más.

Aunque es un lugar especial para el peregrino por su iconografía jacobea, con una cruz que subió el Padre Blas junto a otros peregrinos, no siento nada extraordinario, quizás mis niveles de sensibilidad y percepción sensorial estén en ese momento algo adormecidos o fuesen consecuencia de las ironías británicas de unos ingleses que escuchaba en ese momento.

Proseguimos la marcha, la holandesa y yo paremos pronto a comer, dando buena cuenta del bocadillo que me prepararon ayer en el restaurante y que está delicioso. Lo compartiré con ella ya que es enorme, de su parte recibo del intercambio, media lata de berberechos, queso y chorizo. Ah, y dos apósitos compeed que no he conseguido comprar los días atrás por ser fin de semana y que me ofrece la holandesa que tiene la piel curtida como un lagarto, a la que jamás, según dice, le ha salido una ampolla.

Se ha recorrido medio mundo haciendo trekking, senderismo, caminatas, Camino y sabe que su piel no le va a dar problemas.

La distancia de hoy es de treinta kilómetros o quizás un poco menos. Andaremos de bajada por una senda paralela y que se junta en la carretera.

Nos han dicho que en el cortijo de los Mendigos, junto al arroyo del mismo nombre atienden bien a los peregrinos que piden agua, pero no lo intentamos, si no hay necesidad, no creo que haya que molestar a nadie. El cortijo de esta venta o finca y otro que pasamos un poco antes tienen aspecto de pertenecer a potentados, no a gentes que trabajan la tierra.

Los dos miliarios incompletos no llego a verlos, el cansancio hace mella y le digo a Liberte que me echaré una pequeña siesta, que si quiere que continúe ella hacia delante sin mi. Quiere acompañarme y nos estiramos bajo unas sombras durante media hora.

La holandesa se ha visto inmersa en las buenas costumbres de nuestro país, le encanta el tinto de verano, el chorizo, además ha descubierto las bondades de una buena siesta a tiempo.

Es una sensación que añoro, estás cansado, pues vas tranquilamente y te tumbas allá donde estés y a descansar un ratito. Lo mismo ocurre cuando tengo ganas de hacer pipi, me encanta hacerlo en el campo, ya no me obsesiona que me vean o no, además los peregrinos casi siempre andamos por unos parajes... por donde no pasa ni el gato.

El spring final del día es por arcén, (decir spring, es quizás decir mucho, ya que iba a paso de tortugueta), de ahí la ironía... a continuación por senda de tierra hasta adentrarnos en el pueblo a media tarde.

Bajo un árbol a la sombra nos espera uno de los dos franceses, el más mayor. Pobre hombre, estaba preocupado por nuestra tardanza, que tampoco era tal.

Cuando llegaron, después de ducharse y cambiarse fue hacia la entrada del pueblo a esperarnos. Son apenas las cuatro de la tarde y para treinta kilómetros no ha sido un caminar lento, con siesta incluida, pero se encontraba preocupado, según nos dijo.

Le agradecemos el detalle diciendo que luego le invitaremos a un vino por ser tan gentil. Es un buen hombre en el sentido total de la palabra, que no es decir poco. Ha sido algunos años alcalde de donde vive, en el Finisterre francés.

San Pedro de Rozados, su curioso nombre según dice la tradición, parece que hace mención a los antiguos caminantes que llegaban llagados o “rozados”, increíble pero cierto, por lo que a mi en concreto, me viene que ni al pelo….Rozados.

El albergue es mono pero demasiado pequeño, la cocina, el baño, el espacio en general. Las habitaciones están bien, disponen de una litera y camas individuales en dos habitaciones donde oímos a los británicos, pesimistas crónicos irónicos., en definitiva personas de otra cultura, que siguen en su ambiente como si estuviesen en Gran Bretaña, sin más.

Segunda siesta del día, en la que no se si llego a roncar, pero puedo afirmar y afirmo, que el resto de los peregrinos durmientes de la habitación, si lo hace.

Hago la colada, cuelgo la ropa al sol y recibo un par de llamadas amigas. Una es de la pareja de Casafranca interesándose como me ha ido el día y la otra de mis amigos de Barcelona. Pronto hará diez años que “descubrimos” el Camino juntos.

