Etapa 1J: Jaén - Martos | Al Loro

Distancia: 
21,0 km
Duración: 
5 h 30 min
Dificultad: 
2
Paisaje: 
2

En los últimos años varios peregrinos han fallecido por golpe de calor. No recomendamos hacer este camino entre junio y septiembre, puesto que las temperaturas, especialmente en Andalucía y Extremadura, superan con mucha facilidad los 35 °C y, de forma cada vez más frecuente debido al calentamiento global, los 40 °C, alcanzando incluso los 43 o 44 °C algunos días, así como temperaturas nocturnas de casi 30 °C que dificultan enormemente el descanso.

Este ramal del Camino Mozárabe comienza en Jaén, ante la Catedral de la Asunción; en el pavimento de la plaza, frente a una de las puertas de la verja de la catedral, hay una baldosa alusiva que nos dirige a la calle Maestra; a partir de allí deberemos seguir los azulejos con flechas que nos conducirán a lo largo del casco histórico de la ciudad. Disponéis del itinerario, calle a calle, en la pestaña Recorrido y también en nuestra app Gronze Maps.

La catedral se levanta sobre la antigua mezquita mayor, construida por Abderramán II en el siglo IX; esta cambiaría de culto a partir de 1246 cuando el rey Fernando III ocupó la ciudad de Jaén (cuyo nombre es la castellanización de Yayyan). La calle Maestra, donde arranca nuestra ruta, corresponde al trazado original de la Aurgi romana, en concreto al decumanus o vía principal.

En la catedral se custodia el Santo Rostro o paño de la Verónica, lienzo al que se atribuyen propiedades milagrosas donde —según la tradición— quedó plasmada la cara de Jesucristo después de secar con él su sudor. La reliquia, que llegó a Jaén en la segunda mitad del siglo XIV, se expone cada viernes en el Camarín de Jesús, una de las capillas del templo, donde es venerada por los fieles.

Los baños árabes, del siglo XI, están ubicados en los sótanos del palacio de Villardompardo; no dejéis de subir a su terraza, probablemente el mejor mirador de la ciudad. La visita es gratuita, e incluye el museo de Arte y Costumbres Populares y el de Arte Naïf.

El camino pasa ante el raudal de La Magdalena, manantial que ha suministrado agua a la ciudad desde época romana y que dio pie a la conocida leyenda del Lagarto de Jaén, pues según la fábula era aquí donde este terrible monstruo tenía su guarida. Justo enfrente tenemos la iglesia de la Magdalena y su precioso patio lateral, con arcos de herradura y un estanque, que formaban parte de una antigua mezquita.

Os recomendamos probar el ajilimójili, una salsa vinagreta típica de Jaén a base de ajos, aceite, pimientos asados, patata cocida, vinagre, sal y un punto de comino, perfecta para acompañar carnes y pescados a la brasa; también se suele servir como aperitivo, con rebanadas de pan tostado.

Tanto en la capital como en la zona de Cazorla es muy típico el rin-ran, plato de origen humilde a base de bacalao desmigado, patata, cebolleta, pimientos choriceros y un par de dientes de ajo, todo ello bien aliñado con aceite virgen extra, y que suele decorarse con trozos de huevo duro y aceitunas moradas.

Torredelcampo y Martos son localidades grandes, que cuentan con todos los servicios; ambas están comunicadas con Jaén mediante una línea de autobuses, con frecuencia de uno cada hora. En el pueblo de Jamilena disponemos de tiendas, farmacia y un par de bares.

La etapa, a pesar de presentar varios repechos de consideración, es apta para las bicis, pues discurre por caminos anchos de tierra combinados con tramos por asfalto. Aunque no corresponda al trazado oficial, algunos bicigrinos prefieren seguir la Vía Verde del Aceite, carril cicloturista que sale de Jaén, bordeando Torredelcampo y Martos, y por el cual pueden llegar en una sola jornada a Baena sin pasar por Alcaudete (serían 72 km en total, en un recorrido sin apenas desniveles).

La villa recibe el sobrenombre de la ciudad de la Peña, por estar situada en las faldas de un cerro escarpado, en cuya cumbre se hallan los restos del castillo y sus murallas. También ha hecho fortuna la expresión «Martos, cuna del olivar», puesto que es el municipio con mayor producción de aceite de España y, probablemente, del mundo, destacando su propia variedad de aceituna, la marteña.

La escritora Almudena Grandes (Madrid, 1960-2021) inmortalizó las localidades de Martos y Fuensanta de Martos en su gran novela «El lector de Julio Verne», que recrea la infancia del hijo de un guardia civil durante la década de 1940, cuando en estos montes de la Sierra Sur de Jaén se escondían maquis, grupos armados de guerrilleros que resistían contra el régimen franquista.

Son muchos los postres que se siguen preparando en casa, como los roscos de anís, las torrijas de leche y las torrijas de vino. En el convento de las monjas Trinitarias (calle Real de San Fernando, 3) podéis adquirir un sinfín de dulces, desde nevaditos, polvorones o mantecados hasta tartas, milhojas, bollos suizos y roscones, algunos de ellos por encargo; en el zaguán de entrada hay un panel donde aparecen más de 50 especialidades, todas con su foto y su precio: no recordábamos tanta variedad ni en las pastelerías mejor surtidas.