- Nena, “mis pies están fastidiaditos, cansada pero contenta y mañana como nueva”, informo en plan telegráfico.

Maria Jesús avisa:

-” Hoy es día 3 de mayo, cuídate, que en nada, en cuanto vuelvas no vamos a andar por San Juan de la Peña, Santa Cruz de la Serós, Jaca y tienes que estar bien”.

En San Pedro de Rozados, hay un centro rural turístico especial para grupos y ciclistas que no atiende muy bien a los que dormimos en el albergue, según nos dicen y que podremos comprobar en seguida. Creo que está de más meterse en esos rollos... Hay que prescindir de esas guerras que no son las nuestras… bastante tenemos con arrastrar nuestros doloridos cuerpos por los arcenes en este camino tan duro!!!

Lo que interesa es que nos den de cenar y si es posible desayunar por la mañana, será más que suficiente.

Hacemos tiempo en tertulia hasta que sea la hora de la cena. Los franceses solo hablan su idioma, en francés. Están muy limitados por ese motivo con el resto. Intento soltarme un poco para poder seguir las conversaciones medianamente bien, son tipos cultos que hablan de economía, ecología, política, películas de cine etc. y has de esforzarte, ya que ellos no lo hacen. Liberte también es capaz de hablar francés, algo mejor que yo y más suelta.

Que quede claro que a mi no me importa, no creo que eso sea rebajarte esforzándote tú si ellos no son capaces, al contrario, es demostrar que eres ancho de miras.

En estos días casualmente se encuentra de visita de estado en España el presidente francés Sarkozy y su guapísima esposa Carla Bruni, pero ninguno de nosotros está al corriente. Andamos en otra galaxia.

Sentados en diferentes mesas, hay bastantes peregrinos para cenar. Somos más o menos los que hemos ido coincidiendo, algunos habrán alargado el día hasta Morille, es posible que sea mejor elección que este albergue del pueblo, “el miliario”, quizás sea demasiado básico para lo que cobran. Pero si ya resultó largo y duro caminar en el día de hoy … no hay necesidad en prolongarlo una hora más!.

Por San Pedro de Rozados las calles son complicadas de seguir para regresar al albergue, mi andar tambaleante aconseja que esta noche duerma el máximo de horas y descanse lo necesario. Aunque en realidad no he de preocuparme…. Acabaré en Salamanca tal como pensaba y en el día planeado. Tengo el billete de avión comprado desde hace tres meses y ha cuadrado para el día de regreso.

El resto del trazado desde Salamanca continuando la calzada romana siguiendo la vía de la Plata hasta Astorga ya lo conozco, lo anduve hace un par de años con mi amiga Celia, y la otra variante por el Camino Sanabrés también.

De modo que si no estoy en buenas condiciones para mañana, me lo tomaré con calma, aunque confío en mi poder de recuperación. Aunque ahora sienta algo parecido a que me hubiese arrollado una apisonadora, confío en que si consigo descansar bien, me levantaré fresca como una rosa. Suelo recuperarme pronto.

Salmantice

Hemos decidido levantarnos tranquilamente, con la calma de llegar sin prisas. La distancia de hoy hasta Salamanca además es corta, de veinticinco km.

Con un poco de suerte nos den de desayunar en el centro rural donde cenamos ayer ya que había un grupo numeroso de ciclistas y a éstos tienen un poco la obligación de ofrecerles desayuno.

Tomo un café con leche muy bueno. La magdalena que me ofrecen la rechazo, prefiero comer algo de queso y jamón y no tendré que cargar con ello. Los de la cafetería no resultan tan ogros como nos han dicho, aunque es evidente la diferencia de trato y súper amabilidad que les dan a los deportistas con mallas y marcando cuerpo que a nosotras que andamos con esas pintas peregrinas, cara quemada, calcetines mojados colgando de la mochila... Liberté y yo bromeamos sobre ello, está claro que los que visten con licra y marcando por delante y por detrás reciben más conversación y simpatía que nosotras, y gracias ¡!!! Ya que nos dan los buenos días a la salida.

En poco tiempo cruzamos las casas de Morille donde según nos han dicho hay un buen albergue. En el bar la señora encargada está limpiando los servicios con abundante lejía, lo que me irrita mucho los ojos. Es muy campechana y se nota que le va cantidad el ambiente peregrino. Nos tomamos otros dos cafés tamaño gigante, energía suficiente para llegar hasta Salamanca.

Atravesamos caminitos con dehesas a ambos lados lo que se torna en un paseo agradable, abrimos unas cancelas, lo que nos hace recordar tantos tramos andados por los que tuvimos que hacerlo así, cerrando puertas metálicas de variadas formas y colores.

Nada hace pensar, que en ese momento de confesiones en tono relajado, escuchando atenta como mi compañera me iba relatando sus tres matrimonios o relaciones de pareja, aunque en la actualidad es viuda.

De repente un hombre baja de un coche todo terreno, vistiendo en tonos verde caqui las ropas que utilizan en el ambiente rural los encargados de las fincas ganaderas, se acerca hacia donde nos encontramos andando y nos advierte con cierto nerviosismo que en cinco minutos o menos nos apartemos de la senda, pues la manada está llegando ya mismo y resultan peligrosos.

Coñeeeee ¡!!!! Menuda movida. En apenas tres minutos la marabunta con cuatro patas la tenemos corriendo hacia nosotros por lo que nos parapetemos detrás del jeep mientras observamos el espectáculo del todo imprevisto.

Han llegado en manada a toda velocidad, sin entender nada sobre ganadería brava, diría que en plan descontrolado, ya que con sus saltos y tropezando con las patas arrancaron varios puntos de las alambradas. Saltaban unas encima de otras mientras desviaban su recorrido hacia unas fincas a nuestra izquierda.

Levantaron una gran polvareda y aunque todo aquello pudiese recordarnos a un película de vaqueros, nooo, era real y estaba sucediendo a escasos metros de donde nos encontrábamos dos peregrinas algo amedrentadas con los ojos abiertos como platos.

- “Las vacas son bastante peores que los toros”, advirtió el capataz.

Pasaron rápidas y veloces y pudimos ver incluso a alguna vaca joven descarriada de sus hermanos de ganadería, se podría decir que se trataba de una “vaca loca”, con prisas y ganas de desmarcarse del centenar que galopaban a través del campo o a campo través, como se prefiera, queriendo prescindir del grupo.

Respiramos aliviadas después del encontronazo del todo inesperado. No suelo ser miedosa con los animales, pero no recuerdo haber vivido una situación parecida, la verdad es que dio respeto. Tal fue la sorpresa por parte de las dos, que no pensamos en tomar fotografías, lo primero fue ponerse a salvo y evitar el peligro.

De vuelta a la calma y al sosiego que proporciona el Camino, cualquier cosa que nos pueda pasar a partir de ahora, no nos despeinará ni un pelo de la cabeza, ni sorprenderá, será peccata minuta.

Nos encontramos a un pequeño grupo que no recuerdo haber visto, juntándonos en un pequeño montículo, como para hacer piña, mientras alguien tira alguna foto. Proseguimos en dirección al tramo final y viendo carreteras sobre nuestras cabezas, indica a las claras que llegamos de pleno a la civilización.

A través de casas unifamiliares y de nueva construcción te adentras en la ciudad por unas zonas ajardinadas. Decido quitarme las botas y continuaré con los zuecos de caucho.

En otra ocasión he salido andando dejando la ciudad de Salamanca, pero esta será mi primera vez que lo haga entrando hacia ella, lo haré atravesando el río Tormes a través del Puente Romano, algo me dice que será una sensación bonita.

La referencia buena para dar con la entrada es la gasolinera, intuyendo que estamos llegando, me preparo, para dar por finalizada mi andadura.

Todavía a los pies de esta monumental ciudad que es patrimonio de la Humanidad, ciudad universitaria, cultural, histórica, clásica y castellana.

Puente Romano sobre el río Tormes, puerta de entrada a la antigua Salmantice romana, construido el siglo I después de Cristo, de sus veintiséis arcos romanos parece que solo son los originales los quince que tocan a la ciudad histórica.

A partir de ahora las vieiras insertadas en el suelo a través de sus calles te llevan fácilmente al casco histórico, las dos Catedrales, la plaza Mayor, la Casa de las Conchas y numerosos conventos y centros culturales.

El albergue no puede estar mejor situado, junto a los jardines de Calixto y Melibea, en un entorno precioso junto a la Catedral. Como inconveniente, su horario y la forma en que es llevado. No me gustó hace dos años ni me ha entusiasmado ahora. Por lo que hay que plantearse a veces en ciudades con tantas posibilidades, buscar un alojamiento cercano al centro histórico que sea más compatible con poder ir a cenar sin prisa y no estar tan condicionado a llegar a las diez, o sino te quedabas en la calle. Lo dicen tantas veces que lo que era advertencia sonaba a amenaza. Tomaré nota por si volviese de nuevo en otra ocasión, tal como cuentan, han hecho varios de mis compañeros de Camino, como Martine (desde Cáceres le habíamos perdido la pista, ha estado turisteando por Plasencia, Hervás), los dos hombres franceses y alguno más que han optado por pensiones.

Otra pega es que abre tarde, a las cuatro y realmente puede hacerse un poco larga la espera, a no ser que te de el ímpetu del turista, ir de aquí para allá, quieras callejear sin ducharte si llegas cansado desde San pedro de Rozados, o más cerca, desde Morille.

La otra mujer con la que compartimos habitación nos dice sin disimulos que los pasados días va cogiendo autobús, lo que me pone de mal humor.

No me parece justo, esa falta de respeto al Camino y encima que nos lo pase por la cara. Con razón se largó, mientras esperábamos a que abriesen durante una hora a tomar fotos de todos los ángulos de la ciudad y nosotros le guardábamos la mochila a la señora. Ahora lo entiendo, estaba fresca como una rosa y su aspecto no podía ser más saludable!

Me está cogiendo algo de mal rollo en este albergue, he de situarme, tranquilizarme y prescindir de lo que no es importante.

Está dicho desde siempre que NO hemos de juzgar a los demás, NO hay que juzgar, aunque es difícil no caer en eso.

El hospitalero plasta y la peregrina tramposa, pero NO, NO hay que juzgar, pero que alguien me diga como se consigue no hacerlo. Una opción quizás sea repetirlo como un mantra.

Otro mantra.

Es agradable dejarse llevar escuchando las inconfundibles notas del concierto de Aranjuez a guitarra. Debe de estar tocando a escasos metros un músico callejero en los jardines de Calixto y Melibea y convirtiendo sus acordes en un maravilloso bálsamo.

Siento un deseo sincero de acercamiento con esta ciudad.

Después del callejeo por sus calles, las visitas obligadas que merece, el respirar ese aire estudiantil internacional, la belleza de sus monumentos, el barroquismo de la Plaza Mayor…Me viene a la cabeza que hace un par de años en verano, comencé desde aquí mismo en Salmantice hasta Astorga.

La calzada romana como continuación con más sentido, en cuanto al trazado (siguiendo la vía romana) del Camino y que apenas la gente escoge. Parece que tiene más tirón entre los peregrinos desviarse hacia el noroeste y a través del Camino Sanabrés por Puebla de Sanabria. De cualquier modo, en Granja de Moreruela, junto a la iglesia está pintada a brochazo la bifurcación y se tiene ocasión de elegir, cualquier variante es buena.

A partir de aquí en Salamanca le bautizaron con el nombre del obispo Fonseca, como “Camino Fonseca”. También es llamado Camino Sanabrés, Camino Mozárabe, Camiño Verea Vella.

Multitud de nombres para un mismo Camino, Camino de Santiago.

En este Caminar sin Tiempo, respirar concentrándote en el momento presente, en la sorprendente sencillez de cada paso, el vivir tu andadura contigo mismo en armonía aprendiendo en el día a día y que siempre resultará diferente.

Es dificultoso, por lo tanto gratificante e inolvidable, en el que a menudo sobran las palabras dando paso a los sentimientos profundos.

En Salamanca doy por finalizado mi Camino de la Plata.

Ahora satisfecha y sonriente: La Plata ha tomado su auténtico color para mí.

 

MMIX a orillas del Mare Nostrum, Imperial Tarracus, Sofia